Contrainformación que no encontrarás en los medios oficiales y pistas que ayuden al despertar ciudadano y espiritual
jueves, 5 de junio de 2025
AUTISMO: UNA AUTÉNTICA PLAGA QUE NO PARECE IMPORTAR A NADIE
En EEUU, en un reciente estudio del “Centro de Control y Prevención de Enfermedades” (CDC) titulado “Prevalencia e identificación temprana del trastorno del espectro autista en niños de 4 y 8 años -Red de Monitoreo del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo, 16 localidades- Estados Unidos, 2022”, se encontraron las siguientes estadísticas preocupantes:
En 1970 había un niño con trastorno del espectro autista (TAE) por cada 10.000 niños.
En 1980: uno de cada 3.000 niños.
En 1990: uno de cada 1.000 niños.
En 2000: uno de cada 150 niños.
En 2010: uno de cada 68 niños.
En 2020: uno de cada 36 niños.
Y en 2022: uno de cada 31 niños.
Esto supone que el TAE aumentó un 32.000% en niños de 8 años en EEUU.
En España, de acuerdo a los datos extraídos del último informe de la Confederación Autismo España (CAE) titulado “Datos de alumnado general no universitario con trastorno del espectro del autismo”, el número de alumnos con autismo en el sistema educativo español se han multiplicado por cuatro en poco más de una década, produciéndose de manera continuada en los últimos 12 cursos escolares. Así, se ha pasando de 19.023 alumnos autistas en el curso 2011-2012 a 78.063 en el curso 2022-2023, lo que supone un incremento del 310,36% (datos e imagen obtenidos en cienciaysalud.com).
Para cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad estos datos son extremadamente alarmantes. Sin embargo, no parecen preocupar a nadie. Solamente los afectados son conscientes de tan dramática situación.
La mayoría de padres con hijos autistas creen, porque lo han vivido, que la cantidad enorme de vacunas que reciben los niños son las causantes de esta situación. Sin embargo, ningún organismo oficial con competencia en la materia se ha tomado la molestia de investigar esta denuncia. Evidentemente, esto es debido a que la industria farmacéutica tiene metidas sus zarpas en todas partes.
Según los fabricantes de vacunas, todas son “seguras”, “eficaces”, han salvado millones de vidas y evitado sufrimientos innecesarios. Por lo tanto -también según ellos- ningún ser humano debería verse privado de estos beneficios. Lo que no mencionan, es que hay literatura y estudios revisados por pares que dicen exactamente todo lo contrario. Así que la pregunta inevitable es: ¿por qué no hay debate al respecto? Pues porque la todopoderosa industria farmacéutica no quiere arriesgarse a perder sus enormes beneficios. Así de simple
Por otro lado, los tratamientos para combatir o paliar el autismo generan a la industria farmacéutica cientos de miles de millones de dólares en ganancias cada año. Así que es fácil de entender que no quieran que la epidemia de autismo termine. ¡Increíble! ¿Verdad?: Ellos generan el problema con las vacunas y luego ofrecen la solución con sus tratamientos. Es decir, se lo llevan crudo con el problema y luego con la solución.
Está claro que de seguir ignorando esta realidad no tardando mucho el autismo se habrá convertido en una auténtica plaga, si en que no lo es ya. Creo que la sociedad no es consciente de lo que significa un mundo lleno de autistas. Pues veamos a lo que nos enfrentamos.
Las personas autistas tienen una variedad de limitaciones o desafíos que varía mucho entre individuos. Un mundo lleno de autistas significa que la inmensa mayoría de las personas tendrán problemas para comprender o usar el lenguaje verbal y no verbal (gestos, tono de voz o expresiones faciales); dificultad para iniciar o mantener una conversación; limitaciones a la hora interpretar normas sociales implícitas (por ejemplo, mantener contacto visual o respetar turnos); problemas para desarrollar o mantener amistades; preferencia por estar solos o poco interés en actividades sociales; apego a rutinas estrictas y malestar ante cambios inesperados; interés muy intenso o restringido en temas específicos; hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos como luces, sonidos, texturas, sabores u olores; reacciones extremas a ruidos fuertes, ciertas telas o luces brillantes y problemas con la planificación, organización o manejo del tiempo. Por el contrario, también es verdad que muchas personas autistas pueden tener otras habilidades, como una gran memoria, pensamiento lógico o ser excepcionales en áreas como matemáticas, música o programación.
Pero no sólo ha aumentado el autismo de una forma alarmante, sino también el resto de enfermedades y otras nuevas. Paradójicamente, aquí hay algo que no cuadra, ¿cómo puede ser que en la era más avanzada de la medicina haya más enfermedades y más enfermos que nunca? ¿Qué está pasando?
Pues pasa que la medicina moderna ya no se rige por el principio “primum non nocere” (lo primero es no hacer daño). Ahora todo se reduce a una transacción comercial “paciente-médico-bigfarma”, amparada en una pseudociencia que experimenta directamente con seres humanos sin su consentimiento (lo vimos durante la falsa pandemia cuando se inoculo a la gente “vacunas” experimentales sin el consentimiento informado).
Salvando las distancias, el sacrificio de niños inocentes, llevados a cabo en otros tiempos en forma de rituales sangrientos, hoy se hace en los hospitales bajo la legitimidad de unas leyes que les obliga a inocularse vacunas a cascoporro. En definitiva, se ha cambiado el cuchillo por la jeringuilla, los sumos sacerdotes por médicos y los rituales sangrientos por protocolos sanitarios.
Sinceramente creo que no me equivoco si digo que a la inmensa mayoría de la sociedad el aumento de autismo le importa un rábano. Y no le importa, porque somos una sociedad acostumbrada a relativizar el dolor ajeno mirando hacia otro lado. Nos hemos convertido en seres estúpidos, indiferentes y anestesiados. Y lo que roza en la degeneración más absoluta: seríamos capaces de vender a nuestra propia madre con tal de seguir manteniendo nuestro culo pegado a la silla del falso confort en que vivimos.
Definitivamente, hay días que pienso que no tenemos solución.
(https://pepeluengo2.blogspot.com/)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El mismo interés que tiene la industria armamentística por la paz, es el que tiene la industria farmacéutica por la salud.
ResponderEliminarGuerra es Paz.
ResponderEliminarCreo que 1984 es el mejor libro contemporaneo, sé que hay muchos mas,una vez que lo lees de principio a fin,sin distracciones ni nerviosismos neuróticos.
Lo abres por cualquier página y no termina mi asombro y respeto por el autor
Dejó un legado negro sobre blanco ADMIRABLE.
Es mi opinión,no idolatría.
No, no tenemos solución pero podemos trabajar en ello
ResponderEliminarSuerte por la parte que te toque.
Eliminar