AÚN QUEDAN HÉROES

En medio del caos, cuando el sonido de los disparos rompió la rutina de una mañana cualquiera, un adolescente de 15 años tomó una decisión que ningún adulto puede exigirle a un niño … pero que solo un héroe sería capaz de asumir.

Su nombre es Anthony Borges.

Cuando el atacante abrió fuego en los pasillos de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida, Anthony no pensó en correr. No pensó en esconderse. Pensó en proteger.

Empujó a sus compañeros dentro de un aula y, usando su propio cuerpo como escudo, sostuvo la puerta para impedir que el agresor entrara. Era apenas un muchacho, pero en ese instante cargó sobre sus hombros el peso de decenas de vidas.

El asesino disparó contra la puerta una y otra vez. Cinco balas atravesaron a Anthony: en la espalda, en las piernas, en las manos. Cayó, pero no cedió. Su resistencia —dolorosa, casi imposible— dio el tiempo exacto para que todos los que estaban con él escaparan con vida.

Anthony quedó tendido en el suelo, sangrando, pero respirando. Contra toda probabilidad, sobrevivió. Y cuando salió del hospital, lo hizo convertido en algo más que un estudiante: en un símbolo silencioso de lo que significa poner a los demás antes que a uno mismo.

Su historia recuerda que el heroísmo no siempre está en las grandes gestas, sino en esos segundos en que alguien decide no dar un paso atrás.

(Fuente: Canal Datos históricos)