miércoles, 1 de octubre de 2025

... COMO UN MENSAJE EN UNA BOTELLA LANZADO AL OCÉANO




En 1977, las sondas Voyager 1 y 2 partieron rumbo al espacio profundo. Más allá de su misión científica -explorar Júpiter, Saturno y los planetas exteriores- llevaban un mensaje cultural: el Golden Record, un disco de cobre recubierto en oro, diseñado para comunicar a posibles civilizaciones extraterrestres quiénes éramos. Incluía saludos en 55 idiomas, sonidos de la Tierra, imágenes codificadas y música. La selección musical buscaba representar diversidad temporal y geográfica: desde Bach y Beethoven hasta cantos tradicionales africanos, raga hindú, folklore de diversas regiones y Chuck Berry con Johnny B. Goode.


La compositora y multiinstrumentista Laurie Spiegel
Entre esas obras se encuentra un caso singular: la pieza experimental "Harmonices Mundi" de Laurie Spiegel. Compuesta con sintetizadores y algoritmos computacionales, Spiegel tomó como base los cálculos armónicos de Johannes Kepler para crear una pieza que traduce matemática en sonido. Era, según varios registros históricos, la primera representación de música electrónica incluida en un mensaje oficial de la humanidad al cosmos. Algunos de los sonidos naturales del disco también fueron tratados electrónicamente, demostrando una intención de explorar el potencial de síntesis y manipulación sonora.

Curiosamente, en 1977 el techno aún no existía, Kraftwerk recién empezaba a experimentar con secuencias electrónicas que luego influirían en el género, y la escena electrónica de Detroit estaba en gestación. La elección de Spiegel y de música electrónica temprana no buscaba reflejar tendencias contemporáneas, sino un enfoque atemporal y universal: el disco debía sobrevivir culturalmente y ser interpretable incluso por audiencias sin contexto humano.


Una anomalía del mercado: disco de oro sin haber vendido
ni un solo ejemplar (y con solo dos fabricados)
La inclusión de Harmonices Mundi no fue anecdótica. Representa un punto de inflexión en la historia de la música electrónica, mostrando que la experimentación con algoritmos y sintetizadores ya se consideraba un lenguaje legítimo y capaz de comunicar ideas universales. Hoy, décadas después, se puede mirar este gesto como un presagio: la música electrónica, experimental y futurista, se convirtió en uno de los lenguajes más potentes para explorar lo que significa sonar humano en un mundo tecnológico.

(Vídeo de @akospapp42. Recomiendo pulsar sobre las dos flechas en diagonal en la parte inferior del rectángulo negro donde va insertado el video -aparecen al pulsar "play"- para disfrutar de la imagen a pantalla completa)

1 comentario:

  1. https://youtu.be/ZuVEEsL89Z4
    Las percepciones dependen de nuestros sensores y nuestros procesadores
    El Arcoíris Invisible

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