viernes, 5 de diciembre de 2025

JACOBO GRINBERG Y EL MISTERIOSO MUNDO CHAMÁNICO (4ª PARTE)



El siguiente ejemplo de poder chamánico no puede explicarse diciendo que fue algún tipo de autoengaño colectivo. Sir Arthur Francis Grimble era un administrador colonial británico que en 1914 pasó a desempeñar el cargo de comisario residente en las islas Gilbert, en el océano Pacífico. Más adelante describiría los cinco años que pasó en la islas en una autobiografía titulada Pattern of Islands (1952), que obtuvo un gran éxito. El libro se ocupa principalmente de la vida cotidiana y el autor utiliza un tono realista que es muy apropiado. Sin embargo, en uno de los capítulos describe un acontecimiento tan extraño que parece no tener ninguna explicación normal. Un anciano jefe, llamado Kitiona, criticó la delgadez de Arthur Francis Grimble y le recomendó que comiese carne de marsopa. Grimble preguntó cómo podía adquirir carne de marsopa y le dijeron que el primo hermano de Kitiona, que vivía en el poblado de Kuma, era «llamador de marsopas» hereditario. Grimble había oído hablar de lo de «llamar a las marsopas», es decir, de que ciertos chamanes poseían la facultad de hacer que las marsopas, mamíferos marinos parecidos al delfín, salieran a la orilla mediante alguna clase de magia. Grimble la clasificaba con el truco indio de la soga. Este truco o magia consistía en que un fakir lograba que una cuerda quedara repentinamente rígida en posición vertical. Entonces un niño trepaba por ella y desaparecía una vez llegado a lo alto. El fakir, armado con una espada, escalaba la cuerda tras el niño y desaparecía igualmente al llegar al extremo superior. A continuación, miembros ensangrentados del niño comenzaban a caer desde lo alto a una cesta que había en el suelo. Y finalmente, el fakir reaparecía bajando por la cuerda y volcaba el contenido de la cesta mostrando al niño intacto y en perfecto estado.

Volviendo al tema de las marsopas, Grimble preguntó cómo se hacía y le contestaron que dependía de poder tener cierto sueño. Si el «llamador de marsopas» lograba tener dicho sueño, el espíritu salía de su cuerpo y podía visitar a la gente-marsopa e invitarla a un banquete y un baile en el poblado de Kuma. Cuando las marsopas llegaban al puerto, el espíritu del soñador, regresaba apresuradamente a su cuerpo y alertaba a la tribu. Grimble se mostró interesado y Kitiona prometió que mandaría su canoa a buscarle cuando su primo estuviese preparado. A su debido tiempo llegó la canoa y Grimble fue llevado a Kuma. Llegó acalorado, sudoroso e irritable, y fue recibido por un hombre gordo y amistoso que le explicó que era el «llamador de marsopas». El hombre se metió en una choza protegida por hojas de cocotero recién trenzadas. «Emprendo mi viaje», dijo al despedirse. Grimble se instaló en la choza contigua. Dieron las cuatro, que era la hora en que debían producirse resultados según había prometido el mago, pero no pasó nada. Sin embargo, las mujeres estaban trenzando guirnaldas, como si fuera a celebrarse una fiesta, al tiempo que iban llegando amigos y parientes de los poblados vecinos. A pesar del ambiente festivo, hacía un calor agobiante. La fe de Grimble empezaba a flaquear a causa de la tensión cuando de la choza del soñador salió un aullido sofocado. Grimble dio un salto y vio que su pesado cuerpo salía disparado de cabeza a través de las pantallas de hojas. Cayó cuan largo era, se levantó trabajosamente y con pasos vacilantes se apartó de la choza. Se quedó de pie unos instantes, dando manotazos en el aire y quejándose con una extraña nota aguda que hacía pensar en un perrito. Luego empezó a hablar a borbotones: «¡Teirake! ¡Teirake! (¡Levantaos! ¡Levantaos!). ¡Que vienen, que vienen! Bajemos a recibirlas». Echó a andar pesadamente en dirección a la playa. Un rugido se alzó del poblado: «¡Que vienen, que vienen!». Grimble se encontró corriendo a la desbandada con otras mil personas hasta los bajíos, chillando a todo pulmón que nuestras amigas del oeste ya venían. Grimble corría detrás del soñador y los otros convergieron en él desde el norte y el sur. Se desplegaron formando una larga línea, unos al lado de otros, y siguieron corriendo atropelladamente por los bajíos.

Grimble acababa de meter la cabeza en el agua para refrescarse cuando un hombre que corría cerca profirió un aullido y señaló hacia un lugar; otros le imitaron, pero al principio no pudo ver nada debido a los reflejos cegadores del sol en el agua. Cuando por fin pudo verlas, todos chillaban como locos. Según Grimble, “ya estaban bastante cerca, avanzando hacia nosotros a gran velocidad. Cuando llegaron al borde de las azules aguas junto al arrecife, aflojaron la velocidad, se desplegaron y empezaron a nadar hacia atrás y hacia delante enfrente de la línea que formábamos nosotros. Entonces, de repente, desaparecieron“. En medio del silencio tenso que se produjo a continuación, pensó que se habían ido. La decepción era tan grande que Grimble no se paró a pensar que, aun así, acababa de ver una cosa muy extraña. Estaba a punto de tocar la espalda del soñador para despedirse cuando se volvió hacia Grimble con cara tranquila y musitó, al tiempo que señalaba hacia abajo: «El rey procedente del oeste viene a verme». Los ojos de Grimble siguieron su mano. Allí, a menos de diez metros, estaba la enorme silueta de una marsopa suspendida como una sombra reluciente en las aguas verdes y cristalinas. Detrás de ella había toda una flotilla de marsopas. Y Grimble explica: “Avanzaban hacia nosotros en extensa formación con separaciones de dos o tres metros entre ellas y cubrían todo el espacio que alcanzaba mi vista. Se movían tan lentamente que parecían estar en trance. Su jefe pasó muy cerca de las piernas del soñador. Éste se volvió sin decir palabra y echó a andar a su lado camino de las bajíos, sin prisas. Yo la seguía uno o dos pasos de su cola casi inmóvil. Vi que a derecha e izquierda de nosotros otros grupos se volvían de cara a la playa de uno en uno, los brazos alzados, la cara inclinada sobre el agua. Brotó un parloteo en voz baja y retrocedí un poco para poder abarcar toda la escena. La gente del poblado daba la bienvenida a sus invitados a tierra con palabras arrulladoras. Sólo los hombres andaban al lado de las marsopas; las mujeres y los niños seguían su estela y batían palmas suavemente para marcar el ritmo de una danza. Al acercarnos a los bajíos de color verde esmeralda, la quilla de las marsopas empezó a tocar la arena y los animales movieron las aletas como si pidieran ayuda. Los hombres se inclinaron para rodearlas con los brazos y ayudarlas a salvar los obstáculos. Las marsopas no mostraban la menor señal de alarma. Era como si su único deseo fuese alcanzar la playa“.

Y Grimble sigue explicando: “Cuando el agua sólo nos llegaba hasta los muslos, el soñador alzó repentinamente los brazos y llamó. Los hombres situados en los flancos se acercaron para rodear a las visitantes, diez o más hombres por cada animal. «¡Arriba!» , gritó entonces el soñador, y los pesados cuerpos negros fueron medio arrastrados y medio llevados a cuestas, sin que se resistieran, hasta el borde de la marea. Allí los depositaron en tierra, aquellas formas bellas y dignas, totalmente en paz, mientras el infierno se desataba a su alrededor. Hombres, mujeres y niños empezaron a dar saltos y a hacer gestos mientras proferían chillidos que desgarraban el cielo; luego se quitaron las guirnaldas y las arrojaron alrededor de los cuerpos inmóviles, empujados por una súbita y terrible furia de jactancia y burla. Mi cerebro todavía se resiste a recordar aquella última escena: la gente enloquecida, los animales tan triunfalmente quietos. Los dejamos con las guirnaldas donde yacían y volvimos a nuestras casas. Más tarde, cuando la marea se retiró y quedaron varadas lejos del agua, los hombres bajaron con cuchillos para cortarlas en pedazos. Aquella noche hubo banquete y baile en Kuma. Reservaron para mí una porción de carne como la que reciben los jefes. Esperaban que la hiciera curar y que fuese la dieta para mi delgadez. La salaron debidamente, pero no me sentí con ánimos de comerla…“. Parece claro que no hay gran diferencia entre la «magia» que Córdova aprendió en el Alto Amazonas y la magia de los «Ilamadores de marsopas» en el Pacífico Sur. Aparentemente, ambas se basan en alguna extraña capacidad telepática o en lo que Weil llama «el inconsciente colectivo». Puede parecer que al aventurarnos a entrar en este reino de la «magia» primitiva hemos dejado atrás todo el sentido común. Sin embargo, aunque resulte extraño, la sugerencia de que soñar puede producir facultades «paranormales» o, mejor dicho, aprovechar facultades que todos poseemos, cuenta con cierto respaldo científico.

A principios del decenio de 1980, el doctor Andreas Mavromatis, de la Brunel University de Londres, dirigió a un grupo de estudiantes en la exploración de los «estados hipnagógicos», es decir, los estados de la conciencia entre el sueño y la vigilia. En el estado hipnagógico (entre la vigilia y el sueño) es común pensar que se está despierto, hasta tal punto que se tiene seguridad de tener los ojos abiertos, de ver y oír cosas alrededor, pero no se puede uno mover. En un libro titulado Mental Radio (1930), el novelista norteamericano Upton Sinclair habló de las facultades telepáticas de su esposa, May, que había sido telépata desde la infancia. May Sinclair explicó que para llegar a un estado mental telepático, ante todo tenía que concentrarse. No concentrarse en algo, sino sencillamente estar muy alerta. Luego tenía que producir una profunda relajación, hasta encontrarse al borde del sueño. Una vez en tal estado, la telepatía era posible. Mavromatis aprendió solo a hacer lo mismo: a provocar estados de concentración y profunda relajación simultáneas. Lo que ocurre en estos es que vemos ciertas imágenes o situaciones con extrema claridad. El filósofo y escritor británico Colin Henry Wilson describe su propia experiencia: “Yo mismo lo conseguí por casualidad después de leer el libro de Mavromatis titulado Hypnogogia. Hacia el amanecer, me desperté a medias, flotando todavía a la deriva en una agradable somnolencia, y me encontré contemplando un paisaje montañoso dentro de mi cabeza. Era consciente de que estaba despierto y de yacer en la cama, pero también de contemplar las montañas y el paisaje de color blanco, exactamente como si estuviera mirando algo en la pantalla de un televisor. Poco después de esto, volví a quedarme dormido. La parte más interesante de la experiencia fue la sensación de contemplar el paisaje, de poder concentrarme en él y desviar mi atención, exactamente igual que cuando estaba despierto“. Un día, cuando el doctor Mavromatis estaba medio dormido en un círculo de estudiantes, escuchando mientras uno de ellos efectuaba la psicometría de algún objeto que tenía en la mano, tratando de «sentir» su historia, empezó a «ver» las escenas que el estudiante estaba describiendo.

Luego empezó a alterar sus visiones hipnagógicas, capacidad que había adquirido por medio de la práctica, y descubrió que el estudiante empezaba a describir sus visiones alteradas. Convencido entonces de que los estados hipnagógicos estimulan la telepatía, pidió a los estudiantes que «captasen» las escenas que él imaginaba, y comprobó que lo conseguían con frecuencia. Su conclusión es que «algunas imágenes hipnagógicas que aparentemente ‘no hacen al caso’ podrían ser fenómenos con sentido que pertenecieran a otra mente». Dicho de otro modo, que T. S. Eliot podría estar equivocado al pensar que «cada uno de nosotros piensa en la llave, cada uno en su prisión». Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (1888 – 1965) fue un poeta, dramaturgo y crítico literario británico-estadounidense. Representó una de las cumbres de la poesía en lengua inglesa del siglo XX. Según José María Valverde, poeta y ensayista español, en efecto, «la publicación de The Waste Land convierte a T. S. Eliot en la figura central de la vida poética en lengua inglesa. […] La crítica saludó el complejo y oscuro poema […] como símbolo de una época de desintegración, que trataba desesperadamente de poner algún orden en el creciente caos aplicando mitologías y formas heredadas del pasado». La telepatía es, de hecho, quizá la más probada de las facultades «paranormales» y, en general, los estudiosos de lo paranormal están de acuerdo en que las pruebas de su existencia son irrefutables. El libro Hypnogogia, de Mavromatis, va más allá y sugiere que hay un vínculo entre la telepatía y los estados oníricos. Diríase, pues, que lo que Mavromatis ha reproducido bajo control con sus estudiantes es lo que los indios amahuacas de Brasil, eran capaces de hacer utilizando drogas psicotrópicas bajo la dirección de su chamán, o sea, alcanzar la «conciencia de grupo». Es posible imaginar lo que sucedió cuando el «llamador de marsopas», antes indicado, entró en su choza. Al igual que Mavromatis, se había enseñado a sí mismo el arte de soñar de forma controlada y, por lo tanto, de sumirse en un trance hipnagógico que él podía controlar. Tenemos que suponer que entonces podía dirigir sus sueños hacia el reino de las marsopas y comunicarse directamente con ellas. Los experimentos efectuados con marsopas inducen a pensar que son animales muy telepáticos. Aparentemente por medio de la «hipnosis» las marsopas fueron inducidas a nadar hasta tierra y permitir que las sacasen a la playa.

Encontramos al hombre de Cro-Magnon practicando la magia cinegética, que debió de darle una nueva sensación de control de la naturaleza, así como de su propia vida. Es muy posible que considerase que sus chamanes eran dioses, del mismo modo que el hombre primitivo de una edad posterior, por ejemplo, en Zimbabwe, África, y en Angkor, Camboya, tenía a sus reyes-sacerdotes por dioses. La magia era la ciencia del hombre primitivo, toda vez que cumplía la función básica de la ciencia, que consiste en ofrecer respuestas a las preguntas básicas. Ya no era un animal pasivo, una víctima de la naturaleza. Trataba de comprender y, en lo referente a las cuestiones importantes, tenía la sensación de comprender. Otro aspecto básico debe ponerse de relieve. Los rituales fúnebres del hombre de Neandertal indican claramente que creía que había vida después de la muerte. Y todos los chamanes, desde Islandia hasta Japón, se consideran a sí mismos mediadores entre este mundo y el mundo de los espíritus. En todo el mundo, los chamanes han declarado que, al someterse a los rituales y las pruebas para ser chamanes, entraron en el mundo de los espíritus y hablaron con los muertos. Los chamanes creen que su poder procede de los espíritus y de los muertos. La importancia de esta observación reside en que el sacerdote-chamán se siente poseedor de una comprensión tanto del cielo como de la tierra. Y esto es algo que incluso un cosmólogo moderno se mostraría reacio a pretender. El chaman se sentía en la posición de quien posee conocimiento divino, en que no cabe duda de que el resto de la tribu compartía esta opinión. Lo cual induce a pensar que hace 40.000 años, puede que hasta 100.000, el hombre había alcanzado un estado de ánimo extrañamente «moderno».

La tradición ocultista se basa en la idea de que existía en el pasado una ciencia que abrazaba la religión y las artes. Este conocimiento sólo lo poseían los miembros de una pequeña casta de iniciados y los albañiles medievales lo codificaron en las grandes catedrales góticas. Según el historiador escocés William Stirling: “Desde los tiempos del antiguo Egipto esta ley ha sido un arcano sagrado que se comunica exclusivamente por medio de símbolos y parábolas y cuya creación, en el mundo antiguo, constituía la forma más importante de arte literario; por consiguiente, su exposición requería una casta sacerdotal a quien se hubiera enseñado su uso, y en él se instruyó a los gremios de artistas iniciados, que existieron en todo el mundo hasta tiempos relativamente recientes. Hoy en día todo esto ha cambiado”. Si pensamos en lo que Manuel Córdova aprendió en la selva del Amazonas, podemos ver que entrañaba el aprendizaje de ciertas «facultades» que parecen casi míticas. En primer lugar, la facultad de participar en el «inconsciente colectivo» de la tribu. Vemos que Córdova pudo ver una procesión de pájaros y otros animales y que los vio de forma mucho más detallada que por medio de la percepción normal. El jefe de la tribu le había enseñado a hacer uso activo de su hemisferio derecho, que a su vez proporcionaba mucha más riqueza de asociaciones que la percepción visual normal. El hemisferio derecho del cerebro es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales; como visuales y sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales. Concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de información (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. El método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta inmediata que se requiere en los procesos visuales y de orientación espacial.

Sería un error pensar que la telepatía es una facultad «paranormal». Con una serie de experimentos que llevó a cabo en el decenio de 1960, el doctor Zaboj V. Harvalik, físico de la universidad de Misuri, demostró que la telepatía tenía una base científica. Para empezar, Harvalik se sintió intrigado por el arte del zahorí, es decir, la facultad de ver lo que está oculto y que, al parecer, poseen todos los pueblos primitivos. Al observar que la varilla del zahorí, una ramita bifurcada que sostienen las dos manos por las dos puntas de la horquilla, reaccionaba siempre a una corriente eléctrica o magnética, empezó a sospechar que el arte del zahorí es básicamente electromagnético. Hincó verticalmente en tierra dos cañerías de agua, separadas por unos 18 metros, y conecto sus extremos con una potente batería. En cuanto encendió la corriente, la varilla reaccionó retorciéndose en sus manos. Hizo la prueba con algunos amigos y descubrió que todos podían hacer de zahorí si la corriente era suficiente. Una quinta parte de ellos pudieron detectar incluso corrientes de sólo dos miliamperios. Todos mejoraron de forma constante con la práctica. La radiestesia o rabdomancia es una actividad pseudocientífica que se basa en la afirmación de que los estímulos eléctricos, electromagnéticos, magnetismos y radiaciones de un cuerpo emisor pueden ser percibidos y, en ocasiones, manejados por una persona por medio de artefactos sencillos mantenidos en suspensión inestable como un péndulo, varillas “L”, o una horquilla que supuestamente amplifican la capacidad de magneto-recepción del ser humano. Un zahorí, a veces llamado radiestesista o rabdomante, es alguien que afirma que puede detectar cambios del electromagnetismo a través del movimiento espontáneo, de dispositivos simples sostenidos por sus manos, normalmente una varilla de madera o metal en forma de “Y” ó “L” o un péndulo. Los zahoríes afirman ser capaces de detectar la existencia de flujos magnéticos o líneas Ley, corrientes de agua, vetas de minerales, lagos subterráneos, etc., a cualquier profundidad, y sustentan la eficacia de la técnica en razones psicológicas, y los movimientos de los instrumentos por el efecto ideo-motor. Mientras para algunos defensores de la técnica, se trataría de una habilidad explicable por la ciencia, otros la tratan de “facultad supranormal“.

En 1986, la revista Nature incluyó el zahorismo en una lista de “efectos que se presuponían paranormales, pero que pueden ser explicados por la ciencia“. En concreto, el zahorismo puede ser explicado en términos de pistas sensoriales y conocimientos previos del zahorí, efectos de expectativas y probabilidad. Los escépticos y algunos creyentes piensan que el instrumento usado por el zahorí no tiene energía propia, sino que amplifica pequeños movimientos inconscientes de las manos, efecto conocido como efecto ideo-motor. Esto haría de la varilla un instrumento de expresión de conocimiento o percepción subconsciente del adivino. Algunos autores afirman que el ser humano podría ser sensible a pequeños gradientes del campo magnético terrestre, aunque no hay evidencia sobre ello. El zahorismo, tal y como se practica hoy en día parece haberse originado en Alemania durante el siglo XV para encontrar metales. Harvalik también reparó en que las personas que parecían incapaces de hacer de zahorí «sintonizaban» repentinamente después de beber un vaso de whisky. Se supone que el whisky les relajaba e impedía la injerencia del «lado izquierdo del cerebro». El hemisferio izquierdo es la parte motriz capaz de reconocer grupos de letras formando palabras, y grupos de palabras formando frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades necesarias para transformar un conjunto de informaciones en palabras, gestos y pensamientos. Harvalik descubrió que una tira de papel de aluminio enrollada en la cabeza bloquea por completo la capacidad de hacer de zahorí, lo cual también demuestra que el fenómeno es básicamente eléctrico o magnético. Un maestro zahorí llamado Wilhelm De Boer era capaz de detectar corrientes bajísimas, de una milésima de miliamperio. Incluso podía detectar las señales de las emisoras de radio, para lo cual daba la vuelta lentamente hasta quedar de cara a la emisora.

Sintonizando una radio portátil en la misma dirección, Harvalik comprobaba que De Boer había acertado. Asimismo, De Boer podía seleccionar determinada frecuencia con exclusión de las demás, lo cual se parecía a nuestra capacidad de «sintonizar» con conversaciones diferentes en una fiesta. Cuando alguien inventó un magnetómetro capaz de detectar las ondas cerebrales, Harvalik se preguntó si un zahorí también podría captarlas. Se colocaba de espaldas a una pantalla en su jardín, con tapones en los oídos, y le decía a algún amigo que caminase hacia él desde el otro lado de la pantalla. La varilla de zahorí captaba la presencia del amigo cuando éste se hallaba a unos tres metros de distancia. La distancia se multiplicaba por dos si Harvalik le pedía al amigo que pensara en cosas «excitantes». Parece, pues, que el arte del zahorí es simplemente la facultad de detectar señales electromagéticas. Pero ¿cómo las detecta la varilla de zahorí? Al parecer, alguna parte del cuerpo, que Harvalik dedujo que eran las glándulas suprarrenales, capta la señal y la transmite al cerebro que, a su vez, hace que los músculos tengan convulsiones. Las glándulas suprarrenales son dos estructuras retroperitoneales, la derecha de forma piramidal y la izquierda de forma semilunar, ambas situadas encima de los riñones. Su función consiste en regular las respuestas al estrés, a través de la síntesis de corticosteroides y catecolaminas, como la adrenalina. Los músculos estriados que intervienen en ello están sometidos al control del lado derecho del cerebro. Los experimentos de Harvalik se describen en Christopher Bird, The Divining Hand (1979). El arte del zahorí, al igual que la telepatía, es una facultad del lado derecho del cerebro. Si el arte del zahorí y la telepatía tienen explicación científica, entonces es posible comprender cómo el chamán de la edad de piedra podía influir en el movimiento de los bisontes o los ciervos y garantizar el éxito de los cazadores dibujando estos animales y poniendo así en marcha el proceso de «asociación».

(Visto en https://oldcivilizations.wordpress.com/)

YA IBA SIENDO HORA ...


CIENTÍFICO DESTROZA EL SECTARISMO CLIMÁTICO DE LOS DESINFORMADORES


José Antonio Sáenz de Santamaría, reconocido geólogo y Director Científico del Grupo Español de Materias Primas Estratégicas y Críticas (GEMPE/c), además de miembro del Instituto de Ingeniería de España, ofrece en el Congreso de los Diputados una contundente presentación, aportando su perspectiva experta sobre los mitos y exageraciones del discurso climático dominante.

Con datos, estudios y rigor científico, expone las contradicciones y manipulaciones de la narrativa promovida por sectores con motivaciones ideológicas. Su clara y demoledora intervención no fue bien recibida por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) ni por Bildu, quienes respondieron con ataques sectarios y sin aportar argumento científico alguno a su brillante defensa de la ciencia frente al dogma político.

jueves, 4 de diciembre de 2025

UNIÓN EUROPEA: PROYECTO PILOTO PARA LA GLOBALIZACIÓN



Si en pleno siglo XXI -donde tenemos Internet, teléfonos inteligentes, IA y toda una gama de posibilidades para estar bien informados- todavía no te has dado cuenta de que no pintas nada, deberías hacértelo mirar.

Creer que los políticos están ahí para cuidar de ti, que la democracia es el mejor de los sistemas de gobierno y que tienes libertad para decidir por ti mismo es creer en la trilogía de falacias más insidiosas que haya podido crear el ser humano.

No te ofendas, pero no eres libre. Tienes dueño. Tu dueño te posee. Posee todo lo que existe sobre la faz de la Tierra. Los grandes bancos, las grandes corporaciones, los Estados, los gobiernos, el Congreso, el Senado, los jueces, los fiscales, los ayuntamientos, el ejército, la policía, los medios de comunicación, las universidades, la energía, la sanidad, la ciencia, las tierras de cultivo, las materias primas y todo lo que te rodea es propiedad de tu dueño, incluido tú, por supuesto.

El planeta está en manos de una élite de psicópatas que se cree que tienen un “derecho divino” para hacer del mundo lo que le plazca. Esta élite ha compartimentado la sociedad y creado toda una serie de organizaciones e instituciones con el único propósito de perpetuarse en el poder. Pues bien. Ahora mismo, bajo el impulso de una serie de estúpidas ideologías con supuestos fines humanitarios, está llevando a cabo una agenda para llegar a controlar a toda la humanidad e imponernos lo que ellos llaman un Nuevo Orden Mundial.

Con el paso de los años han ido creando toda una serie de organizaciones (algunas opacas y otras no) con las que ejercer su poder. Estas organizaciones están compuestas en su mayoría por miembros de sociedades secretas (Masones, Rosacruces, Skull & Bones,…). Lo curioso, es que han hecho creer al ciudadano de a pie que son organizaciones filantrópicas sin ánimo de lucro. En definitiva, grupos que se dedican al “bienestar de la humanidad” por altruismo.

Entre estas estructuras de poder -hábilmente camufladas- se encuentran la ONU, el Banco Mundial, el FMI, el Real Instituto de Asuntos Internacionales, el Consejo de Relaciones Exteriores, el Grupo Bilderberg, el Club de Roma, el Comité de los 300, la Comisión Trilateral, el Instituto Tavistock, el FEM, la fundación Bill Gates, la Open Society y un larguísimo etcétera.

Evidentemente, a día de hoy la existencia de estas organizaciones es indiscutible. Otra cosa son sus verdaderas intenciones, ya que, aunque aparentemente se disfracen de humanitarias, en realidad trabajaban única y exclusivamente para instaurar un gobierno mundial.

De entre todas las estructuras de poder creadas por los globalistas destaca una en particular: la Unión Europea (UE).

La UE fue concebida como proyecto piloto donde aplicar todas las ocurrencias globalistas (ideología de género, política climática, agenda verde, migración,…) para, una vez aceptadas por los ciudadanos europeos, ser posteriormente exportadas al resto del mundo y dar así por zanjado, definitivamente, la implantación del Nuevo Orden Mundial.

Cuando se creó la UE todo el mundo pensó que de esa unión iba a salir un Estado más fuerte económicamente y con un régimen de libertades envidiable por el resto del mundo, ya que la supuesta libre circulación de ciudadanos y capitales lo haría posible. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido. Al contrario, su economía en recesión está ahogando cada vez más a la clase media, sus idílicas calles son ahora estercoleros y las libertades están siendo pisoteadas día tras día. De hecho, la UE se ha convertido en el yugo opresor de sus propios ciudadanos.

La falsa pandemia del Covid-19 fue utilizada como catalizador para lograr la obediencia absoluta de la población. Después de que la élite comprobara con qué facilidad millones de personas aceptaron las regulaciones más distópicas y dispares, ahora van a por otra de sus prioridades: el control financiero total.

La UE, como laboratorio de pruebas de los globalistas, está creando un nuevo sistema financiero que eliminará el dinero en efectivo, las transacciones privadas, regulará el uso de criptomonedas, acabará con la privacidad financiera e integrará identificadores biométricos, monederos electrónicos, cuentas y pagos en una red de control total integral. La consecuencia de esto será una prisión financiera hecha de regulaciones, bases de datos, algoritmos e identidad digital poniendo fin a la libertad financiera.

Este nuevo programa financiero se ha estado gestando durante años y ahora se ha consolidado mediante leyes y regulaciones.

Pero la UE no solo está creando el sistema de identificación digital y el euro digital, sino un modelo integral de control social.

A partir de enero de 2027 entrará en vigor un paquete de medidas con varios conjuntos de regulaciones dictatoriales que no han sido votadas por los ciudadanos. Evidentemente, estas regulaciones tendrán consecuencias directas en nuestras vidas y no precisamente buenas. La pregunta es: ¿haremos algo al respecto? Me temo que no, ya que nosotros, el “populacho”, nunca hacemos nada.

Cuando hablas con la gente, prácticamente todos desean un cambio. Sin embargo, a la hora de la verdad resulta que nadie quiere cambiar. Esto es debido a que la sociedad tiene una epidemia de “tontos útiles inteligentes”: personas que pueden diseñar un avión o programar un software informático, pero que son incapaces de ver la realidad y, sobre todo, cuestionar lo que no tiene sentido, tal y como vimos durante la falsa pandemia: personas inteligente que sucumbieron al engaño

Después de lo vivido en los últimos cinco años algunos hemos aprendido que ser una persona inteligente no es sinónimo de tener resistencia al control mental, ya que nos educaron (entrenaron) para obedecer, no para pensar. De ahí que personas inteligentes -altamente cualificadas en determinadas materias- no puedan reconocer el engaño, incluso cuando lo tienen delante de sus propias narices.

Sí, la UE es un engaño y el proyecto piloto del globalismo, así que cuanto antes salgamos de ella mejor. La única esperanza que tenemos es que Alemania dé el primer paso y tome la iniciativa. De ser así la UE será un bonito cadáver, no me cabe la menor duda.

¿En qué me baso para decir esto? Pues en las declaraciones que hizo El coronel Douglas Macgregor (exasesor del jefe del Pentágono), en una entrevista del 19 de noviembre de 2025, donde aseguró que era inevitable que Alemania abandonara la OTAN y la UE.

Macgregor argumentó lo siguiente: “Los globalistas son una reliquia de la Segunda Guerra Mundial. El dicho “La OTAN existe para mantener a los rusos fuera y a los alemanes abajo” ha humillado a los alemanes durante décadas. Ahora se acabó. El próximo gobierno será nacionalista. Posiblemente, no de Alternativa por Alemania (AfD), pero será un gobierno de “Alemania primero”, el cual sacará a Alemania de la UE. Macgregor siguió diciendo: “Alemania ha sido explotada, desindustrializada, inundada de migrantes y criminalizada, y las generaciones más jóvenes ya no quieren eso”.

Esto no sólo está pasando en Alemania, sino en la mayoría de países de la UE. Concretamente, en España han saltado todas las alarmas porque, según una encuesta, el 36% de los españoles está a favor de lo que supuso Franco para España. Pero lo peor no es eso, sino que el 52% de los jóvenes menores de 35 años (que no conocieron la dictadura) perciben a Franco como un dirigente adecuado para el momento convulso actual. De ahí que partidos políticos como VOX o SALF (ultranacionalistas) se estén nutriendo del voto de una pléyade de jóvenes con un futuro incierto en una España desolada por los burócratas de Bruselas.

La pregunta es: ¿Tendrá razón Macgregor? ¿Será posible que Alemania abandone la UE? No sé si será posible, pero si deseable para muchos.

Todos esos políticos que se asombran del avance de los partidos nacionalistas deberían reflexionar y preguntarse si no tendrá que ver con las políticas regulatorias que nos impone la UE. Las ridículas ideologías de género están volviendo imbéciles a nuestros jóvenes que ya no saben lo que son (sólo tienes que ver un programa de “Frist Dates”). La agenda verde -con sus estúpidas regulaciones para salvar el planeta- prohíbe circular a millones de europeos por las ciudades con sus vehículos de combustión. Miles de ganaderos europeos se ven obligados a cerrar sus explotaciones al no poder hacer frente a las draconianas medidas regulatorias de Bruselas. Nuestras ciudades están siendo invadidas por una masa ingente de migrantes irregulares que están ocasionando serios problemas de convivencia. El multiculturalismo impuesto por Bruselas ha cambiado por completo la fisonomía de nuestras ciudades convirtiéndolas en impersonales y caóticas. Y por si todo esto no fuera suficiente, nos amenazan constantemente con una guerra contra Rusia. En fin, que podríamos seguir enumerando hasta mañana una lista interminable de regulaciones y despropósitos que están acabando con lo que fue Europa: la envidia del resto del mundo.

Personalmente, no tengo nada en contra de una Europa unida, pero si esto es lo mejor que la unión puede hacer por nosotros mejor volver a lo de antes, recuperar nuestra soberanía y parar de una vez por todas esta locura globalista.

(https://pepeluengo2.blogspot.com/)

LA RUTA DE LOS TRAFICANTES DE PERSONAS



Barcos pequeños, noches sin luna y silencios pactados.

Así es como miles de ilegales entran a España mientras el público solo ve “rescate humanitario”.

Lo que no cuentan es la precisión con la que se repite todo: rutas calcadas, horarios idénticos y una coordinación que no puede ser simple azar.


Hay manos moviendo este flujo, usándolo como herramienta para alterar la demografía, desbordar servicios y crear un clima de tensión que luego “ellos mismos” prometen solucionar.

La estrategia es vieja: generar el problema para vender la solución.

Aquí nada es improvisado; es un plan cuidadosamente disfrazado de solidaridad.

(https://t.me/Despertadordelamatrix/)

CÓMO LAS "VACUNAS" COVID GENERARON BENEFICIOS ECONÓMICOS DESORBITADOS



El Dr. Aseem Malhotra plantea una cronología crítica: en el verano de 2021, se aplicaba ampliamente la inyección contra la COVID, que no detenía la infección ni la transmisión.

Pfizer, en lugar de ajustar la política de salud pública, se embarcó en una campaña financiando organizaciones médicas y de base de EE.UU. para que presionaran agresivamente a favor de la obligatoriedad de la vacuna y se creara odio entre vacunados y no vacunados.

¿El resultado? Un beneficio estimado de 100 000 millones de dólares para la empresa, siendo uno de los productos más lucrativos de la historia de la medicina. Pero, ... ¿a qué precio en vidas y en salud?

miércoles, 3 de diciembre de 2025

¿ESTAMOS MEJOR O PEOR?



En mi última serie de artículos he ido analizando los cinco experimentos que las sociedades occidentales están llevando a cabo como si fueran avances indiscutibles de la civilización, por lo que sus resultados no están siendo sometidos a un juicio objetivo. Estos experimentos, históricamente muy recientes, son el aumento desorbitado del tamaño del Estado; un endeudamiento gigantesco; un sistema económico-monetario que está minando la capacidad adquisitiva de la población; una democracia basada en el sufragio universal incondicionado y en el poder ilimitado de la mayoría (que paradójicamente está conduciendo a un grave retroceso de las libertades individuales); y el experimento de vivir sin Dios ni ley natural, lo que ha traído consigo profundas y destructivas transformaciones sociales.

Por su particularidad histórica, España ha sido un espejo privilegiado del efecto de estos cinco experimentos. En efecto, la dictadura franquista aisló a nuestro país de las tendencias de su entorno, por lo que los cambios provocados por estos experimentos se han mostrado aquí con mayor claridad al concentrarse en un período de tiempo más corto que en el resto de Occidente.

Comparemos dos fotos

Así, en este artículo -último de la serie- expondré un conjunto de indicadores que muestran la evolución de España en las últimas décadas como espejo de la evolución del mundo occidental. Con ellos trataré de comparar la foto de la España de hace 40 o 50 años con la de hoy. Las fechas de origen de la comparación serán variables, pues la historia de un país es una función continua y no discreta en función de quién lo gobierna. Algunas datan de mediados de los años 70; otras, de la etapa de la Transición o de la democracia con UCD y el PSOE en los años 80 y 90. Aunque ningún conjunto de indicadores puede retratar fielmente una realidad por definición compleja, ésta es una manera sencilla de comparar la España de antes con la de ahora. ¿Estamos mejor o peor?

Soy consciente de la dificultad de abordar objetivamente series largas en un país como el nuestro, inmerso en un constante proceso de revisionismo histórico por la obsesión de demonizar parte de nuestro pasado común. De hecho, la situación comienza a resultar tan grotesca que me recuerda a un dicho que se acuñó en Rusia tras la caída del comunismo, cuando las autoridades revisaron la historia económica oficial de la URSS para desmontar las falsedades de las estadísticas oficiales, en las que nadie creía. Las modificaciones que iban produciéndose llevó a los rusos, con su característico humor negro, a acuñar una frase: «El pasado es imprevisible».

Lo mismo ocurre en España, donde el contubernio político-periodístico de izquierdas lleva años haciendo algo similar, aunque con un objetivo opuesto: revisan el pasado, pero no para descubrir la verdad, sino para enterrarla. Al igual que el Ministerio de la Verdad de Orwell (1984), falsifican los acontecimientos históricos para que encajen con el relato político del presente. La consigna también es orwelliana: «La ignorancia es la fuerza». Por lo tanto, en España el pasado también es imprevisible.

Debo añadir que la crítica de la izquierda radical al franquismo no se basa en que fuera una dictadura, sino en que fuera una dictadura de derechas, que no es lo mismo, pues con las de izquierdas simpatizan e incluso cobran de ellas sin remilgos (luego quizá no se trate de una cuestión de libertades, sino de ideología).

Dicho eso, confío en que el lector sobrevuele sin problemas la enésima campaña de agitprop, que no deja de ser una cortina de humo anticorrupción. Como decía Revel, «los socialistas tienen una idea tan alta de su propia moralidad que, al oírlos, uno casi creería que, cuando se entregan a la corrupción, no es que su virtud quede empañada por haber sucumbido a la tentación, sino que, por el contrario, es la corrupción la que se transforma en algo honrado».

Indicadores económicos

Comencemos con unos cuantos indicadores económicos. He dividido los últimos 75 años de historia económica de España en tres períodos iguales de 25 años: de 1949 a 1974 (los 25 años del gran desarrollo económico hasta la crisis del petróleo); de 1974 a 1999 (período que coincidió con la Transición y la democracia bajo la peseta); y de 1999 a 2024 (el período del euro). Pues bien, estos son tres importantes indicadores económicos de cada período:


Observen los datos con atención. Como pueden ver, el PIB español per cápita creció entre 1949 y 1974 el triple que durante los primeros 25 años de democracia y el séxtuple de lo que hemos crecido bajo el euro. De hecho, durante ese período España fue el segundo país que más creció del mundo, y no sólo por ser pobre en el inicio, como suele decirse, puesto que si la condición necesaria y suficiente para crecer mucho fuera ser pobre no habría países pobres. Este espectacular crecimiento, fruto del esfuerzo y el sacrifico de la generación de nuestros padres y abuelos -que se logró sin recurrir al endeudamiento público-, significa que en 1974 los hijos tenían una renta cuatro veces superior a la que habían tenido sus padres a su edad, lo contrario de lo que ocurre hoy. Asimismo, desde 1974 el paro se ha multiplicado por tres y la deuda pública por quince. De hecho, la España de la democracia ha tenido una tasa de desempleo medio del 16%, cuatro veces la que tenía en 1974. Por lo tanto, la consigna de que el régimen constitucional del 78 ha sido «el período de mayor paz y prosperidad de nuestra historia» es falsa. Sí ha sido, sin embargo, el período de mayor prosperidad para nuestra clase política, que nunca se ha visto en otra (quizá por ello ellos mismos inventaron la consigna).

El segundo indicador que quiero mostrarles es el de convergencia, que mide el acercamiento de la riqueza española a la media de países de nuestro entorno desde 1960 a la actualidad, esto es, el cociente entre la renta per cápita española y la renta per cápita de la OCDE:


Los datos son, una vez más, contrarios a la creencia popular, que confunde crecimiento absoluto con crecimiento relativo. Como podrán observar, desde 1959 a 1974 la renta per cápita española creció mucho en términos relativos, pasando de un 65% a un 90% de la media occidental. Desde 1974 a 1998, sin embargo, la tendencia se frenó, formando una especie de catenaria. Durante los años de la burbuja (2000-2008) España mantuvo una renta per cápita de alrededor del 90% de la de los países de la OCDE, pero tras la explosión de la burbuja, cayó de nuevo y no ha vuelto a recuperarse. Esto significa que la renta per cápita de España comparada con la de los demás países desarrollados es hoy inferior a la que había en 1974, o sea, que en términos de convergencia no hemos avanzado nada en medio siglo.

Demos un tercer dato. Un indicador habitual de desarrollo económico de cualquier país es el número de vehículos matriculados. Pues bien, según la DGT, a pesar del aumento de la población adulta en España se matriculan hoy más o menos el mismo número de turismos que en 1990 (hace 35 años), mientras que el número de matriculaciones de motocicletas (vehículo típico de países subdesarrollados) se ha multiplicado por dos. Aunque existan otros factores exógenos, esto suele ser un síntoma de empobrecimiento.


El último indicador económico que quiero ofrecer es el acceso a la vivienda. Según el Banco de España, en 1985 se necesitaban menos de tres años de renta bruta disponible de los hogares para pagar una vivienda. Hoy el coste medio de la vivienda equivale a casi ocho años de renta bruta disponible.

Indicadores sociales

Tras estos indicadores económicos, me gustaría presentar unos cuantos indicadores sociales. Siendo la familia el núcleo básico de la sociedad, el primero que quiero traer a colación es la tasa de divorcios (número de divorcios por cada 1.000 habitantes), dato relevante por el enorme sufrimiento personal y disrupción social que causan. Vean su evolución desde 1981, año en que se aprobó la ley de divorcio bajo la UCD con una votación parlamentaria bastante ajustada (162 votos a favor, 128 en contra), detalle -hoy olvidado- que muestra un apoyo al divorcio bastante tibio por parte de la clase política y de la sociedad de aquel entonces:


Como verán, en los primeros años la tasa se mantuvo más o menos constante; luego comenzó una suave subida hasta 2004 (línea vertical roja), cuando se produjo un gran salto que multiplicó la tasa de divorcios por 2,5 en un solo año. La razón fue la ley de divorcio exprés Zapatero-Rajoy, que eliminó los trámites dilatorios que daban un tiempo prudencial para facilitar la reconciliación y evitar que los matrimonios tomaran decisiones irreversibles en caliente. ¿Por qué la llamo ley Zapatero-Rajoy si la aprobó Zapatero? Porque cuando Rajoy llegó al gobierno con mayoría absoluta no la modificó ni la derogó salvo para facilitar el divorcio aún más, de modo que en ciertos casos no hiciera falta ir al juzgado sino al notario. En España se producen hoy 5 rupturas por cada 10 matrimonios que se celebran.

El segundo indicador que quiero presentar es la evolución del número de abortos desde la aprobación de la primera ley del aborto en 1985. Se trata del dato más horroroso e impactante de todos, del que me cuesta hacer algún comentario:


El tercer indicador es la evolución de la natalidad extramatrimonial, es decir, el número de hijos que nacen fuera del matrimonio. En 1980 menos del 4% de los hijos nacían fuera del matrimonio; hoy la cifra es del 50%:


El siguiente indicador es la edad media a la que se casan hombres y mujeres. Hoy los españoles se casan casi 13 años más tarde de lo que se casaban en 1980. El aumento responde a varios motivos, entre los que está el miedo al compromiso, la generalización del concubinato y los obstáculos económicos, especialmente el acceso a la vivienda:


El siguiente indicador que quiero mostrarles es la tasa de fecundidad, esto es, el número de hijos que tiene de media cada mujer en edad fértil. España es el 7º país con menor tasa de fecundidad del mundo. Dicho de otro modo, el pueblo español va camino de convertirse una especie en peligro de extinción:


Esta caída de la fecundidad se ha reflejado en la pirámide demográfica. En 1975 el 27% de la población eran niños menores de 14 años; hoy suponen sólo el 13%. De igual modo, en 1975 sólo el 10% de la población era mayor de 64 años; hoy es más del 20%, proyectándose que en 2050 constituirán el 31% de la población (casi uno de cada tres ciudadanos). Esto convertirá a España en uno de los países más envejecidos del mundo y supondrá la quiebra segura del sistema público de pensiones.


Otro indicador más es la criminalidad. Aunque España siempre ha sido un país seguro y con tasas de homicidio muy bajas (salvando la etapa del terrorismo vasco de ultraizquierda de ETA), la criminalidad ha aumentado significativamente en los últimos 50 años. Como consecuencia de ello, la población reclusa ajustada a población es tres veces la que había en 1974 (año anterior a la amnistía) a pesar de existir leyes mucho más laxas. En efecto, en 1974 había 14.700 reclusos en nuestro país[14], mientras que en 2024 esta cifra había aumentado a 59.226 reclusos. Este aumento de la criminalidad se ha producido a pesar del aumento en el número de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pues en esto España también es diferente: en democracia hay muchos más policías que había en la dictadura. En efecto, en 1970 había 250 policías por cada 100.000 habitantes y hoy hay 500 por cada 100.000 habitantes, es decir, el doble, y si contamos los vigilantes de seguridad privada (inexistentes en 1970), más del triple.

Por otro lado, la tasa de suicidios (ajustada a población) se ha multiplicado por más de dos desde 1975. En efecto, en 1975 se suicidaron en España 1.366 personas, lo que supuso una tasa de suicidios de 3,8 por 100.000, mucho menor que la media de suicidios a nivel mundial de aquella época (12 por 100.000). En 2023 -último año con datos definitivos- se suicidaron en España 4.116 personas, lo que supone una tasa de suicidios de 8,6 por 100.000, es decir, más del doble que hace cincuenta años.

El último indicador social que quiero comentar tiene que ver con esa nueva epidemia social que es la soledad. En 1990, sólo el 10% de los hogares era unipersonal. Hoy la cifra se acerca al 30%.

Ésta es la evolución de España en las últimas décadas, que refleja en mayor o menor medida la evolución de Occidente bajo los cinco experimentos. Ya sólo me resta preguntarles de nuevo: ¿estamos mejor o peor?

Fernando del Pino Calvo-Sotelo
(https://www.fpcs.es/)