Se atribuye al sabio Albert Einstein la sentencia "Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y no estoy tan seguro de la primera". La máxima, digna de Oscar Wilde, viene como anillo al tabique nasal a propósito del aquelarre fitófilo (que no es la afición a Fito Cabrales, sino la querencia exagerada por lo vegetal) celebrado el pasado 6 de octubre en el Parque del Retiro de Madrid, donde decenas de personas celebraron su ENLACE MATRIMONIAL CON ÁRBOLES DEL RECINTO.
Sí, se que hay que leerlo dos veces para darlo por real, pero a este nivel de estulticia han llegado algunos (y no, no voy a usar la primera persona de plural, cuando hago el ridículo intento que sea en privado y no arropado por una corte de mermados necesitados de camisa de fuerza).
Ofició la "ceremonia" el peruano Richard Torres, supuesto "artista" que difunde con estas gilipolle..., perdón, "performances" simbólicas, la necesidad de reconocer la importancia de la Madre Tierra, su generosidad con sus hijos y la urgencia por cuidarla y protegerla. Intenciones encomiables, que tal vez podrían ser difundidas sin necesidad de descender al terreno del infantilismo, la charlotada y el alipori que provocan este tipo de ocurrencias tan dadas a la cuchufleta.
Porque, las cosas como son, poder mantenerse serio mientras el señor Torres pronuncia la fórmula "Puede besar al matojo" es algo solo dado a la Esfinge de Tebas. Y revestir de trascendencia la mamarrachada en cuestión, como hace Periodistadigital al dar cuenta de ella ("ESTE ACTO, QUE PUEDE PARECER EXCÉNTRICO PARA ALGUNOS, ENCIERRA UN PODEROSO MENSAJE AMBIENTAL QUE TODOS DEBERÍAMOS ESCUCHAR Y REFLEXIONAR") excede lo que puede integrar un ciudadano medio razonablemente sobrio.
Yo, por mi parte, he reflexionado, y necesitado como estoy de entender el sentido profundo de esta ... "cosa", quisiera que alguien me respondiera a unas cuantas cuestiones elementales, pidiendo de entrada perdón por mi simpleza y agradeciendo anticipadamente al generoso ecologista que me ilustre su paciencia y didactismo:
- ¿Cómo se obtiene el consentimiento de la contraparte vegetal del rito? Dado que, por evidentes razones de enraizamiento, no puede darse un hollywoodesco "Novia a la fuga", ¿se considera suficiente con que la contraparte no huya, como si eso fuera posible? ¿o se plantea la posibilidad de que algún suceso aparentemente trivial pueda manifestar la voluntad adversa de la Pachamama? ¿si no te caga un pájaro encima es válido el matrimonio?
- ¿Algún poeta/vate sensible/creador se ha planteado elevar el suceso en cuestión a drama lorquiano? ¿Tendremos un "Bodas de resina" que inmortalice el lance?
- Y ya que vamos a la cosa de los celos, el esposo/esposa del árbol X ¿se considerará ultrajado si un perroflauta desinformado abraza "su" árbol con desconocimiento de los derechos conyugales que le asisten?
Preveo que un nuevo Shakespeare escribirá un "Otelo, el jardinero desconfiado" que transfigure al moro celoso en ecologista en acción ... despedazando con su azada al osado que se tome libertades con el objeto de su posesividad mientras grita "Solo yo puedo abonarla" y otros dislates de similar jaez.
Niños, no miréis lo que está haciendo Dave Grohl |
"Has cautivado mi corazón, tesoro mío, esposa mía. Lo tienes como rehén con un solo roce de tus ramajes, con el cimbrearse de tu tallo leñoso. Tu amor me deleita, tesoro mío, esposa mía, perenne como tus hojas en el invierno. Tu amor es mejor que el vino, los picores que me producen tus orugas son caricias embriagadoras ...".
¡Pensar que los dinosaurios pudieron evolucionar hacia la inteligencia y en cambio el meteorito nos abrió camino a los llamados "humanos" ...!
(posesodegerasa)
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