martes, 11 de marzo de 2025

11-M: ¿A QUIÉN LE IMPORTA LA VERDAD?



El 11/M de 2004, diez bombas explosionaron al mismo tiempo en cuatro trenes de trabajadores que llegaban a la estación de Atocha en Madrid para iniciar su jornada. Es la mayor masacre terrorista de Europa: 193 muertos y más de 1.750 heridos.

La matanza fue el resultado de una doble combinación de intereses contrapuestos: el del gobierno del PP, cuyas maniobras para engañar a la población dieron toda clase de facilidades a la mano negra que lo ejecutó, y los de las "cloacas" secretas del Estado, que facilitaron al núcleo duro del PSOE la información privilegiada que les permitió capitalizar la indignación popular desatada. Vayamos por partes:

Los servicios secretos (las "cloacas del Estado", en expresión de Felipe González) se habían movilizado para desbaratar la que el PP consideraba su jugada maestra para ganar de calle unas elecciones en que todas las encuestas les favorecían: el desbaratar de nuevo un atentado terrorista masivo contra una estación de tren, algo que ya había ocurrido la navidad del 2002 cuando se interceptó la llamada "caravana de la muerte" de ETA, destinada a volar la estación de Chamartín.

El plan de Aznar era presentar ante la opinión pública el doble éxito de frustrar un macro-atentado en vispera de las elecciones generales y la detención de toda la cúpula de la banda terrorista. El segundo objetivo estaba fijado para el 12-M, lo que nos hace sospechar que ésa era la fecha en que se había previsto la escenificación del previo "gran éxito" anti-terrorista de Interior. Solo que el escenario que se había diseñado para tal fin les estalla en las manos un día antes, lo que genera una reacción de pánico en la cúpula del gobierno, que a partir de ese momento se entrega de un modo autista a repetir la consigna "Ha sido ETA" sin ser capaces de analizar lo que realmente ha sucedido.

Lo que ha sucedido es, sencillamente, que el "aprendiz de brujo" Aznar, intentando jugar electoralmente la baza del terrorismo (que tanto respaldo le dio en el pasado, empezando por aquél extraño "atentado" contra él cuando era jefe de la oposición), apostó por una estrategia que se le fue de las manos, algo que ni en ese momento, ni nunca, puede reconocer. Una vez que las circunstancias le sobrepasan, ni puede admitir la verdad ni tiene una explicación alternativa que ofrecer a la ciudadanía.

Quién sí la tiene es el núcleo duro PRISA-PSOE: a primera hora de la noche del día siguiente al atentado, Margarita Robles, ex-secretaria de Estado de Interior con Felipe González, conversa ampliamente por teléfono con la juez antiterrorista francesa Laurence Le Vert, casada con un masón grado 33, quien la avisa de que al día siguiente se iban a producir detenciones de células islamistas. Robles informó inmediatamente a José Blanco, secretario de Organización del PSOE en la oposición, que se encontraba cenando con Alfredo Pérez Rubalcaba y otros destacados socialistas. La información procedía del marido masón de la juez, muy relacionado con los servicios secretos españoles.

La información recibida pone en marcha la estrategia de presentar los atentados como la venganza de una célula terrorista autónoma vinculada a Al Qaeda por el respaldo de Aznar a la invasión de Iraq. El aprovechamiento de una "versión oficial" que se les da hecha desde altísimas instancias del poder mundial lleva a algunos de los voceros del PSOE a completarla atolondradamente con lo que consideran que es coherente con la información privilegiada que poseen, como cuando Rodríguez Zapatero proclama en la radio que se han hallado restos de terroristas suicidas, algo que luego ni se molestará en desmentir, sino directamente en fingir que no ha sucedido, y que Iñaki Gabilondo, servilmente, nunca le recordará.

Y aquí es donde la fabricación de "pruebas" para apuntalar la versión oficial se desliza por unos terrenos increíblemente chapuceros pero que, aún así, cuelan, más que nada porque en la España del siglo XXI todavía es verdad lo que decía Unamuno de aquí solo utilizamos la cabeza para embestir. La principal, la mochila de Vallecas, salida de la nada, o más bien improvisada para sustituir al señuelo previo que fue explosionado por los Tedax en la calle Tellez, y que dirigió la investigación hacia unos cabezas de turco condenados a asumir ante la opinión pública el papel de autores materiales, confidentes y pequeños traficantes absolutamente "occidentalizados" a quienes se presentó como fanáticos "yihadistas".

La mochila, incapacitada para explotar, contenía metralla, cuando en los cadáveres del 11-M no se encontraron restos ni de metralla, ni de clavos ni de tornillería. Su primera fotografía apareció en la prensa norteamericana, no en la española. No provenía del pabellón de Ifema donde fue a parar todo lo hallado en el escenario de las explosiones. Ninguna investigación seria la habría tenido en cuenta, pero hablamos de una España donde la lucha por el poder político no para mientes en sutilezas.

Toda la estrategia policial dio por válida la utilización de teléfonos móviles para hacer explosionar las bombas, y tirando del hilo de las tarjetas se cargó el muerto a una delirante trama de pequeños delincuentes marroquíes que fueron "suicidados" en el piso de Leganés, única acción en toda la historia de los GEO en que éstos sufren una baja y única acción del cuerpo que no es grabada en vídeo. Otra singularidad más que añadir a la historia.

El juicio del 11-M fue una pantomima encomendada al juez menos profesional que uno pueda imaginar, un Gómez Bermúdez cuya función fue la de apuntalar la imputación contra unos hombres de paja que ya no podían defenderse, y dejar intactos a los culpables. Pocos jueces hubieran sido capaces de inhibirse ante la increíble actuación del nefando Juan Jesús Sanchez Manzano, entonces jefe de los TEDAX de la Policía Nacional (responsable de la custodia de los trenes y demás pruebas de las explosiones que evitó que la Policía Científica hiciese su trabajo, asumiéndo un mando que no le correspondía), y a quien su falso testimonio en sede judicial, incumplimiento del deber y ocultación de pruebas no solo le han salido gratis, sino que su posterior carrera solo puede entenderse como la recompensa por imposibilitar materialmente toda explicación alternativa a la "verdad oficial". Algo que comparte con el juez del caso, antes reconocido por lo que no hizo que por lo que hizo.

En una entrevista publicada en EL MUNDO hace once años Gómez Bermúdez se retrataba como dotado de una zafiedad intelectual indigna de un letrado, salvo en este país en que los fiscales hacen de abogados y los jueces de malabaristas: miente al negar las promesas de justicia que hizo a familiares de las víctimas, afirma no saber quién ordenó el atentado ni haberse molestado en aclararlo, afirma que daría igual que el explosivo utilizado el 11-M hubiera sido Titadyn en vez de Goma2-ECO, considera irrelevante la destrucción de pruebas a que se procedió inmediatamente después del atentado y juzga como solamente "inoportuna" la publicación de un libro sobre el juicio sobre quien entonces era su mujer, Elisa Beni, como si el panfleto hubiera sido escrito a sus espaldas.

En manos como las de este "peculiar" sujeto está la llamada "Justicia" en este país.

Que la versión oficial del 11-M es un hatajo de mentiras lo sabe todo aquél que se ha molestado en contrastar la información oficial con la que unos pocos investigadores independientes han logrado arañar a un monolítico discurso oficial que no funciona sin la credibilidad ideológicamente asentada del español medio, siendo acusados por quiénes califican la búsqueda de la verdad como "remover la mierda". Los promotores del "¿Quién ha sido?" hace tiempo que dejaron su pregunta en el aire, dado que el beneficio que les reportó plantearla en su momento fue recibido con creces. Los que mintieron a la opinión pública saben que la verdad les sería dañina, por lo que prefieren quedar como torpes antes que ver su maquiavélico plan de engaño al electorado expuesto. En un país en que los partidos se han convertido en gestores de sobornos y máquinas de hacer negocio, ninguno de los dos asentados tiene interés en que la verdad salga a la luz.

A la pregunta que encabeza este artículo hay que responder que la verdad solo parece interesar ya a los familiares de las víctimas y a algunos "outsiders" que hacemos nuestro el viejo lema "antes la verdad que duele que la mentira que consuela". Los primeros ya saben el escarmiento que aguarda a quien va demasiado lejos en su demanda de verdad: ahí está el caso de Fernando García, padre de una de las niñas asesinadas en el ritual satánico de Alcasser,  y condenado a prisión. Los segundos sabemos los riesgos que corremos, pero quien no se arriesga no está vivo.

Si hay una constante en todos los medios que han investigado con mayor o menor determinación lo que ocurrió hace hoy 21 años es haberse detenido ante la "línea roja" que hay que traspasar para llegar a la verdad. El miedo, la conveniencia o el vértigo han podido más que el teórico compromiso con la información. Porque si existe un denominador común es el de silenciar lo que ocurrió inmediatamente antes de los atentados.

Y lo que ocurrió fue el llamado "ejercicio CMX 2004" de la OTAN, un simulacro que, una vez más, sirve de ensayo previo a un atentado real producido cuando su viabilidad ya ha sido testada. Ocurrió el 11-S, el 7-J, y, por supuesto, el 11-M. Los lectores de este blog ya saben cómo van estas cosas, así que espero que me perdonen la autocita:

"... hay que recordar la información, contrastada pero poco difundida, de que un dia antes de la materialización de los atentados la O.T.A.N. realizó en suelo español un simulacro de atentado sobre la hipótesis de un ataque de Al Quaeda que provocaría 200 muertos. El ejercicio, cuyo contenido es confidencial, se denominó “CMX 2004 de gestión de crisis” y en él participaron los 19 países aliados (y, por primera vez, los siete candidatos del Este de Europa que preparaban su adhesión a la OTAN).

Se trató, como es habitual en los ejercicios anuales CMX, de una batalla de papel en la que no hubo movilización real de tropas ni policías, pero sí un cruce oficial de órdenes y reuniones al más alto nivel para tomar supuestas decisiones de coordinación y respuesta. Este proceder facilitó la desactivación de los protocolos de seguridad habituales en los servicios de seguridad de los países anfitriones del simulacro.

De hecho, España permitía por primera vez el libre movimiento de agentes del servicio secreto de EE.UU. por el territorio nacional sin que su intercepción por parte de la policía o de servicios de seguridad españoles diera lugar a otra cosa que a su identificación como parte del ejercicio de la OTAN y su inmediata puesta en libertad.

En una palabra, comandos incontrolados -algunas fuentes hablan de mercenarios israelíes- que solo respondían ante una potencia extranjera pudieron moverse por Madrid con total libertad. Creo que es fácil adivinar para qué aprovecharon dicha libertad.

Además, el coordinador en la Alianza y jefe de la División de Inteligencia es el estadounidense Richard Sentner, que en 2003, había asistido a una reunión en Madrid en la que el director del Centro Nacional de Inteligencia, Jorge Dezcallar, resaltó que existía un peligro creciente de atentados de Al Qaeda en los países que estaban apoyando a EEUU en la Guerra de Irak, “mostró su preocupación porque se produjeran en España” (parece que más bien estaba marcando el objetivo).

Responsabilizar al terrorismo islamista de lo sucedido fué lo más sencillo de toda la operación: la policía tenía infiltradas a varias redes de pequeños traficantes marroquíes a los que era fácil presentar como fanatizados "yihadistas" (sobre todo después de que el "suicidio de Leganés" les dejara sin derecho a réplica).

Culpar a estos "hombres de paja" posibilitaba el cubrir a los verdaderos autores. La clave del éxito de la operación pasaba por la fabricación de un falso señuelo (la mochila de Vallecas) y la ocultación de la presencia de un explosivo militar (C3 o C4) en los vagones, desguazados a toda prisa y sin que se guardasen muestras fiables que pudieran desbaratar la versión oficial. El juicio de la Casa de Campo fué la estudiada pantomima que dio solidez ante la opinión pública a una versión oficial esencialmente improvisada para ocultar una verdad que ni el P.P. ni el P.S.O.E. podían asumir (lo que, al menos "a posteriori", ha convertido a ambos partidos en cómplices de una conjura que implica delitos tan graves como la omisión del deber de perseguir crímenes, falso testimonio y encubrimiento por ocultación y destrucción de pruebas)".



La verdad por definición, es lo que nadie va a creer nunca. Puedo difundir esta información sabiendo que nadie me va a "molestar" por ello, ... puesto que hacerlo sería como confirmarla. Y ser desacreditado no me preocupa.

Me preocupa la pasividad acrítica con que el ciudadano acepta la versión oficial, por insostenible que sea, de hechos que le convierten en rehén de guerras secretas, la resignación con que renuncia a una verdad a la que tiene derecho, la aceptación de que le van a mentir y aún así participa de una pantomima en la que siempre va a ser burlado. Quienes decimos que dos y dos son cuatro somos "conspiranoicos de mierda" a los ojos de un rebaño que Orwell retrató con visionaria precisión hace ya casi 80 años, perpetuos menores de edad que nunca querrán pensar por sí mismos, puesto que no quieren saber que hay versiones alternativas al discurso oficial, mucho más coherentes con los hechos.

El astuto masón Rubalcaba convirtió el "mantra" de "Los españoles no merecen un gobierno que les mienta" en el leit-motiv de su campaña de aprovechamiento de un respaldo electoral que los poderes en la sombra le regalaron en su día. Tal vez los españoles no merecieran un gobierno mentiroso, pero, ganase quien ganase las elecciones de 2004, lo iban a tener.

Todas las voces críticas parecen haber asumido con fatalismo que la verdad queda para los historiadores del mañana. Pero ahora que el retorno de Trump a la presidencia de EE.UU. ha propiciado un decidido revisionismo que pretende sacar a la luz oscuros secretos de estado, como los relacionados con el asesinato del presidente Kennedy o el listado de la clientela de Epstein, sería el momento de solicitar a la administración del hombre de pelo naranja la desclasificación de los documentos que dan cuenta del crimen cometido contra nuestros conciudadanos aquel nefasto día. Los que no nos resignamos a las mentiras del poder seguimos queriendo conocer la verdad. El malestar que crea la intuición de que las vidas de nuestros conciudadanos fue la moneda de cambio para el logro de oscuros fines geoestratégicos se ha cronificado en nuestras mentes y corazones como una enfermedad moral de difícil tratamiento, que dudo que desaparezca mientras quede con vida uno solo de los ciudadanos a los que el espanto golpeó aquella dantesca mañana de marzo.

(posesodegerasa)

7 comentarios:

  1. Le pedimos al trum-ass, desclasifique el asesinato de Carrero, Palomares etc

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Segurísimo que es una prioridad en
      su AGENDA.
      No lo dudes.

      Eliminar
  2. Buscador
    Querido Poseso, desde que te sigo, y de esto hace ya muchos años, en lo referente al maldito día del 11M, siempre has expuesto tu opinión y todos los enlaces e investigaciones sobre aquella mentira, yo solía opinar también sobre las palabras del Juez Bermúdez, la guerra del relato entre los confidentes de la policía nacional y la guardia civil, entre otros que en mi opinión participaron, las pruebas falsas como el la furgoneta blanca con la mochila y el Corán, como siempre, y demás cosas que hoy me voy a ahorrar, ya lo haces tú y lo haces mejor que yo, me alegro de que este año seas igual de coherente y tus palabras motivan a buscadores como yo y sobre todo, a muchos que no creyeron ni por asomo en la "versión oficial" que si fuéramos todos menos idiotas mentales, se vería las contradicciones en el mismo panfleto que los listos llaman, "versión oficial", siguen cumpliendo condena 23 individuos que aún no saben que hacen metidos en la cárcel y saldrán y ni lo sabrán, solo había que ver sus caras en el juicio, en fin, cuando sucede un crimen en EEUU las culpas son del negro, cuando suceden aquí las culpas al moro... crimen resuelto.

    ResponderEliminar
  3. Supongo que interesa a la Historia, no al Relato.
    Hay mucha gente implicada y estamos entrando en zona de prescripción... cuando escriban la Historia seguramente habrá datos suficientes... pero primero escribirán la del siglo XX, cuando sea legal atenerse a los datos

    ResponderEliminar
  4. Recuerdo grabado a fuego ese DÍA en mi MEMORIA.
    No lo olvidaré mientras viva.
    En lo personal y mundial.
    Para mí,es una FECHA IMPORTANTE.

    ResponderEliminar
  5. Parece que el decidido revisionismo del mesías Trump en esta segunda llegada no va a llegar a nada, como era de esperar.

    "una “fuerza” está actuando sobre la administración Trump para evitar la publicación de los documentos de JFK y Epstein."

    Tucker Carlson dicit.
    https://x.com/AFpost/status/1899349344761135367

    ResponderEliminar
  6. Ni E.T.A.
    ni Al Qaeda...

    11 (ONCE)

    https://www.google.com/amp/s/www.lavozdegalicia.es/amp/noticia/espana/2007/03/18/hora-mochila-numero-13/0003_5641928.htm%3futm_campaign=amp

    13 (TRECE)

    https://www.google.com/amp/s/www.eldiario.es/madrid/somos/33-monumentos-homenajes-victimas-11m-madrid-vital-memoria-pueda-tocar-permanezca_1_10923802.amp.html

    33 (TREINTA Y TRES)

    https://patrimonioypaisaje.madrid.es/portales/monumenta/es/Monumentos-y-Edificios-Singulares/Monumentos/Estanque-del-Bosque-de-los-Ausentes/?vgnextfmt=default&vgnextoid=ac88091d1b9c4510091d1b9c45102e085a0aRCRD&vgnextchannel=8fac3cb702aa4510VgnVCM1000008a4a900aRCRD

    (Buscad "Galería de imágenes" y en la última foto veréis el ojo de los autores, en el Bosque de los Ausentes).
    11/13/33
    👁

    ResponderEliminar