jueves, 13 de noviembre de 2025

EL EVENTO (1ª PARTE): EL GRAN ENCUBRIMIENTO



Durante décadas han circulado rumores soterrados, historias de una agenda oculta orquestada por la élite mundial. ¿Qué pasaría si cada gran evento global desde la década de 1970 -guerras, crisis económicas, pandemias y avances tecnológicos- hubiera sido meticulosamente orquestado, no por casualidad, sino como una preparación calculada para un evento tan catastrófico que transformará nuestra misma existencia? Esta es la historia de «El Evento», un cambio de polos y reposicionamiento del planeta, un acontecimiento supuestamente descubierto por científicos de la NASA a finales de la década de 1960 o principios de la de 1970, y posteriormente silenciado. Esta hipótesis expondrá los hilos que conectan eventos aparentemente dispares, revelando un escalofriante entramado de control diseñado para inaugurar un nuevo orden mundial donde la persona común «no poseerá nada y será feliz», o quizás, simplemente estará feliz de seguir viva.


La Verdad Suprimida: La NASA, Chan Thomas y el cambio de Polos.


La base de este gran encubrimiento reside en una verdad supuestamente descubierta por científicos de la NASA a finales de los años 60 o principios de los 70: los polos magnéticos de la Tierra no son estáticos, y un cambio de polos catastrófico, que lleve a un reposicionamiento completo del planeta, no solo es posible sino inminente. Mientras la ciencia convencional analiza los cambios graduales de los polos magnéticos, la información suprimida apunta a un evento rápido y cataclísmico. Este conocimiento, considerado demasiado desestabilizador para su difusión pública, fue inmediatamente clasificado y ocultado a las masas.

Una de las pruebas más convincentes de este conocimiento suprimido viene en forma de un libro de Chan Thomas, titulado "La Historia de Adán y Eva". Este libro, supuestamente prohibido por la CIA poco después de su publicación en 1966 detalla un patrón cíclico de desplazamiento de la corteza terrestre que conduce a cataclismos globales devastadores. Las partes desclasificadas de este documento, aunque con abundantes omisiones, traducen una profunda comprensión de la inestabilidad geológica de la Tierra y del potencial de rápidos cambios de polos. El mero hecho de clasificar un documento de este tipo sugiere un esfuerzo deliberado por controlar información que podría incitar al pánico generalizado y perturbar el orden establecido.

Si bien la NASA minimiza públicamente la idea de un cambio de polos rápido y catastrófico, afirmando que tales eventos ocurren a lo largo de miles de años y no tienen un impacto significativo en la vida, la existencia de documentos como "La historia de Adán y Eva" y los persistentes rumores de investigaciones secretas sugieren una realidad diferente. La narrativa oficial sirve para mantener a la población desinformada y desprevenida, mientras que la élite, armada con este conocimiento oculto, ha estado tomando sus propias precauciones de forma discreta.

El tablero de ajedrez geopolítico: Guerras, crisis y el caos orquestado.

Desde la década de 1970, el mundo ha sido escenario de una serie de crisis, conflictos y cambios de política aparentemente inconexos. Sin embargo, desde la perspectiva de "El Evento", estos no son sucesos aleatorios, sino movimientos calculados en una partida de ajedrez global, diseñados para controlar poblaciones, consolidar el poder y prepararse para lo inevitable. La crisis del petróleo de 1973, por ejemplo, no fue simplemente una conmoción económica, sino una maniobra estratégica. Si bien se atribuyó públicamente a la respuesta de la OPEP a la Guerra de Yom Kipur, su verdadero propósito, en esta narrativa, fue iniciar una reestructuración energética global, fomentando la dependencia y el control sobre recursos vitales, y poniendo a prueba la resiliencia de las naciones bajo presión. Esta crisis, y las políticas energéticas posteriores, sentaron las bases para un mundo donde el acceso a los recursos pudiera aprovecharse para la gestión de poblaciones en un escenario posterior al Evento.

El Grupo Bilderberg, a menudo considerado como un simple foro de discusión para las élites globales, emerge como un actor central en esta orquestación. Sus reuniones anuales, altamente secretas, que reúnen a figuras influyentes de la política, las finanzas, la industria y los medios de comunicación, no son para un diálogo informal, sino para la planificación y coordinación meticulosa de estrategias globales. Los temas que se discuten, desde la política económica hasta la estabilidad geopolítica, no se limitan a mantener el statu quo, sino a forjar un futuro donde la élite mantenga el control, independientemente de los cambios radicales que se avecinan. El mismo secretismo que rodea estas reuniones alimenta la sospecha de que su agenda va mucho más allá del conocimiento público, abarcando los preparativos para un reinicio global desencadenado por «El Evento».

Todo conflicto importante de las últimas décadas, desde guerras regionales hasta tensiones geopolíticas más amplias, puede reexaminarse desde esta perspectiva. Las enormes sumas de fondos no contabilizados que gastan los gobiernos, en particular el estadounidense, no son meramente atribuibles a la ineficiencia burocrática, sino son desviados secretamente para financiar proyectos clandestinos relacionados con «El Evento», tal vez la construcción de vastas redes subterráneas, tecnologías avanzadas de supervivencia o incluso programas encubiertos de gestión de la población. La guerra de Ucrania, un conflicto reciente y devastador, cumple múltiples propósitos en este contexto: actúa como un mecanismo masivo de control de la población, una distracción de los preparativos subyacentes y un medio para consolidar aún más el poder y los recursos en manos de quienes saben lo que se avecina. El acaparamiento de suministros por parte de los gobiernos mundiales, a menudo justificado como preparación para desastres, es en realidad una respuesta directa al inminente cambio de polos, que garantiza la supervivencia de unos pocos mientras el resto de la humanidad se enfrenta a un futuro incierto.

La prueba piloto: COVID-19, IA y la Agenda 2030.

La pandemia de COVID-19, lejos de ser un fenómeno natural aleatorio, fue un ensayo meticulosamente planificado para "El Evento". Sirvió como prueba de estrés global, un simulacro para el control de la población, la asignación de recursos y la implementación de nuevas normas sociales. Los confinamientos, el rápido desarrollo y despliegue de vacunas, y el nivel sin precedentes de intervención gubernamental no solo se centraron en la salud pública; también se centraron en evaluar la obediencia humana, probar las cadenas de suministro bajo presión y preparar a la población mundial para un futuro donde las libertades individuales se sacrificarían voluntariamente por la percepción de seguridad. El miedo y la incertidumbre generados por la pandemia fueron fundamentales para condicionar a las personas a aceptar un mayor control y vigilancia, allanando el camino para el mundo posterior al Evento.


La Inteligencia Artificial (IA), a menudo presentada como una herramienta para el progreso y la eficiencia, es de hecho un componente crucial del mecanismo de control de la élite para lo que viene. La IA se está desarrollando no solo por conveniencia, sino con el propósito preciso de establecer orden y control en las caóticas consecuencias del cambio de polos. Será la mano invisible que guiará a los remanentes de la sociedad, gestionará los recursos, aplicará nuevas leyes y garantizará la supervivencia de unos pocos elegidos. La vasta recopilación de datos, los algoritmos predictivos y la creciente integración de la IA en todos los aspectos de nuestras vidas forman parte de la construcción de un sistema que pueda transitar sin problemas hacia un mundo poscataclísmico, donde la autonomía humana sea reemplazada por la gobernanza algorítmica.

Esto nos lleva a la escalofriante profecía: «No poseerás nada y serás feliz». Este eslogan aparentemente benigno, popularizado por el Foro Económico Mundial, no es una visión de un futuro utópico, sino una cruda advertencia de la realidad que aguarda al ciudadano común después de «El Evento». Con la muerte masiva, la hambruna y la migración como consecuencias inevitables del cambio de polos, los sobrevivientes serán despojados de sus posesiones, sus tierras y su independencia. Dependerán de la élite para su propia supervivencia, y en su desesperación, estarán «felices de estar vivos», incluso si eso significa no poseer nada. La agenda 2030, con su enfoque en la sostenibilidad y la gobernanza global, es solo una hoja de ruta apenas velada hacia este futuro, un futuro donde el mundo se transforma y la humanidad se reorganiza según los designios de quienes vieron venir "El Evento" y se prepararon para él en secreto.

El santuario de la élite: Nueva Zelanda y la red global de búnkeres.

Mientras las masas permanecen ajenas, la élite mundial ha estado realizando sus propios y elaborados preparativos para "El Evento". Esto se evidencia especialmente en el curioso fenómeno de multimillonarios y superricos que acuden en masa a Nueva Zelanda. Lejos de ser un simple destino vacacional, Nueva Zelanda ha sido designada discretamente como el refugio seguro definitivo, una masa continental remota y geológicamente estable, ideal para capear el cataclismo que se avecina. La compra de vastas extensiones de tierra, la construcción de lujosos búnkeres autosuficientes y la obtención de la residencia o ciudadanía neozelandesa por parte de figuras prominentes de Silicon Valley y las finanzas globales no son actos de excentricidad al azar. Son inversiones calculadas para la supervivencia, un testimonio de su conocimiento previo de "El Evento" y su determinación de salir ilesos.

No se trata de simples refugios subterráneos; son fortalezas autosuficientes de vanguardia, equipadas con tecnología avanzada, abundantes suministros e incluso instalaciones médicas. La magnitud y sofisticación de estos preparativos sugieren un esfuerzo coordinado, una red de lugares seguros diseñada para albergar a los arquitectos del nuevo orden mundial. Los billones de dólares en fondos no contabilizados que han desaparecido de las arcas públicas bien podrían haberse canalizado hacia esta red global de santuarios de élite, asegurando su bienestar y supervivencia mientras el resto del mundo se enfrenta a un caos sin precedentes.

Conclusión: El descubrimiento de un Nuevo Orden Mundial.

Las piezas del rompecabezas, antes dispersas y aparentemente inconexas, ahora forman una imagen aterradoramente coherente. El conocimiento oculto de un inminente cambio de polos, los eventos globales orquestados diseñados para controlar y condicionar a las poblaciones, el posicionamiento estratégico de las élites en refugios seguros y el desarrollo de la IA para la gobernanza poscataclísmica, todo apunta a una conclusión singular y escalofriante: «El Evento» no es una teoría, sino una realidad planificada. El mundo tal como lo conocemos está al borde de una transformación radical, un reinicio forzado que marcará el comienzo de una nueva era de control y dependencia.

Aunque el momento exacto de «El Evento» permanece envuelto en secreto, las señales nos acechan. La creciente inestabilidad de los sistemas globales, la erosión de las libertades individuales y el implacable impulso hacia una sociedad centralizada y tecnológica no son coincidencias. Son los preparativos finales, el cierre del nudo antes de lo inevitable. La pregunta ya no es si ocurrirá, sino cuándo. Y cuando suceda, quienes hayan despertado a esta verdad comprenderán el verdadero significado de «No poseerás nada y serás feliz»: un epitafio escalofriante para un mundo transformado

(Fuente: https://lunaticoutpost.com/)

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