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viernes, 30 de mayo de 2025
EL GRAN FRACASO DE LA O.M.S. (2ª PARTE)
¿Qué es la Iniciativa One Health y por qué debería preocuparnos?
La Iniciativa One Health sigue presente en el Acuerdo de 2025, expresada de manera explícita en el artículo 5, dedicado enteramente a esta cuestión. Según la definición de los CDC, el enfoque One Health es un enfoque colaborativo, multisectorial y transdisciplinario, que trabaja a nivel local, regional, nacional y global, con el objetivo de lograr resultados de salud óptimos reconociendo la interconexión entre las personas, los animales, las plantas y su entorno compartido. La prioridad del enfoque One Health son las enfermedades de origen zoonótico. One Health reconoce la conexión entre la salud humana, animal y ambiental.
La iniciativa One Health proviene del término acuñado en la década de los 60 por el veterinario Calvin Schwabe de “una medicina” que preconizaba un enfoque unificado contra las zoonosis que englobase tanto la medicina humana como la veterinaria. Durante años, con el apoyo del entramado de fundaciones de Rockefeller se fue amasando el término hasta que el 29 de septiembre de 2004, la Wildlife Conservation Society, vinculada a los Rockefeller, reunió a un grupo de expertos en salud humana y animal para un simposio en la Universidad Rockefeller de la ciudad de Nueva York. Los asistentes a este simposio, titulado “Construyendo puentes interdisciplinarios hacia la salud en un 'mundo globalizado'”, discutieron el movimiento de enfermedades entre los humanos, los animales domésticos y la vida silvestre. El simposio desarrolló 12 prioridades para combatir las amenazas a la salud humana y animal. Estas prioridades, conocidas como los “Principios de Manhattan”, pidieron un enfoque internacional e interdisciplinario para prevenir enfermedades y formaron la base del concepto “Una Salud, Un Mundo”.
La iniciativa One Health está ampliamente desarrollada en cerca de 500 centros universitarios e instituciones de Salud Pública lo largo y ancho del globo y son la base académica de este modelo de recolección de patógenos para su estudio, el llamado Sistema de Acceso a Patógenos y Participación en los Beneficios (PABS), desarrollado en los artículos 12 y 13 del Acuerdo. A priori, el lector podría inferir que no existe peligro en este planteamiento epistémico. ¿Qué tiene de malo recolectar patógenos con potencial pandémico para su estudio? La cuestión que debe preocuparnos es qué se hace con estos patógenos y para qué. Son ya demasiados los indicios y evidencias que señalan a que los llamados proyectos de ganancia de función —dependientes por completo del PABS— son el origen de varias pandemias, incluyendo la del COVID, o de brotes de enfermedades, por lo que acabar con este perverso sistema se antoja insoslayable.
¿Qué son los proyectos de ganancia de función?
Los proyectos de ganancia de función consisten en dotar a patógenos comunes (p.e. virus de la gripe), de mayor patogenicidad o conseguir que resulten más infecciosos mediante ingeniería genética, con el objeto de crear eso que se llama en la jerga científico-militar “contramedidas médicas”, o dicho de otro modo, vacunas para la enfermedad derivada de la infección por estos patógenos. Según sus detractores (entre los que me encuentro) el concepto de ganancia de función no es más que un sofisticado eufemismo mediante el cual poder evadir la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas (CATB). Para sus valedores sin embargo, supone una herramienta de incalculable valor con la que poder anticiparse a futuras pandemias y desarrollar fármacos adecuados de manera ágil. Sea como fuere, un enconado debate en el seno de la comunidad científica de Estados Unidos y del resto del mundo occidental al hilo del desarrollo de este tipo de experimentos derivó en el decreto de una moratoria de financiación por parte de la Administración Obama allá por 2014, precisamente por tratarse de proyectos de alto riesgo, con potencial de crear problemas de salud pública graves en caso de fuga de laboratorio o incluso, en el peor de los escenarios, derivar en una amenaza bacteriológica en un eventual enfrentamiento geopolítico con alguna potencia rival.
En 2017, la Administración Trump derogó la moratoria de Obama, y este modelo de recolección de patógenos para “hacerlos ganar función” vivió su máximo apogeo. Como relato en los artículos anteriormente citados, el desarrollo de este tipo de proyectos creció paralelamente al desarrollo de patentes biomédicas, fundamentalmente de la empresa Moderna, estrechamente vinculada tanto a los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH) como al Departamento de Estudios Avanzados del Pentágono (DARPA). De esta tórrida relación provienen con toda seguridad tanto el SARS-CoV2, como los productos ARNm que se inocularon masivamente manu militari a toda la población occidental. Ello se desprende de la filtración del famoso proyecto Defuse, una propuesta de subvención para el desarrollo de un patógeno quimera parecido al SARS, cuyas coincidencias genómicas con el SARS-COV2 son más que evidentes, que sirviese de vacuna autopropagable para ser aerosolizada en las cuevas de los murciélagos cabeza de herradura de las cuevas de la provincia de Yunnan en China, y así pretendidamente evitar una pandemia de un virus que nunca habría existido de manera natural de otro modo. A efectos de síntesis, remito al lector interesado en profundizar en estas cuestiones a la serie de artículos anteriormente citados. También pueden leer las consideraciones de la Cámara de Representantes de EEUU en este informe, en el que se detallan todas estas cuestiones, así como todo la trama de encubrimiento por parte de miembros de los NIH como Anthony Fauci y Francis Collins, así como personas de máxima relevancia en la OMS, como Christian Drosten, Jeremy Farrar, Marion Koopmans, Ron Fouchier o el propio Director General, Tedros Adhanom.
¿Qué fue PREDICT?
PREDICT fue un proyecto del programa Amenazas Pandémicas Emergentes (EPT) de USAID que podemos entender como el precursor del sistema PABS del Acuerdo de Pandemias actual. PREDICT se inició en 2009 y que se cerró en 2020 para fortalecer la capacidad global para la detección de virus con potencial pandémico que puedan saltar entre animales y personas. PREDICT está significativamente involucrado en la vigilancia global y las capacidades de diagnóstico de laboratorio para virus conocidos y recientemente descubiertos dentro de varios grupos de virus importantes, como los filovirus (incluidos los ébola virus), los virus de la influenza, los paramixovirus y los coronavirus.
Las actividades de PREDICT apoyaron la preparación para las amenazas pandémicas emergentes y la Agenda de Seguridad Sanitaria Mundial, principalmente en África y Asia. Una década después, más de 30 países de todo el mundo cuentan con sistemas más sólidos para detectar, identificar, prevenir y responder de forma segura a las amenazas virales. PREDICT inició One Health Surveillance, un enfoque colaborativo transdisciplinario para comprender el riesgo de enfermedades infecciosas en la interfaz animal-humano. El 1 de abril de 2020, PREDICT recibió una extensión de 6 meses para ayudar con los esfuerzos de respuesta al COVID-19, siendo finalmente cerrado a finales de ese mismo año.
PREDICT estableció las protocolos de vigilancia y bioseguridad de One Health, para identificar virus con potencial de transmitirse de los animales a las personas y ayudar a preparar al mundo para una detección más rápida en futuras epidemias y pandemias. PREDICT estaba dirigido por UC Davis One Health Institute y sus socios principales incluyeron USAID, la OMS, FAO, EcoHealth Alliance, Metabiota, Wildlife Conservation Society, el Instituto Smithsonian y Labyrinth Global Health. Sabemos que todos los socios del Programa PREDICT, EcoHealth Alliance, Metabiota y Labyrinth estaban involucrados en proyectos de Ganancia de Función (GOF).
- EcoHealth Alliance: remito al lector de nuevo a mis artículos y a toda la evidencia sobre la relación de EcoHealth, y singularmente de Peter Daszak, con los experimentos de Ganancia de Función (GOF, por sus siglas en inglés) en el Instituto de Virología de Wuhan, en cooperación con científicos chinos y estadounidenses, todo ello pagado con dinero de los contribuyentes. También se acusa a EcoHealth de obstruir la investigación sobre el origen del SARS-CoV2 y de organizar la campaña de encubrimiento. Es bastante probable que varios de sus actores principales acaben enfrentando cargos penales por todo ello en Estados Unidos, pese al indulto preventivo concedido por Biden al director del NIAID (Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergias) Anthony Fauci.
- Metabiota: la empresa Rosemont Seneca Technology Partners de Hunter Biden tenía una participación del 13,4% en la empresa en 2014. Esta inversión y el trabajo de Metabiota con Black & Veatch en laboratorios de Ucrania llevaron a que la empresa fuera señalada en las acusaciones de fabricar armas biológicas de Rusia durante su invasión de Ucrania en 2022. Los fact-checkers del Poynter Institute lo negaron como es natural, y sin embargo yo mismo pude encontrar los pagos que demostraban dicha actividad, que estaban registrados en el link que comparto a continuación de la página oficial de pagos del gobierno de los EEUU. Al margen de todos los demás pagos contenidos en ese subcontrato, consta un registro de un pago de 369.511 dólares ciertamente llamativo, a través de Black & Veatch con nª de registro 19-6192, a cargo de Labyrinth Global Health con el concepto del pago “SME MANUSCRIPT DOCUMENTATION AND COVID 19 RESEARCH” el 12 de noviembre de 2019. Raro, teniendo en cuenta que todavía no se había notificado el primer caso de SARS-CoV2 en el mundo. Proféticas inversiones, sin duda.
¿Qué es el sistema PABS y por qué es tan preocupante?
El Sistema de Acceso a Patógenos y Participación en los Beneficios (PABS) es, como ya he dicho un componente clave y ciertamente preocupante del Acuerdo de 2025, y lo podemos entender como la continuación de esta industria de los proyectos de ganancia de función. Este sistema promueve un acceso pretendidamente equitativo a patógenos y sus secuencias genéticas para acelerar la investigación y desarrollo de vacunas, terapias y diagnósticos. A cambio, los fabricantes farmacéuticos participantes deben reservar el 20% de su producción en tiempo real (10% donado y 10% a precio accesible) para la OMS, que distribuye estos productos según riesgos y necesidades de salud pública, priorizando países en desarrollo. El PABS también dice buscar una sistema garantista de beneficios equitativos, como el acceso a tecnologías sanitarias. Los pormenores de este sistema quedan a la espera de mayor detalle que se desarrollará en un anexo que se debería comenzar a negociar en 2026.
El Acuerdo de 2024 establecía el Sistema de Acceso y Distribución de Beneficios (PABS), con fabricantes contribuyendo el 10% de productos pandémicos gratis y otro 10% a precios no comerciales durante emergencias. El Acuerdo de 2025: Mantiene el mismo esquema (20% total, 10% donado, 10% a precios asequibles), pero el lenguaje sobre transferencia tecnológica parece menos vinculante, con énfasis en "términos mutuamente acordados”.
Otro asunto que debemos celebrar con respecto de los PABS es la desaparición del artículo 15 del Borrador de 2024 ausente en 2025. Este artículo, dedicado a la gestión de la responsabilidad y la compensación por daños derivados del uso de productos sanitarios, incluía estrategias para manejar la responsabilidad legal y mecanismos de compensación sin culpa, lo que suponía exonerar a los fabricantes de productos farmacéuticos ante posibles litigios por compensación de daños. Según los valedores de la medida, su eliminación en el acuerdo final podría desincentivar la participación de fabricantes y países, especialmente en contextos de litigio lo que, según sus valedores, podría representar una pérdida significativa para la cooperación internacional, ya que las farmacéuticas no encontrarían incentivo.
¿Por qué la OMS debería ser desmantelada con urgencia?
En primer lugar, hay que señalar el carácter fundamentalmente privado de la OMS. Si bien es cierto que recibe contribuciones de los Estados miembros, esto es sólo una pequeña proporción del presupuesto. La OMS también recibe contribuciones voluntarias de asociaciones públicas y privadas. De ellas, un porcentaje nada desdeñable proviene de la propia industria farmaceutica, o de fundaciones asociadas como el Wellcome Trust que dirigía Jeremy Farrar, pieza clave en la trama de encubrimiento del origen sintético del SARS-CoV2. Jeremy Farrar desempeña hoy su cargo como Jefe Científico de la OMS, sin que haya tenido que enfrentar responsabilidades penales por su oscura labor durante la pandemia. Entre los cargos de relevancia de la OMS se encuentran otros conocidos del ámbito de la ganancia de función, como Ron Fouchier, cuyos experimentos de ganancia de función sobre el virus H5N1, amenazan con sentar las bases de un nuevo terror pandémico, esta vez a costa de la gripe aviar.
La OMS ha ido sufriendo con el paso de los años un cambio drástico en su modelo de financiación. En la década de los 80, más del 80% de los fondos de la OMS provenían de los Estados Miembros, dotando a la Asamblea General de mayor margen de decisión, mientras que hoy, el 88% de su financiación proviene de intereses privados como la Fundación Bill y Melinda Gates o la Alianza GAVI, también dirigida por Bill Gates. El cambio de modelo no es baladí, ya que los donantes privados pueden decidir en qué se gasta el dinero, lo que convierte a la OMS en un mero intermediario, en lugar del organismo regulador que la inmensa mayoría del público piensa que es. De este modo, podemos ver como los intereses privados de estas fundaciones se ven recompensados a través de la OMS. Fíjense por ejemplo en esta sorprendente noticia. Bill Gates tenía 3 millones de acciones de BioNTech, que vieron como su valor en bolsa se multiplicaba casi por 10 durante la pandemia. Se ve que tuvo ojo Bill Gates, ya que BioNtech era, hasta ese momento, una empresa deficitaria que vivía de subvenciones. O quizás no fue ojo, sino influencia, como se puede leer en esta otra noticia. Del mismo modo, la empresa Moderna vinculada al Pentágono y a los NIH de Fauci, jamás había registrado beneficios. Grandes beneficios y un complicado entramado de evasión fiscal que garantizan un negocio suculento. Bill Gates y su red de fundaciones está siguiendo los pasos del mayor donante histórico y principal impulsor de la organización, la Fundación Rockefeller.
Cabría preguntarse si la OMS debiera ser el facilitador de semejante negocio a costa del terror global. El papel de Gates además es bivalente, ya que su Alianza GAVI se dedica a recaudar fondos públicos cuyo destino puede ser decidido por la propia GAVI, ajeno a la decisión de los Estados Miembros de la OMS y por tanto, de la voluntad popular. manera muy significativa, la cifra que España donó a la OMS es muy inferior a la que donó a GAVI en 2024. Recordemos que la donación a GAVI es una donación incondicional, sin que España pueda decidir de ningún modo en qué clase de proyectos se gasta el dinero. Como he podido demostrar, la naturaleza de la OMS es en esencia, privada, y se desarrolla sobre un conflicto de interés de magnitudes bíblicas, por lo que, al margen de lo que cada cual pueda pensar sobre el contenido de los Acuerdos, deslegitima radicalmente a la OMS como esa suerte de ministerio de salud global en que pretende erigirse. A continuación, desgrano con más precisión los datos de financiación de la OMS al momento del inicio de las negociaciones del Acuerdo de Pandemias.
- DATOS 2020/21: Las contribuciones voluntarias tanto de los Estados miembros como de las asociaciones públicas y privadas representan el 86% de los ingresos totales de la OMS. El mayor donante privado es la Fundación Bill y Melinda Gates (592 millones de dólares), seguida por GAVI, dirigida por Gates (413 millones de dólares). Entre Bill Gates y GAVI tenían algo más del 16% del total de las aportaciones. La Open Society Foundation aportó este año 265 millones. Todos los fondos aportados por estas organizaciones son destinados a proyectos condicionados sobre los que tienen poder de decisión. El modelo actual tiende a que sean los contribuyentes privados los que condicionen en qué se gasta el dinero.
- DATOS 2022/23: Entre Bill Gates y GAVI aportan algo más del 20% del total de las aportaciones, todo destinado a proyectos condicionados. La Fundación Gates aporta en este año 829 millones de dólares. La Alianza GAVI aporta el 7,39%, en torno a 480 millones. La Open Society Foundation aporta unos 171 millones de dólares. Las contribuciones voluntarias y por tanto condicionadas a proyectos concretos se sitúan en el 88%.
Fuente: https://www.who.int/about/funding/contributors
Estos datos ilustran de manera elocuente la verdadera naturaleza de la OMS, cuyo modelo se desarrolla sobre un colosal conflicto de intereses, perdiendo de manera definitiva su carácter público en beneficio de la industria biomédica global.
Conclusión
Si bien es cierto que el adelgazamiento progresivo de las ambiciones totalitarias del texto original han quedado notablemente depauperadas, lo contenido en el texto resultante, en combinación con el Reglamento Sanitario Internacional aprobado en junio de 2024, resulta verdaderamente inquietante por varios motivos. En primer lugar, toda la industria de la ganancia de función, que desarrollaba su actividad de manera discreta o incluso ignota para el gran público hasta 2019, ve cómo sus actividades son respaldadas en un texto legislativo. De este modo, los Estados otorgan carta de naturaleza a estas prácticas, mientras que en EEUU, máximo exponente histórico de esta industria fronteriza entre el desarrollo de armas biológicas y la ciencia médica, se impulsan leyes para limitar o incluso prohibir este tipo de proyectos a los que la inmensa mayoría de los investigadores independientes señalan como responsables de la pandemia. Dificilmente se podrá luchar contra la próxima pandemia dotando de recursos económicos a las empresas que se dedican a fabricarlas. Resultaría tan absurdo como pretender apagar un fuego usando gasolina, a menos que, claro está, no se pretenda prevenir pandemias sino crearlas. En ese sentido, el término “preparación para pandemias” resulta muy adecuado por ser ambivalente.
También resultan preocupantes los intentos de esta organización por establecer mecanismos injerencistas en textos legislativos nacionales, así como su preocupante interés por controlar los flujos de información, habida cuenta del oscuro papel que varios de sus principales actores jugaron en el encubrimiento del sistema PREDICT. Si por la OMS fuese, la inmensa mayoría de las víctimas de la pandemia seguirían creyendo que la pandemia se desató por una sopa de pangolín, en lugar del más que plausible origen sintético en el Instituto de Virología de Wuhan y en varios laboratorios de tipo militar como Fort Detrick o el de Ralph Baric en la Universidad de North Carolina Chapel Hill. Tampoco hubiésemos sido capaces de desentrañar el encubrimiento de los efectos adversos derivados de la inoculación masiva con productos ARNm, una tecnología que no había podido producir ni un sólo medicamento exitoso hasta la fecha, y que de momento sigue presentando un preocupante balance riesgo/beneficio, pese a los denodados esfuerzos propagandísticos de sus promotores. Pese a ello, este tipo de tecnología fraudulenta sigue siendo la principal apuesta del complejo industrial biomédico global, y singularmente de la OMS.
Por último, la continuidad de la OMS como gestor de la cooperación sanitaria mundial está en serio entredicho. Todas las cuestiones que he desgranado en este artículo se han convertido en piezas fundamentales del debate público en EEUU, resultando definitorias para la elección de Donald Trump, que ha asumido como propios los postulados de Robert Fitzgerald Kennedy Jr. a quien ha nombrado responsable de la cartera de Salud Pública en EEUU. Sin el apoyo del principal estado miembro hasta la fecha, y con la abstención de actores principales en el tablero geopolítico como Rusia, Irán, Italia o Israel, el texto del acuerdo queda huérfano de apoyo, a excepción de China, cuyas intenciones apoyando este texto son meramente estratégicas. ¿Verían ustedes al gobierno chino aprobando la creación de una Autoridad Nacional incrustada en su gobierno que vele por el buen despliegue de las enmiendas del RSI como reza el texto? Yo tampoco. Así las cosas, es tiempo de celebrar el fracaso de la OMS, aunque no conviene lanzar las campanas al vuelo. El complejo industrial de las pandemias no se ha creado para desmontarse de un día para el otro, y de nuestra capacidad crítica dependerá su fracaso total.
Carlos Sánchez
(Visto en https://brownstoneesp.substack.com/)
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Con la Onésimo Health de los c…es puede haber pandemias mucho más creativas, en las que además de murciélagos y pangolines, participen gatitos, perros, moscas y hasta la abeja Maya.
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