Muchos testimonios de personas no vacunadas reportan síntomas y patologías idénticas a los efectos adversos de las inyecciones de ARNm luego de estar en contacto con personas recién vacunadas.
La campaña masiva de vacunación contra el COVID-19 es el primer uso de inyecciones de ARNm en el mundo. Las inyecciones de ARNm cumplen con la definición de terapia génica -no de vacuna- de las agencias reguladoras estadounidenses y europeas. Las regulaciones exigen estudios de excreción de estos fármacos y sus productos (las proteínas traducidas), estudios que no se han realizado.
Las nanopartículas lipídicas que transportan el ARNm de la vacuna se propagan después de la inyección por todo el cuerpo según los estudios disponibles en animales, y el ARNm de la vacuna (pura, en nanopartículas o en los exosomas naturales) se encuentra en la sangre, así como la proteina spike o pico de la inyeccion en forma libre o encapsulada en exosomas, demostrado en estudios humanos).
Se ha demostrado que las nanopartículas lipídicas (o su equivalente natural, exosomas o vesículas extracelulares EV) tienen la capacidad de excretarse a través de los fluidos corporales (sudor, esputo, leche materna) y de atravesar la barrera transplacentaria. Estos EV también son capaces de penetrar por inhalación y a través de la piel (sana o lesionada), así como por vía oral a través de la leche materna (y -¿por qué no?- durante las relaciones sexuales a través del semen, otra posibilidad que no se ha estudiado).
Existe una necesidad urgente de hacer cumplir la legislación de terapia génica aplicándola a las mal llamadas "vacunas de ARNm", cuya generalización parece ser la tendencia previsible en un futuro inmediato.
(Fuente: https://www.researchgate.net/; visto en https://red.cienciaysaludnatural.com/)
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