viernes, 20 de junio de 2025

LA MEDICALIZACIÓN DE LAS PERSONAS TRANS: UN GRAN NEGOCIO FARMACÉUTICO DISFRAZADO DE PROGRESO



En los últimos años, la medicalización de las personas trans, especialmente a través de tratamientos hormonales, ha generado un mercado multimillonario para la industria farmacéutica. Este fenómeno, impulsado por un aumento en la demanda de terapias de reemplazo hormonal (TRH) y respaldado por cambios legislativos en varios países, ha convertido a la comunidad trans en un segmento de alto valor para las grandes compañías farmacéuticas, conocidas como ‘Big Pharma’. La hormonación y los procedimientos asociados han abierto una veta económica significativa, con beneficios que alcanzan miles de millones de dólares anuales.

El crecimiento exponencial del mercado de hormonas

El mercado de tratamientos hormonales para personas trans ha experimentado un crecimiento notable en la última década. Según un informe de la American Principles Project Foundation, el mercado global de cirugías de reasignación de sexo y tratamientos hormonales superó los 4.400 millones de dólares en 2023, con proyecciones que indican que las cirugías de reasignación de sexo alcanzarán los 1.500 millones de dólares para 2026. Este crecimiento se debe, en parte, al aumento en el número de personas que buscan tratamientos hormonales, estimulado por una mayor visibilidad de las identidades trans y cambios en las políticas de salud.

Por ejemplo, en Estados Unidos, se estima que 1.4 millones de personas se identifican como transgénero, y el costo promedio de una transición, incluyendo hormonas y cirugías, puede alcanzar los 150.000 dólares por persona. Compañías como Pfizer y AbbVie, líderes en la producción de hormonas como el estradiol y la testosterona, reportaron ingresos de 74 y 51 millones de dólares, respectivamente, en 2022, solo por estos productos. Además, medicamentos como Lupron, un bloqueador de la pubertad utilizado en menores trans, generan ingresos significativos, con más de 5.000 millones de dólares en ventas netas desde 2013 en EE.UU..

En Europa, el panorama es similar. En España, la aprobación de leyes que facilitan el cambio de sexo registral y la financiación pública de tratamientos hormonales ha incrementado la demanda de estos fármacos. Desde 2016, la sanidad pública española ha incluido tratamientos como el undecanoato de testosterona y parches de estradiol, aunque persisten problemas de desabastecimiento. En países como Escocia, nuevas legislaciones aprobadas en 2022 han simplificado el acceso a tratamientos de reasignación, lo que se espera impulse aún más el mercado.

Legislación y financiación pública: catalizadores del mercado

El crecimiento de este mercado no sería posible sin el respaldo de elites políticas que han promovido legislaciones favorables. En países como España, el anteproyecto de la Ley Trans de 2021 eliminó la exigencia de informes médicos o psicológicos para el cambio de sexo registral, facilitando el acceso a tratamientos hormonales financiados por el sistema público. Esta normativa incluye la cobertura de terapias hormonales, cirugías genitales y otras intervenciones, lo que aumenta la demanda de productos farmacéuticos.

En México, el Plan México anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum en 2025 busca posicionar al país como líder en la industria farmacéutica, incentivando la producción local de medicamentos, incluyendo aquellos destinados a tratamientos hormonales. En Colombia, decisiones como la circular de 2024 que permite tratamientos hormonales para menores sin consentimiento parental han generado controversia, abriendo nuevas oportunidades de mercado para las farmacéuticas.

Estas políticas, presentadas como avances en los derechos de las personas trans, han creado un entorno favorable para las farmacéuticas. La financiación pública de tratamientos hormonales y cirugías asegura un flujo constante de ingresos, ya que los costos son asumidos en gran parte por los sistemas de salud estatales. Por ejemplo, en España, el sistema público ha revisado los precios de medicamentos como los parches de estradiol para garantizar su suministro, lo que beneficia a las empresas que los producen.

El mito del movimiento transgresor

Desde el lobby trans se promueve la idea de que el movimiento trans es inherentemente disruptivo y desafiante para el poder establecido. Sin embargo, los datos sugieren que, lejos de ser un obstáculo para las élites, este movimiento ha sido capitalizado por la industria farmacéutica. Detrás del lobby trans hay intereses vinculados al gran capital, como la rentabilidad financiera para las grandes farmacéuticas y campañas de presión bien financiadas para forzar cambios legislativos. Las donaciones de empresas como AbbVie a partidos políticos, especialmente en EE.UU, refuerzan esta relación simbiótica entre la industria y las políticas liberales de fachada progresista.

Además, las farmacéuticas evitan realizar ensayos clínicos para nuevas indicaciones de medicamentos hormonales para ahorrar gastos. Las empresas priorizan la maximización de beneficios sobre la investigación exhaustiva, aprovechando la demanda existente sin necesidad de mayores inversiones.

Riesgos y consecuencias de la medicalización

La medicalización de las personas trans no está exenta de críticas. Los tratamientos hormonales conllevan riesgos significativos, como problemas óseos, daños nerviosos, dolor crónico y disfunción sexual. En el caso de menores, el uso de bloqueadores de pubertad como Lupron ha sido cuestionado por la falta de estudios a largo plazo y por efectos secundarios graves, como trastornos óseos.

Además, el desabastecimiento de hormonas, como el reportado en España en 2016 y 2021, puede generar un ‘peregrinaje químico’ entre las personas trans, obligándolas a buscar alternativas en mercados informales o a interrumpir tratamientos, con consecuencias fisiológicas y emocionales. Esto pone en evidencia la dependencia de la comunidad trans de una industria que no siempre prioriza la calidad de los medicamentos.

Un negocio lucrativo disfrazado de progreso

El aumento en el consumo de tratamientos hormonales por parte de la comunidad trans ha transformado a este grupo en un mercado clave para la industria farmacéutica. Con ingresos proyectados en miles de millones de dólares y el respaldo de legislaciones que facilitan el acceso a estos tratamientos, las grandes farmacéuticas han encontrado una oportunidad de negocio sin precedentes. Aunque el lobby trans se presenta como un movimiento que desafía al poder, en realidad, su medicalización beneficia a las élites económicas y políticas que promueven estas políticas. Este escenario plantea preguntas éticas sobre la mercantilización de la identidad y la salud, y subraya la necesidad de un debate más crítico sobre los intereses detrás de la medicina transgénero.

Gabriela Rojas
(Visto en https://nuevarevolucion.es/)

1 comentario:

  1. Además no tenemos que olvidar que con estas políticas se consigue reducir población ya que este colectivo no se reproduce. Y también tenemos que tener en cuenta que un porcentaje altísimo acaba suicidándose y su esperanza de vida se reduce significativamente.
    Hay que reconocer que estos genocidas son unos cracks, y consiguen que algo que es extremadamente dañino para la población, sea reclamada por la misma y exigido como un derecho fundamental.

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