lunes, 16 de septiembre de 2024

ILLA SALE INDEMNE DEL CASO DE LAS MASCARILLAS "FAKE" GRACIAS A UN OPORTUNO OLVIDO DEL JUEZ



Estoy seguro de que hay casas de putas que funcionan con más seriedad que la justicia del Reino de España. Y no lo digo por conocimiento directo de las primeras -no es el caso, creánme- sino porque es imposible pensar que el nivel de corrupción, trato de favor y tráfico de influencias que se da entre numerosos togados pueda ser superado.

El último caso que nos pone ante los ojos y el olfato el cenagal pestilente que solo puede llamarse "justicia" desde postulados radicalmente dadaístas es el que ha servido al nefando Salvador Illa, ex-ministro de sanidad durante el arresto domiciliario al que Pedro Sánchez sometió ilegalmente a toda la población española (aunque con bula para que sus diputados se fueran de fiesta con señoritas de compañía), y presidente de la Generalitat comprensivo con las patologías identitarias de sus gobernados (ver ilustración inferior), que tuvo el doble desacierto de encargar de emergencia mascarillas por valor de 23,8 millones de euros a una empresa china de dudosa fiabilidad sin que ningún aval científico apoyase la imposición del bozal de marras y que no se molestó en comprobar que le habían colado una mercancía que no cumplía con la normativa (algún malpensado suprondrá que jugosas comisiones obnubilaron la vista a quien debía supervisarla). Contrato "a dedo" y material innecesario y defectuoso. En un campeonato de incompetentes Illa sería rechazado por sobrecualificación.

Pues bien, gracias a que el juez competente (es un decir) en el caso “olvidó” prorrogar la causa en octubre de 2022 todas las diligencias practicadas al respecto quedan invalidadas por un oportuno defecto de forma que ni la Abogacía General del Estado ni la Fiscalía han dejado pasar, reclamando el archivo de la causa, lo que equivale a consagrar la impunidad de un nefasto personajillo que ha sabido medrar arrimándose al árbol más conveniente, el que lleva grabado en su corteza las siglas PSOE (¿Podemos Silenciar Oscuros Escándalos?).

A estos enjuagues los cínicos le llaman "democracia", "separación de poderes" y otras etiquetas grandilocuentes que vienen a disimular la naturaleza mafiosa, tramposa y clientelista de un sistema que favorece la corrupción a niveles estratosféricos. Mientras los jueces carezcan de toda responsabilidad respecto a sus decisiones y no puedan ser encausados por dictar sentencias temerarias, negligencia e imprudencia criminal seguiremos viendo a redomados sinvergüenzas irse de rositas mientras los "despistados" que se lo facilitaron, en vez de ver interrumpidas sus carreras, son recompensados con ascensos.

Los sinvergüenzas suelen entenderse entre ellos.

Eso sí, hay que combatir las mentiras de internet y los "bulos", que hacen peligrar el negociete.

(posesodegerasa)

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