jueves, 10 de julio de 2025

BÉLGICA INVENTA EL ESTADO DE EXCEPCIÓN 2.0



Cuando el ejército puede ser activado contra los ciudadanos sin declaración de guerra ... en nombre de la “desinformación”.

En Bélgica, silenciosamente y sin debate público, se está produciendo una transformación jurídica de extrema gravedad. Un proyecto gubernamental pretende introducir un «estado de crisis», un tercer régimen de excepción que se intercalaría entre el estado de paz y el estado de guerra, los únicos dos reconocidos actualmente por la Constitución.

Oficialmente, se trata de abordar mejor las llamadas amenazas "híbridas", un término vago y extensible que puede abarcar ciberataques, campañas de desinformación o cualquier evento considerado desestabilizador para el Estado. Pero, en realidad, este cambio abre la puerta a una suspensión parcial de la ley, a la posibilidad de desplegar el ejército en territorio nacional sin necesidad de declarar el estado de guerra y, sobre todo, sin respetar las garantías propias de un estado de paz.

Peor aún, este régimen podría activarse con base en criterios subjetivos como la "desinformación", es decir, en contenido, discurso y narrativas consideradas problemáticas por el poder de turno. Por lo tanto, ya no se trataría de defender a la población de un ataque externo, sino potencialmente de controlar lo que piensa, lo que dice y lo que comparte. El ejército se convertiría entonces en una herramienta de control interno, disponible no contra enemigos armados, sino contra narrativas consideradas desviadas.

Este cambio no es aislado. En Francia, las medidas excepcionales ya son numerosas y están bien establecidas: el estado de emergencia de 1955 [1], el estado de emergencia sanitaria, el famoso artículo 16 de la Constitución, que otorga plenos poderes al presidente, y más recientemente, las leyes de programación militar que ya permiten la participación de las fuerzas armadas en operaciones internas con fundamentos cada vez más amplios. El "Plan Vigipirate" se ha consolidado, y la lucha contra la desinformación se ha integrado oficialmente en las misiones del aparato estatal. Por lo tanto, lo que se está preparando en Bélgica no es una anomalía, sino más bien una pieza adicional en un mecanismo europeo para la gestión de la disidencia y el control de la narrativa.

En toda la UE, las doctrinas de "defensa híbrida" —un concepto vago y general— permiten a los gobiernos ampliar su ámbito de acción sin tener que recurrir a los marcos tradicionales de guerra o peligro grave. La seguridad interior se militariza gradualmente, la vigilancia se normaliza y la libertad se condiciona al cumplimiento.

Este cambio no es teórico: es un hecho, discutido en los círculos de poder, reportado sin distancia crítica en las columnas del periódico L'Écho, que se contenta con exponer las modalidades técnicas sin cuestionar jamás las consecuencias democráticas. Ningún periodista se plantea la pregunta esencial: ¿quién decide qué es «desinformación»? ¿Quién controla a quienes controlarán la palabra? Este silencio es ensordecedor. No es solo un detalle legal, es un cambio de paradigma.

Lo que ahora llamamos "estado de crisis" no es más que un estado de excepción permanente en ciernes. Una versión posmoderna de la ley marcial, adaptada a la era digital, donde el enemigo ya no es necesariamente un ejército extranjero, sino un ciudadano desinformado, un denunciante, un periodista disidente, un médico crítico o simplemente un espíritu libre.

Al poner el ejército a disposición del poder ejecutivo sin garantías constitucionales, con el pretexto de una amenaza informativa, Bélgica está traspasando una línea roja. No estamos al principio: ya estamos en el corazón del proceso. Y como suele ocurrir en la historia, esto ocurre lenta y metódicamente, con un barniz de legalidad y bajo la apariencia de protección.

[1] El estado de excepción de 1955 se refiere a la Ley n.º 55–385, de 3 de abril de 1955, promulgada inicialmente para abordar los acontecimientos relacionados con la guerra de Argelia. Este texto sirvió de base jurídica para todas las reactivaciones posteriores del estado de excepción.

Serge Van Cutsem
(Fuente: https://www.kairospresse.be/; visto en https://www.verdadypaciencia.com/)

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