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domingo, 9 de febrero de 2025
DE ZUBATS Y OTROS DEMONIOS
Hace rato tuve una reunión con una tesista de doctorado. Habíamos acordado vernos para comentar y discutir algunos de sus resultados (esa es la parte de mi trabajo de gabinete que más disfruto). Cuando llegó a mi cubículo ella estaba impresionada de algo que había encontrado, (que no tiene nada que ver con su tesis doctoral, centrada en el microbioma e inmunoma del elefante marino del Norte - ¡un proyecto bellísimo!).
Se trata de un artículo que fue publicado en la Revista American Journal of Biomedical Science and Research (https://biomedgrid.com/index.php). Es una revista que está indexada en el NCBI (National Center for Biotechnology Information, Centro Nacional de Información Biotecnológica, dependiente del Instituto Nacional de Salud de EE.UU., nota del "blogger"), lo que parecería indicar que se trata de una revista seria. Se trata de una revisión escrita por Utsugi y colaboradores, titulada (traducido del inglés) "Brote de COVID-19 en Ciudad Cyllage ligado al consumo de Zubat" (https://biomedgrid.com/fulltext/volume8/cyllage-city-covid-19-outbreak-linked-to-zubat-consumption.001256.php). Si ustedes son de mi generación, también es improbable que conozcan la palabra Zubat. No, no es una bebida fermentada árabe, sino un pokemon que parece un murciélago (https://www.pokemon.com/el/pokedex/zubat). Y Ciudad Cyllage, también conocido como 'Ciudad relieve' es una ciudad ficticia dentro de ese mundo pokemonesco (https://www.wikidex.net/wiki/Ciudad_Relieve). Supongo que ya habrán comenzado a sospechar de que algo está raro, pero se pone peor la historia. Sus autores son Elm Utsugi, Nasu Joy, Gregory House y Mattan Schlomi. Claro, no es imposible que uno de los autores sea homónimo del Dr. House, pero el hecho que el autor correspondiente, Mattan Schlomi, indique trabajar en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Gotham, no pinta nada bien, ¿no creen?
No pienso explicarles el artículo; supongo que comprenderán por qué. Baste decir que citan "estudios" de Harry Potter, Ronald Weasley y Hermione Granger, de Jesse James, de Bruce Wayne, de Michael Crichton y del Dr. Zhivago, entre otros.
Este adefesio quimérico de mal gusto se publicó en el 2020, y fue discutido (no me enteré hasta ahora) en algunos lugares. Por ejemplo: https://www.tomatazos.com/noticia/revista-cientifica-publica-articulo-culpa-pokemon-covid-19-cita-bruce-wayne y https://biblioteca.uniandes.edu.co/es/layout-uno/las-revistas-depredadoras-un-riesgo-para-los-autores-y-sus-investigaciones.
Tal vez podrán pensar, "Bueno, era una broma, no es para tanto", pero sí, sí es para tanto, y no veo correcto que se hagan bromas de este tipo, incluso si lo que se busca es evidenciar lo podrido (sí, creo que cada vez está peor) del sistema de revisión por pares que es central para el quehacer científico actual. Se supone que el artículo pasó por un proceso de revisión por pares, y se supone que la revista es seria (como les digo, pueden encontrarla indizada en NCBI (por ejemplo, https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8774925).
Claro, si uno busca en Wikipedia dice que la revista está listada como 'depredadora' (esto quiere decir que su único motivo de ser es cobrarle a los autores por publicar) [Si a esas vamos, honestamente, me parece que cada vez más parecen estarse volviendo depredadoras las revistas científicas de antaño. Para que tengan una idea, puede acabarte costando casi 5,000 dólares publicar un estudio en la revista Nature Communications, luego de un largo y estricto proceso de revisión por pares. No todas las revistas cobran a los autores, pero cada vez es más difícil encontrar una que no lo haga. ¡Se ha vuelto un negociazo!] y se nos indica que no tiene Editor en Jefe listado. Sin embargo, de acuerdo con la revista, sí lo tiene. Se llama Ian J. Martins (https://loop.frontiersin.org/people/741178/overview) y, al buscar, veo que sí tiene historial académico serio. Entonces, o él no sabe que han puesto su foto y está anunciado como editor en jefe de esa revista sin que lo sepa y sin su consentimiento, o sí es editor en esa revista y no tiene empacho alguno en que se publique basura ahí. Ah, porque han de saber que la revista no retiró el artículo ni publicó una retractación. ¡Sigue siendo posible encontrarlo dentro de la revista! Esto corrompe el conocimiento.
Se podría ignorar el asunto y no darle más importancia que la de un mal chascarillo, pero lamentablemente la mala práctica en las publicaciones se ha vuelto más común que la frecuencia esperada para los chascarillos ocasionales, tanto que hasta "dio material" para que se escribiera sobre ello (https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC10985060). Por ejemplo, el estudio científico publicado en la Revista Frontiers Cell and Developmental Biology, que es seria, indizada y con un factor de impacto de 4.6 [nota de KAW: eso es bastante respetable] (https://www.frontiersin.org/journals/cell-and-developmental-biology), que tuvo que ser retractado porque... hmmm... bueno vean ustedes mismos por qué en la figura 1 y 2 del artículo (https://www.frontiersin.org/journals/cell-and-developmental-biology/articles/10.3389/fcell.2023.1339390/full). La retractación dice que lo quitaron porque "habían surgido preocupaciones sobre la naturaleza de las figuras generadas por inteligencia artificial", y que "el artículo no cumple con los estándares de rigor científico y ético" de la revista. Bueno, sí, pero, ¿cómo es posible que haya pasado por el proceso de revisión por pares (que incluye el que un editor asociado lo revise por encima y decida si cumple de manera general con el enfoque de la revista, luego lo haya mandado a dos o tres revisores y estos lo hayan revisado a conciencia para ser regresado al editor asociado que juntará los criterios de todos, revisará a detalle el artículo y emitirá un veredicto, y si es positivo, entonces pasará por el departamento editorial que revisará con lupa errorcitos de dedo y demás errores) así como estaba? El artículo pasó por un proceso que duró tres meses, como pueden ver en la publicación original. Me cuesta mucho comprender cómo se les pasaron las figuras en el proceso de revisión por pares. Digo, supongo que no tienen que ser veterinarios para darse cuenta que la figura 1 es más que un poquito exagerada; de hecho, es anatómicamente imposible, y la figura 2 no sé por dónde comenzar a describirla. ¡Es realmente una vergüenza!
Yo elegí mi profesión, con mucha emoción y con mucho amor, y sigo amando lo que hago (dar clases, ayudar a la formación de tesistas, a la generación de ideas creativas, al trabajo de campo, a los experimentos en el laboratorio, y la escritura), pero me siento muy desalentada sobre lo que se ha vuelto esta profesión: Un mercado, donde lo que importa es lo que se paga (si tienen curiosidad, vean los costos a los autores para las revistas de la casa editorial Elsevier: https://legacyfileshare.elsevier.com/promis_misc/article-publishing-charge.pdf), y donde no se sigue (al menos no necesariamente) la rigurosidad científica. Las revistas de abolengo, creadas por sociedades científicas hace décadas (o siglos en algunos casos) han ido vendiéndose, poco a poco, a las casas editoriales como Elsevier, Wiley, BMC y otras. Lo que antes no costaba más que talento y buena ciencia, ahora cuesta miles de dólares, lo que incrementa así la brecha (ya de por sí existente), entre el mundo industrializado y los países, como México, que cada vez invierten menos en ciencia (en otras palabras, ¿cómo puede un académico latinoamericano cubrir el costo de publicar su investigación, cuando su universidad a duras penas tiene dinero para pagar los sueldos o hasta papel de baño?). Se sesga así aún más el conocimiento, obligando a que sean las universidades y centros de investigación ricos y poderosos (los que suelen investigar todo lo que la narrativa oficial permite) las que publiquen "el conocimiento".
Por otro lado, las prácticas de revisión por pares están cada vez más mal hechas, al menos en temas como el famosísimo COVID. Al fin y al cabo, en los últimos cinco años se han publicado 464,267 artículos científicos en 'revistas serias' relacionados con COVID o SARS-CoV-2 (búsqueda en el NCBI, usando las palabras clave COVID-19 OR (SARS-CoV-2) OR nCOV).
'¿Es mucho eso?' - podrán preguntarse algunos.
Pues, sí, lo es.
Para ponerlo en contexto, desde 1828 se han publicado 32,657 artículos sobre Dengue, y sobre VIH o SIDA se han publicado 436,580 artículos desde 1979. O sea que en cinco años se ha publicado sobre COVID casi lo mismo que sobre el SIDA en 46 años. ¿Cómo podemos pretender que esas 464,267 publicaciones que "pasaron por revisión por pares" y que se han acumulado en cinco años sean todos estudios serios, bien hechos y, sobre todo, que hayan sido evaluados rigurosamente de forma objetiva? No veo cómo se podría. Para muestra, el artículo que puso de cabeza nuestros mundos a inicios de 2020: el estudio de Corman et al (https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC6988269/pdf/eurosurv-25-3-5.pdf) que detalló "el método de diagnóstico de COVID por PCR", publicado en Eurosurveillance (otra revista indizada "seria") después de menos de 24 horas de revisión por pares (sí, en menos de 24 horas se decidió que estaba bien hecho, sin errores, sin nada que cambiarle) y que fue detalladamente criticado en sus aspectos técnicos desde finales de 2020. Ese estudio aceptado en menos de 24 horas ha sido citado a la fecha más de medio millón de veces (https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2020.25.3.2000045#metrics_content). Medio millón de citas de un estudio que tiene problemas conceptuales y técnicos muy serios.
Me parece que necesita una mirada profunda y honesta el gremio científico y académico a su quehacer. Si no lo hacemos, y pronto, como gremio, seremos los principales responsables de que cada vez se confíe menos en el conocimiento científico y en los científicos. Como gremio, nos lo hemos ganado a pulso permitiendo esos atropellos, callándolo, subestimándolo como bromas o como errores-que-a-cualquiera-le-pueden-ocurrir.
Yo seguiré haciendo lo que elegí como profesión y lo seguiré haciendo desde el amor por lo que hago, desde el gozo que me da participar en el descubrimiento de nuevo conocimiento, desde la ética, desde el saber de dónde viene cada peso que me permite hacer mi investigación (fondos federales conseguidos de forma competitiva por proyecto) y sentirme orgullosa de ello y también, lo confieso, desde el frustre que da el que cada vez es más complejo publicar la ciencia bien hecha. Espero que con mis acciones y la de muchos otros colegas, podamos enderezar el rumbo de esta profesión. Al menos para mí, vale la pena.
Karina Acevedo-Whitehouse
(https://t.me/akashacomunidad/)
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Los papeles soportan lo que les escriban.
ResponderEliminarCon su buen hacer y el de otros colegas hacen un buen camino.
Supongo que estamos en un proceso de falsación, lo torcido...