En 1999 la marca Wolkswagen promocionó su modelo "Polo" anunciando que además del equipamiento consabido -dirección asistida, aire acondicionado, airbags, ...- incluía "Ziritione". Jamás se aclaró en qué consistía dicha novedad, aparte de ser una ocurrencia de publicistas inspirados. En el mundo del marketing, esta estrategia recibe el nombre de "naming" y consiste en crear un término hasta entonces inexistente y asociarlo con el producto que se quiere vender. Tras especulaciones más o menos delirantes, finalmente la empresa desveló el significado: ziritione es «el desconocido placer que proporciona la conducción del Polo, y que se manifiesta de forma espontánea en todos aquellos que se sientan a su volante». Lo inexistente materializado en la mente del consumidor.
Un antecedente de esta hipnosis mercadotécnica fue la sobreexposición de la canción "Cacao Maravillao", de Renzo Arbore, que las bailarinas brasileñas de 'VIP' Noche de Telecinco acompañaban con una coreografía desenfadada y pretendidamente "tropical". Sobre el equívoco intencionado de que "Cacao Maravillao" era un fabricante de chocolate a la taza que patrocinaba el programa hubo amas de casa que pedían el inexistente producto en tiendas y supermercados. La ficción de nuevo convertida en motivación colectiva.
La narrativa del invento no ha sido muy coheren- te, que digamos. Pero la gente traga con todo. |
Sin preguntarse por el fundamento real de la obsesión inducida en sus mentes, las masas se entregaron a las conductas más aberrantes, siguiendo bovinamente instrucciones cada vez más despóticas de políticos que se desternillaban de risa al ver que su desquiciada propaganda era tomada en serio por los aterrorizados pobres de espíritu y de raciocinio.
Dichos políticos no se recataron en celebrar fiestas, reuniones y bacanales varias, mientras instaban a la ciudadanía a recogerse en sus casas, embozalarse como perros peligrosos, denunciar a los críticos e inyectarse experimentos génicos inéditos hasta entonces. "Haced lo que yo diga, y no lo que yo haga" fue el lema de los que sabían de qué iba la película, pero fingían cuidar del sometido rebaño, al que aterrorizaban periódicamente con el anuncio de nuevas variantes que se sucedían a una velocidad desconocida en la historia de la virología.
"No lo imponemos nosotros -decían cínicamente- lo impone la ciencia", y gentes de nula cultura científica, que nunca indagaron en las flagrantes contradicciones del relato oficial, dispuestas a creerse que la gripe anual desapareció dos años seguidos para ser sustituida por una epidemia mundial con exactamente sus mismos síntomas -y de menor mortalidad- aceptaban la sistemática vulneración de sus derechos y cumplían religiosamente con las inauditas penitencias impuestas por pecados imperdonables como reunirse con la familia, respirar sin trabas o confiar en la eficacia de su sistema inmune.
Cuando empezó a vislumbrarse la gigantesca tomadura de pelo a que se habían sometido, paralizados por el miedo a lo inexistente, los pobres de espíritu y de raciocinio prefirieron mirar hacia otra parte, fingir que no había pasado nada grave y evitarse un examen de conciencia que hubiera resultado doloroso para su autoestima.
Los publicistas saben muy bien qué resortes movilizar, y probablemente andan ya preparando la próxima histeria colectiva que enriquezca y divierta a la élite parásita que los simples votan.
Solo que están tensando demasiado una cuerda que si se rompe les golpeará a ellos con una contundencia que ni imaginan. En algún momento será evidente no solo que el emperador está desnudo, sino que además es un miserable hijo de perra.
(posesodegerasa)
Hace mucho tiempo que dejé de pasar por el blog.
ResponderEliminarCuando me harté de todo todavía la gente se pinchaba "eso" que no sabemos muy bien para qué sirvió. Creo que fue a mediados de 2021 cuando, asqueado de todo, dejé de seguir las noticias y me retiré del mundo.
Poco a poco voy volviendo a hablar con la gente.
Me sorprende que ahora, cuando digo que yo no me vacuné, ya nadie se enfada ni me insulta. La misma que me increpaba por la calle por no llevar puesto un trapo en la cara o que me acusaban de asesino cuando decía que no me pensaba poner su puta dosis y que, a buen seguro, más de uno me hubiera partido la cara... ahora no dice nada, simplemente cambian de conversación. Qué mierda es todo.
Me alegro de ver que sigues al pie del cañón. Lástima que se hayan perdido los comentarios del blog, eran un testimonio interesante de aquellos tiempos.