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lunes, 1 de septiembre de 2025
TUS PADRES INTENTARON MATARTE DE TODAS LAS FORMAS POSIBLES
Pues parece que sí. Según la mayoría de los analistas de hoy en día, nuestros padres desde que nacimos han estado intentando matarnos.
Por lo visto hemos llegado a adultos por los pelos, ya que teniendo en cuenta que el gluten es malo, la lactosa es mala, los cereales y el pan blanco son veneno, el azúcar es lo mismo que el cianuro, la fructosa de los zumos te revienta por dentro y que las grasas son como resina para sellar las arterias, nosotros no deberíamos estar vivos.
Mirando hacia atrás, veo a mis padres.
Ahora veo su plan magistral para eliminarme.
Aquellos filetes con patatas fritas y el aceitillo de la sartén por encima eran por algo. Luego, al ver que me levantaba vivo por la mañana, lo volvían a intentar con un buen Colacao con una torre de galletas María unidas por una capa de mantequilla o margarina.
Como aquella fórmula no funcionaba, reforzaban con una merienda a base de ¡Pan blanco, con chocolate, chorizo foie gras!. (Entonces no había paté). A veces lo intentaban con más ahínco regando una rebanada de pan con vino y añadiéndole nada menos que azúcar blanco.
¿Se puede ser más asesino?
Los fines de semana entraban los extras y ya iban con todo: en el desayuno unos buenos sobaos pasiegos o unos churros, y, como tenían más tiempo para cocinar, me metían para comer una fabada con su choricillo, su capa de grasilla flotante y más pan para “mojar”.
De postre, para terminar con algo dulce, un arrocito con leche no podía faltar y si era verano el Miko Lápiz reglamentario.
En la cena podía caer un pollo asado con salsita como para bañarse, y de postre natillas.
Claramente eran unos psicópatas sin sentimientos.
Hicieron todo lo que pudieron, pero al final aguanté.
Lo más sorprendente, es que con esa alimentación, sin traumas ni alimentos prohibidos llegamos a mayores.
¿A ver si el problema va a ser la actividad, la cantidad, la frecuencia, la variedad y el estilo de vida, entendidos míos?
Yo desde luego no me voy a subir al tren de alimentarme sólo de lechugas criadas en libertad y recogidas bajo la luna menguante del quinto ciclo de Júpiter en rotación con Saturno.
Nota: Lo de las abuelas ya ni os cuento. Aquello eran auténticas casas de tortura. Nunca habías comido suficiente.
JCCM
(Visto en la Red)
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No era tan exagerado,o sí...
ResponderEliminarHe comido muy bien en mi infancia y he probado todas las chuches si el compi no tenía en ese momento se compartía,a mi me enseñaron en casa que no se come delante de nadie si no tiene.
Lo quemábamos,en el colegio, jugando o haciendo el travieso.
Había un gordito por clase y no por glotón precisamente.
Llenar la nevera era caro también segun los ingresos pero se comía genial y de todo, frutas y verduras,pollo,carne,pescados tres o cuatro veces a la semana.
Que tiempos!
No fué fácil,trabajo duro costó.