domingo, 29 de septiembre de 2024

UNA CONFESIÓN PREOCUPANTE




Dra Casey Means en la Mesa redonda del senador Ron Johnson sobre “La salud y la nutrición en Estados Unidos: una segunda opinión”:

“En la Facultad de Medicina de Stanford no aprendí prácticamente nada sobre las decenas de miles de artículos científicos que explican las causas fundamentales del desplome de la salud estadounidense”.

“No aprendí que por cada porción adicional de alimentos ultraprocesados que comemos, la mortalidad temprana aumenta en un 18%.

Actualmente, esto representa el 67 % de los alimentos que comen nuestros niños. No tomé ningún curso de nutrición en la facultad de medicina.

No aprendí que el 82% de los estudios financiados independientemente muestran daños causados por los alimentos procesados, mientras que el 93% de los estudios patrocinados por la industria no reflejan ningún daño.

No aprendí que el 95% de las personas que crearon las recientes directrices alimentarias del USDA para Estados Unidos tenían importantes conflictos de intereses con la industria alimentaria.

“No me enteré de que cada año se rocían mil millones de libras de pesticidas sintéticos sobre nuestros alimentos. El 99% de las tierras agrícolas de los Estados Unidos se rocían con pesticidas sintéticos, muchos de ellos procedentes de China y Alemania, y estos productos químicos invisibles e insípidos están fuertemente vinculados con el autismo, el TDAH, la alteración de las hormonas sexuales, la enfermedad de la tiroides, la disfunción del esperma, el Alzheimer, la demencia, los defectos de nacimiento, el cáncer, la obesidad, la disfunción hepática, la infertilidad femenina y más.

No aprendí que los ocho mil millones de toneladas de plástico que se han producido solo en los últimos 100 años… se están descomponiendo en microplásticos que ahora llenan nuestros alimentos, nuestra agua, e incluso los estamos inhalando en nuestro aire, y que una investigación muy reciente … nos dice que ahora aproximadamente el 0,5% de nuestros cerebros en peso son plásticos.

No me enteré de que hay más de 80.000 toxinas que han entrado en nuestros alimentos, agua, aire y hogares a través de la industria, muchas de las cuales están prohibidas en Europa, y se sabe que alteran nuestra expresión genética, alteran la composición de nuestro microbioma y el revestimiento de nuestro intestino y alteran nuestras hormonas.

No aprendí que metales pesados como el aluminio y el plomo están presentes en nuestros alimentos, nuestras fórmulas para bebés, productos de cuidado personal, nuestro suelo y muchos de los medicamentos obligatorios como las vacunas, y que estos metales son neurotóxicos e inflamatorios.

No aprendí que el estadounidense promedio camina unos miserables 3.500 pasos por día, a pesar de que sabemos, con base en la ciencia y en las principales revistas, que simplemente caminar 7.000 pasos por día reduce entre un 40 y un 60% nuestro riesgo de padecer Alzheimer, demencia, diabetes tipo 2, cáncer y obesidad.

Ciertamente no aprendí que los errores médicos y los medicamentos son la tercera causa principal de muerte en los EE.UU.

No aprendí que cinco noches sin dormir pueden provocar prediabetes en toda regla. No aprendí nada sobre el sueño y, en promedio, dormimos un 20 % menos que hace 100 años.

No aprendí que los niños estadounidenses pasan ahora menos tiempo al aire libre que un prisionero de máxima seguridad y que, en promedio, los adultos pasan el 93% de su tiempo en espacios interiores, aunque sabemos por la ciencia que la separación de la luz solar destruye nuestra biología circadiana, y la biología circadiana dicta nuestra biología celular.

No me enteré de que las organizaciones profesionales de las que obtenemos pautas de práctica, como la Asociación Estadounidense de Diabetes y la Academia Estadounidense de Pediatría, han recibido decenas de millones de dólares de Coca-Cola, Cadbury, empresas de alimentos procesados y fabricantes de vacunas como Moderna.

No aprendí que si abordamos estas causas fundamentales que conducen a la disfunción metabólica y ayudamos a los pacientes a cambiar sus patrones de alimentación y estilo de vida … podríamos revertir la crisis de enfermedades crónicas en Estados Unidos, salvar millones de vidas y billones de dólares en costos de atención médica por año.

Esta es una crisis espiritual. Estamos eligiendo la muerte en lugar de la vida, estamos eligiendo la oscuridad en lugar de la luz.

Necesitamos volver a tener coraje, a recuperar el sentido común y la intuición, a sentir asombro ante el puro milagro de nuestras vidas.

Necesitamos que todos pongan manos a la obra”.

Esto no es tanto para usted, como para que se lo reenvíe a los médicos que conozca que todavía se niegan a escuchar A OTROS MÉDICOS como ellos; no a un señor con sombrero, ni a nadie “de las redes”, sino a colegas suyos con nombres y apellidos hablando en instituciones que PUEDEN COMPROBAR. Es vital que ustedes hagan esta labor.

No se queden en un improductivo “ya lo sabía”, insisto, les doy armas dialécticas para que las usen con terceros, no para que mueran en su móvil.

Fernando López-Mirones
(https://t.me/elaullido/)

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