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domingo, 14 de diciembre de 2025
JACOBO GRINBERG Y EL MISTERIOSO MUNDO CHAMÁNICO (7ª PARTE)
Los kachari, de la región de Assam, en la India, incluían el sacrificio de una cabra durante el trance del medium, a fin que de su observación determinara la causa y el remedio de la enfermedad que le afligía. El mago del pueblo de los oraons, en Bengala, una tribu que también se asentó en los estados de Bihar y Madhya Pradesh, buscaba el alma extraviada del paciente a través de las montañas y de los ríos, hasta el país de los muertos. Llama la atención la libertad con que actuaba el medium en las aldeas pahari del Himalaya, que continuamente introducía innovaciones religiosas ocasionadas por los estados disociativos de la conciencia que se producían durante el trance. De modo que, como observa Gerald Duane Berreman (1930 - 2013), un antropólogo y etnógrafo estadounidense que ha profundizado en su estudio, «no hay que extrañarse de la diversidad y la constante y sorprendentemente rápida rotación de los dioses venerados en la aldea pahari».
Las supuestas posesiones por parte de espíritus eran muy frecuentes en la India tribal. En los estudios del antropólogo británico Verrier Elwin (1902 - 1964) sobre los baigas, tribu asentada en la India Central, encontramos la descripción de una ceremonia durante la cual «los medium caen en un frenesí y se arrojan al suelo, con movimientos espasmódicamente contraídos, y agitan la cabeza furiosamente de un lado para otro mientras el dios cabalga sobre ellos». Estas posesiones eran involuntarias y voluntarias de manera sucesiva y, lo que es más curioso, de forma consecuente. Lo habitual era que el medium se resistiera a abandonarse a los poderes incontrolables de lo «salvaje», seguido de una sumisión a los patrones de conducta que le demandaba la situación. Todo ello era facilitado gracias a la ausencia de rigidez en el ritual que seguía el medium, con el que, una vez en trance, todo podía pasar. Cosa que no ocurría entre los sacerdotes, que dirigían una actividad religiosa sumamente ritualizada. Un caso que ilustra esta relación entre el medium y el espíritu es el matrimonio entre el chamán y un ser del mundo subterráneo que se daba entre los hill saora, población aborigen del estado de Orissa, caso que parece ser un fenómeno único en la India aborigen.
El antropólogo Verrier Elwin cuenta que Kintara, un brujo de Hatibadi, India, le confió que cuando él tenía doce años, una mujer-espíritu tutelar llamada Jangmai se le acercó en un sueño, le declaró su amor y quiso que la desposara. Kintara se negó y durante un año ella acudió regularmente a cortejarle tratando que cediera. Como no lo conseguía le envió un tigre para morderle y eso le asustó tanto que finalmente el joven aceptó casarse con ella. Pero casi inmediatamente, otra mujer-espíritu-protectora fue también a pedirle que se casara con ella. Cuando se enteró la primera le dijo: «Yo fui la primera en amarte y te considero como mi marido. Y ahora tú quieres a otra y yo no lo permitiré». Y en un arrebato de celos se lo llevó a la selva, le arrancó la memoria e hizo con él lo que quiso. No obstante prometió a sus padres portarse bien con el muchacho y ayudarle en todas sus dificultades. Cinco años después Kintara se casó, en el mundo de los vivos, con Dasuni, una mujer de su aldea, y la protectora llegó a un acuerdo con ella. De su esposa terrestre tuvo un hijo y tres hijas y de su protectora tuvo un hijo y dos hijas, que vivieron en las regiones inferiores. Un día su mujer-espíritu le llevó a su hijo para que lo conociera y Kintara sacrificó una cabra en su honor.
Elwin también encontró este mismo esquema entre las mujeres brujas, que eran elegidas por un protector sobrenatural. La muchacha primero se resistía a semejante pretendiente, después entraba en un periodo de crisis aguda que finalmente se resolvía cuando ella aceptaba la propuesta. «El sueño que obliga a una muchacha a aceptar su profesión y la marca del sello de la aprobación sobrenatural, toma la forma de visitas de un pretendiente del mundo subterráneo que le propone matrimonio con todas las consecuencias extáticas y numinosas». Una joven recuerda la primera visita que le hizo un espíritu protector en sueños, vestido con ropas muy elegantes. Ella lo rechazó y él la envolvió en un torbellino y la depositó sobre una alta rama que comenzó a balancearse. Ella se sintió aterrorizada pensando que iba a caer desde tanta altura y se apresuró a aceptar su oferta de casamiento. Otra mujer, ya casada y con un hijo cuando recibió la visita de su protector, se negó a satisfacerle y cayó enferma. Su marido mandó llamar a un brujo de la aldea vecina y el protector habló por su boca diciendo: «Voy a casarme con ella; si no acepta se volverá loca». Finalmente se vio obligada a aceptarlo y aprendió, en sueños, el arte de los chamanes.
Otra cuestión era si el oficio de brujo, o la de mago, era hereditaria o había una predestinación para ello. Entre los mun, la posesión de un medium por parte de un dios concreto no estaba predestinada astralmente, sino que se inauguraba «con una enfermedad imprevisible». En cambio, entre los lepchas de Sikkim, en el Himalaya, estudiados por el antropólogo británico Geoffrey Gorer (1905 - 1985), la categoría sacerdotal era hereditaria, aunque no por ello prescindía de la debida instrucción. Luego, con la llegada de los arios, empezamos a ver una marcada diferencia que se presentaba entre las prácticas chamánicas y los rituales brahmánicos. Mientras que en las primeras el factor espontáneo era una constante y toda la ceremonia se abría a la improvisación del chamán, el brahmán seguía un proceso muy reglado. Los largos comentarios de los Brâhmanas establecen la correcta realización de los ritos y es esta exactitud y la precisión lo que garantizaba su eficacia y no la voluntad o el capricho de los dioses. Aunque haya procedimientos dentro de los cultos devocionales a Shiva y Shakti, o en las prácticas que siguen los munis, los yogis o cualquier otro tipo con vestigios chamánicos, el contrate con el ascético sacrificio de uno mismo que vemos en la docta tradición brahmánica de la India, no podría ser más acusado. Pero sería cuestionable si, en cada caso, se puede hablar de un elemento chamánico propiamente dicho o de una tradición mágica que rebasa la esfera del chamanismo.
En el marco de la interpretación que predomina actualmente con respecto a la caracterización de las creencias y prácticas religiosas en la China temprana, varios importantes sinólogos han planteado que la experiencia extática fue el elemento principal tanto en el período prehistórico como en la etapa protohistórica e histórica inicial. Esta idea ha sido muy bien acogida por estudiosos de la historia comparada de religiones y por historiadores del arte dedicados a la investigación de las culturas antiguas de China. En este sentido, términos chinos como el de “wu”, que aparecen en fuentes escritas antiguas y que denotan a determinados funcionarios religiosos, por lo general se traducen con el equivalente de “chamán”. De hecho se afirma con frecuencia que este signo chino representa a personas que realizan danzas chamánicas, al respecto de las que se cree que se trata principalmente de ritos de exorcismo y de actos religiosos para atraer la lluvia. Sin embargo, tal equiparación con la palabra “chamán” resulta controversial en lo que respecta a las civilizaciones tempranas de la Edad del Bronce, como la de la cultura o dinastía de Shang siglos XVII a XI a.C.), si bien tal asociación es más clara para el periodo siguiente de la Dinastía Zhou (siglos XI al III a.C.), para la cual en los documentos históricos figuran una serie de personajes involucrados en tales prácticas.
Según un análisis realizado en 1995 por el profesor en arte y arqueología china, Lothar von Falkenhausen, de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), éstos se encontraban vinculados a la burocracia estatal, en cuyo ámbito intervenían en diversos tipos de rituales extáticos. Principalmente en situaciones de crisis y calamidades naturales, siendo reclutados en forma esporádica con base en sus habilidades chamánicas. Según el arqueólogo y sinólogo taiwanés Kwang-chih Chang, el uso del término de chamán para la palabra china “wu” constituye una práctica común dentro de los círculos de los sinólogos, aunque en ocasiones también ha sido traducida como médium o mago. Actualmente la palabra también se emplea como equivalente para hablar de brujos o hechiceros. Las palabras chinas para chamán y danza no solamente poseen un parentesco semántico sino también se afirma que sus signos arcaicos representan a personas que bailan con ramilletes de plumas en sus manos. Aunque hasta la fecha resulta controversial la identificación del signo arcaico en cuestión, tal como aparece en las inscripciones oraculares, con el carácter posterior para “wu”.
De acuerdo con Chow Tse-tsung, autor de The May fourth Movement. Intellectual Revolution in Modern China, el término wu pudo haber derivado del sonido de los pendientes de jade con los que se ataviaban los chamanes durante sus danzas rituales. En cambio, Kwang-chih Chang afirma que el signo de wu, que según este autor se puede reconocer también en los registros sobre los huesos oraculares encontrados formando parte del archivo real de los dinastas que gobernaron en el periodo de Shang tardío (siglo XIII a XI a.C.) y que figuran de la misma manera en inscripciones sobre objetos de bronce de esta etapa, se compone de un par de escuadras, usadas por los chamanes para el manejo del círculo y del cuadrado, por lo que deben de haber constituido instrumentos claves en la comunicación que estos especialistas religiosos entablaban entre los niveles cósmicos del universo chino.
Cree Kwang-chih Chang que wu es un término genérico que hace referencia a aquellas personas o gobernantes que tenían acceso al cielo y la tierra. Asimismo, en la definición de la palabra wu contenida en el diccionario enciclopédico más antiguo de China, que data del periodo del Imperio Han (206 a.C. - 220 d.C.), se dice que estos expertos rituales son seres capaces de servir a los espíritus y que bailan hasta lograr el “descenso” (en chino jiang) de estos seres fantasmales, refiriéndose el signo para un chamán a una persona con las mangas extendidas que está en un acto de danza. En el mismo documento se especifica que los wu se encuentran agrupados dentro de los invocadores (zhu). Según Von Falkenhausen: “Son mujeres que pueden hacer servicios a los que no tienen forma y hacer que los espíritus desciendan mediante sus danzas”. Los invocadores eran aquellos oficiantes dentro de la jerarquía ritual que veían por la observación y el correcto cumplimiento de los procedimientos seguidos en las ceremonias de la corte estatal. Es además interesante observar que en dicho diccionario la designación de wu se restringe a mujeres. Pero al respecto dice Von Falkenhausen que en tiempos de la dinastía Zhou (1050 – 256 a. C) el término se usaba para referirse a expertos extáticos de ambos sexos. Y el énfasis puesto en chamanes femeninos en el contexto de las fuentes documentales de la etapa imperial se debe a la formulación de marcos cosmológicos dentro de la historiografía confuciana oficial, en donde se incorporaron, entre otros, los esquemas de la complementariedad de los elementos del yin y del yang.
Por su parte, para hablar de la existencia de chamanes en la China antigua, se recurre por lo general a un pasaje contenido en la Crónica de los Estados Combatientes (Guoyu), que data del periodo del mismo nombre que se ubica a finales del período de Zhou Oriental (siglos V a III a.C.), que corresponde a una etapa en la historia temprana de China, en la que se dieron importantes cambios a nivel tecnológico, con la introducción del hierro, por ejemplo, así como a nivel económico y social, pero también en el terreno del pensamiento, puesto que es en este momento cuando surge una gran cantidad de escuelas filosóficas, entre las que destacan el confucianismo y el taoísmo (o daoísmo), sistema de pensamiento de origen chino basado en el libro Dao De Jing, supuestamente escrito en el siglo VI a.C. por Lao Zi.
En un pasaje del Guoyu se refiere que: “En tiempos antiguos, hombres y espíritus no se mezclaban. En aquél tiempo había ciertas personas que eran a tal grado perspicaces, centrados y respetuosos que su aprehensión les facultó hacer una relación con sentido en cuanto a lo que está arriba y abajo, y su comprensión los iluminó respecto de lo distante y lo profundo. Por ello, los espíritus descenderían para entrar en ellos. Los que poseían tales poderes, si eran hombres se llamaban xi (chamanes) y si eran mujeres eran llamados wu (chamanas). Eran ellos quienes supervisaban las posiciones de los espíritus en las ceremonias, les hacían sacrificios, o manejaban otros asuntos religiosos. Los espíritus enviaban sus bendiciones a las personas, y aceptaron a sus ofrendas. No había calamidades naturales”. Pero dado que la traducción del término de wu como chamán sigue siendo polémica, sinólogos como Von Falkenausen, quienes han adoptado una posición un tanto crítica con respecto a la existencia del chamanismo en la China antigua, prefieren hablar más bien de “médiums espirituales”.
Pese a la considerable importancia que deben de haber tenido las prácticas extáticas en el sistema religioso temprano de China, tanto en el contexto de la élite como posiblemente también en el de la religión popular, es preciso distinguir entre diferentes tipos de experiencias y manifestaciones extáticas, puesto que dentro de una definición estrecha, el fenómeno del chamanismo quedaría restringido a grupos siberianos, como de los tunguses, a partir de los cuales se definió esta práctica religiosa. Así por ejemplo, para el investigador sueco Ake Hultkrantz, quien estudió el chamanismo entre los lapones escandinavos y los grupos nativos de América, el vuelo chamánico constituye un elemento principal en la caracterización del chamanismo como una técnica arcaica del éxtasis. Aun cuando es un aspecto común entre dichos grupos, no puede ser tomado como un rasgo diagnóstico. Hultkranz define al chamán como un “funcionario social que, con la ayuda de un espíritu guardián, adquiere la éxtasis para comunicarse con el mundo sobrenatural, para el beneficio de los miembros de su grupo”.
Por tanto, un chamán establece una conexión con el mundo sobrenatural en un estado alterado de conciencia, no en función de una experiencia personal, como es el caso de manifestaciones místicas, sino por el bien de su comunidad. En esta definición de lo que se puede considerar a un chamán, se incluyen tres elementos principales. Uno es su función social;. otro es la invocación de espíritus guardianes; y otro es un estado de trance que puede variar en intensidad. Empero, con respecto a este último rasgo, se traza por lo general una distinción entre el trance chamánico y el trance de posesión de los médiums. Mientras que los chamanes invocan a los espíritus para ayudarles en su misión y pueden controlar a los espíritus, los médiums son poseídos por los espíritus en forma involuntaria. En opinión de Paper, el primer tipo de manifestación extática, el del chamanismo propiamente dicho, se encuentra ampliamente distribuido en el norte del continente euroasiático así como en América del Norte y del Sur, mientras que la experiencia extática conocida como espiritismo se observa en zonas de África subsahariana, Asia del Sur e Indonesia. El mismo autor cree que este último tipo se encuentra principalmente en grupos cuya subsistencia se basa en la horticultura o agricultura. En Asia pudiera estar relacionado con la difusión del cultivo del arroz que en diferentes momentos históricos llegó a sustituir a las ancestrales culturas cazadoras-recolectoras con orientación masculina.
En este escenario social de grupos igualitarios de cazadores, recolectores y pescadores, en los que aún no existen especializaciones a tiempo completo, el chamanismo de hecho es considerado como el aspecto predominante de sus creencias y prácticas religiosas. Sin embargo, en amplias zonas del Asia Oriental parece acusarse más bien una fusión entre ambas manifestaciones extáticas, lo que por su parte explicaría que en países como Corea las mujeres representen importantes figuras chamánicas. Afirma Paper que el chamanismo constituye una experiencia universal que ha existido en cada etapa cultural de la humanidad, aunque se asocia más a las sencillas culturas de cazadores-recolectores, de los cuales aún sobreviven muy pocos hoy en día.
Y en relación a tiempos actuales, se han generado una serie de adaptaciones modernas de métodos de curación chamánicos en amplias partes del mundo. Incluso en las sociedades modernas se está recurriendo ampliamente a diversos tipos de experiencias extáticas para entablar una comunicación con entidades sobrenaturales. Dentro del ámbito de países con herencia cultural china, a este respecto se está experimentado todo un nuevo florecimiento de tales experiencias incluso dentro de la República Popular China. Y encontramos una expansión de prácticas extáticas en comunidades chinas de ultramar, al igual que en las expansivas economías modernas de Singapur o Taiwán, donde intervienen médiums que actúan en los templos locales cada vez más numerosos para, por ejemplo, revelar números de suerte para ganar premios en loterías. Se trata aquí de una manifestación importante dentro de diversas expresiones culturales de la religión popular.
Con relación a las manifestaciones religiosas en la China temprana, en la que se cristalizó el surgimiento de una trayectoria civilizatoria milenaria por lo menos desde el segundo milenio a.C., empezando por la dinastía Xia (siglo XXI al XVII a.C.) que antecede a la de los soberanos shang, algunos autores trazan el paso del chamanismo como fenómeno religioso predominante en tiempos prehistóricos y protohistóricos, al de una práctica caracterizada por manifestaciones extáticas espiritistas para mediados del período de la Dinastía Zhou, etapa a partir de la que determinados elementos chamánicos preexistentes parecen haber sido incorporados dentro de una experiencia mística individual, que destaca sobre todo dentro del taoísmo institucional. Es a partir de allí que se debe de haber perdido la función social del chamán y que rasgos como el ascenso chamánico se encuentran plasmados en los vuelos mágicos de los “santos” inmortales del taoísmo. De hecho, se ha sugerido que los inmortales daoístas eran originalmente chamanes quienes habían sido figuras prominentes en culturas regionales del sur de China.
Paper, en un análisis del Zhuangzi, obra básica del taoísmo filosófico, en cuyos segmentos más tempranos, que datan de alrededor del siglo IV a.C., se encuentran referencias al ascenso chamánico como posible vestigio de una tradición anterior, y donde en secciones más tardías dicho ascenso o vuelo mágico se encuentra asociado a los inmortales y se convierte en una técnica de meditación dentro de una experiencia mística incorporada a la búsqueda de la longevidad. Como ejemplo tenemos el estudio antropológico realizado por el profesor Stephan Feuchtwang (2000) en comunidades locales de Taiwán y de la China continental.
La idea de que los inmortales del taoísmo eran originalmente figuras chamánicas y que a finales del período de la dinastía Zhou los chamanes de épocas anteriores habrían adoptado una experiencia mística antisocial ya había sido anotada por Edward H. Schafer en su libro (, Thoughts about a Students’ Dictionary of Classical Chinese 1966), al constatar que: “…los xian [inmortales] habían abandonado el útil papel social de los antiguos chamanes y, casi como todos los daoístas, solamente buscaban su propia salvación. Sin embargo, ellos no han olvidado las técnicas arcaicas de la proyección del alma, y ellos siguieron soñando con vuelos mágicos a paraísos en el mar y el aire”. Es entonces, durante la Dinastía Zhou de la China Antigua, cuando se debe de haber generado una evolución desde experiencias extáticas, heredadas de una tradición chamánica anterior, hacia las manifestaciones espiritistas más características de las prácticas daoístas que incluyen el trance de la posesión por los espíritus invocados por los médiums, los cuales siguen siendo figuras muy activas dentro de la religión popular de varias zonas del Este de Asia. Precisamente, para esta etapa de la transición entre los fenómenos extáticos del chamanismo y del espiritismo, encontramos indicios de una posible combinación de ambas experiencias religiosas en el contexto de los rituales de sacrificio practicados por miembros de la aristocracia.
En tales rituales, realizados principalmente en ocasión de los servicios funerarios, se recurría a una experiencia extática para la comunicación con los espíritus de los muertos, tal como se puede desprender de algunos pasajes de documentos escritos de los períodos de las dinastías Zhou y Han. Así, en el documento conocido como el Lunheng, que data del siglo I d.C., existe la siguiente anotación: “Los muertos de generaciones pasadas ponen a la gente en trance y los usan para hablar. Cuando los wu oran con sonidos misteriosos, hacen descender las almas de los muertos, que hablan a través de las bocas de los wu”.
Tal como señala Von Falkenhausen (1995), en lo que concierne a la etapa final de la dinastía Zhou, los chamanes tenían una posición de bajo estatus dentro de la jerarquía ritual del aparato gubernamental. Por lo que, según afirma el mismo autor, se trata aquí más bien una especie de religiosos que ni siquiera ocupaban rangos oficiales dentro de la administración estatal vinculada al Ministerio de los Ritos, por lo que en su mayoría parecen haber sido empleados gracias a sus dotes mágicas. Dentro de esta institución gubernamental, en cuyas divisiones administrativas los chamanes figuran al lado de diversos funcionarios al servicio de la corte real, tales como adivinos, músicos, escribas y personal a cargo de los templos ancestrales, estos expertos versados en artes extáticas se encontraban claramente subordinados a los oficiantes designados como invocadores e intervenían principalmente en rituales funerarios, en sacrificios a las entidades sobrenaturales y los ancestros, así como en ceremonias de curación y de petición de lluvias.
Von Falkenhausen dice que en tales actos estos intermediarios entre los seres humanos y las entidades sobrenaturales eran poseídos por los espíritus. Infiere que eran especialmente activos en situaciones adversas y de desgracias. En algún momento, como sugiere Julian Jaynes (1920 - 1997), psicólogo estadounidense de la Universidad de Yale, en una fecha tan reciente como el 1250 a.C., el hombre empezó a crear conocimiento «solar», la clase de conocimiento que se puede incluir en las enciclopedias, los diccionarios y las tablas de logaritmos. La diferencia que existe entre los dos tipos de conocimiento puede definirse como la diferencia entre la visión interior y la simple información. En el Fedro de Platón, el rey Thamus expresa dudas cuando el dios Toth le dice que su invención de la escritura es un gran avance para la raza humana. El rey contesta que sólo servirá para hacer que el hombre sea mentalmente perezoso y para disminuir sus facultades mentales. El conocimiento solar, que puede almacenarse en enciclopedias, es utilísimo. Pero no puede substituir realmente aquel sentido íntimo del universo y de nuestra participación en él, que nuestros antepasados, que observaban las estrellas, fueron los primeros en adquirir. Esto nos lleva a una de las conjeturas más interesantes sobre estos antepasados que observaban las estrellas y que probablemente tienen continuidad en los actuales chamanes.
(Visto en https://oldcivilizations.wordpress.com/)
UCRANIA: LAS PRUEBAS CANCELADAS
Desde 1991, año en que Ucrania se convirtió en una república independiente tras la disolución de la URSS, la OTAN empezó a tejer una red de vínculos dentro de las fuerzas armadas ucranianas.
Al mismo tiempo, militantes neonazis fueron reclutados, financiados, entrenados y armados a través de la CIA y otras agencias de inteligencia. La documentación fotográfica muestra a jóvenes militantes neonazis ucranianos de la ONU-UNSO entrenando en Estonia en 2006 con instructores de la OTAN, quienes les enseñaron técnicas de combate urbano y el uso de explosivos para sabotajes y atentados.
Esta estructura paramilitar neonazi entró en acción el 20 de febrero de 2014 en la plaza Maidán de Kiev, durante una manifestación política entre partidarios y detractores de la adhesión de Ucrania a la UE. Mientras grupos armados organizados asaltaban edificios gubernamentales, francotiradores "desconocidos" (que posteriormente resultaron ser reclutados en Georgia) dispararon los mismos rifles de francotirador contra manifestantes y policías, causando decenas de muertos.
El mismo día del golpe de Estado en Maidán, el Secretario General de la OTAN se dirigió a las fuerzas armadas ucranianas con tono autoritario, advirtiéndoles que "permanecieran neutrales" o se enfrentarían a "graves consecuencias negativas para nuestras relaciones". Abandonado por la cúpula de las fuerzas armadas y gran parte del aparato gubernamental, el presidente se vio obligado a huir.
El golpe de Estado en la Plaza Maidán fue inmediatamente seguido por un ataque contra rusos en Ucrania y ucranianos simpatizantes de Rusia. Fue una ola de terror orquestada con precisión: las sedes del Partido Comunista de Ucrania y otros movimientos políticos fueron devastadas, sus líderes linchados, sus periodistas torturados y asesinados; activistas quemados vivos en la Cámara del Trabajo de Odessa; residentes indefensos del este de Ucrania de origen ruso fueron masacrados en Mariupol y bombardeados con fósforo blanco en Slaviansk, Lugansk y Donetsk.
Ante una ofensiva contra los rusos en Ucrania, el Consejo Supremo de la República de Crimea -territorio ruso que pasó a manos de Ucrania durante la era soviética en 1954- votó a favor de separarse de Kiev y solicitar su reincorporación a la Federación Rusa. La decisión fue confirmada mediante referéndum popular con el 97 % de los votos a favor.
El 18 de marzo de 2014, el presidente Putin firmó el tratado que otorgaba a Crimea la adhesión a la Federación Rusa con el estatus de república autónoma. Mientras que en el Donbás, las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, habitadas por rusos, resistieron los ataques de Kiev que causaron 14.000 muertes, la hoja de ruta para la cooperación técnico-militar entre la OTAN y Ucrania, firmada en 2015, integró eficazmente las fuerzas armadas y la industria de defensa de Kiev a las de la Alianza liderada por Estados Unidos.
Las formaciones neonazis se incorporan a la Guardia Nacional, entrenada por cientos de instructores estadounidenses de la 173 Brigada Aerotransportada, trasladada de Vicenza a Ucrania como apoyo de la OTAN.
La Ucrania de Kiev se convirtió en el foco del resurgente nazi en el corazón de Europa. Los neonazis acudieron en masa a Kiev desde toda Europa (incluida Italia) y Estados Unidos, reclutados principalmente por el Pravy Sektor y el Batallón Azov, cuya influencia nazi quedó representada por el emblema inspirado en el de las SS, Das Reich.
Tras ser entrenados y probados en operaciones militares contra rusos en Ucrania, en el Donbás, se les permite regresar a sus países con pasaportes ucranianos. Al mismo tiempo, la ideología nazi se está difundiendo entre las generaciones más jóvenes de Ucrania. El Batallón Azov, en particular, participa en esta tarea, organizando campamentos de entrenamiento militar y educación ideológica para niños y jóvenes, a quienes se les enseña, sobre todo, a odiar a los rusos.
En las elecciones ucranianas de 2019, el actor Volodymyr Zelensky, famoso por su serie de televisión sobre la corrupción de los líderes políticos ucranianos en el papel de un profesor elegido accidentalmente presidente de la República, se convirtió en presidente de Ucrania.
Durante su campaña electoral, Zelenski prometió poner fin a la guerra en el Donbás y sanear el sistema de gobierno dominado por los oligarcas, acusando al acaudalado Poroshenko de ocultar sus activos en paraísos fiscales extranjeros. Sin embargo, una vez en el cargo, Zelenski hizo todo lo posible por impulsar la guerra de facto de la OTAN contra Rusia.
(Fuente: https://www.byoblu.com/)
sábado, 13 de diciembre de 2025
"WISH YOU WERE HERE", NUEVA REEDICIÓN DE UNA OBRA MAESTRA ABSOLUTA QUE CUMPLE 50 AÑOS
La industria discográfica vuelve a apostar por aprovechar el aniversario de un álbum histórico para editar una caja en la que es imposible echar de menos alguna de las versiones, demos, mezclas o material complementario generado en torno al disco en cuestión. En esta ocasión el lanzamiento "exprimido" es el noveno álbum de estudio de Pink Floyd, "Wish you were here", una de las cimas del rock progresivo y, en opinión de este bloguero, uno de los diez álbumes fundamentales de la historia del rock. Objeto ya en 2011 de una edición que en su momento parecía definitiva, el clásico "Inmersion", vuelve a experimentar este mes de diciembre una reedición de lujo que incluye seis versiones alternativas y una jugosa serie de maquetas inéditas, entre ellas dos de «The Machine Song» (que se convertiría en «Welcome to the Machine»), la primera toma de «Wish You Were Here», una nueva mezcla estéreo de de «Shine On You Crazy Diamond», tomas alternativas de varios temas, un libro de tapa dura con fotografías inéditas, un cómic con el programa de la gira, un póster de la actuación del grupo en el Festival de Knebworth, ... En fin, un festival para el aficionado y un expolio para su bolsillo.
Como en el caso del "The lamb lies down on Broadway" de Genesis, comentado en el blog, existen varios formatos accesibles al coleccionista, que aparecen detallados en este enlace. Y como en aquel caso, aprovecho la efeméride para recuperar la entrada que le dediqué en la primera encarnación del blog, hace ya la friolera de diez años en los cuales, como el buen vino, la obra va destilando sus esencias para disfrute de los más exigentes paladares. Por mi parte no ha habido más retoques que la actualización de fechas y alguna referencia que otra referencia al presente de la obra.
"Ahora de casi todo hace ya veinte años", decía el poema de Gil de Biedma; "20 años no es nada", objetaba Gardel; ... pero lo inapelable es que va haciendo ... 50 años de muchas cosas. Entre ellas, de la edición de un álbum para el que los más elogiosos adjetivos acaban por quedarse cortos, porque en muy contadas ocasiones el rock ha llegado a las alturas de excelsitud, inspiración y belleza con mayúsculas que desborda la grabación que el grupo Pink Floyd entregó al mundo desde el desencanto de cuatro talentosos jóvenes que descubrían que no eran dueños del carrusel en el que viajaban a velocidades supersónicas, y que, sin la inspiradora compañía del líder que puso en marcha la máquina, nada era como habían esperado.
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Syd Barrett (1946-2006), un talento desbordante malogrado por el abuso de las drogas. |
Solo que no hay ruptura con la norma que no exija un peaje, y en este caso fue la imposibilidad de Syd para volver de sus viajes impulsados por el ácido. El LSD le voló, literalmente, el cerebro. No pudo integrar las vivencias que le proporcionaban sus cada vez más incontrolados tránsitos al "otro lado", y el ensimismamiento continuo, la desconexión con la realidad y la imposibilidad de asumir los compromisos mundanos del grupo -contratos, grabaciones, giras,- acabaron por convencer a sus compañeros de que se había vuelto un lastre para ellos. Fue sustituido por su amigo, el talentoso David Gilmour, y en pocos meses desapareció del universo floydiano.
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright, Pink Floyd en su formación clásica de los años setenta. |
La repercusión de "The dark side of the moon" es difícil de resumir en pocas líneas. Musicalmente roza la perfección absoluta de un modo análogo a como lo hace el cine de Kubrick. Nada sobra en sus surcos, que enlazan cada tema con el siguiente con una fluidez que hace que el resultado sea mucho más que la suma de sus partes. Sencillamente, no puede ser pensado en otra forma que la que sus creadores le dieron: sonidos sampleados, canciones modélicas, interludios instrumentales donde la experimentación se hace su hueco, arreglos "jazzísticos", ... todo ello empastado por una producción detallista al máximo y una calidad de sonido que lo convirtió en el disco idóneo para probar equipos de música. Tan apabullante producto obtuvo un reconocimiento masivo, que hizo del album un éxito de ventas sin precedentes (llegó a permanecer 811 semanas en la lista Billboard, record que, dada la decadencia de la música comercializada en soporte físico, es improbable que sea superado jamás). El grupo se vio aupado al estatus de superestrellas, pese a que su imagen personal ni siquiera aparecía en la portada del disco (como en ninguno de los anteriores salvo su debut, "The piper at the gates of down", de 1967).
Pero tras del éxito, la satisfacción y el vértigo por su recién adquirida condición quedó una resaca que hizo que tardaran un tiempo inusualmente largo para su trayectoria precedente -dos años- en volver a grabar en estudio. Sus fans esperaban de ellos otra entrega revolucionaria, compleja y grandiosa, otra obra total irreductible a sus partes integrantes. Ya les habían entregado la luna. Lo prodigioso es que al final no defraudarían unas expectativas tan absolutamente desorbitadas.
Eso sí, el camino hasta la materialización de su segunda gran obra maestra fue, cuanto menos, tortuoso. El grupo que había tocado el cielo decidió que no había límite para su creatividad -ya habían grabado con una orquesta clásica, realizado música para ballet, registrado sus temas en las ruinas de Pompeya y compuesto la banda sonora de varios largometrajes- y se propuso lanzarse a la locura experimental de samplear todo tipo de sonidos domésticos para crear con ellos una sinfonía que llamarían The Household Objects. Las grabaciones que llegaron a moldear les demostraron que el pretencioso camino emprendido no les llevaría demasiado lejos (aunque es justo reconocer que el fragmento que ha sido editado en la serie "Immersion" dedicada a "Wish you were here" no carece de encanto).
Decepcionados con su relativo fracaso y cada vez más cuestionados por la crítica musical inglesa, que no les perdonaba el éxito obtenido en un mercado norteamericano literalmente rendido a sus pies, la rabia iba a ser -un vez más- el motor creativo que llevó a la dupla Waters-Gilmour a plantearse un desafío creativo que iba a fructificar en la que muchos consieramos su "opus magnum", y respecto a la cual unos inicialmente indolentes Mason-Wright, más inclinados a gozar de su novedosa condición de multimillonarios -disfrutando el primero de los coches de lujo y el segundo de los paraísos artificiales que el acceso irrestricto a todo tipo de drogas le brindaba-, mantuvieron inicialmente un descorazonador escepticismo, probablemente debido al autoconvencimiento de que el listón de "Dark side of the moon" era imposible de superar.
Recuerda cuando eras joven
brillabas como el sol.
Brilla en tí, loco diamante.
Ahora hay una mirada en tus ojos
como negros agujeros en el cielo.
Brilla en tí, loco diamante.
Fuíste atrapado por el fuego cruzado
de la infancia y el estrellato.
Vuela sobre la brisa de acero.
Ven en tí, blanco de lejanas sonrisas.
Ven en tu desconocimiento, tu leyenda, tu martirio, y brilla (...)
El cinco de junio de 1975 el grupo se hallaba en los estudios Abbey Road de Londres grabándola cuando, como si hubieran pronunciado una invocación al espíritu de su fantasioso y paranoico líder original, el propio Barrett se dejó caer por allí. Calvo, gordo, con aire ausente, vestido con una gabardina blanca y víctima de un deterioro físico y mental lamentable, al principio sus antiguos compañeros ni siquiera le reconocieron. Al hacerlo, Waters lloró. Los intentos por conversar con él sobre trivialidades solo sirvieron para poner de manifiesto que su mente ya no estaba allí, sino en algún lugar inalcanzable solo a él accesible. Fue invitado a la cercana boda de David Gilmour, celebración en la que su presencia inquietó a los invitados que no le conocían, y de la que se marchó sin despedirse. La banda nunca lo volvió a ver (murió en junio de 2006 en el más absoluto anonimato).
La visita del homenajeado sumió al grupo en un estado de desolación fácil de imaginar. Comprendieron, sencillamente, que el reconocimiento a su contribución, el agradecimiento y las palabras tardíamente dichas no iban a ser ya nunca recibidas. El aire de derrota y soledad -y cierta mala conciencia por el modo en que le dejaron a la intemperie- que aquel episodio supuso impregnan los surcos del disco, un album triste y hermoso que tiene mucho de confesión de impotencia, de la imposibilidad de saldar deudas morales y emocionales, y de la insatisfacción que dejan las relaciones que se enfrían y son sustuidas por meros simulacros. En un momento de definición de los contornos del album, sirvió también para inspirar la letra de la sencilla y bella canción que finalmente iba a darle título y completarlo.
¿Crees que puedes distinguir el cielo del infierno,
el firmamento del dolor?
¿Puedes diferenciar el campo verde de una fría barra metálica?
¿Una sonrisa de un disfraz?
¿Crees que realmente puedes?
(...)
Ojalá, ojalá estuvieras aquí.
Solo somos dos almas perdidas nadando en la pecera, año tras año.
Corriendo sobre el mismo y viejo suelo,
¿qué hemos encontrado?
Los mismos y viejos temores.
Ojalá estuvieras aquí.
El exorcismo presente en las letras de Waters es de los que ponen un nudo en la garganta. Y aún no he hablado de los dos temas que siguen a la primera parte de "Shine on you crazy Diamond" y preceden a esta bella canción acústica y al cierre del tema que sirve de eje al trabajo. Son dos duros ajustes de cuentas con una industria cínica y explotadora como es la discográfica, a la que pocas veces se ha expuesto con la rotundidad y crudeza que se permite el airado Waters, primero sobre la base pulsante de los sintetizadores de "Welcome to the machine", un tema de atmósfera tensa y agobiante, y después en la sinuosa "Have a cigar", retrato de los cantos de sirena con que empresarios sin escrúpulos halagan los oídos de músicos principiantes con los que hacer negocio, tema al que puso voz el cantautor Roy Harper, que se hallaba en los estudios y que, siguiendo la costumbre de los Floyd, sería invitado a colaborar con ellos (incluso Stephane Grapelli fue convocado, acompañando con su violín una versión del tema "Wish you were here" que se encuentra entre los extras más suculentos del "Wish You Were Here 50th anniversary reissue" que comento arriba; el altivo Yehudi Menuhin rechazó, en cambio, la invitación de "aquellos cuatro melenudos").
El album sería editado el 12 de septiembre de 1975 en Reino Unido y al dia siguiente en los E.E.U.U. La discográfica EMI tardó bastantes semanas en poder atender la enorme cantidad de pedidos recibidos desde todo el mundo. El grupo había demostrado que, sencillamente, ya no tenía absolutamente nada que demostrar, aunque todavía le quedaban por entregar dos obras mayores antes de sucumbir a sus propios demonios internos y romperse antes de su nueva encarnación en los ochenta, ya sin Waters. Pero esa es otra historia ...
(posesodegerasa)
EL TIMO DE LA BALIZA
Detrás de esta siniestra e ilegal imposición por parte de la DGT de la baliza se esconde la pretensión de que todo el mundo lleve en su vehículo un dispositivo para monitorear cualquier movimiento cuando las autovías se hagan de pago, un plan que tienen ya ultimado y que pretenden poner en marcha muy pronto. Esta es la razón de que nos interese, y mucho, entender la naturaleza de esta medida para poder contrarrestarla.
viernes, 12 de diciembre de 2025
TECNOFEUDALISMO: LA DICTADURA SILENCIOSA DE LOS TECNOSEÑORES
Yanis Varoufakis, ex-ministro de Finanzas griego y un agudo crítico del orden económico global, lanza una tesis provocadora que resuena más como una advertencia que como una mera teoría: el capitalismo tal como lo conocimos ha muerto, y en su lugar ha surgido un nuevo orden opresivo, el tecnofeudalismo. Según Varoufakis, este sistema está controlado por una nueva clase de señores digitales, los "tecnoseñores", quienes, a través de las Big Tech, no solo han acumulado una riqueza sin precedentes, sino que han logrado el poder insidioso de controlar nuestras mentes, extraer riqueza de nuestra vida digital y subyugar a los antiguos capitalistas industriales.
Argumento Principal: La Muerte del Capitalismo y el Advenimiento del Tecnofeudalismo
Varoufakis argumenta que el capitalismo de los últimos dos siglos ha sido reemplazado por una estructura económica y social cualitativamente diferente: el tecnofeudalismo. Este nuevo orden no se basa en la producción capitalista clásica, sino en la extracción de rentas a través del control de un nuevo tipo de capital: el "capital en la nube". Los ecnoseñores (dueños de empresas como Meta, Google, Amazon y Apple) han erigido feudos digitales donde los mercados libres son una ilusión y el poder se ejerce mediante la manipulación algorítmica y la dependencia de redes de las que es casi imposible escapar.
Argumentos de soporte
1. El capital en la nube: un poder no productivo y extractivo
La piedra angular del tecnofeudalismo es el "capital en la nube". A diferencia del capital industrial (fábricas, maquinaria), que produce bienes tangibles, el capital en la nube no produce nada. Su valor reside en su capacidad para otorgar a sus dueños un "poder exorbitante" para controlar el comportamiento, insertar deseos en nuestras mentes y extraer lo que Varoufakis llama "rentas de la nube". Un ejemplo claro es Amazon, que se queda con entre el 30% y 40% del precio final de los productos vendidos en su plataforma. Esta extracción de rentas, a diferencia de la reinversión de ganancias en producción, es parasitaria y marca la diferencia fundamental con el capitalismo clásico.
2. El ejército de siervos digitales: el trabajo gratuito de los usuarios
En el tecnofeudalismo, la mayoría trabaja para los datalords sin siquiera saberlo. Varoufakis aporta un dato revelador: en empresas tradicionales como General Electric, el 80% de los ingresos se destinaba a salarios. En cambio, en las Big Tech, los empleados reciben menos del 1%. ¿La razón? La inmensa mayoría del trabajo lo realizan gratuitamente miles de millones de usuarios que generan el contenido (publicaciones, likes, datos) que alimenta y da valor al capital en la nube. Al abandonar la plataforma, el usuario pierde todo su capital social y contenido, evidenciando su condición de siervo atrapado en el feudo digital.
3. Control mental y la distorsión de la democracia
El poder de los tecnoseñores va más allá de lo económico. Varoufakis advierte que "puede controlar directamente nuestras mentes en nombre de sus dueños". Las plataformas no solo capturan nuestra atención; nos entrenan para ayudarles a insertar deseos que luego ellas mismas satisfacen, evitando los mercados tradicionales. Este control les concede un poder de veto sobre los gobiernos: la simple amenaza de suspender el acceso a plataformas como YouTube o Instagram en un país es suficiente para disuadir cualquier intento regulatorio serio, subordinando el poder político al poder tecnofeudal.
4. El Origen: La crisis de 2008 y la mutación del Capital
Varoufakis sitúa el punto de inflexión en la crisis financiera de 2008. Los gobiernos y bancos centrales imprimieron billones de dólares para rescatar a los bancos, mientras aplicaban austeridad. Esto creó una masa de liquidez con baja demanda. Las únicas empresas que pudieron absorber e invertir esa liquidez fueron las Big Tech, que utilizaron ese dinero estatal, casi sin intereses, para construir su arsenal de capital en la nube, mutando así la naturaleza misma del capital y dando a luz al tecnofeudalismo.
5. Un Sistema parasitario y autodestructivo
El tecnofeudalismo no es sostenible. Varoufakis lo compara con un "virus letal que muere una vez que acaba con todos sus huéspedes". Al extraer cada vez más valor del sector capitalista tradicional en forma de rentas (en lugar de beneficios productivos), el sistema se vuelve inviable. Cuantas más rentas extraen los ecnoseñores, más debilitan la economía productiva de la que dependen, conduciendo a todo el sistema hacia un colapso.
Conclusión: ¿Hay salida del laberinto?
Frente a este panorama desolador, Varoufakis mantiene un optimismo dialéctico. La esperanza, afirma, reside en la tendencia intrínseca de los sistemas explotadores a socavarse a sí mismos. La salida no está en la nostalgia por un capitalismo que ya no existe, sino en la socialización del capital en la nube, es decir, en convertirnos todos en accionistas iguales de este nuevo tipo de capital. Al igual que los revolucionarios del pasado tomaron las imprentas, los demócratas de hoy deben usar el capital en la nube y volverlo contra sus dueños. La advertencia final de Varoufakis es clara y urgente: quien no entienda esta nueva realidad y no actúe, aceptará por defecto ser gobernado por algoritmos, consolidando la dictadura silenciosa de los ecnoseñores.
Humberto del Pozo López
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