LA INCREÍBLE CREDULIDAD DE LAS MASAS

Les dijeron que por culpa del desodorante en aerosol, se abrió un agujero de Ozono (sic) en la Antártida, y ahora el sol quemaba.

Se lo creyeron, porque lo decía la ciencia (dos investigadores muertos de hambre, que se vendieron a 10.000 dólares por cabeza, y los medios que se vendieron también barato).

Realidad: La patente del gas freón se vencía. Gracias al "agujero" se reemplazó el freón por gases de hidrocarbros cuatro veces mas caros y con patentes nuevas. Pago más pero me están cuidando, decían los borregos.

A los dinamarqueses les dijeron que los visones trasmitían una variante de cobicho. El gobierno mató a quince millones de visones de criaderos, y a un millón de visones silvestres. Practicamente extinguieron la especie. Jamás presentaron las pruebas. A los ecologistas les cerraron la boca con dinero. Llevo cinco años exigiendo los estudios que motivaron la mayor masacre saitaria de animales de la historia. No existen. La respuesta semioficial de Dinamarca: "¿Por que hace esto? Los visones no le van a pagar".

Mar del Plata, marzo de 2022, aparecieron cantidad de lobos marinos muertos en las playas .. Los miedos de comunicación (no es errata) y los científicos dijeron que murieron por comer gaviotas con gripe aviar. Comenzó la matanza de millones de pollos, y la gancia de quienes compraron millones de toneladas de pollo congelado en la bolsa de Chicago, y jugaron en corto contra las avícolas.

A ver, manga de mequetrefes, decía a los marplatenses. ¿cuando vieron que los lobos marinos coman gaviotas? Los lobos marinos y las gaviotas comen peces, peces, pedazos de monocefálicos. No ven que los lobos tienen agujeros de bala en la cabeza!

- No, lo dice la tele, lo dice la ciencia, lo dicen los inspectores del estado (que se venden más barato que los periodistas).

La masa se creyó, cuando los medios lo publicaron, que un chino se volvió negro tras contraer cobicho. Lo gracioso es que no es que se oscureció, se volvió negro igualito a los Harlem Globetrotters, con pelo mota y brazos largos.

La masa se creyó que debía usar un pañal en la cara por dos años, que los "virus" con forma de pelotas con ventosas andaban dando vuelta o se quedaban pegados a los zapatos o en las terrazas. A ver, zopencos, supongamos que sea cierta la teoría de los virus -aunque no el Sars Cov 2, que jamás existió, pues nunca fue aislado, secuenciado (su "secuencia" es un programa inventado y escrito en una computadora) y no cumple con ninguno de los cuatro postulados de Koch-, si existen no son pelotas rebotando y pegándose a la gente, son una fragil cadena aleatoria de ARN, cien mil veces mas pequeña que una molécula de aire. No anda dando vueltas, no anda en el aire, no se pega a las zapatillas (recuerdo a los tarados que se sacaban las zapatillas al llegar a la casa).

Cuando se supo que Boris Johson, Primer Ministro del Reino Unido y Alberto Fernandez, presidente de Argentina, realizaron diez fiestas con prostitutas y 16 encuentros con señoritas cortesanas, respectivamente, mientras tenían a la masa crédula encerrada, fundida y aterrada, la gente se indignó.

Lo malo que no se indignaron con ellos mismos, pues fueron cómplices del engaño. Te mintieron, sí, pero cada uno es dueño de sus propios pensamientos.

¿Soy ofensivo? ¿Tengo malos modos? Si, porque 241.000 adolescentes se suicidaron solo en Argentina por el encierro. Y fuimos bien pocos los que nos opusimos, y soportamos ataques, descrédito y cancelaciones.

Una mala médico relativizaba el daño por las vacunas de cobicho. Si de trescientos mil futbolistas, se infartaron y murieron 7000 por vacunas, es un número chico, un 2,5%, un precio que se puede pagar, me dijo.

Para ponerlo en contexto, en el Día D, el, desembarco de Normandía, la mayor operación militar de la historia, murieron 3000 atacantes, de 300.000 que desembarcaron. O sea, fue más peligroso vacunarse y jugar al fútbol que participar del día D. Deberían entregar medallas.

La ciencia está podrida hasta el hueso, comprada y prostituida, igual que los Miedos de Comunicación.

¿En que puedes creer? En nada. Solo en tu propio sentido común.

Horacio Rivara