LA MENTIRA DE LA DEMOCRACIA

Nos hicieron creer que la democracia era libertad, pero con el tiempo entendimos que era solo la ilusión del control.

Un sistema diseñado para que el pueblo crea elegir, mientras las verdaderas decisiones se toman en despachos invisibles.

Las masas votan; las élites deciden.

Se nos da voz, pero no poder.

Se nos permite protestar, siempre que nada cambie.

La democracia moderna se convirtió en un teatro perfectamente coreografiado, donde los actores cambian, pero el guion siempre favorece al mismo autor.

Y lo más inquietante: el público aplaude creyendo ser parte de la obra.

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