ASTILLAS DE REALIDAD
Contrainformación que no encontrarás en los medios oficiales y pistas que ayuden al despertar ciudadano y espiritual
miércoles, 29 de octubre de 2025
EL CAMBIO CLIMÁTICO ANTROPOGÉNICO, EL MAYOR FRAUDE CIENTÍFICO Y FINANCIERO DE LA HISTORIA
Un geólogo y profesor australiano llamado Ian Plimer ha desmontado las teorías de los catastrofistas climáticos asegurando que el llamado «cambio climático antropogénico» es, en realidad, una de las mayores estafas científicas y financieras de la historia. Plimer, catedrático de Geología en la Universidad de Adelaida, sostiene que sólo una mínima parte del dióxido de carbono presente en la atmósfera procede de la actividad humana y que la naturaleza -principalmente los océanos- es la verdadera fuente de la inmensa mayoría de las emisiones.
Según explicó en una reciente intervención, los avances tecnológicos, especialmente los satélites, permiten medir con precisión tanto el número de árboles existentes en el planeta como la cantidad de CO₂ emitido por distintas fuentes, ya sea la quema de carbón, el uso de petróleo o la producción industrial. «Podemos cuantificar lo que emitimos, y los datos muestran que la vegetación del planeta absorbe más dióxido de carbono del que el ser humano libera. Ya estamos, de hecho, en un balance neutro», afirmó.
A partir de esas observaciones, Plimer plantea una pregunta que considera clave: si las plantas están absorbiendo más CO₂ del que genera la humanidad, ¿de dónde procede entonces el exceso detectado en la atmósfera? Su respuesta es tajante: de los océanos, que según él son responsables de alrededor del 97% del dióxido de carbono liberado al aire. El resto, añade, proviene de la respiración de los animales y de la actividad volcánica natural.
El científico australiano critica duramente las políticas climáticas actuales, asegurando que se basan en cálculos erróneos y en un discurso alarmista promovido por intereses económicos. «Estamos siendo alimentados con una narrativa falsa», señaló. «Si uno estudia los registros geológicos, verá que en épocas pasadas la concentración de CO₂ fue mucho mayor que la actual, y no por ello la Tierra sufrió un colapso climático. Es evidente que el dióxido de carbono no puede ser el motor principal del calentamiento global».
Plimer considera que ignorar las evidencias del pasado implica asumir que «las leyes de la física y la química eran diferentes entonces», algo que califica de absurdo. A su juicio, el uso político del clima ha generado un negocio multimillonario que perjudica directamente al ciudadano común. «Todo este montaje climático nos está costando muy caro. La inflación, el precio de la energía y el aumento del coste de vida están afectando a las familias, y buena parte de ello deriva de esta cruzada contra el carbono», denunció.
(Visto en https://tierrapura.org/)
EL TRIBUNAL DE APELACIÓN DE BERLÍN ESTABLECE QUE LA O.M.S. NO PUEDE SER CRITICADA
En septiembre de 2025, el Tribunal de Apelación de Berlín dictó que las plataformas pueden eliminar publicaciones que contradigan las directrices de la O.M.S., incluso si son veraces. En otras palabras, la verdad científica puede ser censurada si contradice a la O.M.S.
Se consagra así la censura previa tanto en sanidad como en política europea.
La llamada "justicia" alemana ha invertido el método científico: lo que contradice al consenso no se refuta, se borra.
Así muere la ciencia … y nace la teocracia biomédica.
La libertad de expresión no es negociable con la O.M.S. ni con Bruselas. Callar voces legítimas es la forma más totalitaria de autoritarismo.
(https://t.me/rvnesaragesaracovid19/)
martes, 28 de octubre de 2025
EL PACTO SUICIDA DE EUROPA: DEUDA, ECONOMÍA DE GUERRA Y CULTO AL CLIMA
La cumbre de la UE celebrada el pasado jueves en Bruselas se centró principalmente en cuestiones de seguridad. Para decirlo sin rodeos: Ucrania debe convertir de alguna manera su guerra perdida contra Rusia en una victoria, y la UE debe estar preparada militarmente para actuar en 2030. El hecho de que esto solo sea factible con una economía que funcione parece no haber calado aún en el centro de poder de Bruselas. En cambio, se están preparando para una gran «huelga de liberación» fiscal, lo que supondrá un auge exuberante para la burocracia.
Cuando el canciller alemán Friedrich Merz viajó a Bruselas para la cumbre de la UE, su ardiente retórica sobre la burocratización de la UE le siguió de cerca. «Permítanme expresarlo en términos muy vívidos: tenemos que meter una rama en las ruedas de esta máquina de Bruselas para que se detenga», declaró Merz en septiembre en una conferencia de la SME y la Unión Económica, desempeñando, por un breve momento, el papel de alguien que comprende las preocupaciones de la comunidad de las pequeñas empresas.
Teatro mediático vacío
Dadas las presiones burocráticas kafkianas actuales, es probable que Merz recurra con mayor frecuencia a este tipo de jerga propia de las pequeñas empresas en los próximos meses, cada vez que las quejas de la industria se hagan más fuertes y las demandas para poner fin al acoso regulatorio sin sentido lleguen a la conciencia pública.
Pero nadie debe esperar reformas serias. El ejemplo del cambio de nombre de «renta ciudadana» a «seguridad básica» sin ningún cambio estructural demuestra que la política del Gobierno alemán se reduce a una actuación mediática, ganando tiempo para defender a toda costa el rumbo ecosocialista de Bruselas.
La cumbre lo confirmó: se permiten algunas «minirreformas» para aliviar un poco la presión, pero la línea fundamental es intocable. Para 2040, la UE debe producir de forma climáticamente neutra, sin importar el coste, ya sea mediante un decrecimiento radical como en Alemania o comprando indulgencias de CO₂ a otros países. Mientras las cuentas climáticas cuadren, nada más importa.
Leal discípulo del clima
A pesar de su retórica mordaz, Merz sigue siendo un leal discípulo de la política reguladora y climática de Bruselas. Junto con otros 19 líderes europeos, presentó una propuesta de reforma radical para reforzar la competitividad de la UE. En una carta dirigida al presidente del Consejo de la UE, António Costa, exigieron a la Comisión que revisara todas las normas antes de fin de año, eliminara las regulaciones obsoletas y excesivas y redujera la nueva legislación al «mínimo absoluto».
Esto es retórica vacía. Palabras duras sobre la locura regulatoria, seguidas de nada. En el mejor de los casos, se apacigua a los críticos con subsidios. Es el truco más antiguo de la UE: los subsidios financiados con crédito silencian la disidencia y trasladan el precio (inflación e impuestos más altos) al futuro.
Maestros en ocultar la causalidad
Bruselas es campeona mundial en disfrazar la causa y el efecto.
De hecho, la UE ya está preparando un presupuesto de 2 billones de euros que se pondrá en marcha en 2028, con subvenciones ecológicas y nueva maquinaria bélica, todo ello orquestado de forma centralizada e integrado en las burocracias nacionales. En el caso de Alemania, la ola de deuda de Bruselas se complementa con otros 50 000 millones de euros al año procedentes de «fondos especiales». Se necesitarán miles de nuevos puestos de trabajo públicos para distribuir esta crisis crediticia.
Que esto provocará inevitablemente una gran inflación y nuevas subidas de impuestos es algo que la canciller prefiere no mencionar. El estado de ánimo de la población ya es ... digamos: tenso. No hay necesidad de echar más leña al fuego.
Economía de guerra = más burocracia
La construcción de una economía de guerra europea, con Alemania como motor principal, hinchará aún más el aparato estatal. Los sectores de la defensa y el medio ambiente conforman juntos un programa de empobrecimiento masivo dirigido a la clase media europea, que está siendo explotada más descaradamente que nunca.
Aumento de los impuestos sobre el carbono, un impuesto sobre el plástico en toda la UE, aumento de los multiplicadores del impuesto de sociedades, explosión de los costes laborales ... La construcción del superestado de la UE y la financiación de sus ambiciones climáticas es un placer muy costoso.
Las empresas alemanas se están ahogando bajo una montaña de nuevas regulaciones de la UE. Solo los costes burocráticos directos ascienden a unos 70 000 millones de euros al año, según un estudio del Bundesbank.
Las cargas burocráticas siguen creciendo
Si el canciller Merz quiere ahora reducir la burocracia y recortar la plantilla pública en un 8 % (tras contratar a 50 000 nuevos empleados estatales en solo 12 meses) y, al mismo tiempo, reducir las cargas burocráticas en una cuarta parte ... eso solo puede significar una cosa: habría que recortar drásticamente las políticas verde-socialistas.
Pero la cumbre dejó una cosa clara: aunque la concienciación está creciendo lentamente en las maltrechas economías de Alemania, Italia y Francia, la senda climática sigue siendo sagrada. El objetivo de cero emisiones netas se mantiene, ya sea para 2040 o para 2045.
¿Alguna concesión a la vista? Sencillamente, solo podemos esperar el presenciar juegos de trileros diseñados para reorganizar las cargas sin alterar los fundamentos de la política.
Privatización de la burocracia estatal
Lo alejada que está esta orientación ideológica de la realidad económica queda patente en los nuevos datos del mercado laboral. En los últimos tres años, la regulación ha «creado» 325 000 nuevos puestos de trabajo en empresas medianas. La prensa lo celebra como un éxito del mercado laboral.
Pero estos puestos no son más que burocracia gubernamental externalizada, financiada por empresas y clientes. No producen nada, no mejoran nada y no responden a ninguna demanda del mercado. Son barreras, nuevos centros de costes impuestos por un régimen regulador en metástasis.
Se acelera el éxodo industrial
Las consecuencias son evidentes. Una encuesta reciente realizada a 240 ejecutivos de industrias que consumen mucha energía, como la siderúrgica y la química, muestra que el 31 % de las principales empresas de Alemania están trasladando su producción al extranjero. Otro 42 % está retrasando sus inversiones o trasladándolas a otros lugares de Europa.
Los precios de la energía, el exceso de regulación y la creciente presión comercial de EE.UU., todo ello acelerando la desindustrialización de Alemania, se ven reforzados por una burocracia que sigue multiplicándose como bacterias en una placa de Petri.
Sin embargo, ni los directores generales ni los sindicatos se atreven a desafiar la grotesca agenda climática de la UE. La cruzada climática de Bruselas se asemeja cada vez más a una conspiración sectaria contra la racionalidad y la lógica económica.
La solución ya existe, directa del exdirector del BCE, Mario Draghi: más deuda, otro megaprograma de 800.000 millones de euros para «impulsar la productividad», lo que significa más control central en Bruselas. Añádase la ideología climática y la economía de guerra, y la receta para el futuro de la UE estará completa.
La burocracia climática: la última fortaleza del poder
Para Ursula von der Leyen y su Comisión, la política climática es existencial. A lo largo de los años, Bruselas ha construido una burocracia tentacular, alimentada por subvenciones, que expande su poder en proporción directa a la intervención reguladora en la economía.
Allí donde un «responsable de cumplimiento climático» presenta informes sobre las normas de la UE en materia de deforestación, Bruselas acecha cerca.
«Ubi Bruselas, ibi Imperium».
Incluso los gigantes tecnológicos estadounidenses están descubriendo el aparato de censura europeo, que se centra en plataformas como X y Google para asegurarse el control del discurso público y silenciar las críticas a la creciente influencia de Bruselas y a su fallida agenda de transformación.
¿Un debate abierto sobre el fallido proyecto de regulación ecológica? Absolutamente prohibido. Toda la arquitectura de poder de la burocracia de Bruselas se basa en el pánico al CO₂. Si ese pánico desaparece, Bruselas desaparece con él, y ellos lo saben.
Thomas Kolbe
(Fuente: https://www.zerohedge.com/; visto en https://es.sott.net/)
Que esto provocará inevitablemente una gran inflación y nuevas subidas de impuestos es algo que la canciller prefiere no mencionar. El estado de ánimo de la población ya es ... digamos: tenso. No hay necesidad de echar más leña al fuego.
Economía de guerra = más burocracia
La construcción de una economía de guerra europea, con Alemania como motor principal, hinchará aún más el aparato estatal. Los sectores de la defensa y el medio ambiente conforman juntos un programa de empobrecimiento masivo dirigido a la clase media europea, que está siendo explotada más descaradamente que nunca.
Aumento de los impuestos sobre el carbono, un impuesto sobre el plástico en toda la UE, aumento de los multiplicadores del impuesto de sociedades, explosión de los costes laborales ... La construcción del superestado de la UE y la financiación de sus ambiciones climáticas es un placer muy costoso.
Las empresas alemanas se están ahogando bajo una montaña de nuevas regulaciones de la UE. Solo los costes burocráticos directos ascienden a unos 70 000 millones de euros al año, según un estudio del Bundesbank.
Las cargas burocráticas siguen creciendo
Si el canciller Merz quiere ahora reducir la burocracia y recortar la plantilla pública en un 8 % (tras contratar a 50 000 nuevos empleados estatales en solo 12 meses) y, al mismo tiempo, reducir las cargas burocráticas en una cuarta parte ... eso solo puede significar una cosa: habría que recortar drásticamente las políticas verde-socialistas.
Pero la cumbre dejó una cosa clara: aunque la concienciación está creciendo lentamente en las maltrechas economías de Alemania, Italia y Francia, la senda climática sigue siendo sagrada. El objetivo de cero emisiones netas se mantiene, ya sea para 2040 o para 2045.
¿Alguna concesión a la vista? Sencillamente, solo podemos esperar el presenciar juegos de trileros diseñados para reorganizar las cargas sin alterar los fundamentos de la política.
Privatización de la burocracia estatal
Lo alejada que está esta orientación ideológica de la realidad económica queda patente en los nuevos datos del mercado laboral. En los últimos tres años, la regulación ha «creado» 325 000 nuevos puestos de trabajo en empresas medianas. La prensa lo celebra como un éxito del mercado laboral.
Pero estos puestos no son más que burocracia gubernamental externalizada, financiada por empresas y clientes. No producen nada, no mejoran nada y no responden a ninguna demanda del mercado. Son barreras, nuevos centros de costes impuestos por un régimen regulador en metástasis.
Se acelera el éxodo industrial
Las consecuencias son evidentes. Una encuesta reciente realizada a 240 ejecutivos de industrias que consumen mucha energía, como la siderúrgica y la química, muestra que el 31 % de las principales empresas de Alemania están trasladando su producción al extranjero. Otro 42 % está retrasando sus inversiones o trasladándolas a otros lugares de Europa.
Los precios de la energía, el exceso de regulación y la creciente presión comercial de EE.UU., todo ello acelerando la desindustrialización de Alemania, se ven reforzados por una burocracia que sigue multiplicándose como bacterias en una placa de Petri.
Sin embargo, ni los directores generales ni los sindicatos se atreven a desafiar la grotesca agenda climática de la UE. La cruzada climática de Bruselas se asemeja cada vez más a una conspiración sectaria contra la racionalidad y la lógica económica.
La solución ya existe, directa del exdirector del BCE, Mario Draghi: más deuda, otro megaprograma de 800.000 millones de euros para «impulsar la productividad», lo que significa más control central en Bruselas. Añádase la ideología climática y la economía de guerra, y la receta para el futuro de la UE estará completa.
La burocracia climática: la última fortaleza del poder
Para Ursula von der Leyen y su Comisión, la política climática es existencial. A lo largo de los años, Bruselas ha construido una burocracia tentacular, alimentada por subvenciones, que expande su poder en proporción directa a la intervención reguladora en la economía.
Allí donde un «responsable de cumplimiento climático» presenta informes sobre las normas de la UE en materia de deforestación, Bruselas acecha cerca.
«Ubi Bruselas, ibi Imperium».
Incluso los gigantes tecnológicos estadounidenses están descubriendo el aparato de censura europeo, que se centra en plataformas como X y Google para asegurarse el control del discurso público y silenciar las críticas a la creciente influencia de Bruselas y a su fallida agenda de transformación.
¿Un debate abierto sobre el fallido proyecto de regulación ecológica? Absolutamente prohibido. Toda la arquitectura de poder de la burocracia de Bruselas se basa en el pánico al CO₂. Si ese pánico desaparece, Bruselas desaparece con él, y ellos lo saben.
Thomas Kolbe
(Fuente: https://www.zerohedge.com/; visto en https://es.sott.net/)
LA U.E. PROPONE MULTIPLICAR POR 4.000 EL GLIFOSATO PERMITIDO EN EL AGUA
La revisión de la Directiva europea de sustancias prioritarias (que fija los límites químicos en aguas superficiales y subterráneas) incluye una propuesta para elevar el umbral permitido de glifosato en agua hasta unos 398,6 µg/L, frente al límite actual de 0,1 µg/L.
El glifosato es un herbicida que se introdujo en 1974 y es de uso general en casi todo el mundo. Muchos propietarios lo utilizan para controlar las malas hierbas en sus jardines. Se puede encontrar en el suministro de agua, en vacunas, en la ropa, paños de cocina, tampones y pañales para bebés.
Las agencias gubernamentales lo han presentado siempre como seguro, ignorando durante décadas los estudios científicos sobre su elevada toxicidad para los seres vivos. Particularmente grotesca fueron las "pruebas" de su inocuidad presentadas en los ochenta por Industry Biotest Laboratories, en las que un revisor de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) señaló una «falsificación de datos de rutina» que incurría en el puro disparate al afirmar que «se habían tomado muestras muestras de los úteros de conejos machos», algo que descalifica la integridad científica de unos análisis que habían sido encargados, como cabía esperar, por el fabricante.
No es el único caso de fraude en torno al herbicida de marras: en 1991, el propietario del laboratorio Craven Labs, y tres empleados fueron acusados de 20 cargos por haber alterado los datos en torno a la toxicidad del producto; el propietario fue condenado a 5 años de prisión y una multa de 50 000 dólares y el laboratorio fue multado con 15,5 millones de dólares.
Desde 2015 el glifosato se encuentra clasificado como "probable carcinógeno" por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud.
El estudio que aportó en las fuentes, vincula (con un alto coeficiente de relación) 22 enfermedades con el tóxico: autismo, hipertensión, accidente cerebrovascular, alzhéimer, enfermedades renales, cáncer (tiroides, hígado, vejiga, páncreas, riñón y leucemia), diabetes, párkinson, esclerosis múltiple, infección e inflamación intestinal, etc.
En 2019 Dewayne Johnson, jardinero de profesión, logró que un tribunal de EE.UU. condenara al fabricante, Monsanto -actualmente absorbido por la multinacional Bayer- por los daños que le causó el herbicida: había empleado Roundup y Ranger Pro, productos que contienen el pesticida, al menos 30 veces al año desde 2012 hasta 2014, fecha en que le fue diagnosticado linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que surge en los linfocitos. Testimoniales y pruebas demostraron que el herbicida fue el causante directo de su enfermedad, razón por la que fue indemnizado con 289 millones de dólares.
Otros granjeros de EE.UU. han presentado demandas por daños del glifosato
En 1996 Monsanto fue acusado de publicidad falsa y engañosa de los productos derivados del glifosato, acarreando una demanda judicial iniciada por el fiscal general del estado de Nueva York. El 20 de enero de 2007, Monsanto fue declarada culpable de publicidad engañosa por presentar al Roundup como biodegradable y alegar que el suelo permanecía limpio después de su uso. Defensores del medio ambiente y de los derechos del consumidor plantearon el caso en 2001 sobre la base de que el glifosato, el ingrediente principal del Roundup, está clasificado por la Unión Europea como «peligroso para el medio ambiente» y «tóxico para los organismos acuáticos», razón por la cual el cambio de postura de la U.E. resulta absolutamente injustificable, y una muestra más de cómo los legisladores europeos anteponen los intereses de las multinacionales farmacéuticas y agroquímicas a la salud pública.
(Fuente: https://www.ecologistasenaccion.org/)
RAAD SALAM: EL ISLAM NO ES UNA RELIGIÓN DE PAZ, ES UN PROYECTO TOTALITARIO
Raad Salam Naaman es doctor en Filología Árabe e Islámica por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Ciencias de las Religiones por la Universidad Pontificia de Salamanca. Nacido en Nínive (Irak), donde se licenció en Estudios Árabes e Islámicos antes de huir por persecución religiosa, sobrevivió a guerras, secuestros y torturas por defender su fe cristiana frente al fanatismo islámico. Exiliado en España, es hoy un reconocido investigador, profesor y estudioso del Islam, cuya vida y conocimiento profundo de la cultura árabe le convierten en una de las voces más lúcidas y valientes frente al radicalismo musulmán.
lunes, 27 de octubre de 2025
LA DERROTA DE OCCIDENTE
En "La derrota de Occidente", el último ensayo del historiador y antropólogo francés Emmanuel Todd, se plantea como idea central que la decadencia de Occidente no es un hecho posible o probable sino algo ya en marcha, en estado avanzado, inevitable e irreversible. Su argumento pivota sobre tres ideas fundamentales:
1.- El fin de la religiosidad. Son varios los pensadores que han puesto en el centro de sus análisis sobre las transformaciones sociales la desaparición de la religión como sistema de ordenamiento moral y de autoridad -sobre todo del protestantismo en Estados Unidos, Alemania, y Reino Unido y del catolicismo en Francia-. Entre sus consecuencias más inmediatas, especial mención merece el progresivo desapego por los valores de la educación y el mérito, pilares fundamentales de un sistema democrático, hoy en claras vías de extinción.
Las estadísticas que van sucediéndose en el texto muestran un pronunciado descenso en los resultados educativos norteamericanos junto a una clara tendencia hacia las carreras de administración, finanzas y derecho, en detrimento de las clásicas ingenierías, industriales o científicas.
2.- El dólar como síntoma. Estados Unidos ha sufrido desde los acuerdos de Breton Woods, el mal denominado «Dutch Disease», o lo que es lo mismo, los efectos perniciosos provocados por un aumento significativo en los ingresos de un país a partir de sus comodities o divisas. Estados Unidos emite los dólares que el mundo entero atesora y sus ingresos por dicha operación financiera -de coste casi cero- desincentiva cualquier otra inversión en desarrollo y producción industrial, indicadores que por cierto no hacen más que descender desde el inicio de la relocalización de la producción occidental en el sur global y periférico.
3.- Occidente es solo una porción del mundo. Ya no se trata de aquella cultura que alguna vez iluminó el destino con sus ideas liberales de progreso y bienestar. Actualmente, su decadencia puede palparse más allá de sus fronteras, donde no es vista con simpatía por el resto del planeta. La globalización puesta en marcha en los años noventa -de la que Estados Unidos y Europa fueron artífices, y su posterior crisis de 2007- se ven como un efecto pernicioso de una recolonización, una extracción de plusvalía acaso más discreta pero eficaz que la del periodo 1880-1914. Una extracción esta vez financiera, a diferencia de la industrial que puso en marcha Gran Bretaña. En este escenario, la guerra entre Ucrania y Rusia tiene al segundo como claro favorito fuera de Occidente. No es que Putin sea un personaje que genere devoción en China, India o Irán, pero creer como ha creído Occidente que con las sanciones a Rusia -que ningún país fuera de Occidente secundó- se iba a debilitar a Putin, no ha sido otra cosa que el producto de un absurdo y enceguecido narcisismo de la OTAN.
Son estos tres puntos, que Todd considera irreversibles, los que se han visto exaltados -o han contribuido, en todo caso- a la actual crisis geopolítica. La tensión bélica que se vive hoy solo puede propiciar un deterioro institucional y democrático. Las enormes dosis de inseguridad e incertidumbre suelen ser los prolegómenos ideales para los procesos imperiales y autoritarios.
Habrá que estar atento y analizar si el evidente deterioro de derechos y garantías sociales que todo clima de tensiones militares impone acabará saldándose en una nueva guerra fría donde prime el instinto de supervivencia, o, por el contrario, nos dirigimos inexorablemente a un conflicto armado de escala mundial y de consecuencias imprevisibles.
(https://jorgealeman.substack.com/)
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
_a%20-%204.jpg)
_a%20-%20copia_8.jpg)
_a%20-%20copia_8.jpg)
_a%20-%20copia_7.jpg)

_a%20-%20copia_7.jpg)
_a%20-%20copia_7.jpg)
_a%20-%20copia_7.jpg)
_a%20-%20copia_7.jpg)
_a%20-%20copia_5.png)

_a%20-%20copia_5.jpg)
_a%20-%20copia_7.jpg)
_a%20-%20copia_6.png)
