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miércoles, 12 de febrero de 2025
LAS SIETE LEYES DE LA "NUEVA NORMALIDAD"
Han construido un sistema en el que la ciencia se supedita al beneficio económico, y la disidencia se censura con una brutalidad. Los prospectos de las vacunas covid dicen no se hicieron estudios de genotoxicidad ni de carcinogénesis, pero “creemos que no se producirá” esto es el nuevo fraude de las vacunas sin estudios de seguridad.
La medicina moderna ya no es una ciencia, es un dogma creado por grandes empresas. Y como toda creencia, tiene sus dogmas incuestionables:
1.- Los fabricantes de vacunas son infalibles. Sus productos no deben someterse a escrutinio independiente.
2.- Las vacunas son siempre seguras y eficaces. Los efectos adversos no existen o son "una coincidencia".
3.- No hay necesidad de ensayos con placebo. La creencia sustituye a la evidencia.
4.- Los médicos y científicos que cuestionan el dogma son herejes. Y deben ser maldecidos, inhabilitados o repudiados de la comunidad médica.
5.- Los periodistas deben proteger el dogma. Publicar investigaciones críticas es un acto de traición.
6.- Los gobiernos deben imponer las vacunas. Porque la libertad de elección es peligrosa.
7.- Cualquier problema es culpa de los antivacunas. No importa si el problema es la falta de estudios o la corrupción en la industria.
Si esto suena familiar, no es casualidad. En la Edad Oscura se imponían dogmas inquebrantables y se perseguía a quienes se atrevían a cuestionarlos. Hoy, la Inquisición no utiliza hogueras, pero sí censura, quema a médicos que someten la ciencia a la falsabilidad en Internet, promueve persecuciones académicas y linchamientos mediáticos.
Desde un cambio fundamental en la propia definición de “vacuna” que comenzó durante la era Covid, cuando se ha pretendido cambiar el concepto y el propio significado de ciencia. La redefinición del término “vacuna” es solo una de las muchas maniobras lingüísticas que sustentan este dogma moderno. En su origen, las vacunas estaban destinadas a proporcionar inmunidad robusta y duradera contra enfermedades mortales. Hoy, el concepto se ha diluido hasta incluir productos cuya efectividad es dudosa y cuyos efectos secundarios son minimizados o directamente ocultados. La tecnología de ARNm, presentada como una revolución médica, ha sido impuesta sin los estándares de pruebas rigurosas a largo plazo que tradicionalmente definían la seguridad de las vacunas. ¿Acaso no es legítimo cuestionar su eficacia o su seguridad?
Originalmente, una vacuna confería inmunidad contra una enfermedad específica. Hoy, el término se ha ampliado tanto que puede incluir cualquier sustancia que proporcione algún nivel de protección, por mínimo que sea. La tecnología del ARNm es un ejemplo más que obvio. Pero analicemos la situación real, si se trata de que confiera algún nivel de protección, incluso mínimo, ¿no es un medicamento? Por poner solo un ejemplo, la biodramina; sin necesidad de que estés enfermo de nada, confiere nivel de protección frente al mareo; si vas en barco, o en avión, o te mareas en el coche. Entonces, según la nueva definición, ¿es la Biodramina, por ejemplo, una vacuna? ¿O es que lo que ahora llaman vacuna es un medicamento, que si no te la poner pierdes tus derechos? es decir, se obliga a la gente a tomarla (aunque no estén enfermos), mediante coacción y sin ningún tipo de consentimiento informado. Porque resulta que las llamadas vacunas del Covid, según su prospecto, están sujetas a prescripción médica. Pero no hace falta estar enfermo para que te digan que te la tomes. Por supuesto, una vez hecha la ley, cuando una vacuna se incluye en un plan de vacunación, no requiere ninguna prescripción médica. En ese caso, más allá de las vueltas que han dado para llamarlas vacunas; esas pócimas que confieren un nivel de protección, aunque sea mínimo, deberíamos volver a preguntarnos: ¿son vacunas o son medicamentos?
Nos dijeron que las vacunas son sometidas a pruebas rigurosas, pero resulta que los estudios de genotoxicidad y carcinogénesis simplemente no se hicieron en las llamadas “vacunas covid”.
Vacúnate o pierde tus derechos: la nueva normalidad de la coerción sanitaria, pero ahora el dogma enfrenta su herejía definitiva.
Se va a revisar cada vacuna aprobada en las últimas dos décadas. Y las farmacéuticas han entrado en pánico.
Los gurús de la ciencia incuestionable: un desfile de charlatanes
Ante la crisis inminente, las farmacéuticas han convocado a sus profetas de emergencia. Esos expertos televisivos que, durante la pandemia, hicieron carrera anunciando que las vacunas detendrían el contagio (hasta que dejaron de decirlo).
Los mismos que aseguraron que los efectos adversos eran "extremadamente raros" (hasta que los informes de miocarditis se volvieron imposibles de ignorar).
Los mismos que negaron que existieran conflictos de interés entre la industria y las agencias reguladoras (hasta que se descubrió que la FDA y la OMS estaban financiadas por las propias farmacéuticas).
Pero ya no funciona. El público ha comenzado a despertar. Y el despertar es irreversible.
Las redes sociales han cambiado el juego. Por más que intenten censurar, cada vez más médicos y científicos están hablando. Cada vez más estudios independientes están surgiendo. Cada vez más personas están haciendo la pregunta que nunca debimos dejar de hacer: Si los estudios independientes se vuelven la norma, ¿saben las élites farmacéuticas que su reinado está en peligro; que si la gente recupera el derecho a decidir, su control desaparecerá?
Tienen dos opciones:
Ceder y adaptarse a un sistema más transparente y ético.
Desatar una guerra sin precedentes contra la libertad de información.
Ya están eligiendo la segunda opción.
Los lobbies farmacéuticos están presionando para que cualquier crítica a las vacunas sea clasificada como "desinformación peligrosa". La UE, la ONU y la Casa Blanca han propuesto nuevas leyes para perseguir a quienes cuestionen las narrativas oficiales sobre salud pública. Se están desplegando herramientas de censura digital como nunca antes en la historia moderna.
Pero no funcionará. Porque, a diferencia del pasado, ahora la gente tiene acceso a más información que nunca. La era de la fe ciega en la industria farmacéutica ha terminado.
El veredicto de la historia está escrito. Solo falta esperar si las farmacéuticas lo aceptarán o intentarán, una vez más, suprimir la verdad.
Confía en la ciencia” ... pero no pidas los datos: la hipocresía del siglo
La verdad que nunca mencionarán en los medios: el negocio de las vacunas no puede sobrevivir sin coerción.
Nos dijeron que la ciencia es un proceso abierto, pero en realidad ha sido tomada como rehén.
No se trata de ciencia, sino de sumisión. La exigencia de aceptar dogmáticamente la seguridad de un producto sin cuestionarlo es una flagrante violación del principio fundamental de la medicina: el consentimiento informado.
El Código de Núremberg, nacido de los horrores de la experimentación médica forzada, estableció que ningún ser humano puede ser sometido a un tratamiento médico sin su consentimiento pleno y voluntario. Sin embargo, los gobiernos, bajo la presión de la industria farmacéutica, han impuesto mandatos draconianos disfrazados de salud pública, obligando a poblaciones enteras a inyectarse productos experimentales sin estudios independientes a largo plazo y sin posibilidad de demanda en caso de daño.
Lo que antes era un derecho –el consentimiento informado– es ahora una concesión que solo se concede si no molesta a los accionistas de las grandes empresas farmacéuticas. Quien cuestiona este sistema es señalado, censurado o incluso perseguido.
¿Hasta cuándo se aceptará que la “ciencia” la dicten quienes se benefician de ella?
Nos decían que los efectos adversos eran “extremadamente raros”, pero ahora hay miles de informes de miocarditis, trombosis y otras reacciones graves.
¿Y cuál es la respuesta oficial?
"Creemos que no se producirá."
Esa frase, pronunciada por los fabricantes de vacunas covid, debería estar grabada en piedra como el compendio de la pseudociencia moderna.
Porque la verdadera ciencia no se basa en creencias, se basa en pruebas. Pero cuando se trata de la industria farmacéutica, parece que el rigor científico se sustituye por fe ciega.
Fe ciega en corporaciones con antecedentes de fraude. Fe ciega en agencias reguladoras financiadas por las mismas empresas que se supone que deben supervisar. Fe ciega en modelos de predicción defectuosos, en estudios de "seguridad" que nunca utilizaron un grupo placebo real, en periodistas que repiten guiones en lugar de investigar.
El fin del juego: la decisión final
Las compañías farmacéuticas han jugado su última carta: el miedo. Nos dirán que sin sus vacunas obligatorias, la sociedad se derrumbará. Que sin su inmunidad legal, la innovación desaparecerá. Que sin censura, la "desinformación" destruirá la salud pública.
Pero la verdadera respuesta es: no lo vamos a seguir creyendo
Porque aquí está la realidad:
La innovación real no necesita esconder sus datos.
La ciencia no teme a la revisión independiente.
Y la salud pública no puede basarse en contratos secretos y coerción.
Las farmacéuticas pueden resistirse, pueden patalear, pueden gastar millones en propaganda… Pero no pueden detener lo que ya ha comenzado.
El velo ha caído. La gente ha despertado. Una vez que la verdad sale a la luz, no hay oscuridad que pueda ocultarla de nuevo.
Natalia Prego Cancelo
(https://nataliaprego.substack.com/)
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Es una religión y funciona con vocabulario religioso
ResponderEliminarBuscador
ResponderEliminarHablar ya del miedo que nos inculcan para mantener al ganado controlado ya es un tema que deja de ser recurrente, sabemos que es una realidad porque el miedo se convirtió en un arma de destrucción masiva hace tiempo, de echo es desde siempre, ya en los pueblos de nuestro pasado el Chamán infundía miedo para así tener a la tribu a su merced, el y sus seguidores no cazaban, no recolectaban ni limpiaban la chabola o cueva, las ventajas de ser el "enviado" de los dioses en la Tierra. En las antiguas civilizaciones de imperios conquistadores no todos iban a la guerra, Patricios y demás chusma social eran exentos de tales tareas, Grecia, Egipto, etc. En nuestras culturas "modernas" tenemos a los amos y sus perros que tampoco van a la guerra ni hacen tareas "comunes", ahora el mundo se rige por la economía, que no dinero, este no existe pero si esos números que ya no hay tantos como el ganado cree, no hay niños, por lo tanto no hay futuro, los viejos vivían más, viven más, un lastre y en este sistema son activos improductivos, no generan nada, solo gasto, sistema sanitario, pensiones, y los "jodios" se quieren jubilar a los 65 pero viven hasta los casi 90 años, 25 años viviendo del sistema, y alguien o algunos deciden que ESO es insostenible para sus mentes corruptas. No nos pilla de sorpresa todo lo que sucede, por lo menos a algunos, los que tenemos conocidos que trabajan en hospitales nos cuentan, sin ser ellos "conspiranoicos" ni mucho menos, que hace un tiempo relativamente corto que hay muchas "enfermedades" que por ser conocidas no les deja de sorprender como han aumentado inexplicablemente, yo en mi "ignorancia" le comente a uno de ellos que es posible que las "vacunas" tengan algo que ver en todo esto, no me lo negó la verdad pero les cuesta aún reconocer que "algo" no funciona del todo porque ahora son más jóvenes, muchas enfermedades a personas con menos de 60 años, 50, o incluso 40.
En otros escritos he dicho que tenemos lo que nos merecemos o lo que votamos, pero no es así, tenemos lo que PERMITIMOS porque no hacemos nada para EVITARLO, y eso si es culpa nuestra, ellos nos miran como activos en un mundo que se convirtió en un negocio hace siglos, el mundo es un negocio y la población, activos, cuando los negocios fallan eliminas las consecuencias que provocan las perdidas, o sea, nosotros, o espabilamos o nos matan, no son tiempos de guerras con bombas, aunque las hay, pero si es tiempo de "virus" para diezmar a la población y lo hemos vivido hace apenas 4 años, importa poco si fue un virus real o ficticio, lo que si es real son los muertos que hubo y los que habrá a consecuencia de la mayor mentira jamás contada, perdón, la segunda mentira, la primera mentira fue inventada hace 2000 años. Perdimos derechos que creíamos en nuestra ignorancia conquistados y se acepto voluntariamente ser encerrados en casa, vieron que era facil como se creyo la segunda mentira que ha vivido la humanidad, le hemos dado el arma perfecta porque mañana, el mes que viene o el año que viene lo vuelven hacer y saben que les saldra bien otra vez, seguimos siendo muchos para sus planes y la entrada de la IA les ha dado la escusa perfecta para eliminar activos sobrantes, quieren una nueva humanidad donde TODOS tenga un puesto determinado y funcional, el resto no son, somos, necesarios, la tecnología ha venido para quedarse y en el futuro que ELLOS tienen en mente, los que no tienen oficio, no producen beneficios, ¿Nos cuesta verlo y entenderlo? Eso no es problema de ellos, es nuestro, ellos lo tienen claro, los "sobrantes", sobran. Punto.
No sé si es el paseo de cinco horas...o la magnífica salida lunar que he disfrutado, hipnótico.
ResponderEliminarLástima,no sé relajarme...es mi problemón.
Maravilloso artículo de la Doctora y buen comentario de Buscador.
Saludos.
Los helicópteros vigilando la costa con la salida espectacular de la LUNA.
ResponderEliminarCuántos desembarcaran esta noche con la MAR en calma?
Mas de lo mismo.
METÁSTASIS.
INSOSTENIBLE REEMPLAZO.