El tratado de pandemias busca combatir la «información errónea» sin ofrecer una definición precisa de lo que constituye dicha información.
Esto supone una norma vaga, que son las peores, porque conducen a resultados absurdos, como por ejemplo eliminar contenido fruto de la creación y producción científica, justo lo que hemos visto durante la era Covid.
Si el Acuerdo sobre Pandemia de la OMS se adoptara en su forma actual, instauraría un estándar de violación del respeto hacia la libertad de expresión durante periodos de crisis sanitaria. Esta situación, de suma preocupación, otorgaría a los gobiernos una justificación para restringir la libertad de expresión, invocando supuestas obligaciones establecidas en el Tratado y el Reglamento Sanitario Internacional enmendado que lo complementaría.
La plena libertad de expresión, que engloba el derecho a investigar y recibir información, está establecida como un pilar fundamental en el escenario de la salud pública, la creación y producción científica y la libertad de cátedra. Es el cimiento sobre el cual se construye el escrutinio y la rendición de cuentas, elementos esenciales para evaluar de manera crítica las decisiones trascendentes en este ámbito.
La disponibilidad de información pública es imprescindible para que toda la población podamos realizar una evaluación rigurosa de la proporcionalidad y la legalidad de las medidas adoptadas por las autoridades.
Natalia Prego Cancelo
(https://t.em/DraNataliaPrego)
Ayer El País publicó un editorial que no tiene desperdicio "Una vacuna para la próxima pandemia". Nos lo dicen a las claras: ya queda menos para que se declara la próxima pandemia e inmediatamente se dé el mandato de vacunación obligatoria universal. Y esta vez no están dispuestos a que se escape nadie sin pinchar.
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