Este testimonio no es solo una revelación de datos oficiales que exponen la realidad de la vacunación en Nueva Zelanda y el estrago que ha causado.
Es también el testimonio de una persona de ciencia comprometido con la humanidad y su destino tras el experimento al que nos han obligado.
Es también una llamada a todas esas personas buenas que están viendo lo que está pasando y a pesar de ello siguen callando y consintiendo la masacre que están causando esos productos llamados "seguros y eficaces" y que está provocando que nazcan leyes de censura por todos lados para impedir que la verdad florezca y el debate crítico ocurra para que la humanidad no pierda el rumbo.
El testimonio parte estudiando los días con más de 120 fallecidos en el histórico anual y a parte de los años excepcionales de la segunda mitad de 2021 el número de días con más de esa cifra se encadenan sin otra razón aparente que el inicio de la inoculación.
La cifra de fallecidos llega hasta el 30% en algunos "vacunódromos", un dato que no se puede explicar cuando la mortalidad general normal de Nueva Zelanda es del 0.75%.
Es reseñable que estamos hablando de datos oficiales del ministerio de salud revelados por el encargado de diseñar y gestionar la base de datos, y por tanto las conclusiones a las que llega tienen valor de veracidad.
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