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... y además solo cabe felicitarnos por el fracaso de un proyecto que nació viciado por la aberración científica en que se basa: considerar un fertili- zante natural como el CO2. que está reverdeciendo el planeta, como un enemigo a reducir. Hay buenas razones para creer que, hasta ahora, el calentamiento y el aumento de los efectos del CO₂ en la agricultura han sido más beneficiosos que perjudiciales para la humanidad. |
En la conferencia climática de Copenhague en 2009 quedó claro que Occidente y la ONU no iban a conseguir que el resto de países aceptaran obligaciones de reducción de emisiones. Este resultado se reprodujo en las siguientes conferencias y para salir del punto muerto la ONU propuso el Acuerdo de Paris en 2015.
El «histórico» Acuerdo de París se basa en dos puntos principales: 1) mantener la temperatura media mundial por debajo de 2° C por encima de los niveles preindustriales fijando el objetivo de 1,5 °C, para lo cual las emisiones globales deberían disminuir en aproximadamente un 25% con respecto a los niveles de 2010 para 2030; y 2) una metodología por la que cada país determinaría individualmente cómo reduciría sus emisiones, complementada con una revisión periódica de los planes de reducción de cada país.
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La Agenda climática tiene mucho que ver con un modelo de negocio obsceno, y muy poco con el afán de "salvar el planeta", que si nece- sita ser salvado de algo es justamente de sus pretendidos "salvadores" |
El segundo punto también ha fracasado. De los 30 países que más CO₂ emiten, 21 de ellos no registraron las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) actualizadas, tal y como exige el Acuerdo de París, a pesar de que el plazo se amplió de febrero a septiembre de 2025 para que lo hicieran. Descontando a EEUU, que se ha retirado del Acuerdo, tan solo han presentado un compromiso de reducción los países que representan el 14% de las emisiones globales. El resto no se ha comprometido a ninguna reducción.
10 años después, el Acuerdo de París ha fracasado. La campaña de la ONU contra el cambio climático no tiene razón de ser.
(https://t.me/rvnesaragesaracovid19/)
Personalmente, me alegro, pero la matraca con lo mismo, va a seguir
ResponderEliminarLa impresión de que la lucha contra el cambio climático se ha convertido más en un negocio que en una causa real. Cada año vemos nuevas cumbres, más compromisos, más discursos sobre “transición verde” y “neutralidad climática”, pero las emisiones siguen subiendo.
ResponderEliminarTodo el mercado que gira alrededor del clima es una inmensa estafa organizada por el 0'1% que controla el mundo: los créditos de carbono, las consultoras medioambientales, las subvenciones a grandes corporaciones, los fondos verdes... De lo que se trata es de mover dinero y de que unos pocos ganen mucho vendiendo la idea de que están salvando el planeta.
Y mientras tanto, los verdaderos destructores de la naturaleza, de la biodiversidad y de nuestra salud siguen sin hacer ningún cambio que de verdad favorezca al medio ambiente. El resultado es un sistema que sirve para tranquilizar conciencias, pero no para cambiar nada de fondo. Lo triste es que detrás de tanto marketing “verde” hay un problema real gravísimo que nadie parece querer resolver.