domingo, 7 de septiembre de 2025

EL CARNAVAL DE LOS MENANCIANOS



Aprovechando que aún no me han clausurado el blog después de la entrada de ayer en la que proponía el neologismo que preside esta, traigo alguna ilustración más que de cuenta del gigantesco fraude del que todo Cristo tiene constancia (Gobierno, Comunidades, ONGs, clubes deportivos ...) pero ante el cual, por diversos intereses operativos en cada una de las entidades implicadas, tales como subvenciones, golosas partidas presupuestarias a las que echar la zarpa, el tan español "sostenella y no enmendalla", etc., quien más quien menos se pone de perfil, mira hacia otro lado y hace como si aquí no estuviera pasando nada.



Solo que sí está pasando. Las cifras de escándalo que consume el fraude suponen una sangría para las arcas públicas que dejan desatendidas otras necesidades, mientras que la condición de inimputable que concede la legislación al menor crea un paraguas de impunidad bajo el que se cobijan delitos que van creciendo en cantidad y gravedad. Las víctimas son siempre los ciudadanos de a pie que, para colmo, sufragan su condición de víctimas vía impuestos.

 
Cada vez se recauda más, pero al tiempo cada vez se despilfarra más. Y el
resultado a la vista está: un estado que se inhibe de cumplir sus obligacio-
nes y gestionar situaciones de crisis cada vez más frecuentes.

¿Alguien cree que la situación de crisis creada por la fractura de la convivencia que provoca la inmigración de barra libre está en la agenda de las instituciones? Busque usted la menor alusión en la catarata de previsibles y aburridos discursos expelidos durante el reciente acto de apertura del Año Judicial, ese solemne acto presidido por un maniquí sin sangre en las venas pero pin de la Agenda 2030 en la solapa y un Fiscal General pendiente de ser procesado por revelación de secretos y prevaricación (spoiler: no lo encontrará). El Estado, concebido como agenda de colocación de amiguetes, tiene otras prioridades, y asiste a la constante burla al ciudadano con una mezcla de soberbia, desprecio y complacencia.


Ay-uso partidista de la situación. Y no, no es una errata.

Como no puede ser de otra forma en el paraíso de la demagogia que es España, quien señala al elefante en la habitación será acusado de xenófobo, facha, nazi y a saber qué más. Curiosamente, a los que traen inmigrantes al por mayor sin preguntar sus antecedentes, sin cribar a los problemáticos ni responsabilizarse de su integración, nadie les llama traficantes, negreros, tratantes de personas ni esclavistas, a quienes cometen fraude de ley haciendo pasar a adultos por menores tampoco se les califica de defraudadores, estafadores ni manipuladores y a quienes se lucran con la situación no se les exigen responsabilidades como cooperadores necesarios de los delitos cometidos por inmigrantes (y supongo que tengo que volver a insistir en lo obvio, que ni todo inmigrante es delincuente ni todo delincuente inmigrante, para que no se me lance a la yugular algún simple carente de comprensión lectora. No suscribo la falacia feminista de criminalizar a todo un colectivo por la conducta de una minoría de sus integrantes).


La lógica y el sentido común, ausentes en toda esta problemática, dictan que abrir las puertas a sujetos que han hecho de la delincuencia su modo de vida es suicida. Y sin embargo nuestras fronteras siguen siendo un coladero que nadie controla. Cuando la situación sea insostenible llegarán los reproches y los lamentos, pero aún es tiempo de solucionarla en vez de poner parches. Quien entra como okupa en nuestra casa común debe ser expulsado y quien vulnera la ley debe ser apartado de la convivencia a la que se ha mostrado refractario. No hay derechos sin obligaciones. Todo inmigrante que viene con visado de trabajo, y pueda acreditar que no es un peligro ni por su situación sanitaria ni por antecedentes penales, bienvenido sea. Ya está bien de que el español trabajador y cumplidor sea el hazmerreir de los delincuentes.


Y, por supuesto, los menores de edad que han tomado muestro país por su guardería particular deben ser devueltos a sus familias. Nada de paños calientes, y segarro, amego, como piensan adefesios como Juan Enrique Quintana Ramos, delincuente consentidor de una calaña entre desvergonzada y necia.


(posesodegerasa)

No hay comentarios:

Publicar un comentario