Un estudio reciente realizado en Japón sugiere que no hubo ningún patógeno mortal en 2020 y que las vacunas contra el COVID-19 fueron creadas con la intención de reducir la población.
El estudio analizó las tasas de mortalidad ajustadas por edad para diferentes tipos de cáncer durante los años de la pandemia (2020-2022) y las comparó con datos prepandémicos.
El estudio encontró que no hubo un aumento notable en las tasas de mortalidad en 2020, pero sí un aumento significativo en la mortalidad relacionada con el cáncer en 2021 después de la vacunación generalizada.
El estudio también destaca los peligros potenciales de la vacuna ARNm, incluido su impacto en la coagulación y el daño al ADN, lo que podría aumentar el riesgo de cáncer.
El estudio sugiere una conexión entre la proteína espiga en las vacunas y el crecimiento de las células de cáncer de mama.
También señala que las nanopartículas en las vacunas tienden a acumularse en los ovarios y la médula ósea, lo que podría explicar el aumento de las muertes por cáncer de ovario y leucemia.
El autor del estudio enfatiza la necesidad de una mayor investigación y comprensión de los riesgos potenciales asociados con las vacunas COVID-19.
El hecho incontrovertible es que ha habido un aumento del exceso de mortalidad en Japón, especialmente en lo relacionado con el cáncer.
Por lo tanto, el propósito de este estudio fue evaluar las variaciones en las tasas de mortalidad ajustadas por edad (AMR) para diferentes tipos de cáncer a lo largo de los años de “pandemia” (2020-2022).
Kate Stephenson
(Fuente: https://newsaddicts.com/)
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