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jueves, 30 de octubre de 2025
LA CEGUERA DEL ALGORITMO
En 2020 el artista Simon Weckert llenó un carrito con 99 smartphones encendidos y abiertos en Google Maps, y al caminar lentamente por una calle de Berlín logró que la aplicación interpretara que había un atasco de tráfico. Como consecuencia, Google Maps desvió a los conductores de esa zona.
La clave, como mencionas, es que Google no se basa en cámaras para medir el tráfico, sino en los datos anónimos de localización y velocidad de los teléfonos. Cuando muchos dispositivos se mueven despacio por una vía, el sistema interpreta que hay congestión. Esa información agregada se transforma en las líneas rojas, amarillas o verdes que vemos en los mapas.
Lo interesante es que este tipo de experimentos muestran tanto la potencia como la vulnerabilidad de los sistemas que dependen de datos colectivos. En este caso, un solo individuo pudo “engañar” al algoritmo con un gesto creativo, poniendo en evidencia cómo colaboramos -sin darnos cuenta- en la creación de mapas de tráfico en tiempo real.
(https://t.me/FraudeLegal/)
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