lunes, 31 de marzo de 2025

EL HUMOR COMO RESISTENCIA



Un amigo me recuerda que en los años 80 la mayoría de los programas de televisión eran cómicos.

Estaba la comedia picaresca, al estilo Benny Hill o, en Argentina, Olmedo. Sus programas eran después de las 22 horas, y era complicado conseguir permiso de los padres para verlos.

O el humor familiar, en mi país, Calabromas, los uruguayos de Hiperhumor, o los blopers de Tinelli, que con el tiempo se fueron haciendo crueles, pasaron de reirse con la gente a reirse de la gente seleccionada como víctima.

El humor infantil, como el Chavo o Carlitos Balá. El humor culto e inteligente como Les Luthiers. Las revistas que hacían humorismo opositor, como Satiricón, Humor. Las historietas de Fontanarrosa o Mafalda. Hasta en los velorios unos salía a la calle a contar chistes, o anécdotas graciosas pasadas con el finado.

Hoy el humor está prohibido, el miedo a ser cancelado, a ser acusado por cualquier colectivo feminista, LGBT, político, de discriminador puede más.

En la novela El nombre de la Rosa, un monje asesina para esconder un libro, el segundo tomo de La Poética de Aristóteles, donde se habla de la risa. Porque la risa, dice el monje, mata el miedo, y sin miedo no puede haber fé.

Alemania tiene todo para gobernar el mundo, dijo un pensador inglés en 1907, industria, ciencia, recursos, pero carece de humor, o sea, carece de sentido del ridículo, y eso los va a destruir, porque no notarán el ridículo de sus dirigentes. Y por eso no los podrán relativizar.

La risa no solo mata el miedo, sana el cuerpo y la mente, y ridiculiza a los poderosos. Y nos quieron miedosos, enfermos y obedientes.

Durante la plandemia, en Argentina, los máximos responsables sanitarios salieron a dar cifras de muertos disfrazados de payasos. Me dí cuenta que me reía solo, que el resto de la gente miraba aterrorizada la televisión. Los psiquiatras que armaron la operación de guerra psicológica saben bien que los payasos aterrorizan en mayor medida que hacen reír. Como lo sabía el asesino serial John Gacy, que disfrazado de payaso secuestró y torturó a 33 jóvenes. O como lo sabe Stephen King.

La resistencia está en los memes, un tipo de humor que la agenda todavía no pudo anular.

El día en que los médicos de la televisión anuncien una nueva plandemia, o que las vacunas son seguras y fantásticas, y podamos reir a carcajadas, ese día volveremos a ser libres.

Horacio Rivara

MÉDICO DEFENSOR DE LA RELACIÓN ENTRE LA TRIPLE VÍRICA Y EL AUTISMO APARECE MUERTO EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS



Se trata del doctor norteamericano Jeff Bradstreet. Su hijo empezó a manifestar los síntomas del espectro autista tras serle administrada la vacuna triple vírica, cuando tenía quince meses de edad. Él se lo achacó a la vacuna, pero carecía de datos científicos que lo confirmasen. Cuando conoció la publicación del estudio de Andrew Wakefield en la revista The Lancet, que concluía la existencia de una relación entre la vacuna y el autismo, se reafirmó en sus sospechas y creó el movimiento global antivacunas.

El doctor Bradstreet fue el fundador y presidente del Centro Internacional de Recursos para el Desarrollo del Niño. Tenía una consulta privada en Buford (Georgia), donde trataba a niños con autismo y trastornos neurológicos y del desarrollo. El Centro de Bienestar del doctor ofrecía tratamientos de toxicidad por mercurio empleando el método de quelación. Debemos matizar que, como expresamos en un artículo anterior, las vacunas inoculadas a los niños investigados por el equipo del doctor Wakefield no contenían mercurio.

El 19 de junio de 2015 un pescador halló su cadáver en el río Broad River Rocky (Carolina del Norte). No murió ahogado, sino de un tiro en el pecho. Según las autoridades, se trataba de un caso de suicidio. Esto ocurrió unos días después de haber recibido la visita de los agentes de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para registrar su consultorio. Sin embargo, la propia familia y quienes lo conocían no creen la versión oficial y recaudan fondos para realizar una investigación que aclare las causas de su fallecimiento.

Era una persona muy querida, que había llevado el equilibrio a muchas familias con niños autistas. Los comentarios en sus blogs son testimonios claros. Uno de ellos dice: “No se mató a sí mismo. Fue asesinado por lo que estaba hablando en contra, lo que sabía, y lo que estaba haciendo al respecto. Era un doctor compasivo y genial con increíbles habilidades para curar. ¿Por qué un médico que tenía acceso a los productos farmacéuticos iba a dispararse un tiro en el pecho y arrojarse a un río? Eso mismo nos preguntamos.

A pesar del incremento de niños autistas, que incluso está causando muchos problemas en los centros escolares por falta de recursos de atención técnica y profesional, el tema continúa siendo un tabú. ¿Cui prodest? La respuesta está más que clara.

Magdalena del Amo
(Fuente: https://www.alertadigital.com/)

UNA DESDICHA APROVECHADA PARA LA PROPAGANDA DE MERCADERES MISERABLES



Se dijo en los principales medios que Kaylee, una niña de seis años de Texas, murió tras -presuntas- complicaciones de sarampión, lo que desató una super campaña de implantación de vacuna del sarampión y demonización de los críticos con ella.

La realidad es que la niña no murió de sarampión, sino de infección respiratoria.

La niña no estaba vacunada, sus padres afirmaron que su ingreso al hospital se debió a una grave dificultad respiratoria, no al sarrampion.

El Dr. Pierre Kory reveló que Kaylee falleció debido a una neumonía bacteriana secundaria, agravada por un error médico en la administración de antibióticos inadecuados.

Los medios culparon a los padres por no vacunar a su hija, ignorando el manejo deficiente de su tratamiento.

Hermanos de Kaylee, no vacunados, recibieron tratamientos efectivos que les ayudaron a recuperarse.

Una vez más, una muerte por negligencia médica es puesta, manipulación mediática mediante, al servicio de los intereses comerciales pro vacunación.



(Fuente: https://substack.com/)

domingo, 30 de marzo de 2025

VERITAS FILIA TEMPORIS



La verdad es hija del tiempo. Cinco años después del comienzo del covid, el relato oficial se desmorona. El abrumador peso de la evidencia científica y la publicación de informes oficiales revisionistas que desmontan el relato político-mediático hegemónico desde 2020 ha provocado que algunos medios españoles hayan entonado un meritorio, aunque insuficiente mea culpa. Uno de ellos reconoce que «lo que eran fake news de algunos de aquellos etiquetados como negacionistas ahora está alineado con los hechos probados», y propone que, en adelante, «deberíamos escuchar otras voces, aunque no concuerden con la narrativa del Estado, de los medios, de los verificadores de información (…) ni con nuestra más arraigada ideología» (elocuente, esto último, ¿no?).

En otros países ha ocurrido algo similar. Recientemente, uno de los periodistas del New York Times titulaba así su artículo: “Nos engañaron de mala manera”. Otro arrepentido del británico The Times reconocía que ya no cree «que los confinamientos salvaran una sola vida, y de hecho posiblemente causaron la muerte de muchas personas». Tras pedir que la próxima vez «conservemos nuestro espíritu crítico y no menospreciemos como parias a aquellos que discrepan del relato oficialmente aprobado», termina con una reflexión: «Debemos recordar que cuanto mayor sea el consenso, más dudas debemos tener sobre el mismo». Amén.

En realidad, eran los políticos, la UE, los medios de comunicación, los payasos fact-checkers y parte del estamento médico, es decir, el contubernio político-mediático-farmacéutico, los negacionistas que propagaban bulos sin cesar.

El origen del Covid: un escape de laboratorio

El primer bulo del establishment fue el supuesto origen zoonótico del covid con aquel inventado pangolín que aún sobrevive en el bosque escapando de sus perseguidores, como Rambo. El sentido común nos hacía preguntarnos hace ya dos años cuál era la probabilidad a priori de que, de todos los lugares habitados del planeta, el virus emergiera precisamente en una ciudad donde existían laboratorios que estaban trabajando precisamente con ese tipo de coronavirus.

Hoy ninguna fuente seria cuestiona que la pandemia fue con toda probabilidad causada por un escape de un laboratorio biológico en Wuhan que las autoridades chinas y los EEUU ocultaron con la ayuda de la corrupta OMS mientras China exportaba el virus al resto del mundo. El interés de EEUU era doble: los científicos y las instituciones norteamericanas que habían financiado la investigación del coronavirus en Wuhan querían borrar sus huellas, y el Deep State quería debilitar la posibilidad de reelección de Trump, que defendía la teoría del escape biológico.

La verdad -que fue censurada- era conocida o al menos sospechada desde 2020, pero fue ocultada al gran público. Los servicios de inteligencia alemanes otorgaron desde un principio una probabilidad de hasta el 95% de que el virus proviniera del laboratorio chino, pero la excanciller Merkel decidió mantener el informe en secreto. Del mismo modo, el exdirector del Mi6 presentó al gobierno británico un informe clasificado en el que declaraba que «no existe ninguna duda razonable de que el covid-19 ha sido diseñado en el Instituto de Virología de Wuhan», pero el establishment lo enterró.

Las controladísimas revistas médicas contribuyeron a tal ocultación, con una excepción. En 2021 el British Medical Journal publicó que «la supresión de la teoría de la fuga de laboratorio no se basa en ninguna evaluación clara de la ciencia», y que se había producido «a pesar de que no existen pruebas de la explicación alternativa, esto es, de la propagación natural de los animales a los seres humanos». El BMJ terminaba criticando que no se investigara el «verosímil» escape de laboratorio como origen del covid.

En 2022 el Senado norteamericano publicó un profuso informe científico llegando a las mismas conclusiones, que fueron corroboradas meses después por el director del FBI cuando reconoció que «muy probablemente» el origen del covid era artificial. Finalmente, en noviembre de 2024 el Congreso de EEUU llegó a la misma conclusión con un relevante informe que cuestionó casi todas las medidas tomadas para combatir la pandemia.

A pesar de ello, algunos «expertos» continúan congelados en la versión oficial y asustan con la posibilidad de que recurra una epidemia de parecidas proporciones. Si ocurriera, sería la primera pandemia natural importante desde hace un siglo, pues el covid, repito, no fue una epidemia de origen natural, sino un accidente biológico causado por un escape de laboratorio. En otras palabras, el covid fue el Chernóbil de las armas biológicas.

¿Cuál es entonces la solución para que no se repita? No es, desde luego, empoderar a la OMS para crear una dictadura sanitaria, como pretende el globalismo, ni dar más poder a los gobiernos, ni más dinero a la corrupta industria farmacéutica, sino algo muy sencillo: prohibir la investigación de armas biológicas en todo el mundo y, en particular, la tecnología de ganancia de función que manipula genéticamente virus del mundo animal para aumentar su peligrosidad y que contagien a humanos, como hicieron con el covid.

Caraduras recalcitrantes

A pesar de todo, en España algunos de los responsables del mayor escándalo de salud pública de la Historia han aprovechado el quinto aniversario del comienzo de la pandemia para felicitarse a sí mismos con total desfachatez, lo cual denota la impunidad con la que han actuado (y delinquido): cinco años después, nadie ha sido despedido ni multado y nadie ha sido procesado (salvo los políticos comisionistas de las mascarillas). Naturalmente, nadie ha pisado la cárcel.

Este desfile conmemorativo de políticos caraduras y médicos pomposos que abusan de la autoridad de la bata blanca intenta blanquear un fraude de proporciones gigantescas. Como decía Peter C. Gøtzsche, profesor emérito de Medicina en Dinamarca y cofundador de Cochrane (en su día máxima referencia de evidencia médica), «el sector de la Sanidad es mucho más corrupto de lo que la gente piensa, y el dinero de la industria farmacéutica va a todas partes, a políticos, revistas médicas, periódicos, etc.».

Ese etcétera es muy amplio, pues los viscosos tentáculos de las grandes empresas farmacéuticas alcanzan a miembros de Colegios Médicos en todo el mundo, a muchos médicos, directa o indirectamente, y a las agencias del medicamento, con sus puertas giratorias. Por ejemplo, Pfizer acaba de contratar a uno de los principales responsables de la FDA durante la pandemia.

El guion de la pandemia

La pandemia siguió un guion. En primer lugar, se aterrorizó a la población con la complicidad de los medios, que lanzaron una campaña de terror y culpabilización perfectamente diseñada para domesticar a la población. Para dicha campaña se contrató a agencias de publicidad especializadas que lograron crear una verdadera histeria colectiva con el objeto de facilitar la aceptación de medidas arbitrarias, liberticidas, absurdas y completamente acientíficas. Los confinamientos, las distancias de seguridad, la limitación de comensales, el gel hidroalcohólico o las inútiles mascarillas no sirvieron para nada, salvo para beneficiar a unos pocos. Sí sirvieron, en cambio, para enfermar mentalmente a una parte de la ciudadanía.

Los ilegales y sádicos confinamientos fueron epidemiológicamente inútiles y perjudicaron nuestra salud mental y nuestro sistema inmunológico precisamente cuando más lo necesitábamos. Por otro lado, las inútiles mascarillas, especialmente crueles con los niños en los colegios, no se impusieron para controlar el virus. Las mascarillas se impusieron para controlar a la población, y lo lograron.

Asimismo, para poder aprobar el uso de emergencia de las «vacunas», se torpedeó o silenció todo tratamiento prometedor cuya existencia habría impedido, por razones regulatorias, tan suculento negocio. Fue el caso, por ejemplo, de la vitamina D utilizada de forma preventiva o, en pacientes ya ingresados, la ivermectina, o la hidroxicloroquina, eficaz en tratamiento temprano en combinación con azitromicina. Aunque reducía la mortalidad del covid, fue retirada el mercado.

Finalmente, tras negar contra toda evidencia la superior inmunidad natural de quienes ya habían pasado la enfermedad, se puso en marcha un programa de vacunación indiscriminada con vacunas y terapias genéticas que no cumplían ninguno de los tres requisitos exigidos para una vacuna (necesidad, eficacia y seguridad), pero sí cumplían el único requisito que importaba: el beneficio.

El escándalo de las «vacunas»

Las vacunas y terapias genéticas ARNm eran innecesarias para la inmensa mayoría de la población para la que el covid era una enfermedad leve, dato que se conocía desde 2020 pero que los medios ocultaron pertinazmente. Para los niños el covid era más leve que la gripe, a pesar de lo cual se les incluyó escandalosamente en el programa de vacunación.

Las vacunas también fueron ineficaces, pues no evitaban ni la transmisión ni la muerte. Un estudio realizado en Japón (uno entre varios) afirma incluso que las vacunas covid tuvieron eficacia negativa, es decir, que los vacunados se contagiaban más que los no vacunados. Además, la probabilidad de contagiarse aumentaba con cada dosis adicional, como había concluido un macro estudio de la Cleveland Clinic.

Nos dijeron que las vacunas protegían contra el contagio y la transmisión para justificar la persecución y apartheid de los no vacunados y el infame pasaporte covid. Era mentira, y, cuando fue patente que no impedían ni el contagio ni la transmisión, recularon cambiando el relato y afirmando que al menos sí protegían contra la gravedad y la muerte. También era falso: en marzo de 2022 el 84% de los muertos por covid en España estaba perfectamente vacunado, según datos del propio Ministerio de Sanidad. Un estudio reciente confirma que «los datos estadísticos muestran que la mortalidad de los vacunados fue un 14,5 % superior a la de los no vacunados», por lo que la idea de que las vacunas covid salvaron vidas «contradice los datos estadísticos».

Las vacunas también fueron inseguras, pues seguimos pagando sus efectos secundarios adversos, sobre todo isquémicos y cardiovasculares: ictus, trombosis y trombocitopenia, embolia pulmonar, miocarditis, pericarditis, fibrilación atrial; pero también desórdenes menstruales, efectos oculares, dermatológicos, autoinmunes y neurológicos, como trombosis del seno venoso cerebral, parálisis facial de Bell, mielitis transversa aguda o cáncer. La escandalosa verdad es que con toda probabilidad las vacunas y terapias genéticas ARNm han provocado la muerte de muchas personas: autopsias realizadas sugieren una relación de causalidad.

Hoy, especialistas en Reino Unido o autoridades sanitarias de algunos países llaman a la suspensión de las vacunas ARNm contra el covid mientras el British Medical Journal exige investigar el exceso de mortalidad «sin precedentes» registrado en todo el mundo en 2021 y 2022 tras la difusión de dichas vacunas.

Los médicos nos fallaron

De forma imprudente y contra lo que defendía la evidencia científica, la inmensa mayoría de los médicos en España recomendaron a sus pacientes vacunarse aunque no pertenecieran a la población de riesgo o hubieran pasado la enfermedad. Eso sí, lo hicieron verbalmente, sin consentimiento informado, ni receta, ni firma.

La realidad es que, ante la enorme presión social y gremial y el mimetismo que plaga la profesión, muchos eligieron el camino cómodo escudándose en «los protocolos» del orwelliano Ministerio de Sanidad. ¿Cuántos han asumido alguna responsabilidad? ¿Y los Colegios Médicos, que persiguieron y amenazaron a los pocos médicos valientes que se negaron a aceptar el trágala?

Parece lógico, por tanto, que la credibilidad del gremio haya caído estrepitosamente: en EEUU la confianza en médicos y hospitales se ha derrumbado, pasando del 72% en 2020 al 40% en 2024. También se ha producido una lógica disminución de la confianza de la población en las vacunas.

Un homenaje a los valientes

Tres cosas recuerdo con gran agradecimiento en este lustro de arduo combate contra la histeria colectiva y los negacionistas del contubernio político-mediático, que se negaban pertinazmente a ver lo que mostraban los datos estadísticos y la evidencia científica.

En primer lugar, la respuesta de mis amables lectores, que mantuvieron la cordura en medio de la locura colectiva demostrando una capacidad de resistencia, una firmeza y un valor poco comunes para defender su independencia de opinión y su salud física y mental (y la de los suyos).

En segundo lugar, el aliento de unos pocos médicos y expertos en inmunología que, en privado, me dieron un apoyo importantísimo para mí, fijándose en el mensaje y no en el mensajero, es decir, en la seriedad de mis fuentes y el rigor de mi análisis. Aunque la literatura médica sea uno de mis hobbies desde hace 20 años, pasaron por alto mi falta de credenciales, lo que tiene doble mérito (por tratarse de España y por tratarse de la profesión médica).

Pero, sobre todo, recuerdo con admiración el coraje de los pocos médicos que se opusieron públicamente a La Gran Mentira y pagaron un precio por ello. A fin de cuentas, yo sólo sufrí la censura de un artículo, lo que además resultó ser providencial. En efecto, mi decisión de no publicar más en un periódico que retiraba manu militari artículos maquetados sin explicación alguna me llevó a desarrollar este blog, en el que, para mi sorpresa, el artículo censurado tuvo cerca de 400.000 lecturas. Como dice el refrán, «dando gracias por agravios negocian los hombres sabios».

Esos médicos valientes, sin embargo, pagaron un elevado precio personal y profesional por defender la verdad y ser fieles a su juramento hipocrático: fueron injustamente estigmatizados, amenazados, perseguidos y condenados al ostracismo por los medios, por los opacos y siniestros Colegios de Médicos y por algunos de sus propios colegas. A ellos quiero rendir especial homenaje con este artículo.

Fernando del Pino Calvo-Sotelo
(https://www.fpcs.es/)

LA IMAGEN QUE DEFINE LA FALTA DE CRITERIO RACIONAL DE LA U.E.


UN ESTUDIO REALIZADO MEDIANTE I.A. CONFIRMA QUE LA NARRATIVA DEL "CAMBIO CLIMÁTICO" CONSTITUYE UN FRAUDE CIENTÍFICO



Un estudio innovador dirigido por inteligencia artificial (IA) ha confirmado que las narrativas globalistas sobre el “cambio climático” y el “calentamiento global” son un engaño.

La versión beta Grok 3 de xAI se utilizó para producir el primer artículo científico sobre el clima revisado por pares y dirigido por inteligencia artificial.

La IA analizó datos de temperatura, hielo marino y CO2 atmosférico para investigar si los humanos estamos cambiando el clima a través del exceso de emisiones.

Sin embargo, al sacar de la ecuación la agenda política y el ansia de subvenciones de las Naciones Unidas, la máquina impulsada por IA proporcionó resultados muy diferentes a los de los científicos del clima que pregonaban la “ciencia establecida” sobre el “calentamiento global”.

En cambio, el estudio dirigido por IA descubrió que las temperaturas cambian antes que el CO2 atmosférico y que la actividad solar y los ciclos naturales impulsan los cambios de temperatura globales.

Grok 3 es un modelo de inteligencia artificial desarrollado por xAI, una startup de inteligencia artificial fundada por Elon Musk.

Lanzado en febrero de 2025, Grok 3 está diseñado para resolver problemas complejos.

Puede recuperar información en tiempo real y proporcionar respuestas contextualmente relevantes.

Los investigadores Jonathan Cohler, David Legates, Franklin Soon y Willie Soon utilizaron Grok 3 para examinar conjuntos de datos relacionados con el clima y modelos de cambio climático.

Buscaron establecer si la narrativa del calentamiento global antropogénico está respaldada por evidencia.

“Este documento tiene como objetivo probar rigurosamente la hipótesis del calentamiento global antropogénico del CO₂ mediante la integración de conjuntos de datos [observacionales] no ajustados con marcos analíticos recientes, examinando el desempeño del modelo, la evidencia isotópica y los supuestos de forzamiento solar del IPCC para determinar si la narrativa predominante resiste el escrutinio empírico”, afirma el documento.

Los conjuntos de datos observacionales utilizados en la revisión incluyen datos de temperatura, datos de hielo marino y datos isotópicos y de CO₂ atmosférico, utilizando resultados de modelos del Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.

Los marcos analíticos incluyeron a Koutsoyiannis et al. (2023), Soon et al. (2023, 2024), Harde (2017, 2022 ) y Connolly et al. (2023).

La revisión dirigida por IA y verificada por humanos encontró:

El CO₂ humano (sólo el 4% del ciclo del carbono) se hunde en los océanos y los bosques en 3-4 años, no en siglos como afirma el IPCC.

La temperatura precede al CO₂, no al revés: pensemos en los desfases de los núcleos de hielo de 800 años y en el confinamiento sin contratiempos de 2020 en Mauna Loa.

Los modelos del IPCC exageran el calentamiento (0,5 °C/década frente a los 0,13 °C de la realidad).

La actividad solar y los ciclos naturales se roban el espectáculo.

“La hipótesis del calentamiento global antropogénico por CO₂, tal como la articuló el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y apoyó investigadores como [Michael E.] Mann, [Gavin A.] Schmidt y [Zeke] Hausfather, carece de un sólido respaldo empírico cuando se la somete a un escrutinio riguroso”, concluye el artículo.

El artículo señala que Mann, Schmidt y Hausfather reforzaron la “narrativa [ ] de que las emisiones antropogénicas de CO₂, que totalizan aproximadamente 2000 GtC desde 1750, han aumentado las concentraciones atmosféricas de CO₂ de 280 ppm a 420 ppm” mediante “reconstrucciones proxy (por ejemplo, el gráfico del “palo de hockey”), validaciones de modelos y análisis retrospectivos que afirman tener capacidad predictiva”.

El gráfico en forma de “palo de hockey” ilustra las tendencias de temperatura del hemisferio norte durante los últimos 1.000 años.


Mann y sus colegas publicaron por primera vez el gráfico del palo de hockey en 1998.

Desde entonces ha aparecido destacado en los informes del IPCC como “evidencia” del “calentamiento global”.

En 2009, el periódico británico Telegraph publicó un artículo sobre correos electrónicos filtrados de la Unidad de Investigación Climática (CRU) de la Universidad de East Anglia.

Los correos electrónicos filtrados llegaron a conocerse como “Climategate”.

En ese momento, The Telegraph escribió:

“Desde 2003 [ ], cuando el experto estadístico canadiense Steve McIntyre expuso por primera vez que los métodos estadísticos utilizados para crear el ‘palo de hockey’ eran fundamentalmente defectuosos, se ha desatado una batalla cada vez más acalorada entre los partidarios de Mann, que se hacen llamar ‘el equipo de hockey’, y McIntyre y sus propios aliados, que han puesto en tela de juicio de forma cada vez más devastadora toda la base estadística sobre la que el IPCC y el CRU construyen su caso.

Los remitentes y destinatarios de los correos electrónicos filtrados del CRU constituyen una lista de la élite científica del IPCC, que incluye no solo al ‘Equipo de Hockey’, como el propio Dr. Mann, el Dr. Jones y su colega del CRU, Keith Briffa, sino también a Ben Santer, responsable de una reescritura muy controvertida de pasajes clave del informe del IPCC de 1995; Kevin Trenberth, quien, de forma igualmente controvertida, presionó al IPCC para que sembrara el miedo sobre la actividad de huracanes; y Gavin Schmidt, mano derecha del aliado de Al Gore, Dr. James Hansen, cuyo propio registro de datos de temperatura superficial del GISS es solo superado en importancia por el del propio CRU.

A pesar de los conocidos fallos en los métodos y datos utilizados en su creación, el gráfico del “palo de hockey” sigue siendo una pieza clave de evidencia en los debates sobre el calentamiento global y el cambio climático inducido por el hombre.



(Visto en https://tierrapura.org/)

sábado, 29 de marzo de 2025

LA CONTUNDENTE VERDAD SOBRE ISRAEL



En nuestro mundo, la historia se reescribe con demasiada frecuencia para servir a intereses geopolíticos, donde ciertos eventos y narrativas son manipulados excesivamente para enmascarar verdades incómodas. Así, Israel, una colonia sanguinaria que quiere ser un Estado moderno en busca de legitimidad, está en el corazón de esta dinámica de reescritura sistemática de la historia y reapropiación de memorias. Detrás de la imagen de víctima que logra proyectar, gracias a medios de propaganda comprados y corruptos, se esconde un agresor bestial que busca no sólo imponer el control territorial, sino también borrar las huellas de antiguas civilizaciones y religiones presentes en Tierra Santa mucho antes de la llegada del judaísmo.

Mediante acciones militares violentas, manipulación ideológica abyecta y limpieza cultural sistemática, Israel ahora intenta consolidar su poder borrando cualquier memoria histórica que pueda contradecir su narrativa mendaz. Como en Francia, aprobando leyes -como la ley Gayssot- que condenan a quienes no quieren creer sus mentiras o intentar sacar a la luz la verdad. Así es como, jugando con mitos religiosos y manipulando la historia, estos locos de sangre y dominación han logrado durante siglos desviar la atención mundial de sus acciones de agresión y colonización de tierras y espíritus.

Por primera vez, documentos desclasificados revelan que el gobierno israelí bien podría haber sido el instigador de esta tragedia. James Angleton, cofundador de la CIA y figura clave de la inteligencia estadounidense, no sólo actuó como enlace con el Mossad, sino que también obstruyó deliberadamente las investigaciones del FBI, impidiendo que se revelara el papel activo del Estado israelí en el complot.

El Mossad y la CIA, estos dos gigantes de la inteligencia, tienen una larga historia de participación en los acontecimientos globales más oscuros y violentos de la era moderna. Lejos de desempeñar simplemente papeles periféricos en conflictos extranjeros, estas agencias han sido identificadas como los autores intelectuales de abusos y agresiones en todo el mundo, desde el asesinato de líderes políticos hasta la manipulación de regímenes extranjeros. Uno de los ejemplos más llamativos de esta colusión , recientemente desclasificado por Trump, es la participación del Mossad y la CIA en el asesinato de John F. Kennedy.

Este encubrimiento demuestra que las maniobras secretas de los servicios israelíes fueron protegidas sistemáticamente por sus aliados estadounidenses, reforzando la idea de que los intereses comunes entre la CIA y el Mossad no se limitan a la recopilación de inteligencia, sino que se extienden a acciones mucho más oscuras dirigidas a la hegemonía tiránica. Estos acontecimientos ilustran cómo ambas agencias han conspirado a menudo juntas para manipular los acontecimientos mundiales con el fin de promover sus objetivos geopolíticos, al tiempo que ponen obstáculos en el camino de cualquier investigación que pudiera señalar su responsabilidad por la violencia y las conspiraciones a gran escala.

Pero aunque la impunidad de los poderosos parece ilimitada, unos abogados audaces han decidido romper este ciclo de silencio e injusticia lanzando la coalición mundial Global 195. Su objetivo es procesar a los criminales de guerra israelíes y a aquellos sospechosos de orquestar y participar en las atrocidades cometidas durante el genocidio de Israel contra el pueblo palestino en Gaza. El Centro Internacional para la Justicia para los Palestinos (CIJP) considera esta iniciativa como un faro de resistencia, que busca llevar ante la justicia no sólo a los soldados, sino a toda la cadena de mando militar y política israelí, utilizando mecanismos legales nacionales e internacionales. Mientras la masacre palestina continúa bajo la mirada indiferente de las grandes potencias y multinacionales, Tayab Ali, director de la CIJP, subraya la urgencia de estas iniciativas: «Global 195 no es solo un clamor de justicia, sino una necesidad vital para poner fin a la impunidad que algunos parecen tan dispuestos a mantener. La memoria de los crímenes cometidos no debe borrarse, y estos procesos judiciales son el último bastión contra el olvido y la aquiescencia de los poderosos».

Es importante entender que durante siglos, los mitos bíblicos se han utilizado como justificación del colonialismo y las guerras expansionistas en el Medio Oriente. Hoy, con el genocidio en curso de los palestinos, estos mismos mitos se han vuelto más peligrosos que nunca. La fusión del fundamentalismo cristiano, el sionismo y el imperialismo occidental ha engendrado un culto a la muerte apocalíptico que busca activamente la guerra, la limpieza étnica y la destrucción planetaria, todo bajo el disfraz de profecías pseudorreligiosas. Esta mezcla ideológica, alimentada por intereses geopolíticos, constituye ahora una amenaza existencial para la humanidad por parte de quienes evocan constantemente el deber de la memoria y la victimización, mientras practican actos inhumanos.

El sionismo cristiano, que ya es una herejía en sí mismo, con el apoyo de la maquinaria de guerra estadounidense, está en el corazón de esta dinámica asesina. En Estados Unidos, millones de cristianos evangélicos sin educación creen firmemente que la expansión del Estado de Israel es una condición necesaria para el cumplimiento de las profecías bíblicas inventadas por ellos. Su apoyo a Israel no tiene nada que ver con una preocupación por la autenticidad judía, sino con la idea de que los judíos deben dominar la tierra antes de ser convertidos o exterminados cuando un Mesías a su imagen regrese. Mesías celoso, violento, sanguinario y totalitario, es decir lo opuesto a Cristo. Esta corriente ideológica mortal, apoyada por grupos como AIPAC, impulsa una agresiva política exterior estadounidense que envía miles de millones de dólares a Israel mientras permite que la infraestructura interna de Estados Unidos se deteriore. Escondidos tras su "Shoah", actúan con impunidad a los ojos de todos, con una arrogancia y un desprecio inaceptables.

En este contexto, es esencial poner en perspectiva las colosales pérdidas humanas de la Segunda Guerra Mundial para comprender la verdadera magnitud del genocidio y el sufrimiento. Aunque el Holocausto, el exterminio sistemático de judíos por el régimen nazi, se presenta como el genocidio más importante de este período con sus 6 millones de víctimas, y la ley francesa prohíbe toda forma de investigación o cuestionamiento histórico, es importante no olvidar las pérdidas humanas aún más enormes sufridas por otras poblaciones. Los soviéticos, en particular, fueron las verdaderas víctimas de esta guerra de destrucción total de Europa, librada por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, aproximadamente 24 millones de rusos y otros ciudadanos de la URSS perdieron la vida durante este período. Es decir, más de 4 veces el número de judíos oficialmente aniquilados. Ya fueran militares o civiles, estos individuos fueron sacrificados en condiciones de extrema brutalidad por los nazis.

El sufrimiento y las pérdidas humanas en la Unión Soviética quedan ahora relegados a un segundo plano en el discurso global sobre la Segunda Guerra Mundial, pero ponen de relieve otro aspecto del genocidio: el del impulso nazi para erradicar pueblos enteros por razones ideológicas y raciales, así como para apropiarse de tierras. Como Israel hoy. Y las enormes pérdidas humanas en la URSS demuestran que, mucho más allá del caso específico de los judíos, muchas otras poblaciones pagaron un precio monstruoso en esta guerra de totalitarismo, y merecen al menos el mismo reconocimiento y respeto dentro de las memorias colectivas de la locura contra la humanidad.

La guerra de aniquilación del Tercer Reich contra la Unión Soviética no sólo destruyó fuerzas militares; Su objetivo era exterminar a toda una población, no sólo judíos, sino también gitanos, homosexuales y comunistas, sobre todo mediante masacres, hambrunas organizadas y deportaciones masivas. En este contexto, es legítimo preguntarnos: ¿quiénes fueron realmente genocidas y sufrieron más la locura del nazismo? O mejor dicho, ¿quién financió todo esto, sabiendo que Alemania estaba arruinada en 1933…?

Este fanatismo israelita, bajo disfraz religioso, se extiende también a proyectos como la construcción de un tercer Templo judío en Jerusalén. El primer Templo de Jerusalén, construido por el rey Salomón en el siglo X a.C., fue destruido por los ejércitos babilónicos de Nabucodonosor II en el año 586 a.C. Y el Segundo Templo, reconstruido setenta años después con la ayuda de Zorobabel, fue destruido por legionarios romanos liderados por Tito el 8 de septiembre del año 70 d.C., al final de la Primera Guerra Judeo-Romana. Sin embargo, hoy en día, las facciones sionistas extremistas en acción, apoyadas por políticos israelíes y financiadas por fundamentalistas cristianos estadounidenses, también están haciendo campaña por la destrucción de la Mezquita Al-Aqsa para erigir este nuevo Templo para la gloria de su locura, creyendo firmemente que este acto acelerará la llegada de este Mesías guerrero y así desencadenará una guerra mundial de Armagedón. Tengan cuidado, estos no son grupos marginales, sino más bien una fuerza militante implantada en las mentes de todos los israelitas, que están preparando abiertamente el terreno para un Apocalipsis religioso.

Es más, su proyecto alucinante del “Gran Israel”, basado en la idea de que las tierras bíblicas son un derecho divino, alimenta el expansionismo territorial. Israel, con el pretexto de conquistar tierras "prometidas" (¿cómo y por quién?, uno se pregunta...) desde tiempos bíblicos, está llevando a cabo una limpieza étnica sistemática de los palestinos y sus vecinos regionales, anexando territorios ilegalmente y llevando a cabo abyectas agresiones militares que han llegado tan lejos como para matar a miles de mujeres y niños. Sin embargo, esta falsa visión mitológica de la propiedad de la tierra se basa en creencias religiosas distorsionadas, textos falsificados y no en hechos arqueológicos verificables. Pero eso no impide que los criminales de guerra lo utilicen como pretexto legítimo para la violencia, el robo y la ocupación de la región con impunidad.

En realidad, la historia está ahora rehén de este culto a la muerte y de esta voluntad supremacista que surge de los textos del Talmud que, como la Torá, fueron escritos sólo por, para y con los judíos. Su negativa a reconocer que la Biblia es un mito político, no un documento histórico, ha permitido a estos caudillos alimentarse del extremismo religioso para legitimar prácticas violentas arcaicas. La arqueología, que sin embargo revela las mentiras de estas afirmaciones históricas infundadas, es ignorada, mientras la política talmúdico-sionista mantiene vivos estos mitos. Y hasta que el mundo no se dé cuenta de que estos mitos son instrumentos de poder fabricados para justificar el derramamiento de sangre, la limpieza étnica y la dominación imperial, el ciclo de violencia seguirá creciendo en nuestra Tierra.

Durante siglos de mentiras, los relatos bíblicos fueron tratados como hechos históricos, no porque estuvieran basados en evidencia sólida, sino porque servían a los propósitos políticos de un grupo étnico codicioso, celoso y supremacista. Hoy en día, a pesar de numerosas excavaciones arqueológicas, imágenes satelitales y rigurosos análisis por parte de historiadores modernos, los supuestos eventos bíblicos más importantes se revelan como inexistentes o burdas invenciones de mentes psicópatas.

Tomemos, por ejemplo, el llamado reino "judío": no hay absolutamente ninguna evidencia arqueológica de este supuesto gran reino bajo David y Salomón. Nunca se ha descubierto ninguna fortaleza imponente, ningún palacio monumental, ningún vestigio de una gran civilización. En realidad, lo que surge de las excavaciones es un paisaje dominado por imperios extranjeros como los egipcios, babilonios, persas, griegos y romanos, quienes sin embargo dejaron registros muy detallados de su dominio sobre la región. Pero Israel, descrito como un supuesto "reino poderoso" en sus textos bíblicos, es sólo una nota a pie de página. Esta idea de un reino unificado, alabada en textos religiosos escritos por los propios hebreos, siempre ha sido otra invención política fabricada siglos después de los supuestos acontecimientos. Los historiadores y arqueólogos modernos han descubierto que en el siglo X a. C. Jerusalén ni siquiera era una capital, sino un simple pueblo en la cima de una colina. Y su Muro de los Lamentos no es más que el muro perimetral de una antigua guarnición romana. Así pues, queda claro que este mito de dominación sobre una vasta región es tan creíble como las leyendas artúricas.

En cuanto al “Éxodo”, esa historia clave de la Biblia, simplemente no hay pruebas de su existencia. Ni los documentos egipcios, ni los artefactos, ni la evidencia arqueológica confirman el más mínimo indicio de la esclavitud de los israelitas o de la espectacular huida al desierto. De hecho, el antiguo Egipto, que posee algunos de los registros más completos de la historia, ni siquiera menciona tal acontecimiento. Si realmente hubiera existido un grupo tan grande como el descrito en la Biblia, habría dejado huellas tangibles, pero no se ha encontrado ninguna de ellas. La total falta de pruebas materiales demuestra claramente que también se trata de una pura invención. El mito del Éxodo fue creado para justificar la conquista de Canaán. Así, la historia del “regreso” de los israelitas es sólo una versión primitiva del mito sionista moderno, donde la invasión de Palestina se presenta como una especie de venganza divina alucinatoria, un derecho ancestral imaginario. Pero es una construcción ideológica que sirvió de base para la creación de un estado colonial abyecto en una tierra ya habitada.

En el fondo, estas “historias sagradas” están lejos de ser verdades históricas, ya que no son más que mitos inventados, escritos por quién sabe quién y manipulados hasta el exceso para justificar viles proyectos geopolíticos. No son más que una burda falsificación de la historia pasada, pero siguen siendo utilizados como un arma política implacable para legitimar todas las injusticias y atrocidades contemporáneas cometidas por esta banda organizada de personas sedientas de sangre ocultas bajo kipás ceremoniales.

Y durante siglos, la identidad judía ha estado más determinada por los mitos religiosos y las maniobras políticas que por la realidad histórica. Además, el término “judío”, tal como lo entendemos hoy, ni siquiera existía en tiempos bíblicos. No había un pueblo judío singular y unificado que ocupara el Medio Oriente. Los hebreos históricos eran un conjunto de tribus nómadas dispersas, a menudo absorbidas o subordinadas por imperios cada vez más poderosos, como los egipcios, los babilonios, los persas, los griegos y los romanos. Ni siquiera eran una nación independiente, sino más bien una periferia, clanes o tribus sin continuidad real ni poder soberano.

La verdad histórica, despojada de mitos y propaganda, es por tanto condenatoria contra estos individuos. Contrariamente a la historia oficial, los judíos asquenazíes no son descendientes directos de los antiguos hebreos, sino un pueblo europeo cuyos orígenes se encuentran en la Europa oriental medieval, especialmente en el Kaganato Jázaro. La idea del "retorno" de los judíos a Palestina no se basa, pues, en ninguna base histórica real, sino en un proyecto político tiránico fabricado desde cero, destinado a establecer un Estado colonial en Tierra Santa. Y sobre todo en una ubicación estratégicamente única en la encrucijada del mundo.

En realidad, los verdaderos descendientes de los hebreos bíblicos son los palestinos, quienes han mantenido una conexión directa con su tierra, viviendo allí durante milenios mientras absorbían sucesivas influencias culturales y religiosas. Contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, el sionismo no pretendía garantizar la supervivencia del pueblo judío, sino resolver la cuestión del «problema judío» europeo exportándolo a Oriente Medio. Pero este "problema" proviene de la incapacidad de estos pueblos de querer integrarse a las naciones desde tiempos inmemoriales. Con ello, Europa no sólo buscó librarse de una población indeseable, sino que también creó un puesto colonial estratégico en sus fronteras, donde el petróleo fluye libremente.

Otro aspecto que a menudo se pasa por alto es que los primeros cristianos eran en su mayoría hebreos. El cristianismo no se difundió inicialmente entre los “paganos”, sino como una secta que se separó de las comunidades hebreas, ya en decadencia y ampliamente criticadas por sus abominables sacrificios de animales utilizados para pagar los servicios de los rabinos. Así, la imagen mitológica de los cristianos perseguidos por los romanos en las arenas, y especialmente de los mártires cristianos, es en realidad la de los hebreos conversos al cristianismo, perseguidos por haber desafiado las expectativas religiosas y la homogeneidad del Imperio romano.

Fueron estos hebreos, convertidos al cristianismo, quienes fueron utilizados como chivos expiatorios bajo el gobierno de Nerón, mucho antes de que el cristianismo fuera percibido como una religión separada. En Judea, las primeras comunidades cristianas se desarrollaron dentro de la propia población hebrea. En realidad, los primeros cristianos no eran “otros”, sino hebreos que buscaban reinterpretar su propia fe con más verdad y sentido común. Cristo también era galileo, no judío, y hablaba arameo, no hebreo (excepto en su templo, para significar y enseñar la verdad a los rabinos).

La idea de una «guerra de los romanos contra los judíos» es, por tanto, una grave distorsión histórica. En realidad, los romanos persiguieron a estos hebreos que se habían convertido al cristianismo, aunque mantuvieron su control sobre toda la población hebrea arcaica. Sin embargo, el proceso orgánico que llevó a una parte de los hebreos a convertirse al cristianismo ha sido totalmente ignorado por la historiografía tradicional, que optó por presentar a los judíos y a los cristianos como dos grupos distintos, mucho más tarde, lo que no correspondía en absoluto a la realidad de la época. Como nunca hubo judeocristianos de ningún tipo, en el mejor de los casos eran hebreocristianos.

En el momento del surgimiento del Islam en el siglo VII, la mayor parte de la población del Levante, incluidos los descendientes de los antiguos hebreos, ya eran mayoritariamente cristianos. A medida que el Islam creció, muchos de estos cristianos, descendientes de los hebreos bíblicos, también se convirtieron al Islam. Así, los palestinos de hoy son en realidad los descendientes más directos de este antiguo pueblo, mucho más que las poblaciones europeas (que hablan yiddish y no hebreo) que más tarde llegaron a establecerse en Palestina. Así, el llamado "retorno de los judíos" no fue, en realidad, más que una invasión de europeos modernos expulsados del viejo continente y llegados a tierras palestinas, sin ningún vínculo directo con los antiguos hebreos.

En cuanto a la idea de un "exilio judío" histórico, no se basa en ninguna evidencia concreta. La migración, la integración y la asimilación eran comunes en esta región, y los hebreos no eran un pueblo "exiliado", sino que a menudo eran absorbidos por las culturas dominantes, ya fuera la egipcia, la babilónica o, más tarde, la griega y la romana. La narrativa del pueblo "judío" que espera la restauración de su patria ancestral es por lo tanto un mito ideológico, enteramente fabricado por ellos mismos, para justificar demandas políticas modernas basadas en mentiras y robos.

En realidad, la identidad judía moderna no tiene orígenes en el antiguo Israel, sino en los pueblos de Europa del Este, particularmente en el Kaganato Jázaro. Se dice que este pueblo, que vivió en las estepas euroasiáticas entre los siglos VII y X, adoptó el judaísmo a nivel político. Sin embargo, esta adopción nunca tuvo una dimensión étnica. Los descendientes de estos jázaros emigraron al oeste después del colapso de su imperio, mezclándose con los eslavos y otras poblaciones locales, aunque todavía se los conocía por nombres como "jázaros". Es más, fue recién en el siglo XIX, en el contexto del surgimiento del nacionalismo europeo, que el término "judío" se aplicó globalmente a comunidades religiosas y más o menos étnicas dispares, lo que marcó el nacimiento de la identidad judía moderna, como una construcción política, una mentira descarada más que una realidad histórica.

Fue recién a fines del siglo XIX, con el ascenso del sionismo, que la noción de "pueblo judío" fue impulsada hasta convertirse en un concepto unificado, aunque las poblaciones en cuestión no tenían ni la historia ni la etnicidad coherente que les atribuimos hoy. Así, las poblaciones modernas designadas como "judías" en realidad descienden en gran parte de los jázaros, los eslavos y varias tribus euroasiáticas, mientras que los verdaderos herederos de los antiguos hebreos, los palestinos, continúan siendo silenciados y sus derechos pisoteados en nombre de estos mitos fabricados y difundidos.

Por lo tanto, el Estado israelí moderno se basa claramente en el borrado sistemático de la historia y en una limpieza étnica abierta. Desde 1948, los palestinos han sido desplazados de sus tierras en nombre de un derecho ancestral espurio y totalmente inventado, y el sistema de apartheid que persiste hoy demuestra hasta qué punto la empresa sionista se basa en esta vil manipulación de la historia y en la represión de los pueblos indígenas. Pero esta falsificación tiene consecuencias catastróficas, ya que justifica décadas de ocupación militar, violencia extrema y genocidio contra los palestinos, al tiempo que alimenta a una derecha extremista religiosa en Israel y Estados Unidos. La idea de un derecho ancestral a la tierra de Palestina se utiliza principalmente para financiar y armar un Estado colonial y étnico, cuya política se basa en el terror y la masacre de los habitantes originarios. Y utilizado para controlar militarmente esta región productora de petróleo.

Se ha vuelto crucial romper el ciclo de mentiras y aceptación cómplice que alimenta esta guerra perpetua, si queremos regresar alguna vez a un mundo en paz. El sionismo es un proyecto colonial europeo, y ciertamente no un movimiento de liberación, donde Israel no es la restauración de una nación antigua, sino más bien el desplazamiento de una nación indígena. Los palestinos no son invasores ni intrusos extranjeros porque son los verdaderos herederos de esta tierra. Y la reescritura de la historia no pertenece a quienes buscan ocultar la verdad, sino a quienes vivieron esta historia. Mientras esta verdad permanezca enterrada bajo la propaganda destructiva, el ciclo de violencia y sufrimiento continuará. ¿Hasta cuándo tolerará el mundo estas mentiras a expensas de gente inocente?

Phil BROQ.
(Fuente: https://jevousauraisprevenu.blogspot.com/; visto en https://www.verdadypaciencia.com/)