miércoles, 28 de febrero de 2024

KAREN KINGSTON: CON LA VACUNA COVID-19 INOCULAN PARÁSITOS BIOSINTÉTICOS DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL


¿ME PUEDES DAR UN ABRAZO AUNQUE SEA PEQUEÑO?



Lo voy a contar como si fuera una secuencia para rodar en cine.

AULA DE PRIMARIA. INTERIOR. DÍA.

Una profesora de mediana edad está con sus alumnos en clase, la edad de los niños ronda los 6 años, se trata de un colegio público ubicado en una tranquila ciudad del norte de España, estamos en octubre de 2020, es decir que la mascarilla es obligatoria en clase y los niños están extenuados, además de estar confusos y con miedo, al final de la jornada lectiva de ese día se acerca una niña a la profesora y le lanza una pregunta: “¿Me puedes dar un abrazo aunque sea pequeño?”.

“Por supuesto” le responde la profesora que inmediatamente le da un abrazo ‘sin tiempo’, un abrazo largo y silencioso.

La profesora es mi amiga, hace unos días me contó que lleva más de dos años dando abrazos sin parar a sus alumnos, y les ha dado abrazos especialmente durante todos esos meses en los que también los abrazos estuvieron prohibidos; me contó también mi amiga que en ese tiempo (otoño de 2020) muchos niños no querían irse a sus casas al finalizar las clases porque se sentían más protegidos y seguramente más queridos a su lado que en su propio hogar; cuando hace unos días hablé de romper el territorio me refería justamente a esto, les rompieron el territorio a los niños y de paso les rompieron el alma, se rompe el alma cuando se impide que esos niños confíen en lo más necesario para la vida como es el afecto, menos mal que siempre aparecen ángeles en el camino que nos endulzan la vida.

Vienen ahora a mi mente aquellas palabras de Jesús cuando dijo: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños”.

(https://t.me/raulrodrigueznews/)

martes, 27 de febrero de 2024

VIRÓLOGO PIDE A LOS MÉDICOS DETENER LAS INOCULACIONES TRAS VER TANTAS TRAGEDIAS Y EFECTOS ADVERSOS


ENFERMEDAD X: NO SE SABE EN QUÉ CONSISTIRÁ, PERO YA HAY "VACUNAS" CONTRA ELLA




El terrorista etíope Tedros Adhanom, en la cumbre de gobiernos mundiales de 2024, amenazando con la nueva enfermedad X para pedir poderes absolutos que anulen nuestros derechos fundamentales.

Recordemos que la enfermedad X es una supuesta enfermedad que ellos no saben cuál será, pero saben que vendrá y también ya tienen preparadas las vacunas para esta enfermedad desconocida. ¡Hay que reconocer que son unos genios!

¿Tan pero tan idiotas se creen que somos?

Y los ignorantes que aún dan crédito a la OMS, ¿se creerán semejantes mentiras y se inyectarán otro mejunje desconocido del que de nuevo nadie asumirá la responsabilidad?

Recuerda: no será una pandemia, será un nuevo test de inteligencia. Quienes lo superen sobrevivirán.

domingo, 25 de febrero de 2024

RICHARD BOUTRY: LA TASA DE NATALIDAD SE HA DESPLOMADO DESDE LA INTRODUCCIÓN DE LA VACUNA COVID


NOS HAN MENTIDO EN ABSOLUTAMENTE TODO LO REFERENTE A LAS "VACUNAS" COVID



La llaman "vacuna", pero no lo es


No es una “vacuna”, porque cumple todos los criterios de un producto modificado genéticamente. Contiene ARNm modificado producido sintéticamente y empaquetado dentro de nanopartículas lipídicas que tienen la capacidad de transfectar nuestras células.

No es una “vacuna”, porque circula en nuestro cuerpo y en nuestras células sin ser notada como extraña, a diferencia de las partículas de las vacunas convencionales.

No es una “vacuna”, porque en 2021 se revisó el propósito de la vacunación y se cambió su definición. Según el nuevo “estándar”, las “vacunas” no necesitan crear inmunidad específicamente contra una enfermedad, sino que sólo deben provocar una respuesta inmune, incluso si esta respuesta no es específica.

No es una “vacuna”, porque al entrar en nuestras células, el ARNm modificado coacciona nuestras células para obligarlas a producir proteínas extrañas (spike), cuya naturaleza es parcialmente impredecible.

No es una “vacuna”, porque después de recibir una inyección basada en ARNm, inicialmente todavía se nos considera “no vacunados”. Pasarán otras dos semanas antes de que las autoridades médicas lo consideren “vacunado”. Como resultado, los informes sobre eventos adversos (incluidas la hospitalización y la muerte) que puedan ocurrir dentro de las dos primeras semanas posteriores a la vacunación simplemente no se contarán, si es que se informan. Del mismo modo, es difícil defender cualquier reclamación de indemnización.

No es una “vacuna”, porque debe recibir refuerzos de forma regular. Estas inyecciones repetidas conducen a la producción continua del antígeno, posiblemente de varios antígenos Esto se diferencia de una infección natural, en la que el antígeno invade nuestro organismo de forma ocasional y transitoria. Esta presentación continua del mismo antígeno debilita inevitablemente nuestro sistema inmunológico.



Dicen: “Es ARNm”, pero eso no es cierto

No es ARN mensajero (ARNm), es ARNm modificado (ARNmod). Este modRNA imita al mRNA, pero tiene características completamente diferentes:

No es mRNA porque está compuesto de un nuevo código genético sintético. Una letra del código genético, la U, que es uridina natural, es reemplazada sistemáticamente por Psi, que es N1-metil-pseudouridina sintética (m).

Es modRNA porque se desconoce si se degrada y cuándo. El cambio de U a Psi hace que el modRNA sea menos inflamatorio y aumenta su longevidad, de horas a meses. Los posibles efectos de estas modificaciones sobre las regulaciones epigenéticas y postraduccionales son en su mayoría desconocidos. A diferencia del ARNm natural, que se degrada rápidamente, el ARNm de las “vacunas” contra la Covid-19 se ha detectado en la sangre hasta 28 días y en el tejido hasta ocho semanas después de la inyección. Se ha demostrado que la proteína de pico producida como resultado del ARNm modificado inyectado circula en la sangre hasta seis meses después de la inyección.


Es modRNA, porque la secuencia también se cambió al aumentar el contenido en G (guanina) y C (citosina). Esto se llama optimización de codones, pero esta sustitución suprime el sistema inmunológico innato, lo que también es muy problemático ya que éste representa la primera línea de defensa contra microorganismos invasores.

Es ADN además del ARNm modificado. También es ADN, y esto es totalmente inesperado. En la vacuna se han encontrado grandes cantidades de ADN contaminante, cuyos efectos son preocupantes según nuestro conocimiento científico, presentando regulaciones alteradas y un riesgo de integración en nuestro genoma. Estos contaminantes resultan de un cambio en el proceso de fabricación.

En el proceso inicial, que se utilizó para los ensayos clínicos, se produjo ARNm modificado mediante transcripción in vitro a partir de ADN sintético seguida de una amplificación por PCR limpia. En el proceso modificado, que fue utilizado en la población para las campañas de “vacunación” de los gobiernos, el ARN viral transcrito inversamente en ADN fue clonado en plásmidos bacterianos, lo que resultó en la contaminación del producto por una mezcla con ADN bacteriano y ADN viral.

Dijeron que las inyecciones se quedarían en el músculo”, pero no es eso lo que sucede


La “vacuna” nunca fue diseñada para permanecer en el músculo, sino para viajar al torrente sanguíneo, a los ganglios linfáticos e incluso a la leche materna.

Las nanopartículas lipídicas que envuelven el modRNA no permanecen en el torrente sanguíneo como ocurre con una vacuna convencional. En cambio, básicamente pueden ingresar a cualquier célula de nuestro cuerpo, incluidos órganos clave como el corazón, el cerebro, el hígado, los riñones, los pulmones, el bazo, el estómago, los ovarios y los testículos.

Las nanopartículas lipídicas son altamente inflamatorias y tóxicas. Por lo tanto, las inyecciones repetidas aumentarán el daño a nuestras células e incluso su muerte.

Un efecto adverso grave predominante es la miocarditis y la pericarditis, es decir, la inflamación del corazón, especialmente en personas más jóvenes. Esta inflamación probablemente sea el resultado de un ataque autoinmune a las células del corazón, que recibieron las partículas inyectadas y expresaron la proteína de pico.

Dicen: “La tecnología de ARNm permite producir el mensajero deseado”, pero eso no es cierto


Lo de “las vacunas son seguras” no fue más que una mentira desde el principio, porque era imposible anticipar lo que nuestro cuerpo, convertido en una “fábrica”, produciría en términos de antígenos y en cantidad de antígeno. No se puede ofrecer una dosis segura ya que nadie puede anticipar la dosis que producirán nuestras células.

La tecnología de ARNm da como resultado la producción de productos sin sentido con efectos biológicos totalmente impredecibles.

La sustitución de la “U” por “Psi” en el código genético del modRNA provoca un cambio de marco en la lectura del triplete que normalmente se utiliza para ensamblar el aminoácido correspondiente de la futura proteína por parte de los ribosomas. Como ejemplo, si un mensajero lee ALE-XAN-DRA, y cada uno de esos tres tripletes codifica un aminoácido específico, el cambio de marco conducirá a una lectura de LEX-AND-RA. La proteína resultante será totalmente diferente y acortada, ya que “RA” está incompleta para codificar un tercer aminoácido. El resultado es, en el mejor de los casos, neutral, en el peor, letal y, en todos los casos, no propio.



Dijeron que “el ARNm no se puede integrar en el ADN”, pero eso no es cierto

Evidentemente, la “vacuna” de ARNm puede integrarse en el ADN, porque la secuencia correspondiente a un fragmento de la inyección de “vacuna” de ARNmod se encontró en las células sanguíneas del paciente.

La “vacuna” de ARNm evidentemente puede transcribirse de manera inversa a ADN, porque se demostró que la exposición de células cultivadas humanas a la “vacuna” de ARNm activa LINE-1, que proporciona una transcriptasa inversa, transformando la “vacuna” de ARNm en ADN.

Además, el ARNm que codifica la proteína de pico se encontró inesperadamente en el núcleo.

Los contaminantes de ADN encontrados en las inyecciones de modRNA de BioNTech/Pfizer contienen una secuencia de virus de mono, concretamente la secuencia promotora del virus simio-40 (SV40), que se sabe que mejora el transporte del ADN al núcleo. Esto aumenta aún más el riesgo de integración de este ADN extraño en el genoma de nuestras células con consecuencias impredecibles.

Si tal evento ocurre en células germinales masculinas o femeninas involucradas en la fertilización, el genoma de la descendencia también se modificará.

Cualquier integración genómica de una secuencia derivada de una “vacuna” probablemente dará como resultado la expresión de un gen extraño y una regulación genética aberrante. Esto último puede dar como resultado la activación de oncogenes o la inactivación de genes supresores de tumores, los cuales promoverán el cáncer. Este riesgo se ve agravado por la inmunosupresión observada en muchos individuos “vacunados”, lo que implica una defensa inmune insuficiente contra las células tumorales. El resultado puede ser un “cáncer turbo”.

Según el Resumen oficial de características del producto [19, página 16] aprobado por la EMA y la Comisión Europea “no se realizaron estudios de genotoxicidad ni de carcinogenicidad”.





(Fuente: https://cienciaysaludnatural.com/)

viernes, 23 de febrero de 2024

DAVOS Y LA O.M.S.: HACIA UNA DICTADURA SANITARIA MUNDIAL (2ª PARTE)



En su 77ª Asamblea, que se celebrará dentro de tres meses, la OMS pretende modificar el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) y aprobar un Tratado de Pandemias para crear una verdadera dictadura sanitaria que convertiría la pesadilla que nos han hecho vivir durante el covid en algo recurrente. Las negociaciones se están llevando a cabo con sigilo, para evitar que salgan a la luz pública, y con una prisa inusitada, para dejar todo bien atado antes de las elecciones norteamericanas de noviembre de 2024, no se vaya a producir un cambio de gobierno hostil al golpe de la OMS. Lo más grave es que se está hurtando del debate público algo que afectaría profundamente a nuestra vida cotidiana, a nuestra libertad, salud y economía. Naturalmente, tampoco quieren que se someta a votación: se trata de una decisión que se quiere tomar a espaldas de los afectados, sin que éstos se enteren y sin que puedan opinar. La amenaza es muy seria y está siendo ignorada, cómo no, por los medios de comunicación.

¿Qué es la OMS y qué pretende?

La OMS es una organización de financiación público-privada crecientemente controlada por intereses privados y ocultas agendas de poder que posee un historial muy cuestionable sazonado de sospechas de colusión con la industria farmacéutica. De modo revelador, las cuotas de los países miembros sólo cubren el 17% de su presupuesto mientras el 83% proviene de «donaciones voluntarias», la mayor parte de las cuales son finalistas, esto es, destinadas por el donante a un fin concreto que él mismo elige. Por este orden, los cinco mayores donantes voluntarios son EEUU, Alemania, la Fundación Bill & Melinda Gates, GAVI (Alianza Global de Vacunas e Inmunización) y la Comisión Europea. A su vez, GAVI, que adquiere vacunas a la industria farmacéutica para distribuirlas por todo el mundo, fue creada gracias a la Fundación Gates, su principal financiador.

El cambio que quiere realizar la OMS es de enorme calado. En efecto, el Reglamento Sanitario Internacional vigente se limita a sugerir recomendaciones no vinculantes. Pues bien, ahora se pretende que dichas recomendaciones se conviertan en normas vinculantes de obligado cumplimiento para los Estados miembros transfiriendo así el poder de decisión a la propia OMS (la «autoridad coordinadora») y concentrando el poder en una sola persona, el director de la OMS, que podría obligar a imponer confinamientos, la cuarentena y aislamiento de individuos, la exigencia de exámenes médicos obligatorios y vacunación obligatoria, el cierre de fronteras, la imposición de mascarillas o la vigilancia y seguimiento de individuos afectados.


El sistema de incentivos es perverso. Si el director de la OMS tiene la facultad de declarar arbitrariamente una pandemia y así obtener un poder enorme (y las empresas farmacéuticas un beneficio desorbitado), ¿cómo no esperar que declare pandemia tras pandemia para beneficio de sí mismo, de la propia OMS y de la industria farmacéutica?

La aprobación de las nuevas normas significaría repetir una y otra vez (pero de forma más draconiana) las dañinas medidas que fracasaron estrepitosamente durante el covid, pero que supusieron un rotundo éxito para las empresas farmacéuticas y para los yonquis del poder. En efecto, a éstos les sorprendió la facilidad con que se podía encerrar a los ciudadanos, obligarles a llevar inútiles mascarillas en lugares absurdos, inyectarles unas vacunas experimentales y que ellos mismos se las inyectaran a sus hijos y dejar que sus familiares murieran solos en los hospitales sin que nadie protestara. Descubrieron, en fin, que una población asustada abdica fácilmente de su libertad, de su dignidad y de su capacidad de razonar, y han decidido aprovechar la «oportunidad» (expresión utilizada por Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial). De aquellos polvos vienen estos lodos.

El proyecto de la OMS planea también la creación de una red de bio-vigilancia global, incentiva la aprobación rutinaria de vacunas de uso de emergencia (causa de la ineficacia y mortandad provocada por las “vacunas” covid), y prevé programas de vacunación masiva sin consentimiento informado, como durante el covid. Más grave aún es que la OMS parece promover la investigación de ganancia de función, tecnología mediante la que los científicos juegan con fuego mutando virus que encuentran en animales para hacerlos contagiosos a los humanos y aumentar su patogenicidad. Éste es con toda probabilidad el origen del SARS-CoV-2.

Finalmente, la OMS propone eliminar la protección de los derechos humanos del artículo 3 del RSI. ¿Dónde quedan el derecho a la privacidad y a la libertad de movimientos, de expresión y de opinión? Desaparecen, no en balde la OMS insiste en que los Estados se comprometan a combatir la «desinformación», es decir, a censurar toda voz contraria al relato oficial. Dado que la censura siempre es una violencia ejercida para silenciar la verdad, parece que la OMS prevé que actuará desde la mentira, y no quiere testigos.

Conviene recordar que la principal fuente de desinformación durante el covid fue precisamente el relato oficial propagado por el contubernio político-mediático-farmacéutico y la propia OMS. Por el contrario, quienes, basándonos en análisis estadísticos, en la mejor evidencia científica y en la lógica, alzamos la voz ante tanto abuso, tanta mentira y tanta manipulación, fuimos acusados de desinformar. ¿Quién defendía la verdad?



La OMS como fuente constante de desinformación

La OMS sabe mucho de desinformación. Primero se hizo eco de las mentiras del gobierno chino negando que el virus se transmitiera de persona a persona y defendiendo un fantasioso origen natural zoonótico, premisa falsa de la que parte todo. Hoy existen pocas dudas de que el origen del covid fue un escape de laboratorio, como afirma el FBI y una miríada de informes y dictaba la lógica. También se sabe que en los trabajos del Instituto de Virología de Wuhan estaban involucrados instituciones y científicos de EEUU, uno de los cuales fue elegido por la OMS como parte de la misión de «investigación» que envió a China como tapadera. Dicho de otro modo, esto podría indicar que la OMS participó en el encubrimiento.

La OMS también contribuyó a propagar el principal bulo de la pandemia, esto es, la exageración deliberada de la mortalidad del covid para aterrorizar a la población y promover la sumisión y la posterior vacunación. Así, llegó a afirmar que la letalidad del virus (CFR) era el 3,4% cuando en realidad la letalidad IFR (la verdaderamente relevante) era del 0,03% para menores de 60 años (la centésima parte de lo que afirmaba la OMS) y del 0,07% para menores de 70.


Y aquí en Bozalia (país antes conocido como España)
gobierno y fabricantes acatan los absurdos dictámenes
de la OMS como si fueran mandatos divinos, muy 
lucrativos para algunos, esos sí.
Asimismo, la OMS pasó de afirmar que no existía evidencia científica que apoyara el uso de mascarillas a recomendar su uso sin más explicaciones, y, cómo no, publicitó las vacunas y terapias genéticas que enriquecieron a sus amigos de la industria farmacéutica tildándolas aún hoy de «seguras» a pesar de los abrumadores datos sobre su peligrosidad.

La OMS fabrica pandemias donde no las hay

Para justificar la necesidad de estos cambios, la OMS, gran beneficiaria de la Cultura del Miedo, exagera el riesgo real de ocurrencia e impacto de las pandemias, pues contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, las pandemias graves son una rareza en la Historia. De hecho, la última fue la llamada gripe española de 1918, que se cebó en los jóvenes. Aunque es cierto que la mayoría no murió de gripe sino de la neumonía bacteriana subsiguiente en una época en la que aún no existían antibióticos, se estima que la pandemia de 1918 provocó la muerte de entre un 1,5% y un 2,5% de la población mundial en dos años, una tasa de mortalidad bruta hasta 27 veces superior a la del covid. La diferencia fundamental entre las dos pandemias, sin embargo, es que la primera fue espontánea y natural, mientras que la segunda, recuerden, fue un escape de un laboratorio biológico gubernamental.

La OMS posee un largo historial de falsas alarmas y de colusión con los intereses de la industria farmacéutica. Por ejemplo, en el 2005 declaró una pandemia de gripe aviar que nunca llegó a transmitirse entre seres humanos y sólo causó 74 muertos en todo el mundo en dos años. Ello no fue óbice para que, animados por la OMS, los gobiernos compraran millones de medicamentos a las grandes farmacéuticas, que caducaron apilados en almacenes.

En 2009 volvió a la carga y declaró una pandemia de gripe porcina. Un mes antes había modificado la definición de pandemia de modo que sólo existiera un requisito (contagiosidad) y no dos (contagiosidad y letalidad). Así, la OMS podría declarar una pandemia, aunque se tratara de una enfermedad leve y sin importancia. El mejor resumen del escándalo de la gripe porcina (o gripe A) lo hizo un conocido periodista español al hacerse eco de la denuncia ante el Consejo Europeo de un epidemiólogo que acusaba al lobby farmacéutico y a la propia OMS de crear una ola de histeria adrede. El periodista acertó al afirmar que el pánico que había recorrido el mundo «no había sido espontáneo sino planificado» (¿les suena?) y acusar a los gobiernos, «hábilmente pastoreados por los lobbies farmacéuticos», de comprar millones de inútiles vacunas por culpa «del negocio más repugnante: el negocio del miedo». Supongo que en aquel entonces los “negacionistas” eran los buenos.

Desde 2005, la OMS ha declarado seis pandemias o Public Health Emergencies of International Concern además del covid. ¿Recuerdan alguna? La última fue la viruela del mono (dos titulares y 177 muertos en todo el mundo en dos años). Esto supone una supuesta «pandemia» cada dos años y medio, y en todas ellas la OMS obtendría poderes casi absolutos.

La dictadura sanitaria y el globalismo

El mal se nutre de la incredulidad de aquellos que se resisten a creer en su existencia. De ello se aprovechan los yonquis del poder en su afán de dominación y muy particularmente el movimiento globalista, cuyo objetivo no es suplantar a las democracias occidentales sino superponerse a ellas. De este modo, las masas se contentan con una apariencia de democracia (distraídos por debates superfluos sobre asuntos secundarios) mientras lo verdaderamente relevante es decidido a puerta cerrada por una sedicente élite. Su campo experimental por antonomasia es la UE, en la que el electo Parlamento Europeo parlotea de forma inconsecuente mientras quien toma todas las decisiones es la Comisión no electa sometida a poderes fácticos que se mueven en la sombra.

Este movimiento globalista es como un golpe de Estado a cámara lenta que socava los Estados-nación y empodera organizaciones supranacionales de corte tecnocrático, más opacas y corruptibles y alejadas del foco de atención del público. En este sentido, la OMS es sólo un instrumento más: a la desproporcionada influencia de la Fundación Bill & Melinda Gates se une el oscuro influjo de los megalómanos de Davos, que tan fervientemente apoyan el (su) Tratado de Pandemias.

La OMS y el globalismo van de la mano. Por ejemplo, la OMS hace hincapié en la «desinformación» y el Foro Económico Mundial designa inmediatamente la «desinformación» como el mayor riesgo global de 2024 y la obediente presidenta de la obediente Comisión Europea se hace eco de ello. Por cierto, en esta última reunión de Davos participó el director de la OMS con instrucciones de no mencionar el Tratado de Pandemias en su discurso.

La alianza entre la OMS y el globalismo es especialmente patente en el caso de la implantación de una identidad digital como herramienta de control de la población, una vieja obsesión de la Fundación Gates y del propio Foro Económico Mundial. En este sentido, en junio del 2023 la OMS se asoció con la Comisión Europea para implementar una identidad digital global a imitación del pasaporte sanitario basado, no lo olviden, en la mentira de que las vacunas prevenían el contagio y la transmisión del covid (una falsedad desde un principio). El Foro Económico Mundial de Davos va más allá, pues en un documento de 2022 fantasea con la idea de una identidad digital que sería utilizada para realizar compras, monitorizar la actividad online, mostrar el historial médico, abrir una cuenta bancaria, acceder a los servicios sanitarios o viajar, lo que facilitaría la hipotética creación de un sistema de crédito social como en China.

La OMS y el globalismo quieren implantar un poder dictatorial para sí mismos, un enriquecimiento ilícito para unos pocos y un control tiránico y claustrofóbico para el resto de nosotros. A pesar del sigilo con el que se está llevando a cabo este verdadero golpe de Estado, la alarma creciente en todo el mundo y las discusiones entre ellos sobre cómo repartirse el botín están haciendo tambalear el proceso, como reconocía abiertamente ese títere, aspirante a dictador, que dirige la OMS. Sin embargo, no podemos bajar la guardia. Nos encontramos ante una amenaza sin precedentes.

Fernando del Pino Calvo-Sotelo
(Visto en https://www.fpcs.es/)

LA PROTEÍNA ESPIGA DE LAS VACUNAS SE DESPLAZA POR TODO EL CUERPO Y PRODUCE UNA REACCIÓN AUTODESTRUCTIVA


jueves, 22 de febrero de 2024

miércoles, 21 de febrero de 2024

S.I.D.A. VACUNAL: ESTUDIOS DEMUESTRAN QUE LAS VACUNAS DESTRUYEN EL SISTEMA INMUNITARIO


LO BÁSICO QUE HAY QUE SABER PARA DESMONTAR LA FALACIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO ANTROPOGÉNICO



Desde hace varias décadas estamos siendo bombardeados constantemente por la propaganda ecológico-climática que afirma que el planeta está en peligro a causa de las emisiones de CO2 y que nosotros, los humanos, podemos salvarlo aceptando todo tipo de restricciones en nuestra vida cotidiana. Evidentemente, es una quimera totalitaria al servicio de los de siempre, que han inventado esta narrativa para aumentar sus ganancias y establecer una sociedad de control digital.

La mayoría de la población (la masa) sólo utiliza una forma de informarse, la televisión. Y claro está, les tienen amedrentados con las catástrofes venideras si no aceptan todo tipo de restricciones climáticas. Sin embargo, hay un montón de bibliografía seria que desmiente categóricamente todas las afirmaciones hechas en este sentido.

Existe una publicación gratuita -que puedes descargar de Internet- titulada Física del Clima, donde se explica el llamado “efecto invernadero” que, resumiendo, dice lo siguiente:

“Una vez descontado el albedo (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella), la Tierra recibe una cantidad de radiación del Sol muy insuficiente para justificar su temperatura media de 15°C (algunos la colocan en 14ºC).

Por otro lado, para mantener su equilibrio energético y térmico, la Tierra debe devolver al cosmos la energía que recibe permanentemente del Sol, y sólo puede intercambiarse con el cosmos mediante radiación.

Debido a su temperatura, la superficie del suelo terrestre irradia en una gama de ondas (las llamadas infrarrojas "distantes" o "térmicas") donde el aire, hasta varios miles de metros sobre el nivel del mar, es totalmente opaco debido a la bandas de absorción de CO2 y especialmente de vapor de agua, excepto por una estrecha banda de frecuencias llamada “Ventana Atmosférica”.

Esta opacidad impide que la superficie terrestre irradie toda la energía que recibe, por lo que se crea un desequilibrio radiactivo: la superficie terrestre recibe más de la que puede devolver y, por tanto, afortunadamente se calienta; de no ser así, viviríamos en una glaciación permanente.

Desde la superficie, la evacuación de este calor se produce de varias formas:

1. La “Ventana Atmosférica” permite evacuar una pequeña parte de ella por radiación directa desde la superficie del suelo y los océanos al cosmos.

2. La mayor parte es arrastrada por la evaporación de los océanos y la evapotranspiración de las plantas y de los suelos, que, como un tubo de calor que evita la capa opaca, transfiere, por convección, una energía considerable (calor latente de vaporización/condensación) desde la superficie del suelo hasta la cima de las nubes, donde se recupera por condensación y luego es evacuado por radiación (el vapor de agua enrarecido ya no es un obstáculo). Cuanto más calor hace, más fluye este tubo de calor: es el principal regulador climático.

3. Una parte importante del aire caliente terrestre también asciende por convección natural, hasta la cima de las nubes, donde también puede irradiar.

4. La radiación restante, en la banda de absorción de CO2, sólo se libera en la estratosfera, donde el CO2 está lo suficientemente enrarecido como para dejar de ser un obstáculo: debido a la estrechez de esta banda y a la altitud (y por tanto a la temperatura) a la que se encuentra desplegado, su proporción es muy pequeña.

La temperatura de la superficie del suelo se estabiliza cuando es suficiente para que la evaporación (evacuación del calor latente) y la convección (evacuación del calor sensible) compensen su desequilibrio radiactivo: esta temperatura “media” se sitúa entonces en torno a los 15°C.

Esto demuestra el papel regulador (y no amplificador) de la evaporación (y por tanto del vapor de agua), sin la cual el calentamiento, debido al desequilibrio radiactivo, sería insoportable.

Los factores de equilibrio con los océanos y la vegetación hacen que la duplicación de la concentración de CO2 atmosférico sea improbable o remota. Pero si se produjera tal duplicación, tendría un impacto menor en la ya saturada y muy estrecha banda de absorción de CO2, y en el aumento de temperatura que podría provocar, y este impacto se vería compensado en gran medida por un aumento en el flujo del heatpipe de vapor de agua: en total, el aumento de temperatura no podría exceder los 0,65°C.

Por lo tanto, debemos buscar en otra parte las causas del actual calentamiento global, sobre todo porque las últimas observaciones parecen incriminar la insolación, a través, sin duda, de una disminución del albedo, cuyas razones no se conocen con certeza. Además, el clima sigue ciclos, de por sí poco conocidos, pero cuya amplitud puede ser mayor que el aumento que estamos experimentando.

Por último, no debemos olvidar que el clima es caótico y que hacer simulaciones precisas del clima en un lugar determinado para dentro de 50 años o más es simplemente una cuestión de hacer conjeturas”.

Dicho esto, veamos ahora lo que está haciendo la UE con la excusa del cambio climático.

El Reglamento Europeo sobre el Clima dice que los países de la UE deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55 %, de aquí a 2030, con el objetivo final de ser climáticamente neutra en 2050. Por lo tanto, el Pacto Verde Europeo obliga jurídicamente a los países de la UE a lograr los objetivos climáticos para 2030 y 2050.

¿Qué significa esto? Pues lo que estamos viendo: cierre de explotaciones agrícolas y ganaderas; prohibición de circular con automóviles propulsados por hidrocarburos en las ciudades y un paquete de medidas “objetivo 55” que incluye: energía, transporte, comercio de derechos de emisión y reducciones, uso de la tierra y silvicultura.

En definitiva, toda una serie de restricciones, nuevos impuestos y cambio de estilo vida impulsados por la UE para supuestamente salvar el planeta.

Pero por muchas políticas que active la UE, para llegar a cero emisiones de CO2 en el año 2050, siempre serán inútiles si la mayoría de la contaminación procede de un puñado de países que no pertenecen a la UE. En 2019, estos fueron los 10 países que más emisiones de C02 produjeron: China, 10.065 millones de toneladas (MT); Estados Unidos, 5.416 MT; India, 2.654 MT; Rusia, 1.711 MT; Japón, 1.162 MT; Alemania, 759 MT; Irán, 720 MT; Corea del Sur, 659 MT; Arabia Saudita, 621 MT e Indonesia, 615 MT.

Como habrás observado, en esta lista sólo hay un país de la UE y, además, es uno de los países que tienen emisiones más bajas.

Entonces, ¿de qué estamos hablando? Pues, por supuesto, no de salvar el planeta, sino de cambiar el mundo -con la excusa del cambio climático- y la UE es la punta de lanza de este proyecto.

Todo esto del cambio climático antropogénico es una mentira descomunal que ha calado en la sociedad porque los medios de comunicación, vendidos al poder global del dinero, no hacen otra cosa que fomentar dicha mentira.

Para rizar el rizo de esta locura, voy a contar lo que vi en un hospital. En la sala de espera de Radiología, del hospital privado de Lanzarote (Hospiten), han instalado un contador que te dice las partes por millón (ppm) de C02 que hay en ese momento en la sala. Como no pude resistir la tentación, me puse a echar mi aliento varias veces al aparatito y, como era de esperar, de 645 ppm lo subí a 1.265.

Quién haya tenido la “brillante” idea de poner ese contador en la sala de espera de un hospital es un “genio”, porque ha conseguido dos objetivos: demonizar el CO2 -un gas imprescindible para la vida en el planeta- e inducir a los usuarios a ponerse una mascarilla, cuya única utilidad es la de fomentar la sumisión.

El miedo que todo el mundo tiene a morir, más un total desconocimiento de cómo funcionan verdaderamente los ecosistemas de nuestro planeta, ha llevado a un número creciente de iluminados a embarcarse en una nueva causa ideológica, la de salvar el planeta. Esta causa, creada por los globalistas para establecer su totalitarismo planetario, es apoyada por los fanáticos ecologistas y, por supuesto, por los científicos paniaguados del clima que, amparándose en sofismas y evidencias inconsistentes, han creado una nueva religión, la del cambio climático antropogénico. Si bien a primera vista sus motivos pueden parecer nobles, son, sin embargo, acciones fanáticas que bien podrían conducir al suicidio colectivo de la humanidad.

Nos estamos jugando mucho. O paramos esta locura o muy probablemente esta locura acabará con nuestro estilo de vida, en el mejor de los casos, o directamente con nosotros.

(Visto en http://pepeluengo.blogspot.com/)

domingo, 18 de febrero de 2024

DAVOS Y LA O.M.S.: HACIA UNA DICTADURA SANITARIA MUNDIAL (1ª PARTE)



Todos sufrimos con la pandemia y todos padecimos las dictatoriales medidas impuestas por el poder político, que exacerbaron el trauma. Hubo, sin embargo, diferencias de percepción sobre lo que ocurría.

Muchos creyeron el relato oficial y acataron ciegamente (incluso justificaron) cuantas normas improvisaran las autoridades, por absurdas que fueran. Esta conducta es comprensible: llevados de una ingenua confianza en el principio de autoridad o sucumbiendo ante la obscena campaña de terror mediática, resultaba muy difícil combatir la histeria colectiva, más aún sin el apoyo de un estamento médico que, con escasas y valientes excepciones, nos falló. En efecto, olvidando el primum non nocere del juramento hipocrático y, a veces, el más elemental sentido común, la mayoría del gremio médico se limitó a obedecer con corrección política y celo funcionarial los protocolos que eran dictados por oscuros intereses políticos y prosaicos intereses económicos, provenientes de los largos tentáculos de la industria farmacéutica. Las secuelas psicológicas han sido terribles: según una reciente encuesta británica, quienes siguieron más a rajatabla las restricciones tienen hoy una peor salud mental —con mayores índices de estrés, ansiedad y depresión— que los que se lo tomaron con el escepticismo que merecía tal cúmulo de ridiculeces.

Otros contemplamos aquellos acontecimientos con crecientes dosis de recelo e indignación ante los atropellos sin precedentes que sufríamos. Asimismo, tras el shock inicial fuimos comprendiendo que ni una sola de las medidas tomadas respondía a criterios científicos sino políticos, y que la práctica totalidad de lo que afirmaban los medios era sencillamente falso y no soportaba el escrutinio de los datos.

No obstante, mientras los ciudadanos vivíamos la misma pesadilla de una forma u otra, había dos grupos analizando la situación con frialdad. El primero era la industria farmacéutica, concentrada en los gigantescos beneficios a obtener con la tecnología ARNm, disponible desde hacía tiempo, pero que jamás había recibido la aprobación de los reguladores ni la aceptación del público, al tratarse de terapias genéticas. Para lograr vencer las resistencias cambiaron su nombre a vacuna y aprovecharon la demanda de una población que había sido previamente aterrorizada por una campaña de terror bien dirigida, y así lograron la autorización para su uso de emergencia. Esto implicaba un proceso de aprobación facilón con ensayos clínicos insuficientes de resultados cuestionables, aunque existía un último obstáculo: el uso de emergencia requería que no existiera ningún tratamiento eficaz del covid. Quizá por ello, cualquier medicamento o tratamiento prometedor (y barato) fue torpedeado, como la vitamina D utilizada de forma preventiva o en pacientes ya ingresados, o la hidroxicloroquina, que fue retirada el mercado a pesar de existir estudios que mostraban su eficacia y seguridad en tratamiento temprano, particularmente en combinación con azitromicina, reduciendo significativamente la mortalidad del covid.

El otro grupo que analizaba los acontecimientos con una distancia emocional psicopática estaba formado por los yonquis del poder globalista, para quienes la pandemia se convirtió en un experimento para medir las tragaderas de la población y su capacidad de sumisión. No debe sorprender, por tanto, que el presidente del Foro Económico Mundial de Davos calificara la pandemia de «oportunidad» para imponer su megalómano Great Reset.

Es en este contexto en el que debemos tomar nota de una seria amenaza que está siendo ignorada, cómo no, por los medios. Efectivamente, en su 77ª Asamblea, a celebrar en mayo de este año, la OMS pretende modificar el Reglamento Sanitario Internacional y aprobar un Tratado de Pandemias que supondría el advenimiento de una dictadura sanitaria mundial en caso de una nueva pandemia, real o inventada, convirtiendo la pesadilla distópica que nos hicieron vivir durante tres años en algo recurrente. No crean las cortinas de humo falsamente tranquilizadoras de la propia OMS, de los risiblemente llamados fact-checkers o de la clase política europea: mienten como hicieron durante el covid. La amenaza es real.

Dado que el Tratado de Pandemias canoniza las tres grandes medidas tomadas durante el covid como pilares de la respuesta a futuras emergencias epidémicas, lo primero es comprender que todas ellas supusieron un fracaso colosal y sin paliativos, una completa farsa, de principio a fin. Veamos qué dice “la ciencia” sobre la eficacia del confinamiento, de las mascarillas y de las vacunas y terapias genéticas.

Confinamientos ilegales e ineficaces

Encerrar a la población copiando a la dictadura china no sólo fue un abuso de autoridad ilegal, sino una medida socialmente devastadora y epidemiológicamente estéril. Recuerden el engaño: «un par de semanas para aplanar la curva» acabaron siendo tres meses de arresto domiciliario y más de un año adicional de distintas restricciones a la libertad de movimientos dentro de nuestras propias ciudades, con toques de queda, limitación de horarios y número de comensales y un rosario de ocurrencias a cada cual más disparatada.

Los confinamientos arruinaron económica y mentalmente a millones de personas. Así, un reciente estudio basado en 600 publicaciones constata que «los daños colaterales de la respuesta a la pandemia fueron de gran alcance y dejarán tras de sí un legado de perjuicios para cientos de millones de personas en los próximos años», concluyendo que «muchas de las predicciones originales [de quienes criticamos dichas medidas] se ven ampliamente corroboradas por los datos».

También fueron epidemiológicamente inútiles, pues no redujeron la mortalidad del covid. En España, por ejemplo, había 288 muertos por covid antes del confinamiento y cerca de 30.000 tras el mismo, noventa días después. Por lo tanto, cuando Sánchez afirmó que los confinamientos (o sea, él) habían salvado centenares de miles de vidas —sin que un solo medio de comunicación ni político opositor cuestionara tal dato— era todo pura invención.

De hecho, un metaanálisis del Instituto Johns Hopkins de Economía Aplicada y Salud Global basado en más de 1.000 estudios afirma que «los confinamientos no redujeron la mortalidad de modo significativo ni son, por tanto, una manera eficaz de reducir la mortalidad durante una pandemia (…)», calificando sus efectos colaterales de «devastadores» y concluyendo que «deberían ser rechazados como instrumento de control de una pandemia». Esta conclusión está en línea con lo que afirmaba la propia OMS en el 2006: «La experiencia de la pandemia de gripe de 1918 (la “gripe española”) indica que las medidas de distanciamiento social no detuvieron la transmisión del virus».

Mascarillas inútiles impuestas por inútiles

Del mismo modo, tres años de grotescas imposiciones de mascarillas no impidieron que el virus circulara libremente, mientras que donde no fueron obligatorias, como en Suecia, el exceso de mortalidad fue inferior a la media. La eliminación de las mascarillas tampoco provocó un aumento de casos. En marzo del 2021 —dos años antes que España— Texas (29 millones de habitantes) declaró la vuelta a la normalidad, eliminó las mascarillas y todo tipo de restricciones; abrieron negocios, colegios y universidades y se prohibió el pasaporte sanitario. Sólo el 7% de la población estaba vacunada. ¿Qué ocurrió? Nada.

Ya en octubre de 2020, el Dr. Ladapo, profesor de Medicina de la UCLA y hoy responsable de Sanidad de Florida (22 millones de habitantes), advertía en el Wall Street Journal de la farsa de las mascarillas: «Las mascarillas son una distracción: el virus se propaga inevitablemente». El tiempo le daría la razón.

La evidencia científica sobre su utilidad siempre brilló por su ausencia. Un estudio Cochrane (máxima fiabilidad estadística) había concluido a principios de 2020 que «llevar una mascarilla quirúrgica supone poca o ninguna diferencia (…) en comparación con no llevarla», y una revisión de 2023 seguía sin encontrar «ninguna reducción clara de la infección vírica respiratoria con el uso de mascarillas quirúrgicas (…) o las N95/P2». Incluso la OMS afirmaba al principio de la epidemia que «no hay evidencia sobre la eficacia de las mascarillas en personas no enfermas, y las mascarillas de tela no están recomendadas en ninguna circunstancia».

Ensayos controlados aleatorios posteriores tampoco encontraron evidencia de su eficacia, como tampoco se encontró prueba alguna «de que la obligatoriedad de mascarillas del personal sanitario repercutiera en la tasa de infección hospitalaria». A pesar de ello, nuestra clase política ha seguido tomándonos el pelo al reinstaurar la mascarilla en hospitales para combatir la gripe estacional.

Especialmente sangrante fue el maltrato sufrido por los escolares cuando «los datos científicos no apoyaban el enmascaramiento de los niños para la protección contra el covid», según un estudio reciente. Otro, realizado en Cataluña (ambos publicados en el British Medical Journal), tampoco encontró «diferencias significativas en la transmisión del SARS-CoV-2 debido al mandato de portar mascarillas en las escuelas».

Vacunas innecesarias, ineficaces y peligrosas

Se sorprendía ese gran médico y sabio español del s. XX que fue Gregorio Marañón de «la fuerza que tienen los medicamentos en la credulidad de los hombres», y añadía: «antes sabíamos cuál era el remedio sancionado por un principio científico y empírico y cuál la droga inventada por los farsantes. Ahora los procesos terapéuticos más inadmisibles aparecen envueltos en el ropaje de la ciencia con la garantía de profesores y con la firma de laboratorios concienzudos». En este sentido, el programa de vacunación universal covid con productos que probablemente hayan sido los más mortíferos en la historia de la Medicina ha constituido el mayor escándalo de salud pública de la Historia.

Su implementación se basó en la exageración interesada de la mortalidad del covid, en la presión social, en la negación del poder de la inmunidad natural tras pasar la enfermedad y en el bombardeo de historias de terror, que hizo creer a la población que la enfermedad era mucho más peligrosa de lo que en realidad era.

Sin embargo, desde el mismo 2020 se disponía de tablas de letalidad bastante certeras que centraban la peligrosidad del virus en ancianos y personas con cuatro comorbilidades muy concretas. Esto no fue óbice para que Bill Gates afirmara con enorme cinismo, en 2022, que «al principio no entendíamos que el covid tenía una letalidad bastante baja y que sobre todo afectaba a los ancianos, de modo similar a la gripe». Al engaño sobre la peligrosidad real del virus hay que añadir otro: nos dijeron que las “vacunas” evitaban el contagio y la transmisión y que detendrían la epidemia si alcanzábamos «inmunidad de rebaño» vacunal. No era cierto.

La realidad era que el covid tenía menor gravedad que la gripe en niños y era estadísticamente leve en jóvenes y adultos sanos hasta cierta edad, que la inmunidad natural otorgaba una protección muy superior a la vacunal y que las “vacunas” no impedían el contagio ni la transmisión. Respecto a su escasa efectividad (en ocasiones, negativa), en el primer trimestre del 2022 el 81% de los hospitalizados por covid en España y el 84% de los fallecidos eran personas perfectamente vacunadas, según datos oficiales del Ministerio de Sanidad[24], datos congruentes con los de otros países y con docenas de estudios publicados.

Desde el punto de vista del paciente, las experimentales vacunas y terapias genéticas contra el covid no cumplían ninguno de los requisitos exigidos para toda vacuna: no eran necesarias (para la inmensa mayoría de la población) ni eficaces ni seguras. Sin embargo, desde el punto de vista de las empresas farmacéuticas cumplían el único requisito importante: el del beneficio. Acabarían convirtiéndose en el medicamento más lucrativo de la Historia.

Sus efectos adversos han sido silenciados por la omertá del contubernio político-mediático-farmacéutico, pero están bien documentados. A la muerte súbita de niños, jóvenes y adultos sanos (con un inexplicado exceso de mortalidad estadísticamente significativo), hay que sumar graves efectos isquémicos y cardiovasculares, como ictus, trombosis, embolia pulmonar, miocarditis y pericarditis, fibrilación atrial, angina de pecho y arritmias, efectos oculares, dermatológicos, inmunitarios y neurológicos, como mielitis transversa aguda, herpes zoster, desórdenes menstruales y una reducción de fertilidad masculina. Algunos estudios han identificado el mecanismo que explicaría la potencial relación causal directa entre las vacunas ARNm y enfermedades neurodegenerativas, miocarditis, trombocitopenia, parálisis de Bell, enfermedad hepática, alteración de la inmunidad adaptativa, daños en el ADN y cáncer.

Nada funcionó salvo la dictadura, y ahora quieren perpetuarla

Durante el covid nos robaron nuestra libertad, nos mintieron constantemente y tomaron medidas tan dañinas como inútiles. Pues bien, lejos de entonar un mea culpa, la OMS y sus poderes fácticos, con el apoyo del Foro Económico Mundial de Davos, quiere aprobar un Tratado de Pandemias que les permita repetir el experimento de forma recurrente. Las negociaciones se están llevando con sigilo manteniendo un silencio de radio para que la población se entere sólo del hecho consumado. En la segunda parte de este artículo explicaremos cómo pretenden instaurar una dictadura sanitaria global que debemos impedir a toda costa.

Fernando del Pino Calvo-Sotelo
(Visto en https://www.fpcs.es/)

POLÍTICOS DE TODO EL MUNDO DENUNCIAN LAS VACUNAS COVID-19 COMO EL MAYOR DELITO MÉDICO DE LA HISTORIA


miércoles, 14 de febrero de 2024

LA TEORÍA DEL CAMBIO CLIMÁTICO SE BASA EN MODELOS FALSOS QUE IGNORAN QUE LA ACTIVIDAD SOLAR ES LA IMPULSORA DEL CLIMA


EL “PUEBLO SOBERANO” NO HACE NADA PARA EVITAR SU EXTERMINIO Y ESCLAVITUD



Que los humanos estamos sometidos mediante un sofisticado y complejo sistema de dominación no debería ser ningún secreto para ninguno de nosotros. Multitud de entidades privadas, arropadas bajo el paraguas de la ciencia, la cultura o la medicina, más la labor propagandística de los medios de comunicación nos han llevado a un estado de dominación completo, mucho más efectivo que el que tradicionalmente se conseguía por la fuerza de las armas.

Organizaciones e instituciones no gubernamentales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el Foro Económico Mundial (FEM), la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Alianza para la Vacunación (GAVI), la Unión Europea (UE) o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre otras, más los cómplices de esta enorme “conspiración abierta”; es decir, los gobiernos de los Estados del mundo que se han convertido en títeres de estas fuerzas ocultas, están contribuyendo al genocidio de los pueblos.

La gobernanza mundial ya es una realidad. La Agenda 2030 de la ONU se ha impuesto a todas las naciones para impulsar el plan de exterminio masivo y la esclavización definitiva de la humanidad sin que ningún país oponga resistencia. Esto no es ninguna exageración, ya que no hay país en el mundo que haya anunciado su deseo de abandonar dicha Agenda y mucho menos la ONU.

Las señales están por todas partes. Sin embargo, parece que el único que no se entera de lo que está pasando es el “pueblo soberano”, que sigue votando elección tras elección a los mismos políticos que le están arruinando la vida.

Tenemos ante nosotros una conspiración real dotada de formidables medios políticos, técnicos y financieros y aquí nadie parece darse cuenta. Desde el año 2020, esta pesadilla, que lleva instalada entre nosotros desde hace décadas, está progresando a una velocidad de vértigo. De hecho, pudimos ver cómo la “crisis del coronavirus” desencadenó toda una serie de soluciones totalitarias de delirios esperpénticos, muchos venidos para quedarse.

Estas nuevas soluciones totalitarias están dadas por los nuevos magos de hoy en día llamados “expertos”. Los aproximadamente 5 ó 6 mil canales de televisión de todo el mundo no hacen otra cosa que consultar “expertos” para difundir su mensaje. Y lo mismo hacen los gobiernos: consultan a los “expertos” cualquier cosa, dando por hecho que su opinión es irrefutable. Y claro está, han proliferado como setas.

Es evidente que reducir drásticamente la población mundial no es una solución ética para abordar los desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Por eso, las élites tratan de disfrazar esta realidad inventando problemas donde no los hay, como el cambio climático, una pandemia o la escasez de recursos, para luego ofrecernos las llamadas “soluciones sostenibles”.

Todas las políticas y los programas que promueven la educación sexual, el acceso a anticonceptivos, el empoderamiento de la mujer, el desarrollo económico equitativo y la promoción de prácticas sostenibles en agricultura, energía y uso de recursos van encaminados descaradamente a reducir la población mundial. Si a eso le sumamos la falta de acceso a servicios de salud, la pobreza extrema y la paupérrima educación tenemos la fórmula perfecta para llevar a cabo el ansiado exterminio.

La situación es peor de lo que la gente cree, ya que Schwab y compañía quieren implantar su agenda cuanto antes. Lo lamentable, es que esto está sucediendo ante los ojos de las propias víctimas sin que sean capaces de identificarlo. Por lo tanto, no sólo lo consienten, sino que incluso están colaborando con este genocidio sin saberlo.

El mal llamado “pueblo soberano”, y digo mal llamado porque de soberano no tiene nada, no es más que una masa de gente ignorante, cobarde y, por qué no decirlo, bastante idiota. Porque hay que ser muy idiota para no ver lo que han hecho con nosotros estos últimos cuatro años y a dónde nos quieren llevar.

Ahora los medios de comunicación copan todos los espacios informativos con las protestas de los agricultores bloqueando media Europa. Algunos ven en ello un atisbo de esperanza. Sin embargo, estas protestas no son otra cosa que más de lo mismo, ya que han sido deliberadamente alentadas por el poder para seguir avanzando en su agenda.

¿Hasta cuándo va a seguir ignorando el “pueblo soberano” que las huelgas y manifestaciones son una herramienta del poder y no un derecho de los ciudadanos? Es una jugada maestra: nos fastidiamos entre nosotros mismos para protestar por las políticas que nos impone el Gobierno.

Porque, digo yo, ¿a santo de qué estos agricultores, que están en su derecho a quejarse, tienen que perjudicar a otros ciudadanos como ellos? Imagina una persona que tiene cita para una operación y no puede llegar al hospital por estar bloqueado en la carretera, ¿por qué tiene que pagar esa persona las consecuencias del conflicto entre el Gobierno y los agricultores? ¿No sería más razonable que pagara el Gobierno que es el que ha causado el problema? Al final, como siempre, se llegará a un acuerdo. Evidentemente, estos acuerdos suelen terminar en forma de subvenciones, y una vez que los agricultores acepten el dinero del Gobierno estarán a merced de sus pagadores que, a cambio, les impondrán lo que les plazca. Ya sabes, quien paga manda.

Mientras no comprendamos que la única manera de escapar de esta tiranía es deshacernos de la clase política y toda esa multitud de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, nada cambiará. Porque no se trata de que nos hagan ninguna concesión, no la necesitamos. Se trata de que desaparezcan de nuestras vidas para siempre con sus normas, sus leyes y sus fuerzas represivas. Lo que necesitamos es educación de calidad y acceso al verdadero conocimiento, nada más.


En fin. Mucho me temo que el “pueblo soberano” no sabe lo que le espera y, si lo sabe, parece que se la trae al pairo. De no ser así, no entiendo su postura.

El 18 de febrero de 2024 se celebran elecciones al Parlamento de Galicia. Si el “pueblo soberano” hubiese tomado conciencia de lo que está pasando las urnas deberían estar vacías. Pero me temo que eso no va a suceder y todo seguirá como hasta ahora. Por lo tanto, la Agenda 2030 seguirá adelante hasta lograr sus objetivos de despoblación y control, y el “pueblo soberano” no hará nada para evitarlo.

(Visto en http://pepeluengo.blogspot.com/)

martes, 13 de febrero de 2024

73% DE EMBALSAMADORES CONTINÚAN REPORTANDO COÁGULOS FIBROSOS NUNCA VISTOS ANTES DE 2021


UCRANIA, LA GUERRA Y LOS "VALORES OCCIDENTALES"



Quienes piden que se apoye y defienda a Ucrania debido a los «valores occidentales» deberían explicarme qué significan realmente estos valores occidentales hoy en día.

¿Se trata de la política de fronteras abiertas que garantiza 96.000 plazas de acogida adicionales para inmigrantes desfavorecidos sólo este año?

¿Es la agenda demográfica, por la que los contribuyentes holandeses podrían desembolsar un total de 7.600 millones de euros de aquí a 2024?

¿O son las regulaciones climáticas que pronto nos impedirán conducir un coche, comer carne o volar de vacaciones porque se volverán inasequibles?

¿Es la histeria climática que destruirá a los agricultores, los volverá locos y amenazará con perderlo todo, provocando escasez de alimentos?

¿O es la llamada «libertad de expresión»? Que en realidad no es más que censura y sólo se aplica si te pones en fila y dices y haces exactamente lo que se espera de ti.

¿O se trata de «poder ser uno mismo»? Lo que, por supuesto, significa simplemente que los niños pequeños están sexualizados y confundidos sobre su «género» y, por lo tanto, se les anima a someterse a cirugía y tomar medicamentos que les hacen infelices y estériles de por vida.

Una última opción es defender la idea de que un hombre puede ser una mujer y viceversa, o que existe algo llamado «no binario».

Díganme, ¿son estos los valores occidentales por los que «tenemos» que luchar?


En mi opinión, la «lucha» no debería librarse en Ucrania y contra Rusia, sino aquí: para garantizar que estos valores occidentales recuperan una sustancia real.

Raisa Blommestijn
(Fuente: https://twitter.com/rblommestijn; visto en https://adaraga.com/)