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sábado, 27 de enero de 2024
EL GOBIERNO MUNDIAL YA ES UNA REALIDAD
Una población asustada, ignorante e infantilizada es un blanco fácil para convertirla en una población de seres anodinos.
Lo creas o no, vivimos en un mundo donde nuestra percepción de la realidad es planificada meticulosamente para guiarnos en la dirección deseada. Desde siempre, las sociedades han sido educadas en las ideas por unas élites dominantes para su propio beneficio. Esto no ha cambiado en absoluto, lo único que ha cambiado es la sofisticación de los medios para hacerlo.
Cualquiera que haya prestado atención en las últimas décadas, sabe que se avecina un Gobierno Mundial para el control total de todos los aspectos de la vida de cada persona en el planeta. Evidentemente, la menor duda que pudiera quedar al respecto se disipó cuando se proclamó la falsa pandemia y el establishment comenzó a decirlo abiertamente.
Las poblaciones occidentales están siendo ahora adoctrinadas en las nuevas ideas y creencias necesarias para el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial. A través de la ideología “woke”, el fundamentalista cambio climático o el pérfido nuevo Tratado de Pandemias se está dando la vuelta a todos los valores y principios en los que hasta ahora se asentaba nuestra sociedad.
Se trata de desestabilizar y desmoralizar a la población por todos los medios posibles para, como he dicho antes, llevarla en la dirección deseada.
Vivir en grandes ciudades hostiles, ingerir alimentos basura, respirar aire contaminado, soportar todo tipo de crisis artificiales, guerras interminables y migraciones masivas forman parte del alarmismo constante para generar en nosotros miedo, ansiedad y estrés. Y, claro está, una sociedad totalmente deprimida no tiene defensa alguna y es capaz de llegar a actuar de manera irracional y autodestructiva, tal y como lo hizo durante la falsa pandemia (algunos todavía siguen actuando así).
La humanidad está siendo forzada a alejarse de todas las cosas que hasta ahora han dado sentido a su vida. Para eso se está cambiando la educación de los más jóvenes, la idea de familia o las relaciones humanas. De esto, entre otras cosas, va el movimiento LGBTIQ+ y todo lo relacionado con esta nueva ideología.
El movimiento LGBTIQ+ no es un movimiento de base; es decir, un movimiento espontáneo salido del pueblo. Al contrario, viene impuesto de arriba y, por supuesto, no tiene nada que ver con la libertad sexual o los derechos civiles.
Se trata de una operación psicológica diabólica, orquestada por la ingeniería social, cuyo objetivo es poner en entredicho lo más fundamental de la identidad humana: la sexualidad. Esto, que a priori parece un juego inocente y el sumun de libertad sexual, esconde un ataque directo a la base de nuestra existencia: la procreación. Porque no creo yo que haya sido el “populacho” quien ahora se ha dado cuenta de que existían hasta 37 orientaciones sexuales diferentes, las cuales muchas desconocía: Heterosexual, Homosexual, Bisexual, Asexual, Androginosexual, Antrosexual, Autosexual, Bicurioso/s-a/as o Biflexible/s, Demisexuales, Ginosexual, Grisexual, Lithsexual, Monosexual, Omnisexual, Pansexual, Poliamoroso/s-a/as, Polisexual, Pornosexual, Sapiosexual, Skoliosexual, Transeróticos-as, Género binario, No binario, Agénero, Bigénero, Pangénero, Género fluido, Trigénero, Cisgénero, Intergénero, Poligénero/Multigénero, Intersexual, Transgénero, Transexual, Neutrois, Berdache y Dos espíritus. ¡Uff! Es agotador sólo enumerarlas
¿De verdad alguien se puede creer que esto ha salido espontáneamente del “populacho”? Y lo que es más alucinante, ¿alguien cree que se ha dado cuenta todo el mundo al mismo tiempo y utilizando los mismos vocablos? ¡Venga ya! Un poquito de seriedad, que somos imbéciles pero no tanto.
Esta misma operación psicológica se utilizó durante la falsa pandemia, cuando nuestros líderes mundiales -que se pasan la vida peleándose entre sí sin ponerse de acuerdo- de repente se sincronizaron y remaron todos en la misma dirección. Esto demuestra claramente que siguieron consignas. Por lo tanto, todos forman parte del plan de eso que se ha dado en llamar “nueva normalidad”.
En España, como en otros países, se han creado nuevos ministerios -o añadido ciertas áreas a algunos de los ministerios existentes- que van en esta nueva dirección. Me refiero a ministerios tales como el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática; el Ministerio de Transformación Digital, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, el Ministerio de Infancia y Juventud, el Ministerio de Igualdad o el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
¿Qué pasa? ¿Es que necesitamos crear un ministerio para cada palabra del diccionario? Porque, vamos a ver. ¿Me podría explicar alguien con qué fin se ha creado el Ministerio de Infancia y Juventud? ¿Y qué decir del Ministerio de Memoria Democrática? ¿Es que necesitamos un ministerio para tener memoria? Eso por no hablar de todos esos que siguen negando que nuestro Gobierno esté aplicando el rodillo de la Agenda 2030; ¿cómo pueden seguir negándolo cuando se ha añadido a un ministerio?
Pero el más peligroso de todos es el Ministerio de Transformación Digital. La sociedad ha sido abducida por lo digital a través de un insignificante aparatito llamado teléfono inteligente. Esta maquinita nos ha convertido en verdaderos zombis. Nos alimenta sin parar con sandeces y estupideces, introduciendo en nuestras mentes todo tipo de ideas absurdas, peligrosas y mentiras descomunales. Tal es así, que nos hemos creído que la pobreza, las hambrunas o la deficiencia energética son consecuencia de las interminables crisis que padecemos. Sin embargo, nada de eso es cierto, ya que todas las falsas e interminables crisis financieras, sanitarias, energéticas, climáticas o geopolíticas han sido perpetradas por instituciones tecnócratas supranacionales para promover el caos. Ha sido de esta manera cómo se han autoerigido en “salvadoras de la humanidad” y están ejerciendo, de facto, de Gobierno Mundial.
Los nombres de estas instituciones supranacionales son: la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el Foro Económico Mundial (FEM) y el Banco de Pagos Internacionales (BPI). Detrás, como no podía ser de otra manera, está la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Comisión Europea (CE). Por consiguiente, la llegada de un futuro Gobierno Mundial no es una amenaza que se cierna sobre nuestras cabezas. Está aquí, ahora y funcionando. De hecho, no actúa en la sombra, lo hace con luz y taquígrafos. Pero no es un gobierno al uso, sino, llamémoslos así, un “panel internacional de expertos” designados por la ONU.
Este Gobierno Mundial es el que está provocando la destrucción deliberada de la economía y la desaparición de la clase media en Occidente. Pero sobretodo tiene una prioridad: la reducción inmediata de la población mundial.
En un documento (ver aquí) de la audiencia pública de Naciones Unidas, celebrada el 22 de septiembre de 1991 en Iowa, sobre medio ambiente y desarrollo, se señaló la urgente necesidad de reducir la población mundial. En el documento se dice textualmente: “La enorme superpoblación actual, que ahora está muy por encima de la capacidad de carga de la Tierra, no puede acometerse únicamente con reducciones futuras en la tasa de natalidad a través de la anticoncepción, la esterilización y el aborto, sino que debe afrontarse en el presente mediante la reducción de las cifras actualmente existentes. Esto debe hacerse por cualquier medio necesario”.
Cualquiera que tenga un mínimo de interés, y relacione este documento con lo sucedido en el año 2020 y el informe Deagel (un informe con la previsión de la disminución de la población de cada país para el 2025), fácilmente llegará a la conclusión -creo que, por desgracia, sin temor a equivocarse- de que verdaderamente existe un plan orquestado para reducir la población mundial.
Si hablas con cualquier persona -gente corriente que trabaja- puede que no sepa quién es el Consejo de Relaciones Exteriores, el Club Bilderberg, el IPCC o el FEM. Sin embargo, sí es consciente de que le están engañando. Ve que la vida es cada vez más difícil, que una pareja con dos sueldos no llega a fin de mes, que el precio de los alimentos está por las nubes y sabe que esto no es normal. En definitiva, es cada vez más consciente de que nos están engañando, saqueando y, naturalmente, ocultando algo.
Y ahora la pregunta del millón. Si verdaderamente somos conscientes del engaño, ¿estamos dispuestos a hacer algo más que quejarnos para derrocar a este Gobierno Mundial que nadie ha elegido?
(Visto en http://pepeluengo.blogspot.com/)
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