La “otra cara de la moneda” discrepancias y sesgos en el análisis de Maldita Ciencia sobre el Informe del Congreso de EE.UU.
El artículo publicado por Maldita Ciencia titulado “Qué dice el informe del Congreso de Estados Unidos sobre la pandemia” presenta una evaluación del informe del subcomité de la Cámara de Representantes. No obstante, su análisis contiene varias inconsistencias, sesgos implícitos y omisiones que debo o señalar.
1. Sesgo de deslegitimación: Cuestionar la validez científica del informe
El artículo de Maldita Ciencia enfatiza reiteradamente que el informe del Congreso “no tiene propósito ni validez científica” porque no cumple con estándares académicos como la revisión por pares. Tal afirmación ignora el contexto y el propósito del documento: no se trata de un trabajo académico, sino de una evaluación basada en entrevistas, audiencias y revisión documental.
El hecho de que no pase por revisión por pares no descalifica automáticamente sus conclusiones. Muchos informes gubernamentales, incluidos los relacionados con crisis sanitarias, son herramientas legítimas para extraer lecciones y señalar problemas estructurales. Devaluar el informe por no ser "académico" omite su utilidad política y social.
Sesgo de autoridad académica, únicamente asume que solo las publicaciones revisadas por pares son válidas para evaluar la realidad científica, dejando de lado el valor de otras metodologías.
2. Contradicciones en la posición sobre el origen del covid
El artículo afirma que el informe concluye que el sars-cov-2 "probablemente surgió de una fuga de laboratorio", pero Maldita Ciencia lo desmiente afirmando que la evidencia científica sigue apoyando abrumadoramente un origen zoonótico. Aquí se ignora una cuestión clave: no hay, hasta la fecha, confirmación definitiva de ninguna de las hipótesis.
Mientras Maldita Ciencia desestima la posibilidad del escape de laboratorio como una teoría sin fundamento, en realidad, esta hipótesis es reconocida incluso por organismos internacionales como plausible y digna de investigación. Descartarla prematuramente demuestra sesgo de confirmación al privilegiar una hipótesis sin pruebas concluyentes.
3. Críticas al uso de mascarillas: omisiones relevantes
El artículo de Maldita Ciencia omite mencionar que el informe subraya la falta de datos sólidos utilizados para respaldar las políticas de uso generalizado de mascarillas en interiores en las etapas iniciales de la pandemia. Maldita Ciencia, aunque critica la conclusión del informe, no aborda los estudios contradictorios sobre la eficacia de las mascarillas en diferentes contextos (interiores vs. exteriores), lo que podría haber proporcionado una visión más equilibrada.
El artículo no aborda la falta de transparencia en la comunicación pública sobre sus limitaciones en exteriores. Este vacío en el análisis refuerza un sesgo de omisión, al excluir las críticas legítimas a la implementación y justificación de políticas en contextos poco efectivos.
4. Distanciamiento social: una evaluación incompleta
El informe del Congreso considera que la recomendación de distanciamiento social (los famosos "seis pies" “dos metros” “Metro y medio” dependiendo del país) fue arbitraria y no basada en evidencia sólida. Maldita Ciencia desestima esta conclusión al no profundizar en la base científica de esta medida ni en los antecedentes de cómo se estableció. Se limita a decir que fue una recomendación para proteger a la población sin evaluar los errores en su implementación.
Diversos estudios posteriores a la implementación de la distancia social han cuestionado la precisión de esta cifra (1.80 metros) como medida universal. Al no mencionar estas críticas, el artículo refuerza un sesgo de confirmación, defendiendo la política sin explorar posibles alternativas o fallos metodológicos en su definición.
5. Confinamientos: impacto subestimado
Maldita Ciencia describe los confinamientos como una medida que, aunque dañina, era necesaria para frenar la propagación del virus. Sin embargo, no menciona el consenso emergente sobre los efectos colaterales de estas medidas, incluidos los daños económicos, sociales y psicológicos, especialmente en las comunidades vulnerables.
El informe del Congreso destaca que los confinamientos prolongados tuvieron un "impacto inconmensurable" en la salud mental y la economía, algo que estudios independientes también han respaldado. La insistencia de Maldita Ciencia en justificar estas medidas sin reconocer sus consecuencias adversas demuestra un sesgo de proporcionalidad, al minimizar el daño en favor de un beneficio incierto.
6. Las vacunas: contradicciones ignoradas
El informe del Congreso presenta críticas a los mandatos de vacunación, argumentando que no impedían la transmisión del virus y señalando la aceleración de su aprobación como potencialmente peligrosa. Maldita Ciencia desestima estas críticas al destacar los beneficios de las vacunas en la reducción de hospitalizaciones y muertes, pero ignora las contradicciones inherentes en su análisis.
El artículo no aborda la falta de comunicación clara sobre sus limitaciones (como la transmisión). Además, la crítica sobre la rápida aprobación es un llamado a mejorar los estándares regulatorios, estudios de mediano y largo plazo de efectos adversos. Ignorar estos matices refuerza un sesgo de simplificación, al presentar cualquier cuestionamiento como un ataque generalizado a la vacunación.
7. Desacreditación política: un argumento sesgado
Maldita Ciencia subraya que el informe fue liderado por una mayoría republicana en el subcomité, en realidad eran 7 del partido republicano y 5 del partido demócrata, insinuando que las conclusiones podrían estar politizadas. Se puede considerar el contexto político, pero su crítica no aborda la posibilidad de que las conclusiones sean válidas independientemente de su origen.
Reducir el contenido del informe a una cuestión partidista es un sesgo de origen, que desestima el mensaje basándose únicamente en quién lo emite, en lugar de evaluar los datos y argumentos presentados.
Intentar desacreditar el informe con juicios que no se basan en los méritos intrínsecos de lo producido, sino en el contexto o las personas detrás de su creación es un fenómeno conocido como falacia genética, que es un error lógico que desestima o valida algo únicamente por su origen. Un caso frecuente en los verificadores de hechos se da cuando se rechazan artículos porque sus creadores o parte de ellos no están de acuerdo con el verificador.
El informe del Congreso fue creado por un equipo de 12 personas. De esos 12, siete republicanos tienen posiciones ideológicas, valores o trayectorias que no coinciden con la ciencia maldita. En lugar de analizar objetivamente el resultado final, la ciencia maldita decide desestimar el trabajo en su totalidad basándose únicamente en la presencia de esos siete individuos. Aquí es donde entra en juego la falacia genética: el juicio no se centra en lo que representa o logra el informe, sino en quiénes participaron en su creación. Este tipo de razonamiento tiene implicaciones significativas, tanto a nivel lógico como ético:
La Trampa del Origen: Un Juicio Sesgado La falacia genética se basa en la idea errónea de que el valor de algo puede ser reducido exclusivamente a su origen. En este caso, el origen está representado por los creadores. Sin embargo, este razonamiento ignora que una obra colaborativa es más que la suma de sus partes. Las contribuciones individuales pueden ser diversas y complementarias, y el producto final puede trascender las diferencias ideológicas o personales de quienes lo hicieron posible.
El Sesgo Endogrupal: Afinidad vs. Calidad. Este tipo de rechazo también puede estar influido por el sesgo endogrupal, que lleva a valorar más positivamente a quienes comparten ideas o pertenencias a un partido y a desconfiar automáticamente de quienes forman el frupo de los republicanos. En este caso, los siete republicanos “no alineados" con maldita, son vistas como una amenaza o un motivo suficiente para invalidar todo el esfuerzo colectivo. Este sesgo reduce la capacidad crítica y fomenta una visión polarizada del mundo. Esto no solo empobrece el debate cultural e intelectual, sino que también refuerza divisiones innecesarias.
El valor del informe debería evaluarse desde su impacto y contenido, no desde quiénes participaron en el.
Maldita no analiza los méritos intrínsecos: ¿El informe cumple con su propósito? ¿Es innovador? ¿Aporta algo valioso? Estas preguntas son las que deben guiar nuestro juicio.
Cuestionar los prejuicios: Reflexionar sobre por qué quieren que rechacemos el informe puede ayudarnos a identificar si estamos siendo justos o si estamos dejando que nuestras afinidades personales nublen nuestro juicio.
Conexión Falsa: Algunas de las manifestaciones que hace maldita no reflejan con precisión el contenido del informe, lo que genera malentendidos y perpetúa la desinformación.
Polarización y Sesgos: maldita ciencia en realidad presenta una ausencia de argumentos sustantivos que pretenden reforzar narrativas ideológicas al apelar a emociones o creencias preexistentes, especialmente en temas políticos, fomentando divisiones y desinformación.
8. Falta de autocrítica mediática
El informe critica el papel de los medios de comunicación como vehículo para reforzar las narrativas oficiales, lo que ha generado desconfianza ciudadana. Maldita Ciencia, como parte de este ecosistema mediático, no aborda estas críticas ni reflexiona sobre su propio papel en la promoción de ciertas narrativas durante la era del Covid.
Este silencio constituye un sesgo de auto exoneración, al evitar cuestionar su posición como actor relevante en la difusión de información potencialmente limitada o sesgada.
Los verificadores, curiosamente, nunca verificaban las trolas que el gobierno soltaba y que, al parecer, nunca despertaron su suspicacia |
Un análisis insuficiente y polarizado
El artículo de Maldita Ciencia presenta múltiples sesgos que limitan su capacidad de ofrecer una visión equilibrada. Al desestimar las críticas legítimas y omitir matices importantes, refuerza una narrativa binaria en la que cualquier cuestionamiento de las políticas adoptadas se interpreta como negacionismo o desinformación.
Para fomentar un debate genuino, es necesario superar estas limitaciones y abordar las difíciles preguntas que plantea el informe con rigor y apertura. Por motivos como los reseñados Mark Zuckenberg ha decidido prescindir de los Fact Checkers, o verificadores de la verdad en español. Zuckerberg anunció cambios significativos en Meta, enfocándose en la libertad de expresión en Facebook, Instagram y Threads. Introduce "Community Notes" para que los usuarios verifiquen la información en lugar de verificadores de datos. Meta va a depender cada vez más de los usuarios para la moderación. Los cambios buscan mejorar la relación con Donald Trump y favorecer un ambiente menos moderado en las plataformas. Al eliminar la asociación con verificadores de hechos externos, adopta un enfoque similar al de Elon Musk con X (antes Twitter).
La historia, desde la gripe española hasta la era del Covid, nos enseña que el miedo y la propaganda han jugado a menudo un papel tan importante como las intervenciones médicas.
El informe del Congreso de Estados Unidos deja muy claro que la próxima vez que nos digan que "lo principal es el pánico", deberíamos detenernos y preguntarnos: ¿quién se beneficia de este miedo?
Más allá de la propaganda, la otra cara de la historia: Lo que hemos aprendido de la era Covid
· El informe del Congreso de EE.UU. sobre la pandemia tiene aspectos valiosos, pero no es infalible. Aunque el informe identifica problemas reales como la censura y el manejo deficiente de la pandemia, sus conclusiones deben ser cuestionadas con rigor.
· La afirmación de que las vacunas COVID-19 salvaron millones de vidas no está respaldada por datos concluyentes.
Dicha afirmación se basa en modelos matemáticos con supuestos discutibles, ignorando factores como la evolución natural de los virus y la supervivencia de millones de no vacunados sin complicaciones graves.
La evolución natural de los virus explica el descenso en la mortalidad.
Los virus tienden a volverse menos letales con el tiempo, como se observó con la gripe española, donde la mortalidad disminuyó significativamente sin vacunas en el segundo año.
Los efectos adversos graves de las vacunas han sido minimizados.
Desde mi experiencia médica, he atendido numerosos casos de efectos adversos serios tras la vacunación, mientras que los pacientes no vacunados no han presentado problemas similares, una realidad que debe incluirse en el debate público.
La propaganda ha moldeado la narrativa dominante sobre las vacunas.
Los gobiernos, la industria farmacéutica y los medios han repetido sin cuestionar la idea de que la OMS o las vacunas son la única salvación posible, utilizando el miedo y la censura para limitar el debate crítico.
· Los fact-checkers no son neutrales ni confiables. En muchos casos, los verificadores de hechos han actuado con sesgos políticos, censurando voces legítimas y contribuyendo al descontento público con la información oficial.
La decisión de Zuckerberg de reemplazar los fact-checkers por Community Notes marca un cambio importante. Zuckerberg reconoció que los fact-checkers eran políticamente parciales y dañaron la confianza pública, por lo que ha apostado por un enfoque basado en la colaboración comunitaria.
La censura durante la pandemia fue un error que erosionó la confianza.
Restringir el debate y silenciar a expertos médicos especialistas y científicos que someten la ciencia a la falsabilidad y la razón crítica, limitó el aprendizaje colectivo y fomentó un clima de desconfianza hacia las instituciones sanitarias.
El enfoque en las vacunas como única solución ignoró estrategias complementarias.
Medidas no farmacológicas, atención médica temprana y el fortalecimiento del sistema inmunológico se dejaron de lado en favor de una narrativa centrada exclusivamente en las vacunas.
Cuestionar las narrativas dominantes no es anti-ciencia, sino pro-ciencia.
La ciencia avanza al cuestionar dogmas y al promover el debate abierto. Es esencial mantener una actitud crítica hacia cualquier afirmación que no sea respaldada por datos sólidos e independientes.
Cuestionar la narrativa impuesta por la fuerza, mediante la censura previa a médicos y científicos, es una llamada a un debate honesto y a una evaluación equilibrada de los datos. Solo así se podrá construir un sistema de salud pública que verdaderamente priorice el bienestar de las personas por encima de los intereses políticos o corporativos. Porque lo cierto es que la ciencia no avanza aceptando dogmas, sino cuestionándolos. De este modo, podremos avanzar hacia políticas de salud pública más éticas, efectivas y basadas en evidencias sólidas.
(Fuente: https://nataliaprego.substack.com/)
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