domingo, 27 de julio de 2025

LA AGENCIA DE PROTECCIÓN AMBIENTAL U.S.A. CONFIRMA LA EXISTENCIA DE PROGRAMAS DE GEOINGENIERÍA



La EPA (Agencia de Protección Ambiental) de EE.UU. confirmó oficialmente la existencia de programas de geoingeniería respaldados por el gobierno, revirtiendo años de negación. El administrador Lee Zeldin anunció una iniciativa de transparencia que detalla la modificación de la radiación solar (MRS) y sus riesgos.

La SRM implica la inyección de partículas reflectantes (p. ej., dióxido de azufre) para enfriar el planeta, pero la EPA advierte que podría dañar la capa de ozono, alterar el clima, dañar los cultivos y provocar lluvia ácida. Los riesgos neurológicos, como el Alzheimer y el Parkinson, también están relacionados con las nanopartículas de aluminio procedentes de la pulverización atmosférica.

La EPA admitió el seguimiento de actores privados que se dedican a la geoingeniería, sugiriendo programas corporativos o internacionales no revelados. También se confirmaron técnicas de modificación climática como la siembra de nubes (con yoduro de plata).

La revelación generó debate, con algunos legisladores presionando a favor de prohibiciones, mientras que los críticos descartaron vínculos con fenómenos meteorológicos extremos. Los escépticos argumentan que la medida distrae de los fracasos más amplios de la política climática, difuminando la línea entre los hechos y las teorías conspirativas.

Esta admisión genera inquietud sobre programas no divulgados y sus consecuencias a largo plazo. Si bien la EPA niega las operaciones de SRM a gran escala, persiste la desconfianza pública, lo que deja a los ciudadanos expuestos a posibles riesgos para la salud y el medio ambiente. La era de la negación ha terminado, pero el impacto total sigue siendo incierto.

En un cambio dramático, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha reconocido oficialmente la existencia de programas de geoingeniería respaldados por el gobierno, una revelación que confirma lo que los escépticos y los ciudadanos preocupados han alegado durante décadas.

El jueves 16 de julio, el administrador de la EPA, Lee Zeldin, anunció la nueva iniciativa de transparencia de la agencia. La agencia publicó recursos detallados sobre geoingeniería y estelas de condensación, a la vez que admitió los peligros potenciales de dichos programas. Esta admisión de la EPA marca un cambio radical tras años de negación oficial y burla hacia quienes cuestionaban los patrones antinaturales en el cielo.



Durante años, quienes señalaban las persistentes estelas blancas que cruzaban la atmósfera fueron tachados de teóricos de la conspiración. Ahora, la EPA ha admitido que la geoingeniería, en concreto la modificación de la radiación solar (MRS), no solo es real, sino que plantea graves riesgos ambientales y para la salud.

La nueva página web de la agencia detalla cómo la SRM consiste en inyectar partículas reflectantes, como el dióxido de azufre, en la atmósfera superior para enfriar el planeta mediante el rebote de la luz solar hacia el espacio. Si bien se presenta como una posible solución climática, la EPA advierte ahora que estos programas podrían agotar la capa de ozono, alterar los patrones climáticos, dañar los cultivos e incluso provocar lluvia ácida.


Las partículas de nanoaluminio dañan el cerebro de las personas

Quizás la revelación más alarmante sea el posible vínculo entre la geoingeniería y el aumento vertiginoso de los trastornos neurológicos. El neurocirujano jubilado Dr. Russell Blaylock lleva tiempo advirtiendo que las nanopartículas de aluminio, presentes comúnmente en los programas de fumigación atmosférica, pueden evadir las defensas naturales del organismo y acumularse en el tejido cerebral.

Los estudios sugieren que estas partículas podrían contribuir al Alzheimer y al Parkinson, afecciones que han aumentado de 200.000 casos en 1979 a más de seis millones en la actualidad. La admisión de la EPA plantea preguntas urgentes. ¿Podrían décadas de experimentos atmosféricos encubiertos estar alimentando una crisis de salud pública?

La divulgación de la EPA va más allá, reconociendo los esfuerzos para identificar y rastrear a actores privados involucrados en la geoingeniería. Esto sugiere que los programas se extienden más allá de las agencias gubernamentales e incluyen entidades corporativas o internacionales no declaradas.

La agencia también confirmó las iniciativas de modificación climática en curso, como la siembra de nubes, una práctica utilizada para inducir la lluvia mediante la dispersión de sustancias químicas como el yoduro de plata. Si bien la siembra de nubes se ha utilizado abiertamente en regiones afectadas por la sequía, las implicaciones más amplias de la manipulación atmosférica descontrolada siguen siendo inquietantes.

La repentina transparencia de la EPA ha provocado un intenso debate. Algunos, como la representante Marjorie Taylor Greene (republicana por Georgia), celebraron la medida como algo que debía haberse tomado hace tiempo y anunciaron una legislación para prohibir por completo la modificación climática.

Otros, incluyendo meteorólogos, desestimaron las afirmaciones que vinculan la geoingeniería con el clima extremo, calificándolas de infundadas. Mientras tanto, los críticos argumentan que el cambio de postura de la EPA es una distracción política de los fracasos más amplios de la política climática.

La admisión de la EPA obliga a un ajuste de cuentas. Si la geoingeniería se ha llevado a cabo durante años sin el consentimiento público, ¿qué más queda por revelar? Si bien la agencia insiste en que no hay programas de gestión de residuos sólidos a gran escala activos, los escépticos se preguntan si esto es solo la punta del iceberg.

Por ahora, la responsabilidad de gestionar los riesgos recae en los ciudadanos, ya sea mediante estrategias de desintoxicación, filtración del aire o incidencia política. Una cosa es segura: la era de la negación absoluta ha terminado, y el cielo nunca volverá a ser el mismo.

Ava Grace
(Fuente: https://www.naturalhealth365.com/, visto en https://www.verdadypaciencia.com/)

4 comentarios:

  1. Los ciudadanos están expuestos al relato oficial y tienen el mando en la mano

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  2. Niegan lo que figura en el BOE

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  3. Que nooo, que las estelas de los aviones comerciales- que son cortas y desaparecen rápido- son iguales que las de fumigaciones- que son largas, se expanden y perduran en el tiempo- son IGUALES, a ver si nos damos por enterados. Al menos eso es lo que dice la inmensa mayoría de la gente , en el caso -raro- de que las mire. Y por cierto, además las malas son las de los vuelos comerciales porque son de co2; a que es una sorpresa?

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    1. Las de la reacción son lanzadas a mucha velocidad en sentido contrario al desplazamiento del avión.
      Las de fumigación persiguen al avión, son lanzadas en la misma dirección que el avión que las lanza (como los que tiran algo del coche, el objeto va en la misma dirección que el coche) (los bomberos lo saben, si les atrapa el agua que tira el helicóptero o la avioneta viene en la misma dirección que el aparato)

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