miércoles, 29 de enero de 2025

EL PERRO DE PERICLES



Nunca Occidente estuvo más cerca de la destrucción que en el 480 a.C.

El Emperador Persa Jerjes había formado el más poderoso ejército de la historia, 400.000 soldados, según Herodoto, que hablaban 500 idiomas diferentes.

Tras acabar con Léonidas y sus 300 espartanos en Termópilas, avanzaron sobre Atenas.

La ciudad aprovechó la semana de tiempo ganada por Leónidas para preparar la huida.

Pericles, que entonces contaba con 14 años, quería hacer subir al barco a su perro, que los había seguido los 8 kilómetros que hay entre Atenas y el Puerto de El Pireo. Pero su padre, Jantipo, dijo que el barco estaba ya peligrosamente sobrecargado, y que los animales y caballos serían rescatados luego de desembarcados ellos en una costa segura.

Pero Jerjes ya estaba ingresando a Atenas, prendiendo fuego los palacios y matando a los ancianos que habian quedado al cuidado de los templos.

Cuando el perro vió que la nave se alejaba del puerto, se lanzó al agua. Pericles rogó a su padre que le permitieran subirlo, pero este argumentó que el perro volvería solo a la costa apenas se cansase de nadar.

No fue así, mientras el viento alejaba al barco del peligro, el perro no cejaba de seguir a su amo.

Pericles, junto a otros muchachos de su edad: Herodoto, Sófocles y Anaximandro rogaron al capitan regresar por el perro, quien era solo una cabecita en el horizonte.

Pero el capitán no quería arriesgar el barco, necesitaban cada uno de ellos, pues el genial estratega Temístocles planeaba obligar a los persas a enfrentarlo en el mar, en estrecho de Salamina, y destruirlos.

Muchos griegos habían perdido la fé en la lucha. Les parecía imposible vencer al poderoso Jerjes.

No queremos terminar muertos como Leónidas, murmuraban, ¿tan malo será perder la libertad? ¿tan terrible que nuestras hijas terminen encerradas en un harén?¿Tan buena es nuestra democracia? Aceptaríamos un tirano, pero al menos estaríamos vivos, y quizás nos dejen conservar una pequeña parte de nuestra propiedad.

Pero el perro continuaba nadando, nada lo iba a apartar de su misión, aunque apenas mantenía contacto visual con el barco.

Ya desembarcados en la isla de Salamina, todo el pueblo griego corrió a la playa a esperar al perro.

Tras una largo rato llegó, extenuado, y se arrojó en los brazos de Pericles. Pero el esfuerzo fue demasiado, y murió a la mañana siguiente.

Jantipo ordenó construirle un monumento en la playa, donde fue enterrado.

Ya nadie volvió a hablar de rendirse; y derrotaron a Jerjes en Salamina.

Herodoto no nos dice el nombre del perro, tampoco el historiador romano Suetonio.

Con el tiempo Pericles se convirtió un gran estadista, Sófocles escribió el famoso "Edipo", Herodoto es considerado el padre de la Historia y Anaximandro se convirtió en filósofo.

25 siglos de tormentas, guerras, soles implacables y vientos destruyeron el monumento. Nada queda de él.

Pero hoy, cuando Occidente vuelve a correr peligro de ser destruido, quiero recordarlo.

Como el perro de Pericles, jamás nos vamos a rendir.

Horacio Rivara

3 comentarios:

  1. En este caso, los propios dirigentes de Occidente son los que lo están destruyendo. Al contrario que en aquella época.

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    1. O al menos, es lo que nos han contado...

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    Querido Horacio, no voy a darte consejos porque imagino que sabes incluso más que yo como funciona el mundo sobre todo desde hace siglos que está en manos de unas pocas manos que manejan los hilos de los destino desde siempre, aunque ahora solo se habla del control del sistema a través de la banca, el poder real junto con otros "organismos" secretos, no tan secretos y familias de poder, son de los dueños que más hablamos ahora. Occidente no solo está en peligro, si alguna vez estuvo en paz, las batallas ganadas por borregos valientes no fueron precisamente creadas por ellos, solo fueron protagonistas pero detrás estaban los de siempre, los nombres del pasado, del presente y los luchadores del futuro, son obra de un gran plan que aún se nos escapa en su totalidad, si hay algo en peligro no es solo Occidente, es el mundo, el mundo en su totalidad pero para concretar no el mundo como tal, todos los que lo habitamos somos los que estamos en peligro constante, sin hambre ni pobreza no hay esclavos y sin esclavos no hay amos, punto, todo lo que lo rodea es relleno, distracciones, cortinas de humo o llámalo como quieras. Desde que nos bajaron del árbol unos pocos nos dominan y siempre los de abajo han ocupado ese puesto, ¿hasta cuando? Es ahí la pregunta que aún no tenemos respuesta. Pero, no solo Occidente amigo mío.

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