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miércoles, 2 de julio de 2025
ES MENTIRA QUE EL GOBIERNO SÁNCHEZ HAYA LIMITADO EL GASTO MILITAR A UN 2´1% (2ª PARTE)
La cifra del gasto militar previsible para 2025
Los 33.123 millones oficiales de presupuesto del Ministerio de Defensa hemos de asumirlos como la punta del iceberg (dado que es el pico que reconoce el gobierno). A ellos iremos sumando el gasto oculto en otros ministerios que también participa de la financiación de lo militar (y que no se incluyen en las partidas de gasto militar reconocido), así como el pago del plazo anual de las partidas plurianuales del ministerio de defensa (actualmente más de 30.000 millones de compromisos y más de 30.300 de autorizaciones de gasto según los datos de la IGAE) y la parte proporcional de deuda pública imputable a defensa del conjunto de deuda que debe amortizar España en 2025.
Con arreglo a los datos disponibles, presento aquí el cuadro del que estimo será el gasto militar español de 2025: al menos 65.015,74 millones de euros. Ni el 2 ni el 3 del PIB español, sino el 4,12% que ya gasta España en mantener el militarismo suficientemente engrasado y oculto.
Con un gasto militar de tal guisa tocamos por cabeza a 1.346 euros (mayor cifra por autóctono si hacemos caso de VOX y no contabilizamos a los inmigrantes).
O a un equivalente a 178,12 millones de euros al día, 7,42 millones a la hora, 123,666 euros por minuto o 2.061 euros por segundo.
Debo indicar que esta cifra es conservadora, pues he preferido no incorporar partidas más dudosas y tirar más bien a la baja en las estimaciones de gasto extraordinario o deuda, lo que quiere decir que la cifra real puede ser incluso superior.
Respecto de la deuda, hemos tomado el porcentaje más conservador: el porcentaje de participación del ministerio de defensa en el total de gasto ministerial, pero podíamos haber elegido otro, por ejemplo el porcentaje del gasto militar total (esto es el del ministerio de defensa más el de los gastos ocultos en otros ministerios) sobre el total del gasto ministerial (7,38%) lo que nos arrojaría un coste de amortización de la deuda imputable a lo militar de de 9.505,20 millones de euros y un gasto militar final de 67.334.08 millones de euros y un porcentaje del 4,3% del PIB.
¿Qué supone este gasto militar para el conjunto de las políticas públicas?
No me detendré demasiado en calificar a unas fuerzas políticas vendidas que fingen haber librado una batalla cruenta contra el militarismo ramplón para no elevar el gasto militar español, cuando en realidad su escenificación ha servido para atornillarlo, ocultarlo y buscar una nueva justificación de unas políticas que no son, a juzgar por las encuestas, bien acogidas por la sociedad. Si comparamos el gasto militar que aparentemente nos exigía Trump y el que venimos consolidando desde hace años, uno y otro se parecen mucho más de lo que nos dicen los que marcan lo que debemos pensar.
Me esforzaré más en intentar provocar la indignación de quienes no se quieran consolar con tanto engaño y aspiramos más bien a tejer una sociedad más justa y pacifica y a poner pie en pared al militarismo.
Tenemos que repetirlo. Nuestro gasto militar no sería asumible en el dos por ciento del PIB que nos predican nuestros rijosos gobernantes, ni lo es en el 4´1% que de momento nos han colado de forma fraudulenta.
Para hacernos una idea, el gasto militar español, implica dos mil novecientos millones de euros menos del total de gasto educativo del estado y las comunidades autónomas juntos, y dos puntos menos de PIB del total de gasto sanitario público existente en España, las principales estructuras sociales por nivel de gasto destinadas a atender a la seguridad humana con las que cuenta el estado.
O un tercio del total de prestaciones sociales que destina el estado a las diversas situaciones de prevención con las que cuenta la cartera de previsión pública, uno de los pilares de la seguridad humana.
O más de seis veces el gasto público español en políticas contra el cambio climático, en este caso incluyendo las ayudas europeas (de lo contrario multiplicaríamos la cifra por más de veinte veces).
Podríamos seguir aumentando la cifra comparando política tras política, pero el agravio comparativo no haría otra cosa que agrandarse y demostrar el enorme coste de oportunidad del gasto militar español y que el mismo lo es en detrimento de políticas públicas en España siempre desatendidas e infradotadas que forman parte de la seguridad humana y ecológica y que deberían ser el eje de la agenda de prioridades para construir un mundo justo y pacífico.
Respecto al coste de oportunidad y el contravalor económico del gasto militar, por más que los fanáticos de la economía liberal dogmática se empeñen de lo contrario en su actual propuesta de keynesiamismo militar, existen suficientes estudios técnicos, como los de Nicole Ball o de Arturo Sarukhán, por lo que se refiere a su relación con el desarrollo, o como Jürgen Brauer, J. Paul Dunne, Sergio D´Agostino y otros siguiendo la estela del premio nobel V. Leontiev, para desmentir los supuestos beneficios del gasto militar. De hecho, la propia Naciones Unidas, en su panel sobre democracia y en los informes de su principal experto en la materia, vienen exigiendo el recorte del gasto militar y el trasvase de sus inasumibles partidas para políticas de desarrollo como condiciones para lograr un mundo más justo y democrático y, ¡quien lo iba a decir! el propio y novísimo Papa de Roma en una de sus últimas alocuciones, ha clamado también por recortes severos del gasto militar y de las políticas remilitarizadoras.
En el caso español, ninguna política pública de las desarrolladas por los distintos ministerios se permite un gasto plurianual comprometido como el de defensa, de mas de 30.000 millones de euros. Ningún ministerio ha sufrido aumentos, tanto cualitativos como cuantitativos, tan espectaculares como el gasto militar y las políticas militaristas. Ningún ministerio disfraza su gasto en los otros, tal como hace defensa, ni tiene el grado de opacidad del gasto militar.
Solo con pensar qué se podría hacer y a qué sociedad podríamos aspirar si nos liberamos de la carga del gasto militar se nos visibiliza el papel del gasto militar como un rubro contrario a nuestro desarrollo.
Y lo que es peor, es que el gasto militar no solamente priva de recursos a otras políticas más sensatas en el presente. Además, dado que es un gasto comprometido en general a largo plazo y financiado a base de deuda pública para la adquisición de armas que no nos benefician para nada, compromete también el futuro en un doble sentido: primero, porque supone una carga que heredarán las generaciones futuras, y segundo, porque inevitablemente impondrá restricciones y recortes en otro tipo de políticas para poder sostenerse.
No es cierto que genere riqueza social de ningún tipo, De hecho lo que genera es dominación en los lugares donde nuestros ejércitos actúan y deuda y dependencia en los países que compran nuestro armamento (séptimo mayor exportador de armas del mundo, una de las razones por las que al poder, aliado con los señores de la guerra, le conviene alimentar un gasto militar elevado, con altas dosis de intervención/exhibición de nuestro armamento en el mundo entero (actualmente 18 intervenciones en pie y un gasto en operaciones en el exterior de más de 1.700 millones en este año y casi 24.000 millones desde que España empezó a enviar tropas fuera) y vínculos poco santos entre los mercaderes de la muerte y las instancias políticas, incluidas las obscenas puertas giratorias entre el oligopolio militar y la casta política.
No es cierto (en contra de la vergonzosa complicidad de unos sindicatos amarillos volcados en ser el sostén de la clase nacionalista, blanca, supremacista y belicista, olvidando su internacionalismo y su compromiso por la paz y la justicia) que el keynesianismo militar genere empleo o riqueza (la genera solo para las empresas del oligopolio militar cuyo accionariado, casualmente, está participado por grandes fondos extranjeros y financiado por una banca voraz).
Estudios contundentes demuestran las mayores capacidades productivas y la mayor generación de empleo de casi cualquier sector respecto de la industria militar y, desde luego, el mayor beneficio social y reparto de bienestar y respeto a la naturaleza herida.
¿Por qué deberían hacer caso las trabajadoras a la prédica del secretario general de UGT pidiendo un impuesto especial para que los trabajadores europeos financien el rearme en vez de exigir de los trabajadores la ambición y la dignidad de negarse a fabricar armas y a rearmarse contra otros trabajadores y otros pueblos?
Por si faltara algo en la ensalada, las políticas de creciente militarización que Europa y la OTAN desarrollan desde al menos 2014, no han hecho sino incrementar la inseguridad global. No hay como acudir a los distintos indicadores, como el índice global de paz u otros similares, para verificar cómo mayor inversión en defensa no implica mayor seguridad, sino, al contrario, mayor inseguridad y violencia.
Todo ello nos obliga a diversificar y complejizar nuestra agenda de luchas y alianzas contra el rearme y por la desmilitarización. Como he dicho en otras ocasiones hoy el caballo de batalla no es ni la paz desiderativa y vaporosa, ni la aspiración de una paz jurídica de respeto a los tratados, ni ninguna de las viejas recetas del pacifismo más oficial y menos alternativo, sino una verdadera lucha por la desmilitarización y contra el núcleo del paradigma dominación violencia y su juego como sistema complejo de relaciones y estructuras en un mundo interconcetado y en un escenario de crisis ecosocial y climática ineludible.
Y ello debe afectar a nuestras agendas, a nuestras prácticas y a las alianzas que tejamos para un radical cambio de rumbo que ni será fácil ni será dulce. Dedicaré otro momento para plantear objetivos y líneas de acción que me parece debemos articular en el presente.
Hoy nos basta con desmentir el autosatisfecho gasto militar del dos por ciento del PIB que cacarean los voceros del gobierno militarista, no digamos que más, pero tampoco que menos que otros anteriores, del PSOE-Sumar y sus socios.
Juan Carlos Rois
(Fuente: https://www.grupotortuga.com/)
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