miércoles, 17 de diciembre de 2025

JACOBO GRINBERG Y EL MISTERIOSO MUNDO CHAMÁNICO (8ª PARTE)




Volvemos a Jocobo Grinberg.

Tal como ya hemos indicado, fue en diciembre de 1994 cuando Grinberg desapareció de manera misteriosa. El investigador no acudió a citas que tenía antes de emprender un esperado viaje a Nepal, programado para el 14 de diciembre. Las sospechas comenzaron cuando su mujer, Teresa, llamó a uno de sus alumnos para encargarle que gestionase el laboratorio, algo que Grinberg jamás delegaría. Cuando Grinberg no regresó del Tíbet en la fecha prevista, aquellos que lo esperaban asumieron que habría extendido su estancia en los lejanos Himalaya. Sin embargo, cuando el retraso pasó de semanas a meses, personas cercanas al investigador comenzaron a preocuparse. Se hicieron llamadas a Nepal, a la embajada de la India, e incluso a una tía suya que vivía en Israel y a quien posiblemente pasaría a visitar en su camino hacia Nepal. Las pesquisas fueron inútiles, ya que no existía siquiera registro de que Grinberg o su esposa hubiesen dejado México.

En mayo de 1995 la familia y amigos, tras alertar a la policía e incluso contratar a investigadores privados, parecieron confirmar que la misteriosa desaparición de Grinberg era ya un hecho consumado. El año 1994 había sido uno especialmente turbulento en México. Comenzó con el levantamiento armado de un grupo de disidentes, denominado el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y continuó con una aplastante devaluación de la moneda nacional, así como con el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y otras figuras importantes del PRI. Sin embargo, para Grinberg 1994 había sido un buen periodo. Uno de sus estudios más importantes durante esta etapa consistió en registrar las ondas cerebrales de un chamán originario de Veracruz, entidad costera de México, en estado de trance. Sus hallazgos fueron presentados con gran éxito en un congreso internacional de neurociencias celebrado en Alemania. La dedicación y los buenos resultados que habían obtenido sus investigaciones le valieron recursos adicionales para continuar con nuevos estudios. Y, por si fuera poco, le anunciaban que su libro sobre la chamana Pachita sería traducido al inglés por una importante editorial.

Sobre la extraña desaparición de Grinberg poco dijeron los medios tradicionales. No dieron a este suceso la importancia que merecía, ya que un vanguardista científico mexicano dedicado a la investigación de asuntos que radicaban en los límites de lo racional había desaparecido, sin dejar rastro. En cambio, un nutrido grupo de partidarios de las teorías de la conspiración, así como admiradores de su trabajo, se sintieron profundamente impactados por este hecho. Por ello se han generado y difundido múltiples teorías que buscan explicar este misterio. El peculiar escenario que envolvió a la desaparición de Grinberg, propició una gran variedad de especulaciones. Uno de los personajes que más enrareció la desaparición de Grinberg fue su esposa Teresa. No solo debió ser ella la última persona en verlo, sino que se tiene registro de que incurrió en extrañas explicaciones para encubrir la ausencia de su marido a lo largo de diciembre, siendo el día 8 de ese mes el último día en que él tuvo contacto con alguien. Por un lado justificó la ausencia del científico diciendo que había ido a Campeche. Días antes, el 9 de diciembre, había canjeado un cheque de $1000 dólares y pidió al cuidador de su casa de campo, situada en el estado de Morelos, al sur de la capital mexicana, que no se presentara, pues Grinberg había ido a Guadalajara. El 24 de diciembre, Teresa, quien supuestamente habría de acompañar a Grinberg al Nepal, apareció en la casa de Morelos acompañada de otra mujer, y tras recoger utensilios de cocina, ropa y a su perro, se marchó. Cinco días después informó al casero a quien rentaban un departamento en la Ciudad de México que dejaría el inmueble, decisión que sorprendió a su arrendador, pues el contrato vencía el mes de marzo. Durante los cinco meses siguientes nadie supo del paradero de Teresa y no fue hasta mayo de 1995 que apareció en casa de una tía que vivía al sur de Tijuana. Ahí pasó dos semanas y luego también desapareció. Pasado un tiempo, su familia se enteró que Teresa estaba casada con Jacobo Grinberg, relación que ella jamás había anunciado a sus parientes más cercanos.

Las múltiples incongruencias y el extraño comportamiento de Teresa han provocado que sea señalada como responsable directa, o al menos como cómplice, de la desaparición del investigador. Pero por otro lado hay rumores señalando que la Policía Judicial del estado de Morelos encontró dos cadáveres que supuestamente correspondían a Teresa y a Jacobo, en estado de descomposición, pero que habían recibido dinero para ocultar el hallazgo. «[…] no tengo un cuerpo, no tengo sangre, no tengo un rastro. No sé. De ahí realmente es una cuestión de qué quieras creer. La evidencia muestra que la esposa está prófuga… que podría estar en los Estados Unidos. Supongo que hay algo ilícito en todo esto y que ella sabe algo al respecto. Si está muerto, vivo o secuestrado es otra cuestión«, afirma el comandante Padilla, quien estuvo a cargo de la investigación sobre la desaparición de Grinberg. Otra de las líneas de investigación o especulación señala la probable intervención de agencias de inteligencia estadounidenses (CIA-FBI) que, tras la negativa de Grinberg para colaborar voluntariamente con ellas, pudiesen haber optado por el rapto. Esto pudiese haber sucedido con la anuencia del gobierno mexicano. En este caso, la intención habría sido hacerse de la experiencia y la información que el investigador acumuló a lo largo de sus innumerables estudios para aprovecharla en beneficio de estos organismos, como la manipulación social y las psico-tecnologías orientadas a fines bélicos. De hecho hay quien especifica que fue secuestrado para colaborar a la fuerza en un proyecto que involucraba la creación de misiles dirigidos psíquicamente. También existen supuestos testimonios que afirman que el 7 de diciembre de 1994, el último día en que Grinberg fue visto, el investigador mexicano y su esposa fueron interceptados, cuando se dirigían de su casa hacia el laboratorio en la UNAM, por dos vehículos de los cuales bajaron varios hombres de raza caucásica y en pocos instantes raptaron a la pareja. Evidentemente esto contradice la información que se tiene sobre el hecho de que Teresa fue vista en más de una ocasión después de 7 de diciembre y que jamás mencionó nada al respecto.

Estos hombres podrían ser agentes estadounidenses, pero al mismo tiempo dan pauta a la teoría de la abducción extraterrestre. Sin duda esta versión puede parecer aún más extravagante, pero tampoco puede ser descartada. Es importante considerar que la información teórica y práctica que poseía Grinberg era codiciada por más de un grupo. Otra teoría involucra al antropólogo y brujo Carlos Castaneda. Según esta versión, Carlos Castaneda tuvo algo que ver con la desaparición del científico mexicano, al punto que incluso podría haberlo mandado matar o lo habría mantenido cautivo en una comunidad que Castaneda instaló en Los Ángeles. Evidentemente no hay pruebas de esto, pero es otro de los rumores que circulan. La relación entre Grinberg y Castaneda era complicada. Una vez Grinberg mostró su admiración por Castaneda, diciendo que había influenciado en su manera de pensar acerca del chamanismo. En 1991, Grinberg, su esposa y Tony Karam, fundador del centro budista Casa Tíbet en México, visitaron a Castaneda en Los Angeles, a invitación de este último. Ahí, dice Karam, Castaneda propuso que Grinberg dejara su laboratorio en la UNAM para irse a vivir en su comunidad. Pero Grinberg declinó la propuesta. Su relación se deterioró durante un viaje que Castaneda hizo a México dos años después. Los amigos y la familia de Grinberg lo recuerdan calificándolo de ególatra y más interesado en el poder que en la verdad. También recuerdan que Teresa, la esposa de Grinberg, quedó encandilada de Castaneda y su grupo. Los alumnos la recuerdan hablando de su amistad con Florinda Donner, una socia de Castaneda.

Según Karam, quien había tenido lazos con el grupo de Castaneda: «Es un mundo muy extraño. La gente que se mete en ese grupo tiende a cortar lazos con el resto del mundo. Nadie vuelve a saber de ellos nunca más. De todas maneras, he hablado de esto con ellos muchas veces, y me han dicho repetidamente que no saben nada al respecto. También parecen estar muy tristes al respecto. Padilla dice que no tiene evidencia de que Grinberg o su esposa estén con Castaneda: a través de un portavoz en la ciudad de México, Castaneda ha declinado hacer comentarios».

Parece ser que Grinberg alguna vez confió a Castaneda que estaba realizando una recapitulación, un ejercicio chamánico que consiste en repasar íntegramente todos los momentos de tu vida hasta el presente, para purificar la psique del aquí y ahora, a partir de la cual escribía un libro autobiográfico. Sin embargo, esa obra jamás salió a la luz. Otra especulación sobre la desaparición de Grinberg gira en torno a una especie de exilio espiritual voluntario al que Grinberg decidió replegarse tras alcanzar algunas verdades trascendentales. Algo así como un procesamiento de información cósmica que, o bien envió su cuerpo a otra dimensión, o le invitó a cortar tajantemente los lazos que mantenía con esta “realidad” psicosocial. De hecho Grinberg, en su libro El Prototipo, hace referencia directa a esta transición que parecería algo común entre los hombres que han alcanzado un cierto grado de conciencia: «[…] a partir de su paso al «otro mundo». No moriría como el resto de los hombres sino que atravesaría la frontera entre los mundos consciente y voluntariamente. Su cuerpo desaparecería sin dejar rastro alguno». También hay quienes plantean que Grinberg fue requerido como un “hombre de espíritu” por la tradición tolteca, ante la llamada de Cuauthémoc, el último tlatoani mexica de México-Tenochtitlan.

(Visto en https://oldcivilizations.wordpress.com/)

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