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viernes, 12 de diciembre de 2025
TECNOFEUDALISMO: LA DICTADURA SILENCIOSA DE LOS TECNOSEÑORES
Yanis Varoufakis, ex-ministro de Finanzas griego y un agudo crítico del orden económico global, lanza una tesis provocadora que resuena más como una advertencia que como una mera teoría: el capitalismo tal como lo conocimos ha muerto, y en su lugar ha surgido un nuevo orden opresivo, el tecnofeudalismo. Según Varoufakis, este sistema está controlado por una nueva clase de señores digitales, los "tecnoseñores", quienes, a través de las Big Tech, no solo han acumulado una riqueza sin precedentes, sino que han logrado el poder insidioso de controlar nuestras mentes, extraer riqueza de nuestra vida digital y subyugar a los antiguos capitalistas industriales.
Argumento Principal: La Muerte del Capitalismo y el Advenimiento del Tecnofeudalismo
Varoufakis argumenta que el capitalismo de los últimos dos siglos ha sido reemplazado por una estructura económica y social cualitativamente diferente: el tecnofeudalismo. Este nuevo orden no se basa en la producción capitalista clásica, sino en la extracción de rentas a través del control de un nuevo tipo de capital: el "capital en la nube". Los ecnoseñores (dueños de empresas como Meta, Google, Amazon y Apple) han erigido feudos digitales donde los mercados libres son una ilusión y el poder se ejerce mediante la manipulación algorítmica y la dependencia de redes de las que es casi imposible escapar.
Argumentos de soporte
1. El capital en la nube: un poder no productivo y extractivo
La piedra angular del tecnofeudalismo es el "capital en la nube". A diferencia del capital industrial (fábricas, maquinaria), que produce bienes tangibles, el capital en la nube no produce nada. Su valor reside en su capacidad para otorgar a sus dueños un "poder exorbitante" para controlar el comportamiento, insertar deseos en nuestras mentes y extraer lo que Varoufakis llama "rentas de la nube". Un ejemplo claro es Amazon, que se queda con entre el 30% y 40% del precio final de los productos vendidos en su plataforma. Esta extracción de rentas, a diferencia de la reinversión de ganancias en producción, es parasitaria y marca la diferencia fundamental con el capitalismo clásico.
2. El ejército de siervos digitales: el trabajo gratuito de los usuarios
En el tecnofeudalismo, la mayoría trabaja para los datalords sin siquiera saberlo. Varoufakis aporta un dato revelador: en empresas tradicionales como General Electric, el 80% de los ingresos se destinaba a salarios. En cambio, en las Big Tech, los empleados reciben menos del 1%. ¿La razón? La inmensa mayoría del trabajo lo realizan gratuitamente miles de millones de usuarios que generan el contenido (publicaciones, likes, datos) que alimenta y da valor al capital en la nube. Al abandonar la plataforma, el usuario pierde todo su capital social y contenido, evidenciando su condición de siervo atrapado en el feudo digital.
3. Control mental y la distorsión de la democracia
El poder de los tecnoseñores va más allá de lo económico. Varoufakis advierte que "puede controlar directamente nuestras mentes en nombre de sus dueños". Las plataformas no solo capturan nuestra atención; nos entrenan para ayudarles a insertar deseos que luego ellas mismas satisfacen, evitando los mercados tradicionales. Este control les concede un poder de veto sobre los gobiernos: la simple amenaza de suspender el acceso a plataformas como YouTube o Instagram en un país es suficiente para disuadir cualquier intento regulatorio serio, subordinando el poder político al poder tecnofeudal.
4. El Origen: La crisis de 2008 y la mutación del Capital
Varoufakis sitúa el punto de inflexión en la crisis financiera de 2008. Los gobiernos y bancos centrales imprimieron billones de dólares para rescatar a los bancos, mientras aplicaban austeridad. Esto creó una masa de liquidez con baja demanda. Las únicas empresas que pudieron absorber e invertir esa liquidez fueron las Big Tech, que utilizaron ese dinero estatal, casi sin intereses, para construir su arsenal de capital en la nube, mutando así la naturaleza misma del capital y dando a luz al tecnofeudalismo.
5. Un Sistema parasitario y autodestructivo
El tecnofeudalismo no es sostenible. Varoufakis lo compara con un "virus letal que muere una vez que acaba con todos sus huéspedes". Al extraer cada vez más valor del sector capitalista tradicional en forma de rentas (en lugar de beneficios productivos), el sistema se vuelve inviable. Cuantas más rentas extraen los ecnoseñores, más debilitan la economía productiva de la que dependen, conduciendo a todo el sistema hacia un colapso.
Conclusión: ¿Hay salida del laberinto?
Frente a este panorama desolador, Varoufakis mantiene un optimismo dialéctico. La esperanza, afirma, reside en la tendencia intrínseca de los sistemas explotadores a socavarse a sí mismos. La salida no está en la nostalgia por un capitalismo que ya no existe, sino en la socialización del capital en la nube, es decir, en convertirnos todos en accionistas iguales de este nuevo tipo de capital. Al igual que los revolucionarios del pasado tomaron las imprentas, los demócratas de hoy deben usar el capital en la nube y volverlo contra sus dueños. La advertencia final de Varoufakis es clara y urgente: quien no entienda esta nueva realidad y no actúe, aceptará por defecto ser gobernado por algoritmos, consolidando la dictadura silenciosa de los ecnoseñores.
Humberto del Pozo López
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"La salida no está en la nostalgia por un capitalismo que ya no existe... en la nube"
ResponderEliminarMucha vuelta para acabar en lo mismo, lo que diga el oráculo
Lo que no controlo yo lo controla otro.
¿Vas a hacer camino al andar o vas a salir al camino a ver que traen?