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domingo, 5 de marzo de 2023
CERTEZA DE BARRIL
Hace cuatro años, muy pocos de ustedes sabían casi nada de eso a lo que llaman “virus”, más allá de la sinécdoque de llamar “virus” a las enfermedades que dice la biología tradicional que producen, lo cual está más que en duda. Ahora, 3 años más tarde -les recuerdo que un grado en Biología son 4 años- da la sensación de que toda la población mundial es casi biólogo; muchísima gente cree “tener claro” lo que son o no son, si “existen” o “no existen” (esta dicotomía es especialmente dañina) si provocan enfermedades o no las provocan … incluso se observa que cuanto menos sabía un ciudadano de biomedicina en 2019, más radical es en 2023; y entra airadamente en canales y redes esgrimiendo frases como “¡qué vergüenza, siguen ustedes con ese cuento, yo me voy, son disidencia controlada” …
Por un lado, celebro que tanta gente que ya era entrenador de fútbol, economista y experto en geopolítica, sea ahora, además, microbiólogo experimentado capaz de pontificar sobre “virus” con semejante autoridad, pero por otro lado, creo que nos estamos equivocando mucho si cambiamos una mentira por la contraria, una obsesión por otra y una censura por la opuesta. ¿No era que buscábamos debate? ¿No era que queríamos ideodiversidad y respeto a otros argumentos?
Los estudios de Ciencias Biológicas son difíciles, requieren una base muy árida de matemáticas, física, química, bioestadística, etc que llenan los primeros años de la carrera y que nos costó mucho superar a los que decidimos tomar ese camino hace tiempo; sin esos conocimientos de base, no se pueden entender las posteriores bioquímica, microbiología, genética, zoología, botánica, etc.
Con eso y con todo, sale uno de los cinco años que eran antes sin tener ni idea de nada, pero con un batiburrillo de base que posteriormente se irá asentando hasta darnos un inicio sólido que nos permita seguir estudiando toda la vida, esta vez ya cada uno en la especialidad que elija. Pero lo que sí se tiene claro, o al menos se debería tener, al licenciarse (ahora graduarse) en Biología, es que ciencia es lo contrario a dogma. Estos tres años se han formado legiones de ciudadanos que, huyendo de un dogmatismo, han caído en otro. Sin base alguna, sin filosofía científica, han asimilado bajo miedo dos o tres conceptos muy fijos, pero completamente equivocados, y al sentirse biólogos adoptivos, los defienden con ahínco porque, para una cosa que tienen clara no están dispuestos a cambiarla bajo ningún concepto; mi sesgo es mío, lo adquirí con miedo, y no lo voy a soltar. Entre conceptos rústicos como ese “no existe” esto o aquello, las víctimas de la Fábula del Pangolín se han convertido en fanáticos de otros mitos, en miembros de sectas varias, tan seguros de lo suyo, que no escuchan ni leen nada más: ya son microbiólogos para siempre jamás.
Si repasamos la historia de la ciencia, cosa que hice en mi libro, veremos que la característica más loable de los científicos es el cambio de conclusiones y criterios cuando surgen nuevas evidencias. Cuando se descubren datos antes desconocidos, no cambiar eso que el público llama “opinión”, es nefasto, anti científico. Porque un biólogo no tiene opinión sobre nada, solo BUSCA conocer los secretos de la naturaleza, ya sea fisiológica, zoológica, ambiental o microbiológica. Nada emociona más a un investigador que descubrir que estaba equivocado y contarlo con entusiasmo.
La población no adiestrada en disciplinas biológicas considera que “cambiar” de criterio es un desdoro, algo vergonzante, síntoma de estupidez; sin embargo para un científico significa lo contrario, quiere decir “estaba equivocado PERO ya no lo estoy”, he mejorado, me estoy acercando a la verdad… ¡esto es una buena noticia! Otra característica de todo buen biólogo debería ser la humildad, la certeza de que siempre será más lo que desconoces que lo que crees saber. En ese camino, cuando un colega te cuenta una hipótesis que desconocías, te produce una emoción descomunal, una enorme sonrisa de satisfacción, aquel famoso ¡eureka!
No, la ciencia no es fútbol ni política, no se es de un equipo o de un partido concretos a los que hay que defender a capa y espada resaltando sus aciertos y ocultando sus defectos. Es todo lo contrario, solo hay un equipo, el de la verdad, y todos quieren estar en él lo más pronto posible. Por eso, cuando uno descubre nuevas evidencias irrefutadas, se une a ellas y abandona sus premisas equivocadas. Pero, sobre todo, se celebra la evolución del pensamiento y el conocimiento NUEVOS, es decir, lo que no sabías, lo que desconocías, lo que acabas de aprender hace cinco minutos. Por tanto, la actitud de las personas sin adiestramiento científico, es la opuesta a la de un científico. El problema que estamos padeciendo se llama cientifismo, legiones de personas que han desarrollado creencias ideológicas basadas en la primera y única vez en sus vidas que vieron un vídeo sobre “virus” y les pareció convincente. La ciencia avanzó siempre exclusivamente con negacionistas que formularon nuevas hipótesis que el consenso no conocía, uno contra todos, a eso se llama genio. Si hacemos “partidos pseudocientíficos”enfrentados e irreconciliables, violentos y sectarios, los noexiste contra los espigas, los grafrenillos contra los cincogés, y a su vez contra los estelares … todos ellos atacándose sin piedad, se consigue lo que el NOM quiere, tener enfrente a hordas fanáticas desordenadas dándose palos unas a otras, mientras ellos siguen con su plan.
Personalmente, aplico dos criterios para conceder credibilidad a alguien que dice estar salvando al mundo; uno es que lo estuviera haciendo profesionalmente antes de 2020, y el otro es que su lucha le haya traído problemas, perjuicios y pérdidas. Si la persona o institución apareció a partir de 2020 o 2021, y además, de pronto, vive de disidir más que nadie, me parece sospechoso. Usando el símil que me gusta, me creo a los cristianos que estuvieron en las catacumbas, en el coliseo ante los leones o en la cruz, pero no tanto a los que aparecieron repentinamente con las Iglesias llenas y pidiendo limosnas.
Por tanto, me aconsejo a mí mismo y a quien me quiera escuchar, mesura, evolución del pensamiento, apertura de miras, respeto a lo que los biomédicos honestos, los del coliseo, vayan contándonos, y dejar aparte la prepotencia, la soberbia y la falta de humildad con las que todos somos tentados como humanos. La verdad siempre está delante, si te paras, no te acercas. El buen científico dice muchas veces “no lo sé”, y muchas más “estaba equivocado”, porque en esta última frase lo importante no es el “equivocado” sino el “estaba”.
Fernando López-Mirones
(Fuente: https://t.me/elaullido)
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