ASTILLAS DE REALIDAD
Contrainformación que no encontrarás en los medios oficiales y pistas que ayuden al despertar ciudadano y espiritual
martes, 23 de diciembre de 2025
INTELIGENCIA ARTIFICIAL: UN MONSTRUO CREADO PARA CULMINAR LA TOMA DE CONTROL DE LA HUMANIDAD
A raíz de las distópicas sandeces aceptadas mayoritariamente por la población mundial durante la falsa pandemia, se ha ido confeccionando todo un entramado de medidas de control, las cuales traerán, no tardando mucho, la esclavitud total de la humanidad. Y aunque la mayoría de la gente ni siquiera es consciente de ello, estas medidas ya han sido votadas, aprobadas y puestas en marcha en prácticamente todos los países del mundo. Sólo es cuestión de tiempo para que veamos su verdadera intención.
Con la llegada de la inteligencia artificial (IA) el proceso se ha acelerado de una manera exponencial. Y es que nos han convencido de que la IA hará un mundo mejor. Sin embargo, la IA –que bien podría ayudar a la humanidad en tareas burocráticas rutinarias- no es más que un lavado de cerebro y adoctrinamiento propagandístico, cuyo objetivo es convertir a los humanos en inútiles.
La IA está sustituyendo el talento natural por el “copia y pega”, además de ser una herramienta de control extremadamente eficiente. Aquí reside su verdadero valor para los oligarcas, que han visto en ella el “santo grial” para llevar a cabo su agenda de despoblación, control y esclavización total.
La UE acaba de lanzar la identidad digital y el euro digital para que los ciudadanos europeos puedan identificarse, compartir datos y hacer transacciones de forma rápida y segura (eso afirman). Pero tanto la identidad digital como el euro digital programable son dos caras de la misma falsa moneda: una identifica y controla, la otra permite o prohíbe existir económicamente.
Oficialmente, tanto la identificación digital como el euro digital se nos venden como nuevas herramientas tecnológicas que simplificarán y harán más cómoda y segura la vida de los ciudadanos. Sin embargo, la realidad es que estas herramientas fusionarán todas las facetas de nuestra existencia: nuestra salud, dinero, crédito social, viajes, huella de carbono personal, vacunas, situación fiscal, etc. Obviamente, a partir de que estas nuevas tecnologías entren en funcionamiento todo se volverá controlable y programable.
Si esto se llegara a implementar -y se implementará, no me cabe la menor duda- un simple exceso en cualquiera de las infinitas restricciones que tendremos que soportar (sanitarias, climáticas, alimentarias,…) bastaría para bloquear cualquier transacción económica que quisiéramos hacer en ese momento. Si, por ejemplo, nos hemos excedido en la cuota de CO₂ que tenemos asignada para cada mes o hemos generado más residuos del cupo que tenemos establecido, podría ser que al ir a cargar el coche eléctrico la máquina expendedora rechazara la operación. En definitiva, todo un nuevo control social totalitario -adornado de comodidad- del que no podremos escapar.
Mientras la gente está distraída con toda una sarta de sandeces, a cada cual más estúpida, está pasando por alto el tema más crucial de nuestras vidas: la usurpación de todo cuanto confiere a nuestra existencia.
La identidad digital dará paso al confinamiento algorítmico y al encarcelamiento tecnocrático digital. Esto supone el fin de la libertad, la propiedad privada y muy posiblemente el fin de la humanidad tal como la conocemos. Por consiguiente, nos convertiremos en esclavos a perpetuidad de una clase dominante tecnocrática miserable.
No nos equivoquemos, esto no es progreso, sino un cambio radical para mantener a raya a la sociedad. Lo que estamos viviendo no es más que la culminación inminente de un plan llevado a cabo por las élites durante generaciones para la dominación global, y la tecnología se lo ha puesto a huevo.
Desde la aparición de la tecnología la humanidad está siendo controlada por un sinfín de nuevas herramientas cada vez más sofisticadas. Pero permitir la identificación digital, el dinero digital y la digitalización de todo lo que nos rodea representa el mayor riesgo al que nos enfrentamos. Si lo consiguen, todo lo demás resultará irrelevante, ya que el control total estará asegurado y no habrá vuelta atrás.
Esto no es una teoría de la conspiración, sino una conspiración real en toda regla contra la humanidad. La única solución reside en que emerja una masa crítica suficiente de personas que tomen conciencia de no someterse ni obedecer. Sólo de esta manera los gobiernos y la clase dominante dejarían de oprimir a las masas. Evidentemente, esto no implica la participación de todos, pero sí el de un número suficiente de personas valientes que lleven a cabo la acción unánime de desobedecer. Porque si esto se llegara a producir, ten por seguro que inmediatamente después este movimiento sería secundado por las masas.
¿Difícil? Pues claro que sí, ya que deshacerse de la manipulación, las ideologías y la propaganda que durante siglos hemos sufrido no parece tarea fácil. Sin embargo, debo decir que nunca ha habido un despertar de la gente como ahora. Creo que esa masa crítica de personas despiertas ya existe y es suficiente. Sólo necesitan salir de su zona de confort y el coraje necesario para pasar a la acción, porque el tiempo se acaba.
Se trata de que esa masa crítica de personas valientes (cientos de millones) empiece a ignorar, desobedecer y no acatar ningún mandato o ley del gobierno que atente contra la integridad de las personas y la verdadera libertad. ¡Nada de identificación digital! ¡Nada de dinero digital! ¡Nada de agenda verde! ¡Nada de vacunas obligatorias! ¡Nada de mandatos climáticos! ¡Nada de tiranías sanitarias! ¡Nada de estúpidas guerras! ¡Nada de armas de destrucción masiva! ¡Nada de votar a partidos políticos!... Si esta resistencia fuera capaz de mantener su postura el tiempo necesario se lograría parar esta locura.
Luego, claro está, si no queremos volver al punto de partida deberíamos deshacernos del Estado y del sistema monetario y financiero de los bancos, cosa crucial para cambiar de paradigma. Esto no tiene por qué implicar renunciar a las cosas que funcionan. Pero no abolir el Estado por completo, con todo su poder, significaría volver a claudicar por cobardía, ignorancia o indiferencia.
Todos aquellos que pasan de estos temas no son conscientes de que estamos a punto de quedarnos sin nada. No saben que si no reaccionamos ahora el futuro que nos espera será convertirnos en humanoides totalmente dependientes de la tecnología. Y no es que la tecnología sea mala, al contrario, es una herramienta muy útil para el hombre. Pero digitalizarlo todo es un peligro para nuestra autonomía. La decisión es nuestra y sólo nuestra: vivir en libertad, o vivir en una cárcel digital sin rejas de la que no podremos escapar.
Pero ahora intenta explícaselo tú a toda esa gente que anda enganchada a la IA, que ya no sabe ni quiere vivir sin ella.
(https://pepeluengo2.blogspot.com/)
LA RESISTENCIA DEL CAMPO EUROPEO A SU SENTENCIA DE MUERTE DECRETADA POR BRUSELAS
Durante años se ha repetido que las actuales políticas agrarias y medioambientales protegen al campo europeo y garantizan su futuro. Sin embargo, los hechos muestran una realidad muy distinta. En este análisis se explica por qué miles de agricultores se han movilizado hasta Bruselas y qué hay detrás de unas medidas que están poniendo en riesgo la supervivencia del sector agrícola.
El foco se sitúa en el Pacto Verde Europeo y en la Política Agraria Común, desarrolladas durante el mandato de la nefasta Ursula von der Leyen. Mientras el discurso institucional habla de sostenibilidad y transición ecológica, los agricultores denuncian un aumento de costes, una reducción forzada de la producción y una competencia desigual frente a importaciones que no cumplen las mismas normas.
En este vídeo se contrasta el mensaje oficial con la realidad del campo: cierre de explotaciones, abandono del medio rural, pérdida de empleo agrícola y una creciente dependencia alimentaria del exterior. También se analiza por qué agricultores de Grecia se han sumado a estas protestas, evidenciando que el problema no es local, sino estructural.
lunes, 22 de diciembre de 2025
EL ESTADO DE VIGILANCIA ESTÁ ELABORANDO UNA LISTA DE LOS "MALOS", Y TÚ ESTÁS EN ELLA
Él te ve cuando duermes.
Sabe cuándo estás despierto.
Sabe si te has portado bien o mal,
así que pórtate bien, por el amor de Dios.
(“Santa Claus Is Coming to Town”)
Durante generaciones, “Santa Claus Is Coming to Town” se ha considerado como un recordatorio lúdico para que los niños se porten bien porque alguien, en algún lugar, está mirando.
Hoy en día, parece menos una broma y más una advertencia.
El Estado de vigilancia está haciendo una lista de los malos, y todos estamos en ella.
Mucho antes de que los elfos de Papá Noel comiencen a cargar su trineo con juguetes para niños y niñas buenos, el aparato de vigilancia del gobierno ya está en funcionamiento: registrando sus movimientos, monitoreando sus mensajes, rastreando sus compras, escaneando su rostro, grabando su matrícula y alimentando todo esto a sistemas algorítmicos diseñados para determinar si usted pertenece a una lista de vigilancia del gobierno.
Sin embargo, a diferencia de la lista de los malos de Santa Claus, las consecuencias de aparecer en la lista negra del gobierno son mucho más graves que un calcetín lleno de carbón. Pueden incluir mayor vigilancia, pérdida de privacidad, restricciones de viaje, escrutinio financiero, encuentros con la policía o ser señalado como una amenaza potencial, a menudo sin previo aviso, explicación ni recurso.
Esto no es ficción. Esto no es paranoia.
Éste es el estado de vigilancia moderno operando exactamente como fue diseñado.
Santa Claus ha sido durante mucho tiempo el símbolo benigno de la vigilancia omnisciente, una figura que observa, juzga y recompensa. Su supervisión es fugaz, imaginaria y, en última instancia, inofensiva.
La vigilancia del gobierno no es ninguna de esas cosas, y nunca lo fue.
Lo que antes se consideraba una broma -"Santa nos vigila"- se ha convertido en una realidad escalofriante. En lugar de elfos, los vigilantes son corredores de datos, agencias de inteligencia, algoritmos predictivos y centros de fusión. En lugar de una lista de buenos y malos, los occidentales son clasificados en bases de datos, perfiles de riesgo y evaluaciones de amenazas: listas que nunca desaparecen.
El cambio es sutil pero profundo.
Ya no se presume la inocencia.
Todos están vigilados. Todos son evaluados. Todos son sospechosos potenciales.
Éste es el estado de vigilancia en acción.
El estado de vigilancia actual no requiere sospecha, orden judicial ni causa probable. Es omnipresente, omnisciente e ineludible.
Tu smartphone rastrea tu ubicación. Tu coche registra tus movimientos. Los lectores de matrículas registran cuándo y dónde conduces. Las compras en tiendas crean perfiles detallados de consumidor. Los altavoces inteligentes escuchan todo lo que dices. Las cámaras de seguridad del hogar vigilan no solo tu propiedad, sino también a tus vecinos, repartidores y a cualquiera que pase por allí.
El apetito del gobierno por los datos es insaciable.
En una dramática expansión del alcance de la vigilancia, la Administración de Seguridad del Transporte ahora comparte las listas de pasajeros de aerolíneas con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, lo que permite al ICE identificar y arrestar a los viajeros en los aeropuertos según su estatus migratorio.
En un incidente, ICE arrestó y deportó inmediatamente a una estudiante universitaria sin antecedentes penales que volaba a casa para pasar el Día de Acción de Gracias con su familia.
Lo que alguna vez fueron datos rutinarios de seguridad aérea se han transformado en una herramienta de control, fusionando los registros de viajes de civiles con la maquinaria de deportación y demostrando cómo los movimientos ordinarios pueden ser utilizados como armas por el Estado.
Incluso los actos más personales, como las compras navideñas, ahora se rastrean en tiempo real. Cada artículo que compras, dónde lo compras, cómo lo pagas y para quién lo compras se convierte en parte de un registro digital permanente. Estos datos no se limitan a los comercios. Se comparten, venden, agregan y se integran en extensos ecosistemas de vigilancia que difuminan la línea entre la recopilación de datos corporativos y la inteligencia gubernamental.
Empresas como Palantir se especializan en fusionar estos flujos de datos en perfiles de comportamiento completos, vinculando la actividad financiera, el comportamiento en las redes sociales, los datos de geolocalización y los registros gubernamentales en un único mapa de identidad que se puede buscar.
El resultado no es simplemente un gobierno que vigila lo que usted ha hecho, sino uno que reivindica el poder de predecir lo que usted hará a continuación.
De la vigilancia a la situación precriminal hay un solo paso.
Si bien la vigilancia predictiva y las evaluaciones de riesgos basadas en inteligencia artificial se comercializan como herramientas de eficiencia y seguridad pública, en realidad representan un cambio peligroso: pasar de castigar actos delictivos a vigilar el comportamiento potencial.
Los algoritmos, entrenados con datos históricos ya moldeados por la vigilancia excesiva, los sesgos y la desigualdad, se utilizan ahora para predecir quién podría cometer un delito, quién podría protestar o quién podría representar un riesgo. Incluso la forma en que conduces -de dónde vienes, adónde ibas y qué ruta tomaste- está siendo analizada por programas de inteligencia predictiva en busca de patrones sospechosos que podrían hacer que te detecten y te detengan.
Una vez marcados por un algoritmo, los individuos a menudo no tienen una forma significativa de impugnar la designación. Los criterios son secretos. Las fuentes de datos, opacas. Las decisiones, automatizadas.
La rendición de cuentas desaparece.
Esto no es la aplicación de la ley como la imaginaron los Fundadores. Esto es la aplicación de la ley antes del delito: castigar a las personas no por lo que han hecho, sino por lo que una máquina de IA predice que podrían hacer
Al mismo tiempo, el presidente Trump ha amenazado abiertamente a los estados que intenten regular la inteligencia artificial para proteger a los ciudadanos de sus usos discriminatorios e intrusivos, buscando allanar el camino para el despliegue sin control y a nivel nacional de estos sistemas.
Ninguna iniciativa gubernamental ha hecho más para normalizar, ampliar y consolidar la vigilancia masiva que la guerra de la administración Trump contra la inmigración.
La guerra de la administración Trump contra la inmigración se ha convertido en el laboratorio del moderno estado de vigilancia.
Con el pretexto de la seguridad fronteriza, grandes extensiones del país se han transformado en zonas libres de la Constitución: lugares donde la Cuarta Enmienda se considera opcional y comunidades enteras están sujetas a una vigilancia constante.
El gobierno federal ha transformado la política migratoria en un campo de pruebas para tácticas de vigilancia autoritarias: herramientas de prueba, tecnologías y atajos legales podrían desplegarse con mínima resistencia pública y reutilizarse discretamente contra la población en general. Como advirtió el periodista Todd Miller, estas zonas se han transformado en «un escenario propicio para experimentar con la desmantelación de la Constitución, un lugar donde no solo quienes cruzan la frontera indocumentados, sino millones de residentes fronterizos se han convertido en blanco de vigilancia continua».
A través de ICE y DHS, el gobierno fusionó la aplicación de leyes migratorias con tecnologías de vigilancia corporativa (reconocimiento facial, lectores de matrículas, rastreo de teléfonos celulares y acuerdos masivos de intercambio de datos), creando una extensa red digital que ahora se extiende mucho más allá de los inmigrantes.
Lo que comenzó como una política dirigida a los inmigrantes indocumentados se ha convertido ahora en un modelo de vigilancia policial a nivel estatal.
Lo novedoso”, informa el Centro Brennan para la Justicia, “es que el gobierno federal ahora afirma abiertamente que utilizará sus capacidades de espionaje superpotenciadas para atacar a quienes se oponen a las acciones del ICE. Etiquetados como 'terroristas domésticos' por la administración, estos objetivos incluyen a manifestantes anti-ICE y a cualquiera que presuntamente los financie; todo esto parte de una supuesta conspiración de izquierda para oponerse violentamente a la agenda del presidente”.
El punto crítico es este: la infraestructura de vigilancia desarrollada para rastrear a los inmigrantes ahora se utiliza para monitorear a todos. La aplicación de las leyes migratorias sirvió como justificación, infraestructura y zona gris legal necesaria para crear un aparato de vigilancia permanente que trata a todos los estadounidenses como posibles sospechosos.
Todo esto se suma para formar una lista algorítmica de cosas malas.
Las listas de vigilancia gubernamentales han crecido exponencialmente en tamaño y alcance.
Las listas de vigilancia de terroristas, las listas de exclusión aérea, las bases de datos de pandillas, los sistemas de seguimiento de manifestantes y los registros de “actividad sospechosa” funcionan con poca supervisión y aún con menos transparencia.
Se pueden añadir personas a estas listas sin previo aviso y pueden permanecer allí indefinidamente. Los errores son comunes. Las correcciones son poco frecuentes.
Las publicaciones en redes sociales son analizadas minuciosamente. Se mapean las asociaciones. Se examina el discurso. La disidencia pacífica se considera cada vez más un precursor del extremismo.
Las listas de vigilancia del gobierno no son solo bases de datos opacas ocultas al público. Se están convirtiendo en instrumentos públicos de clasificación política. Los memorandos del Departamento de Justicia Interna ahora exigen al FBI que compile listas de grupos y redes que categoriza como posibles extremistas nacionales, ampliando así las herramientas antiterroristas para incluir a oponentes ideológicos y organizaciones sin definiciones legales claras.
Al mismo tiempo, la Casa Blanca ha lanzado un "Salón de la Vergüenza de los Delincuentes" oficial, una lista pública de periodistas y medios de comunicación a los que acusa de parcialidad, e incluso ha hecho circular brevemente un video en el que aparece Papá Noel armando una lista de infractores antes de eliminarlo en medio de reacciones negativas.
En este sistema, ser "bueno" ya no significa obedecer la ley. Significa pasar desapercibido, evitar llamar la atención y nunca cuestionar a la autoridad.
El efecto escalofriante es lo importante.
Hubo un tiempo en que la privacidad se reconocía como una libertad fundamental, un elemento esencial entre el individuo y el Estado. Hoy en día, es un privilegio condicional, otorgado temporalmente y revocado cuando conviene a los fines del estado policial.
Bajo el lema de la seguridad nacional, la salud pública y el orden público, las facultades de vigilancia siguen expandiéndose. La identificación biométrica (reconocimiento facial, análisis de la marcha, huellas de voz) se ha normalizado.
Lo que antes era impensable se ha convertido en rutina.
Los estadounidenses están siendo condicionados a aceptar la vigilancia constante como el precio de la seguridad. Esa resistencia es sospechosa. Ese anonimato es peligroso.
Pero la historia nos enseña lo contrario: las sociedades que normalizan la vigilancia no se vuelven más seguras, sino más autoritarias.
Un gobierno que lo ve todo, en todas partes y todo el tiempo, eventualmente controlará todo.
Los Fundadores lo comprendieron. Por eso consagraron protecciones contra registros irrazonables y poder sin control. Sabían que la libertad no podía sobrevivir bajo vigilancia constante.
Cuando el gobierno sabe a dónde vas, qué compras, qué dices, con quién te relacionas y en qué crees, la libertad se vuelve condicional.
Esta Navidad, podríamos bromear sobre Papá Noel observando desde el Polo Norte, pero deberíamos estar mucho más preocupados por los observadores que están mucho más cerca de casa.
El estado de vigilancia no se toma vacaciones. No duerme. No olvida. Y no perdona fácilmente.
Así que, como ven, la pregunta no es si nos están vigilando. Nos están vigilando.
La cuestión es si continuaremos aceptando un sistema que trata a cada ciudadano como sospechoso y si recuperaremos los límites constitucionales que una vez se interpusieron entre la libertad y el Estado que todo lo ve.
John & Nisha Whitehead
(Fuente: https://www.rutherford.org/, visto en https://www.verdadypaciencia.com/)
PARA RECORDAR Y NUNCA OLVIDAR
Furcias mediáticas incapaces de distinguir una vacuna de una terapia génica, comprados por el dinero de las multinacionales de la Farmafia, difundieron el odio contra los que protegimos nuestro ADN y nuestra integridad. Volverán a ponerse al servicio de la mentira y la discriminación en cuanto sus amos se lo ordenen. Necesitan anular a los pura-sangre, porque somos la evidencia de que las inoculaciones fueron innecesarias, cuando no perjudiciales. Nuestra supervivencia con mejor salud que los pinchados tira por tierra toda su miserable farsa.
domingo, 21 de diciembre de 2025
LA GRAN ESTAFA DEL 78: POR QUÉ LO QUE TENEMOS NO ES UNA DEMOCRACIA
Llevamos años -décadas, incluso- debatiendo sobre las consecuencias sin atrevernos a mirar las causas. Hablamos de corrupción, de politización de la justicia, de instituciones colonizadas por las siglas de turno, como si fueran plagas bíblicas o accidentes meteorológicos. Pero, ¿y si nada de esto fuera un error? ¿Y si la ineficiencia, el saqueo y la impunidad fueran el resultado exacto para el que fue diseñada nuestra arquitectura política?
Esta semana he tenido la oportunidad de conversar en profundidad con Santos Manuel Cavero López, jurista, doctor y autor de una obra que debería ser lectura obligatoria para cualquier ciudadano que quiera dejar de ser súbdito: La trampa de la democracia. Sobre la perversión del sistema democrático en España (Mandala Ediciones).
No estamos ante un libro más sobre “lo mal que van las cosas”. Estamos ante una autopsia forense del régimen del 78.
Durante nuestra entrevista, Cavero fue quirúrgico en su diagnóstico: vivimos en una ficción semántica. Llamamos democracia a un sistema que, técnicamente, es una partidocracia. Como bien desgrana en su libro, el problema de España no son unos políticos “malos” que han corrompido unas leyes “buenas”. El problema es que la propia Constitución y el desarrollo legislativo posterior se diseñaron para garantizar que el poder nunca saliera de las cúpulas de los partidos.
El autor lo explica con la claridad del experto que no necesita esconderse en tecnicismos:
- No hay separación de poderes: el Ejecutivo nace del Legislativo y controla al Judicial. Es un “monstruo de tres cabezas” pero un solo cuerpo: el partido gobernante.
- El ciudadano es irrelevante: con el sistema de listas cerradas y bloqueadas, el diputado no se debe a sus votantes, sino al jefe que le puso en la lista. Quien se mueve no sale en la foto, y quien no obedece, no cobra.
- La indefensión está garantizada: al no haber contrapesos reales, el ciudadano carece de herramientas para frenar los abusos del poder.
“La trampa”: diseñados para la corrupción.
Uno de los momentos más lúcidos de nuestra charla fue cuando abordamos el concepto de trampa. Cavero sostiene que el sistema genera una selección inversa: no llegan arriba los mejores gestores, sino los más aptos para la supervivencia interna del partido. Esto convierte a las instituciones en agencias de colocación y al presupuesto público en un botín a repartir.
En el libro, Cavero combina su faceta de jurista con la de analista económico para demostrar cómo esta estructura política lastra inevitablemente nuestra economía. No es mala suerte: es que un Estado colonizado por intereses partidistas es, por definición, incapaz de gestionar eficazmente los recursos de todos.
Lo más inquietante de “la trampa de la democracia” es que nos quita la excusa de la ignorancia. Ya no podemos decir que “no sabíamos”. El libro documenta cómo se han ido desactivando, uno a uno, los controles democráticos hasta dejar el esqueleto de un Estado que es fuerte con el débil y servil con el fuerte.
Como comentamos en la entrevista, la solución no vendrá de quienes se benefician del problema. Los partidos no se reformarán a sí mismos para perder poder. La regeneración, si llega, tendrá que venir de una sociedad civil que despierte del sueño dogmático y exija, no mejores jugadores, sino reglas de juego diferentes.
Os invito a ver la entrevista completa para entender la magnitud de la estafa. Es hora de llamar a las cosas por su nombre.
Beatriz Talegón
(Visto en https://www.elnacional.cat/)
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