EL INTERNET DE LAS COSAS CONVERTIRÁ EL MUNDO EN UN "GRAN HERMANO" DE VIGILANCIA TOTAL

Los hogares de occidente se están transformando cada vez más en jaulas ultravigiladas por ojos invisibles, pero a los que nada se les escapará.

El Internet de las cosas (IoT) es el proceso que permite conectar los elementos físicos cotidianos al Internet: desde los objetos domésticos comunes, como las bombillas de luz, hasta los recursos para la atención de la salud, como los dispositivos médicos; las prendas y los accesorios personales inteligentes; e incluso los sistemas de las ciudades inteligentes.

Los dispositivos del IoT que se encuentran dentro de esos objetos físicos suelen pertenecer a una de estas dos categorías: son interruptores (es decir, envían las instrucciones a un objeto) o son sensores (recopilan los datos y los envían a otro lugar).

Hasta aquí la teoría más o menos abstracta. El problema es qué límites establecer a la posibilidad de recoger datos con un sistema que invade la privacidad de las personas, y frente al cual no hay zonas seguras, y como la monitorización externa de nuestras vidas faculta a poderes ocultos para intervenir arbitrariamente en ellas de acuerdo a sus intereses. Aparte, claro está, de la afectación a nuestra salud, desde la fisiológica, por la que empezaré, hasta la psicológica.

Los llamados electrodomésticos inteligentes y los "routers" WiFi crean una densa red de radiación EMF que actúa como una niebla electromagnética en la cual personas, animales y objetos son detectados por contraste. Pueden ver a todos en todo momento. Y un escáner utilizado por alguien fuera de su casa puede atisbar a través de las paredes, detectar personas dentro, ver todas sus actividades y movimientos. El sueño de los dictadores y la pesadilla de Orwell materializados.

WiFi son ondas electromagnéticas en los rangos de 2,4 y 5 GHz. Es lo mismo que la luz que nos permite ver, sólo que puede atravesar las paredes debido a su longitud de onda mucho más larga. Al igual que la luz (y la ecolocalización), estas ondas también se reflejan en varias superficies y, cuando se reconstruyen adecuadamente, pueden usarse para crear una imagen precisa y en tiempo real. Por ello, los routers pueden ser usados, tecnología I.A. mediante, en cámaras capaces de espiar a los seres humanos a través de las paredes.

A fin de cuentas, lo que tenemos es la progresiva sofisticación de métodos que, gracias a cámaras y micrófonos, nos espían con nuestro desconocimiento. Las grabaciones que se obtienen así no pueden ser controladas por las personas que son víctimas de este rastreo. Así, por ejemplo, una investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el famoso MIT, ha revelado que un robot aspirador Roomba grabó en 2020 imágenes sensibles que luego terminaron filtrándose en las redes sociales, aunque el suceso no se había conocido hasta ahora. Y la más viral de esas imágenes es la de una mujer sentada en el inodoro y con sus pantalones por las rodillas, algo que supone una evidente y grave intromisión en la intimidad.

Otro ejemplo de como la tecnología que incorporamos a nuestras vidas prepara el terreno al sistema de transmisión de datos mediante redes inalámbricas es la sustitución de los antiguos elementos de iluminación exclusivamente por luces LED. Pese a los numerosos inconvenientes que plantean, que van desde la radiación que causan hasta la dificultad de su reciclado, prácticamente las están regalando a la vez que cada vez se hace más difícil encontrar lámparas o focos halógenos.

Los sistemas LED de iluminación podrán conectar desde tu celular, hasta tus electrodomésticos, y luego monitorear y obtener datos. Y, conectados al internet, podrían apagarlos remotamente por razones 'climáticas'.

El futuro está aquí, pero las posibilidades distópicas que trae hacen más necesario que nunca salvaguardar los derechos individuales frente a la alienación a que podría conducirnos

(Posesodegerasa, con información tomada de https://www.redhat.com/ y de t.me/guerrerosestoicos)