ASTILLAS DE REALIDAD
Contrainformación que no encontrarás en los medios oficiales y pistas que ayuden al despertar ciudadano y espiritual
martes, 26 de agosto de 2025
ARDE ESPAÑA
Arde España por los cuatro costados. Fuego enemigo, fuego provocado, bosques, campos, montes, incluso pueblos enteros. Nuestro país es pasto de las llamas. Los árboles se queman, los animales perecen, la tierra esboza su llanto amargo ante el espectáculo dantesco de la destrucción misma de la vida en su máxima expresión.
Las autoridades políticas, los expertos y los medios de comunicación del régimen se esfuerzan en atribuir este sabotaje provocado al "cambio climático" en un ejercicio de burla y mofa absoluta hacia la ciudadanía, dando por hecho que todos somos imbéciles.
Acabar con el sector primario para poder vendernos su comida basura, llenar la península de parques eólicos y placas solares donde construir sus asquerosas ciudades post modernas automatizadas para hacinar al rebaño humano y mantenerlo controlado, sembrar el caos y el miedo constante en la población.
Estos son los verdaderos objetivos de la barbarie a la que estamos asistiendo. Perro Sánchez y sus cómplices, al servicio de las oligarcas y los grupos de poder que les financian, venderán el país a pedazos si es necesario a cambio de unas migajas que les permitan mantener sus patéticos privilegios el máximo tiempo posible.
Pero cada vez hay más gente harta de mentiras, embustes y manipulaciones. El pueblo está empezando a asumir, por fin, que nadie nos va a salvar. Solo nosotros podemos protegernos a nosotros mismos.
Podrán incendiar nuestros bosques, inundar nuestras ciudades, abrir nuestras fronteras a los invasores, intentar asfixiarnos a base de impuestos, pero ... un día no muy lejano tomaremos conciencia de nuestro verdadero poder, aprenderemos a organizarnos y pasaremos a la acción.
Ese día los responsables de esta locura y todos sus cómplices desearán no haber nacido, porque les perseguiremos, les daremos caza y haremos que paguen por todos y cada uno de sus crímenes hasta las últimas consecuencias.
Mártin Sánchez
LA AGENDA: SU VISIÓN, TU FUTURO
"The Agenda: their vision, your future" es un largometraje documental independiente producido por Mark Sharman; ex ejecutivo de radiodifusión del Reino Unido en ITV y Sky (anteriormente BSkyB).
Tanto en la ficción como en la realidad, siempre ha habido personas y organizaciones con la ambición de controlar el mundo. Y ahora, los oligarcas que manejan los hilos de las finanzas y el poder finalmente cuentan con las herramientas para lograr sus objetivos globales: vigilancia omnipresente, inteligencia artificial, moneda digital y, en última instancia, identidades digitales. El potencial de control social sobre nuestras vidas y mentes es alarmantemente real.
El plan se ha gestado durante décadas y se ha infiltrado en gobiernos, ayuntamientos, grandes empresas, la sociedad civil, los medios de comunicación y, fundamentalmente, la educación. Un impulso incesante hacia una nueva realidad, que evoca "Un mundo feliz" de Aldous Huxley o "1984" de George Orwell.
"La Agenda: su visión, tu futuro" examina la prisión digital que nos espera si no reaccionamos ya. Cómo su alimentación, energía, dinero, viajes e incluso su acceso a internet podrían verse limitados y controlados; cómo el poder financiero está estrangulando la democracia y cómo instituciones globales como la Organización Mundial de la Salud están siendo requisadas para defender objetivos ideológicos y fiscales.
El eje central es el cambio climático antropogénico y, con él, la carrera hacia el Cero Neto. Ambos se resumen en las Naciones Unidas y su Agenda 2030. ¿Una fuerza para el bien? ¿O un cheque en blanco para el control global totalitario?
lunes, 25 de agosto de 2025
UN MUNDO DE LOCOS PARA LOCOS
No hace falta ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que este es un mundo perverso, genocida y esclavo de su propia locura.
La nuestra es una sociedad profundamente enferma. Está integrada por unos locos empeñados en hacerse la vida imposible. Todos esos conceptos, como derechos humanos, democracia, libertad, igualdad o sostenibilidad, son sólo palabras que, en realidad, carecen de sentido. Porque, ¿cómo se puede hablar de derechos humanos viendo el genocidio de Gaza? O, ¿cómo creer en la democracia, la libertad, la igualdad o la sostenibilidad con la que está cayendo?
Si el mundo está dirigido por psicópatas no es de extrañar que nos hayamos convertido todos en psicópatas. El llamado “progreso” ha hecho de nosotros unos seres egoístas, insípidos e insulsos, que sólo estamos interesados en un sinfín de gilipolleces a las que damos una importancia desmesurada. Me refiero a cosas como vivir casi exclusivamente para ganar dinero, ya que se supone que el dinero te lo da todo: una gran casa en un barrio exclusivo, artículos de lujo y poder consumir los mejores productos del mercado. Y lo hacemos, fundamentalmente, para impresionar a todo aquel que tenemos a nuestro alrededor, ya que si tienes dinero eres admirado y envidiado.
Luego, claro está, necesitamos toda una parafernalia de “logros sociales” como títulos académicos, pedigrí social y ocupar el puesto más elevado en el escalafón social y profesional. Obviamente, esto va intrínsecamente unido a un físico impresionante con el que cautivar a nuestros semejantes, ya que con dinero puedes tener el físico que quieras.
Bueno, pues esto es, más o menos, lo que todo mortal ansía en esta vida, ya que el manicomio en que vivimos dice que en esto consiste el “éxito”.
Evidentemente, si todos tuviéramos “éxito” no sé quién iba a limpiar las calles, recoger la basura o arriesgar su vida en una mina. Pues para eso se creó la “desilusión”, para cubrir esos puestos. Si no podemos alcanzar estas metas nos desilusionamos y tendemos a sentirnos mal con nosotros mismos. Esto implica un estado de fracaso y frustración -que solemos ahogar atiborrarnos de alcohol, drogas o entretenimientos banales como, por ejemplo, el fútbol- que hace que aceptemos de buen grado estar en el escalón más bajo de la escala social.
Pero tanto si somos de los que tienen “éxito” como de los que no, nuestra vida es limitada y tarde o temprano moriremos. Y lo que la gente parece ignorar, es que todos vinimos a este mundo sin nada y nos iremos de él sin nada. Por lo tanto, este juego de recompensas materiales es totalmente absurdo.
Desde nuestro nacimiento hemos sido criados y educados en este irracional juego de recompensas materiales y egos desmesurados. Nuestros padres ya fueron adoctrinados es este sentido e hicieron lo propio con nosotros. Y todo para impresionar a nuestros semejantes que, por cierto, tienden a hacer lo mismo al haber sufrido también el correspondiente lavado de cerebro.
Pero llevar una vida plena, dependiendo de lo que esperan de nosotros los demás, es improbable, en el mejor de los casos, o directamente imposible.
La sociedad ha caído en la locura. De hecho, muchas de las personas que han conseguido el “éxito” se sienten vacías y no son felices. Así que si realmente queremos vivir una vida diferente tendremos que empezar por hacer cosas diferentes.
En primer lugar deberíamos desaprender todo lo aprendido sobre este juego de recompensas y egos. Posteriormente, dejar de lado las normas que hemos seguido hasta ahora -ideadas por locos psicópatas- y adoptar las nuestras.
Somos nosotros los únicos que debemos definir nuestros propios valores e ideales. Olvidemos las ideologías, que sólo sirven para dividirnos, y fomentemos el respeto. Debemos encontrar nuestra propia verdad. El mero hecho de estar vivos, disfrutando de la belleza de este impresionante planeta azul, es mejor que cualquier cosa que el juego de las recompensas y egos pueda ofrecernos.
No sé que más necesitamos para darnos cuenta de que el sistema ha fracasado estrepitosamente. Es un sistema que esta poco a poco destruyendo nuestro entorno y a nosotros mismos. Un sistema donde la manera de hacer las cosas no funciona, y las formas que tratan de corregir los errores son aún peores. Así que deberíamos probar algo nuevo de verdad.
Evidentemente, el cambio no vendrá del estatus quo: todos sus cambios siempre han ido a peor. El mundo no mejorará mientras la humanidad siga haciendo lo mismo y no cambie sus hábitos. Si insiste en hacer las mismas cosas, una y otra vez, todos los intentos de cambio serán fallidos, como hasta ahora. Hemos de desviarnos radicalmente de los patrones que nos han traído hasta aquí, de lo contrario nuestra supervivencia en el planeta no está asegurada. Porque una cosa es clara: de seguir viviendo bajo las reglas de los locos lunáticos que gobiernan el mundo seguiremos en caída libre.
Desde que aparecieron los medios de comunicación audiovisuales el mundo se ha convertido en un manicomio. Día tras día estos medios difunden sin descanso el lado más oscuro y trágico de la vida. Las imágenes y relatos que despliegan, amén de ser sesgados, manipulados y en muchos casos mentira, son de lo más desalentador. Esto induce a la gente a la desesperanza y a la frustración. Por lo tanto, es absolutamente necesario alejarse para siempre de los medios de comunicación. Si lo hacemos, descubriremos que esa sensación de ansiedad y desasosiego permanente se ve aliviada inmediatamente. Y es que el ser humano no fue diseñado para mirar una puta pantalla desde que se levanta hasta que se acuesta.
Si nos fijamos, a nuestro alrededor no vemos psicópatas, terroristas, ladrones y asesinos por doquier. Lo que vemos es gente corriente bastante solidaria, amable y humanamente aceptable. Son personas que lo único que desean es vivir en paz y armonía con sus semejantes. Sin embargo, estas personas no siempre son afables. Lo que les hace comportarse a veces como verdaderos psicópatas es la injusta distribución de la riqueza, que hace que personas intrínsecamente buenas se conviertan en carroñeros antisociales en su lucha por conseguir el vil metal para poder subsistir. Son precisamente estas distorsiones del comportamiento humano las que los medios de comunicación se encargan de difundir a todas horas, para mantener nuestra atención centrada en el lado oscuro de la vida, dando origen a este mundo de locos para locos.
¿Cuándo vamos a ser conscientes de que este sistema está manipulado de principio a fin para proteger y favorecer a la élite dominante? Porque, ¡señores! No sé si se han dado cuenta, pero la élite dominante es el sistema.
(https://pepeluengo2.blogspot.com/)
LOS INCENDIOS PROVOCADOS DESBROZAN A LO BESTIA POSIBLES YACIMIENTOS DE TIERRAS RARAS
"Casualidades" inexplicadas: por primera vez en la historia, los incendios veraniegos afectan sobre todo a las reservas estratégicas de minerales y tierras raras. |
Ahora ya sabemos que fue a tratar Pedro "el enterrador" Sánchez a China: un tratado comercial que permita al gigante asiático acceder a los yacimientos de tierras raras del oeste español. Solo que la frondosa vegetación que los cubre supone una molestia de la que hay que desembarazarse por la vía rápida.
Justo después de una primavera excepcionalmente lluviosa la España verde arde por los cuatro costados merced a la acción de pirómanos al parecer perfectamente sincronizados. El negocio es el negocio, y algunos ya se frotan las manos con los beneficios que dará la extracción de minerales estratégicos.
Unos incendios siguen claramente el patrón de las tierras raras ponen en evidencia que estamos gobernados por una Mafia a la que no le tiembla la mano en matar gente o arruinar el campo. La Agenda 2030 manda.
"No tendrás nada y tendrás que parecer feliz ... o renunciar a tu dinero programable"
(posesodegerasa)
¿FUE EL COVID UNA VACUNA AUTOPROPAGABLE PARA ANIMALES DISEÑADA EN ESTADOS UNIDOS?
Jim Haslam le cuenta a Jon Fleetwood la hipótesis que ha desarrollado tras sus investigaciones manejando documentos públicos para llegar a la conclusión de que el SARS CoV 2 fue creado como una vacuna animal autotransmisible para inocular murciélagos y así proteger a las tropas desplazadas en zonas de riesgo.
Esa es la premisa desarrollada en el proyecto DEFUSE de EcoHealth Alliance.
Se pretendía conseguir un virus muy transmisible de baja letalidad.
domingo, 24 de agosto de 2025
LA RELIGIÓN CLIMÁTICA
Hubo un tiempo en que los apóstoles de la religión climática se conformaban con predicciones histéricas que auguraban en unas pocas décadas el deshielo de los casquetes polares, la desaparición de islas y regiones enteras por efecto de la subida del nivel de las aguas, etcétera. Pero estas predicciones resultaron fallidas (resulta tronchante leer hoy las desquiciadas noticias que hace veinte años publicaba la prensa sistémica, para instilar el miedo entre zoquetes y fanáticos); y se corría el riesgo de que la gente menos cretinizada empezase a pisparse del embeleco. Así que los apóstoles de la religión climática cambiaron su estrategia y decidieron aprovechar la atención mediática que suscitan las catástrofes naturales para alimentar el fraude. Esta ligazón turulata entre catástrofes naturales y 'cambio climático' resulta un cebo infalible para la prensa sistémica, que cuanto más se inclina al sensacionalismo en este asunto más generoso unte recibe. Y, además, se trata de una ligazón pintiparada para políticos baldragas y bellacos que, echando al 'cambio climático' las culpas de las catástrofes naturales, consiguen que nadie señale su incompetencia o falta de previsión.
No debe extrañarnos, pues, que el doctor Sánchez haya achacado la culpa de los recientes incendios (como antes hizo con las inundaciones levantinas) al 'cambio climático', aunque mientras repetía su cantinela estuviesen siendo detenidos decenas de incendiarios. El doctor Sánchez utiliza incendios e inundaciones para difundir la religión climática porque sabe que, ante imágenes de catástrofes, se activa nuestro cerebro reptiliano, que genera respuestas instintivas y no razonadas. Y, además, cuenta con la complicidad de la prensa sistémica, que en lugar de investigar los móviles de esas decenas de incendiaros detenidos, se dedica a propalar bulos grotescos, atribuyendo a la 'ola de calor' una pavorosa mortandad (que lo mismo se podría atribuir a las desavenencias conyugales o al reguetón, pues en su mayoría es mortandad de personas moribundas o de salud muy delicada), o exhibiendo en los telediarios mapas dantescos de España, con una escala cromática que evoluciona desde el bermellón al más cárdeno granate.
A esta misión de activar los cerebros reptilianos contribuyen también las agencias meteorológicas, convertidas en oficinas de propaganda al servicio de la agenda climática que no contextualizan los datos que proporcionan. Así, por ejemplo, cuando miden las temperaturas y las comparan con otras de tiempos pretéritos, nunca aluden al afecto 'isla de calor urbano'; y jamás comparan temperaturas pretéritas del medio rural con la actuales, pues se percibiría (salvo allá donde haya parques solares, que crean microclimas infernales) que apenas se han producido variaciones durante las últimas décadas. También realizan mediciones superferolíticas de la 'temperatura de los mares', como si una masa ingente de agua ondulante, expuesta a corrientes internas de muy diversas procedencia, sometida a pleamares y bajamares por el efecto gravitatorio y zarandeada por el viento pudiese tener una 'temperatura' uniforme. Si la temperatura de nuestra boca y la de nuestro sobaco son distintas, ¿cómo se puede pretender que sea la misma la 'temperatura de los mares'?
La ciencia meteorológica seria se halla todavía en pañales. Tan en pañales como que sus pronósticos nunca se pueden extender más allá de cuatro o cinco días (y aún así los errores, a veces garrafales, son frecuentes). Cuando se hacen pronósticos a más largo plazo (no digamos cuando se habla de años o décadas), nos hallamos ante engañifas burdas y especulaciones arbitrarias, por muy envueltas que se presenten en jerigonza cientifista. No debemos olvidar que fenómenos naturales como la erupción del volcán de La Palma o las inundaciones de Valencia provocadas por la última gota fría no fueron predichos ni siquiera veinticuatro horas antes de que ocurrieran. Y los tipos que fueron incapaces de anticipar aquellas catástrofes son los mismos que nos acongojan con lo que ocurrirá dentro de una década o un siglo.
Pero toda la alfalfa de la religión climática es comulgada con unción por hordas de zoquetes y fanáticos, que –como señalaba Unamuno– «apenas sospechan el mar desconocido que se extiende por todas partes en torno al islote de la ciencia, ni sospechan que a medida que ascendemos por la montaña que corona al islote, ese mar crece y se ensancha a nuestros ojos, que por cada problema resuelto surgen veinte problemas por resolver». En efecto, no hay conocimiento posible sin conciencia de las muchas realidades naturales que ignoramos. Sólo sabemos que nunca ha habido un clima estable sobre la faz de la Tierra; siempre el clima ha estado variando, como nos demuestran los más serios estudios geológicos: a épocas cálidas, incluso tórridas, se han sucedido épocas frías, incluso gélidas. Providencialmente, nosotros vivimos en una era interglaciar que lleva durando, con sus altibajos, más de diez mil años, y es la que ha propiciado el florecimiento de una civilización admirable que ahora los apóstoles de la religión climática están dispuestos a derruir, para enriquecerse a mansalva. Desean imponer una tiranía maltusiana que, mientras siembra el pánico en nuestros cerebros reptilianos, arrasa nuestra economía productiva e impone formas alternativas y costosísimas de energía que sólo sirven para disparar los precios y así engordar el reinado plutocrático mundial. Nos instilan el pánico a un apocalipsis climático inventado, en un experimento de biopolítica sin precedentes, para succionar la riqueza que aún no controlan, mientras nos convierten en chatarra humana resignada al expolio espiritual y a una pobreza creciente. Si no nos rebelamos, lo conseguirán muy pronto.
Juan Manuel de Prada
(Este artículo, publicado originalmente en ABC, se reproduce al amparo de lo establecido en la legislación nacional e internacional).
¿Crisis climática u ola de incendios provocada? |
Como corolario a tan demoledor artículo enlazo un video de Laureano Benítez, quien mantiene una espartana batalla contra la Oficina Española de Cambio Climático (Oficina del Bulo Oficialista, en realidad), a la que plantea preguntas que resultan harto incómodas para la patulea apesebrada de la climodemia, y cuya respuesta dejaría al descubierto el colosal Himalaya de Mentiras del ecoterrorismo, exponiendo datos contundentes que desnudan sus embustes.
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