jueves, 22 de mayo de 2025

LO QUE NUNCA SE HABÍA DICHO: EL TESTIMONIO DEL DR. JUANJO MARTÍNEZ ANTE EL PARLAMENTO VASCO




El Dr. Juanjo Martínez, médico especialista en cirugía digestiva, miembro desatacado de Médicos por la Verdad y del grupo Iparra, ofreció un testimonio directo, crítico y valiente ante la comisión de salud del Parlamento Vasco. Su intervención desmonta, punto por punto, muchas de las medidas adoptadas durante la pandemia de COVID-19, poniendo en tela de juicio su fundamento científico y denunciando el silencio mediático y político que impidió un verdadero debate plural y técnico sobre la gestión sanitaria.

Afirmó que:

1. Las medidas sobre salud pública adoptadas se tomaron sin respaldo de evidencia sólida.

El dr Juanjo Martínez comenzó señalando que ninguna de las medidas adoptadas contó con aval científico o médico. Asegura que existen estudios y publicaciones serias que contradicen las decisiones tomadas, pero que nunca fueron consideradas por las autoridades:

"Todo lo que vamos a exponer está refrendado por trabajos científicos de calidad y organismos oficiales".

"No lo van a ver en ningún medio de comunicación habitual."

2. La censura y ausencia de debate silenciaron las voces críticas.

El Dr. Martínez denunció que sus intentos de llevar esta información a la televisión pública vasca fueron sistemáticamente rechazados. Ni siquiera se permitió un debate científico.

"Solicitamos un debate científico … no se ha consentido nunca, con la excepción del debate que hicimos Médicos por la Verdad en la clave cultural, en el que la ex ministra Carcedo, se levantó a los pocos minutos, cuando empezamos a nombrar los efectos adversos y las consecuencia de las vacunas covid (minuto 54 del vídeo)":



3. Se impusieron medidas draconianas ignorando las graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas:

3.1.- Confinamiento masivo: una medida sin precedentes y sin fundamento


Por primera vez en la historia de la medicina, se confinó a toda una población, incluidos los sanos y jóvenes. Martínez lo califica de medida sin lógica médica y con consecuencias graves.

"Jamás se había confinado a toda la población … se hizo sin criterio médico alguno."

"Fue ineficaz y contraproducente, sanitaria y económicamente."


3.2.- Distanciamiento social: sin base

Juanjo Martínez criticó el “distanciamiento social” como una medida arbitraria, basada en sugerencias de dudosa fundamentación y adoptada sin respaldo experimental claro.

"Una medida absurda, sin dundamento científico"

3.3.- Mascarillas: ausencia de evidencia, presencia de efectos secundarios

Aseguró que no existen estudios científicos de calidad que respalden el uso generalizado de mascarillas para prevenir la transmisión. Apunta además a efectos secundarios de los que nunca se habló.

"Ni la OMS ni el Centro Europeo de Control de Enfermedades lo recomendaron."

"Nunca se habló de sus efectos secundarios, y los tiene: a corto, medio y largo plazo."


3.4.- Cierre de la atención primaria: una decisión inexplicable

Una de las críticas más graves fue contra el cierre de ambulatorios, medida que colapsó hospitales y agravó el estado de salud de muchos pacientes.

"Cerraron la principal fuente de atención en salud durante una pandemia."

"No tiene sentido médico, solo político."

"¿Cuál es la diferencia entre un médico de ambulatorio y uno de urgencias? Ninguna."


4. La prueba PCR: usos indebidos y falsos positivos

Aquí Martínez lanzó una crítica técnica directa al mal uso de la PCR, señalando que esta prueba no es un diagnóstico en sí mismo, sino, según la misma OMS, un complemento. Criticó el número excesivo de ciclos utilizados, lo que multiplicó los falsos positivos.

"La PCR no sirve para diagnosticar enfermedades por sí sola."

"Con más de 35 ciclos, hasta el 97% de los positivos pueden ser falsos."

"En Euskadi se hacían hasta 40 o 45 ciclos."



¿La PCR para diagnosticar covid? Análisis crítico del protocolo de Corman y Drosten

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, la prueba PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) se erigió como el estándar de oro en el diagnóstico del SARS-CoV-2.

La amenaza de los falsos positivos y su impacto en la sociedad durante la pandemia de COVID-19

Durante los primeros meses de la pandemia de covid-19, el uso masivo de las pruebas PCR se convirtió en una herramienta para controlar la propagación del covid. Sin embargo, un aspecto técnico crucial que fue subestimado en los protocolos iniciales fue el número de ciclos de amplificación (CT o ciclo umbral) utilizados en las pruebas PCR. Este aspecto tiene implicaciones profundas en la precisión del diagnóstico, y, en consecuencia, en las decisiones tomadas a nivel global.

El número de ciclos es fundamental en una prueba PCR porque indica cuántas veces se amplifica el material genético de una muestra antes de considerar que se ha encontrado una cantidad suficiente para detectarse como positiva. En términos simples, se pueden imaginar los ciclos como una lupa que aumenta gradualmente la visibilidad de un objeto diminuto. Cuantos más ciclos se realicen, más amplificado estará el material, lo que aumenta la posibilidad de detectar incluso las pequeñas trazas de material genético del virus.

¿Cómo funciona la PCR?

La PCR es una técnica que se usa para hacer copias del material genético, en este caso, del virus. Si el virus está presente en una muestra, las copias de su material genético se hacen a través de ciclos repetidos. Cuantos más ciclos de amplificación (CT o ciclos de umbral) se realicen, más copias de ese material genético se generan.

Cada ciclo de PCR duplica la cantidad de material genético disponible en la muestra. Por ejemplo:

Ciclo 1: Si empezamos con una sola copia de material genético del virus, después del ciclo 1 tendríamos 2 copias.

Ciclo 2: Después de 2 ciclos, tendríamos 4 copias.

Ciclo 3: Después de 3 ciclos, 8 copias.

Y así sucesivamente.

La relación es exponencial, es decir, el número de copias que obtenemos a partir del original se duplica en cada ciclo.

Después de 45 ciclos, una sola copia del virus se ha multiplicado hasta alcanzar más de 35 billones de copias (35,184,372,088,832 copias).

Ahora, volvamos al concepto de que el sistema inmune puede eliminar una única réplica del virus. En general, para que una persona se enferme y desarrolle síntomas graves, se necesita una carga viral suficientemente alta para que el virus se multiplique en el cuerpo y cause daño.

Una sola réplica del virus no sería suficiente para desbordar el sistema inmunológico o causar una enfermedad grave. Se estima que se necesitan al menos 100,000 réplicas para que el sistema inmune no pueda combatirlo rápidamente y para que el covid pueda empezar a propagarse y multiplicarse en el cuerpo, causando infección. Este es un número mucho más alto que 1 sola copia.

A partir de lo que hemos calculado:

Si una sola réplica del virus puede multiplicarse a más de 35 billones de copias con 45 ciclos de PCR, entonces incluso una cantidad mínima de virus (que podría no estar causando una infección activa) puede ser detectada en la prueba.

Sin embargo, una sola réplica del virus no sería suficiente para causar enfermedad. Se necesitarían cientos de miles de réplicas (al menos 100,000) para que el virus pueda superar las defensas inmunológicas del cuerpo y comenzar a replicarse de manera significativa.

Esto pone de relieve uno de los problemas clave con el uso de ciclos de PCR altos, que pueden detectar cantidades mínimas de material genético que no necesariamente indican una infección activa o contagiosa. Un diagnóstico basado en estas detecciones puede llevar a decisiones de salud pública incorrectas, como imponer cuarentenas a personas que no están realmente infectadas o que ya han superado el covid.

Por lo tanto, la sensibilidad de la PCR, particularmente en ciclos altos, es un arma de doble filo: mientras que permite detectar el covid incluso en niveles muy bajos, también aumenta el riesgo de diagnósticos erróneos y consecuentemente tratamientos erróneos que pueden tener consecuencias negativas a nivel individual y social.

Falsos positivos: Un riesgo bajo la lupa de los ciclos altos

En un contexto donde los ciclos eran elevados -frecuentemente por encima de 35, e incluso hasta 40 o más- la probabilidad de falsos positivos se incrementaba exponencialmente. ¿Qué implica esto para las personas y la sociedad? Como queda dicho, los falsos positivos ocurren cuando una persona es diagnosticada como infectada, aunque en realidad no lo esté, ya que su muestra contiene restos de material genético viral que no provienen de un virus activo. Estos falsos positivos pueden tener múltiples orígenes:


Material viral fragmentado: En algunas personas, el ARN viral puede persistir en el organismo incluso después de que la infección haya pasado, especialmente en individuos que ya se han recuperado o tienen infecciones muy leves.

Reacción cruzada con otras partículas: A veces, los primers de la PCR pueden reaccionar con fragmentos de material genético de otros virus o incluso de partículas biológicas no virales, lo que lleva a un diagnóstico erróneo.

Efectos de la carga viral baja: En ocasiones, los pacientes con cargas virales muy bajas, es decir, aquellos que no están transmitiendo activamente el virus, pueden ser diagnosticados como positivos. Esto no implica que puedan infectar a otros, pero su diagnóstico puede desencadenar una serie de consecuencias innecesarias.

La cascada de consecuencias: Decisiones políticas y medidas abusivas

La alta tasa de falsos positivos no solo afectó la precisión de los diagnósticos, sino que tuvo consecuencias profundamente humanas y sociales. En muchos países, un diagnóstico positivo de covid llevó a la imposición de medidas restrictivas y punitivas, que resultaron ser no solo innecesarias sino, en muchos casos, profundamente injustas e ineficaces.

1.- Cuarentenas obligatorias: Millones de personas fueron forzadas a pasar largos períodos en cuarentena, sin estar realmente infectadas, lo que causó no solo trastornos físicos y emocionales, sino también un impacto económico devastador. Familias enteras fueron separadas, trabajadores fueron enviados a sus casas, y se impuso un estrés psicológico severo sobre miles de individuos que, en su mayoría, no representaban un riesgo de contagio.

2.- Estigmatización social: Las personas diagnosticadas como positivas enfrentaron una creciente estigmatización, especialmente cuando la prueba PCR, con un ciclo alto, simplemente detectaba ARN viral residual o no infeccioso. Esto generó una discriminación social injustificada, ya que muchos de esos "positivos" no eran contagiosos, pero aún así, eran tratados como potenciales fuentes de infección.

3.- Desconfianza en las autoridades sanitarias: A medida que los falsos positivos se acumularon y las restricciones no siempre fueron consistentes o basadas en pruebas concluyentes, creció la desconfianza pública hacia las autoridades de salud y las políticas gubernamentales. Esto no solo afectó el cumplimiento de las normas sanitarias, sino que también obstaculizó esfuerzos legítimos para educar a la población sobre el manejo del virus.

4.- Saturación del sistema de salud: Los falsos positivos, al generar un número elevado de casos no infecciosos, contribuyeron a la sobrecarga de los sistemas de salud. Las camas hospitalarias, los recursos de atención médica y el tiempo de los profesionales de salud fueron malgastados en personas que no requerían intervención urgente, lo que afectó a aquellos realmente necesitados.

El impacto psicológico y emocional en las personas

Uno de los aspectos más devastadores de los falsos positivos fue el daño emocional y psicológico que causaron. La incertidumbre, el miedo y la ansiedad se convirtieron en compañeros constantes para aquellos que, al recibir un diagnóstico erróneo, fueron aislados de sus seres queridos, a menudo sin tener síntomas y sin saber si realmente estaban enfermos. Para muchas personas, ser diagnosticadas erróneamente no solo significaba una cuarentena obligatoria, sino también un sentimiento de alienación y culpa. Aquellos que, por ejemplo, eran diagnosticados como positivos y luego fueron obligados a someterse a medidas draconianas, como pruebas repetidas o aislamiento en instalaciones no adecuadas, experimentaron un nivel de angustia que trascendía la mera incertidumbre sanitaria.

Además, la familia y los amigos de aquellos diagnosticados como positivos también experimentaron un fuerte estrés emocional, ya que la situación de cuarentena o confinamiento afectó no solo la vida de quienes supuestamente estaban enfermos, sino también la de todos los involucrados. El sufrimiento compartido por familias y comunidades fue, a menudo, desproporcionado al riesgo real que representaba la infección.

El estudio de Corman y Drosten, publicado en enero de 2020, cuyo protocolo PCR fue aclamado como la referencia global, ha estado en el centro de la controversia. Un análisis independiente en septiembre de 2020 reveló múltiples fallos científicos que no fueron adecuadamente abordados, ni por los autores originales ni por las autoridades sanitarias globales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desentrañaré los errores fundamentales en ese protocolo, que comprometen su fiabilidad, validez y efectividad.


Los fallos científicos detectados fueron:

1. Diseño de primers con posibles incompatibilidades

Uno de los problemas más significativos radica en el diseño de los primers para las secuencias génicas del virus, específicamente los primers N1 y N2, que fueron los encargados de detectar el gen N de SARS-CoV-2. Estos primers mostraron discrepancias nucleotídicas en las secuencias virales circulantes, lo que significa que podrían no unirse correctamente a ciertas variantes del virus, especialmente a las mutaciones emergentes. Esto implica que, en teoría, el protocolo PCR podría fallar al detectar variantes nuevas del virus, resultando en falsos negativos. ¿Qué significa esto en términos prácticos? Que las personas infectadas por variantes del virus que no coincidieran completamente con las secuencias originales utilizadas en el diseño de los primers podrían no ser diagnosticadas correctamente. En el contexto de una pandemia, este fallo puede tener consecuencias fatales en términos de control de la propagación del virus.

2. Validación de especificidad insuficiente

El protocolo PCR original se validó principalmente con una evaluación cruzada limitada a 20 patógenos respiratorios comunes y un análisis bioinformático (in silico) con la herramienta BLAST, que permite comparar secuencias genéticas. Sin embargo, no se evaluaron otros coronavirus, como los de animales, estrechamente relacionados con sars-cov-2. Este es un fallo crucial porque no se probó si el protocolo podría reaccionar de forma cruzada con otros virus cercanamente relacionados, lo que incrementa el riesgo de falsos positivos. Además, no se incluyeron muestras clínicas de diversas poblaciones, lo que compromete aún más la validez del protocolo en escenarios del mundo real.

3. Uso de ARN sintético en lugar de muestras clínicas reales

Otro error fundamental en el estudio fue la utilización de ARN sintético para determinar el límite de detección de la PCR (3 copias/μL). En lugar de utilizar muestras clínicas reales de pacientes, los investigadores emplearon ARN sintético que no contiene los inhibidores comunes presentes en las muestras humanas reales. Esto resulta en una subestimación de la capacidad de la PCR para detectar el virus en condiciones del mundo real, ya que las muestras de los pacientes pueden contener sustancias que interfieren con la amplificación del ADN en la PCR, reduciendo su sensibilidad.

4. Control interno con gen RP humano

El control interno de la PCR utiliza el gen RNasa P (RP) como marcador para asegurar que la muestra esté adecuada para la amplificación. Sin embargo, el gen RP presenta polimorfismos en la población humana, lo que puede dar lugar a falsos negativos si no se amplifica correctamente en algunas personas. Este fallo aumenta el riesgo de que las muestras clínicas no sean procesadas correctamente, lo que podría derivar en diagnósticos erróneos.

5. Errores técnicos en las secuencias publicadas

Una de las características más problemáticas del protocolo de Corman y Drosten fue la publicación de secuencias con errores técnicos, los cuales fueron corregidos posteriormente en versiones enmendadas del estudio. Estos errores afectaron las secuencias de primers y sondas, fundamentales para la detección precisa del virus. Si los primers y sondas iniciales no fueron correctos, eso significa que los laboratorios de todo el mundo utilizaron inicialmente protocolos defectuosos, lo que afectó la fiabilidad y la consistencia de los resultados.

6. Sensibilidad diferencial entre blancos genéticos

El protocolo original de PCR mostró una sensibilidad diferencial entre los diferentes genes virales, siendo el gen RdRp, utilizado en la PCR, 10 veces menos sensible en comparación con los genes E y N. Esto limita la utilidad diagnóstica del gen RdRp, ya que en algunas condiciones o con ciertas variantes, la PCR puede no ser efectiva en la detección del virus.

7. Falta de estandarización en muestras clínicas

Otro fallo crítico fue la falta de estandarización en el tipo de muestras clínicas utilizadas. No se evaluó el impacto que diferentes tipos de muestras, como los hisopados nasofaríngeos frente a las muestras de saliva, podrían tener sobre la eficiencia de la amplificación del ADN en la PCR. La elección del tipo de muestra es crucial para garantizar que los resultados sean consistentes y representativos de la infección real en el paciente.

8. Potencial reactividad cruzada con sars-cov

Un problema adicional surgió con los primers diseñados para el gen E, que mostraron homología con otros coronavirus de murciélagos relacionados, como el SARS-CoV. Esto podría generar falsos positivos en áreas donde estos coronavirus circulan, lo que implica que personas infectadas por estos virus podrían recibir un diagnóstico erróneo de infección por sars-cov-2.

9. Limitaciones en la evaluación de reproducibilidad

Un aspecto esencial en la ciencia es la capacidad de reproducir los resultados bajo diferentes condiciones. El estudio original de Corman y Drosten no incluyó pruebas de reproducibilidad interlaboratorio, lo que significa que no se evaluó si otros laboratorios, utilizando diferentes equipos y operadores, podrían obtener los mismos resultados. Esta falta de validación externa pone en duda la robustez y fiabilidad de los resultados obtenidos en el estudio original.

10. Subestimación de la diversidad genética viral

Finalmente, el estudio original de Corman y Drosten se basó en las secuencias disponibles hasta febrero de 2020, lo que no tuvo en cuenta la evolución del virus después de ese punto. El virus, como cualquier organismo biológico, está sujeto a mutación y deriva genética. Al no contemplar la variabilidad genética posterior, el diseño del protocolo PCR podría no haber sido adecuado para detectar variantes virales posteriores, lo que reduce su eficacia conforme el virus evoluciona.

El análisis independiente de septiembre de 2020 (Borger et al.) arrojó luz sobre los fallos críticos del protocolo PCR de Corman y Drosten, errores que no fueron inicialmente reconocidos ni corregidos por las autoridades sanitarias internacionales. La dependencia global de un protocolo con tales deficiencias es una advertencia sobre los peligros de aceptar sin cuestionamiento los métodos "oficiales". Las instituciones, como la OMS, deben ser más transparentes y abiertas al escrutinio científico, especialmente cuando sus directrices afectan decisiones de salud pública a nivel mundial. En un mundo donde la ciencia avanza rápidamente, es esencial que los protocolos diagnósticos sean rigurosos

"Se inventó la figura del 'enfermo asintomático', que es un oxímoron."


El Dr. Martínez cerró su intervención en el Parlamento Vasco afirmando que todas estas decisiones respondieron a criterios políticos, no médicos ni científicos, y que las consecuencias están a la vista.

“Decisiones absolutamente políticas, sin criterio médico ni científico, con efectos negativos evitables."

Dra. Natalia Prego Cancelo
(https://nataliaprego.substack.com/)

2 comentarios:

  1. El inventor del test PCR, el premio Nobel Kary Mullís, además del decir que no servía para diagnosticar enfermedades, “se murió “convenientemente en agosto de 2019. Los getas Drosten y Cía lo entronizaron como “prueba” de detección con la colaboración de las autoridades sanitarias nacionales y mundiales. El dinero recibido por cada caso positivo- aparece en el BOE- hizo el resto. Un negocio y un montaje muy bien urdido, apoyado en la coacción, la represión y el miedo. Desgraciadamente, parece que no será el último.

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  2. Buen trabajo Poseso.

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